«Mas Jehová está en su santo templo; calle delante de Él toda la tierra» (Habacuc 2:20).
Dios está en el trono, en el cielo, en Su Santo Templo. Desde allá reina sobre el cielo y la tierra. La tierra debe callar delante de Él.
Hay advertencias y “Ayes” contra los injustos (Hab 2:5-19). Dios tiene Su trono en el cielo, y la tierra es el estrado de sus pies (Is 66:1-2). En el cielo gobierna, dirige, manda, decreta, los ángeles le obedecen. En la tierra, sus reyes y moradores deben obedecerle, pues dió mandatos que deben acatarse. Él está en su santo templo haciendo Su voluntad, extendiendo Su Reino. Oramos al Padre para que se haga Su voluntad en el cielo y en la tierra (Mt 6:10; 13). Todo gobierno y autoridad en el cielo y la tierra le ha sido entregado a Cristo (Mt 28:18). El Señor Reina, el cielo anuncia su justicia, la tierra se estremece, avergüéncese impío, alégrese y alábelo su pueblo (Sal 97).
Toda la creación fue hecha para dar gloria a Dios y obedecerlo (Rom 11:36), incluyendo el ser humano. Pero éste no ha cumplido este propósito. De todos modos, todo fue creado para darle la gloria a Dios, aún el impío para el día del juicio (Prv 16:4). Ay del que bebe vino, el traicionero, soberbio, explotador, ladrón, codicioso, asesino, inicuo, fornicario o idólatra, y todo el que no se haya entregado a Cristo. Ay de ellos porque Jehová está en su santo templo, y lo juzgará (Hab 2:5-20). ¿Es usted de estos?.
El mundo contiende contra Dios, aborrece a un Dios soberano sobre el cielo, la tierra, y en especial, sobre sus vidas. Pero Él está en su santo templo gobernando; por tanto, el mundo debe callar delante de Él. El mundo contiende contra el Creador. Quieren negar la existencia de Dios, ante el cual deben dar cuentas (Sal 14:1-3). La realidad es que sus corazones depravados, lo que buscan es eliminar al testigo de sus pecados, al escudriñador de sus corazones, y al Juez de sus acciones. El mundo contiende contra Su salvación. Desechan la salvación que viene del cielo, la luz que lo saca de las tinieblas (Is 45:8-9). Rechazan el único medio de Salvación que Dios ha provisto, Cristo. Construyen sus propias torres de Babel para llegar al cielo. Contienden contra el ungido de Dios, no quieren su yugo, prefieren morir (Sal 2:1-3).
El mundo contiende contra Su soberanía. Aborrecen saber que el hombre no es el soberano, el Soberano es el Señor (Rom 9:13-24). Odian saber que no existe ningún mérito humano, ninguna obra de justicia, odian saber que el hombre no escoge a Dios, Dios lo escoge primero. Aborrecen saber que el hombre depende absolutamente de Dios para salvación, pues la salvación es de Jehová (Sal 37:39), y depende solo de Dios, que tiene misericordia (Rom 9:16). El hombre orgulloso y con justicia propia contiende contra esta verdad; porque el evangelio de la Gracia soberana de Dios, humilla el orgullo del hombre y exalta la Gracia de Dios.
El mundo debe callar, sus juicios serán desatados (Ap 8:1-5). El mundo que lo rechazó y negó callará ante el Señor del cielo y la tierra en Aquel día. Solo hablará para reconocerlo como el Señor del cielo y la tierra, toda lengua confesará que Cristo es el Señor (Fil 2:6-11). ¿Es usted de aquellos que contiende contra el Señor, Su Deidad, Su Salvación, Su soberanía? Él sigue en el trono. Le crea o no, le obedezca o no, lo ame o no, lo siga o no. Él sigue siendo Rey, Señor, Soberano, Juez, y un día tendrá que reconocerlo. Él seguirá en Su Santo templo. ¡Calle delante de Él toda la tierra!
Él no solo tiene el cielo como Su santo templo, también Su iglesia lo es. Debemos callar delante de Él. El Señor reina sobre la iglesia, es Su cabeza y Señor. Su Santo templo descenderá del cielo (Ap 21:2-3). Somos la casa espiritual de Dios (2 Ped 2:5). El anticristo ha querido por siglos usurpar su trono (2 Tes 2:3-4). Pero Cristo sigue siendo Rey y Señor, es la Verdadera Cabeza, el Gran Sumo Sacerdote, el Esposo amado y esperado por Su iglesia. Él reina sobre ella, sobre su templo. El corazón del creyente también es Su santo templo. El Señor gobierna nuestros corazones. Dios mora en nosotros, debemos cuidar Su templo (1 Cor 3:16-17). Nuestro cuerpo es templo de Dios, debemos glorificarlo (1 Cor 6:17-20). No podemos tener ningún acuerdo con los ídolos (2 Cor 6:16).
Los judíos eran duros de cerviz y rechazaron a Cristo (Hch 7:44-54). ¿Somos como ellos? ¿Hemos escuchado el evangelio y no queremos arrepentirnos y entregarnos a Cristo? ¿Hay orgullo, justicia propia, buenas obras para mostrar? ¿Nunca vimos nuestra depravación, podredumbre, bajeza, enfermedad, muerte? ¿Nunca vimos nuestra impotencia para salvarnos por nuestros propios medios? ¿Hemos visto ya al Redentor, Su grandeza, Gloria, hermosura y la necesidad de Él? Si no es así, usted hoy está condenado. ¿Contendemos contra los mandatos Divinos? ¿Cree que es más sabio y bondadoso que Dios? Cuidado, usted tiene un “dios” creado a su propia imagen, aún no conoce al Dios de la Biblia, debe conocerlo (Jn 17:1-3). ¿Obedecemos de la Palabra lo más fácil a nuestra carne; no lo que nos implica negarnos y morir? Cuidado, eso es rebeldía, hipocresía y falso cristianismo. ¿Contendemos contra Dios en las pruebas y tribulaciones? Cuidado, eso es murmurar contra Dios. Así hicieron los israelitas, y quedaron postrados en el desierto.
¿Será que somos de Cristo si vivimos así? ¿Desecharemos al que tiene su trono en el cielo, y la tierra como estrado de sus pies? Él está en su Santo templo, y nosotros en la tierra para servirlo y obedecerlo. Guardemos silencio, esperemos en Él (Sal 37:7-9). No somos nadie para cuestionar al Señor (Job 38:2-3). No es sabio contender con Él (Job 40:2). Debemos callar como hizo Job (Job 40:4-5). Nada somos ante Él, escuchémoslo humildemente, callemos delante de Él (Job 40:7-9). Abramos nuestra boca, pero para arrepentirnos y reconocer que los equivocados somos nosotros, humillémonos (Job 42:2-6). Iglesia, Cristo venció la muerte, el velo se rasgó, traspasó los cielos, fue tentado en todo, pero sin pecado, y se compadece de su pueblo. Solo aquellos que se han convertido de sus malos caminos pueden acercarse confiadamente a Su trono (Heb 4:16).
Él, desde Su Santo Templo nos examina, nadie puede escaparse de Él. Unos serán bendecidos eternamente, otros malditos eternamente. ¿De cuál será usted? (Sal 11:4-6). De todos modos tendrá que callar delante de Él. “Jehová está en su santo templo; calle delante de él toda la tierra”.
X SU GRACIA: Comunidad Cristiana.
Escucha el sermón del domingo (15 de Diciembre de 2019): «¡CALLE DELANTE DE ÉL TODA LA TIERRA!».
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