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¡CEÑIDOS VUESTROS LOMOS CON LA VERDAD!



«Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad…» (Efesios 6:14a).

 

“Antes de disponerse a entablar batalla con un enemigo tan temible como el diablo y sus huestes (debemos estar dispuestos a hacerlo)… Por eso Pablo dice: “Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad”. El ceñidor, cinturón, o cinto, hablando de batalla física, se apretaba o abrochaba alrededor de la corta túnica del soldado. Así quedaban acondicionados para la libre acción. La coraza y la espada (esta última mientras no se usaba), quedaban aseguradas a la cintura. El cinturón era de suma importancia. Era algo básico. Así también en el conflicto espiritual, la verdad, la cual Pablo ha venido enfatizando continuamente y oponiéndola al engaño que caracteriza al hombre mundano, es la cualidad básica que necesita el guerrero espiritual (Algunos entienden verdad como sinceridad de mente y corazón, remoción de todo engaño e hipocresía)” (Hendriksen & Kistemaker).

 

1. CEÑIDOS LOS LOMOS.

 

Los lomos son la parte del cuerpo que se encuentra en la parte baja de la espalda, justo encima de los glúteos. En la Biblia, los lomos se mencionan como símbolo de fuerza y ​​poder. En el Antiguo Testamento, se mencionan como una parte del cuerpo que se ciñe con un cinturón para la batalla. En el Nuevo Testamento, se mencionan como una parte del cuerpo que se ciñe para la acción y la preparación (batalla espiritual). También la Biblia menciona los Ijares en los animales que se sacrificaban; comprenden la parte lateral y posterior del abdomen, extendiéndose hasta la cadera y la zona lumbar; se asocian con fuerza y poder físico (Lv 3:3-4, 10, 15). Se mencionan también cuando Elifaz reprende a Job (Job 15:27-28).

 

Los lomos, normalmente, se ceñían con cinturones de cuero, como lo hacía Elías (2 Ry 1:7-8). Juan el Bautista tenía un cinto de cuero ceñido alrededor de sus lomos (Mt 3:4). En el cinto se llevaba la espada (2 S 20:8). Con una señal de un cinturón podrido, Dios mostró lo que le pasaría a Judá y Jerusalén por su soberbia (Jer 13:1-2, 7-10). Ceñir los lomos era señal de disposición a toda buena obra; por eso debían comer la Pascua con sus prendas (largas, obstáculo para caminar en el desierto), ceñidas a la cintura (Éx 12:11). Por eso el varón de Dios dijo a su criado que ciñera sus lomos y pusiera su báculo sobre el hijo de la sunamita, para llevarlo a Eliseo y revivirlo (2 Ry 4:29). Era señal de fortaleza; la mujer virtuosa ceñía de fuerza sus lomos (Pr 31:17). Era señal de hombría, Job debía ceñir como varón sus lomos para oír a Dios (Job 38:3). Era señal de valentía, por eso se dice que Elías ciñó sus lomos para presentarse ante Acab (1 Ry 18:46).

 

Dios también predijo el dolor y angustia de Jerusalén describiendo hombres con las manos sobre sus lomos, como mujer de parto (Jer 30:6). Los lomos de David estaban llenos de ardor, mostrando su humillación (Sal 38:6-7). Las mujeres de Jerusalén debían ceñir sus lomos con cilicio en señal de arrepentimiento, por confiadas e indolentes (Is 32:9-11). Los sirios ciñeron sus lomos con cilicio, para pedir misericordia a Acab (1 Ry 20:32). Habría cilicio sobre los lomos de Moab, en señal de duelo por el juicio de Dios (Jer 48:37).

 

Lomos en hebreo designa también la parte del cuerpo donde están los órganos reproductivos; tiene que ver con la descendencia; y así describe a la familia de Jacob que vino con él a Egipto, “procedentes de sus lomos” (Gn 46:26). Por eso Dios dice de Jacob, que naciones y reyes saldrían de sus lomos (Gn 35:11). Lo mismo dice a David de su hijo Salomón, “tu hijo que saldrá de tus lomos (1 Ry 8:19). El libro de Hebreos muestra que el sacerdocio de Melquisedec (de Cristo), es superior al de Aarón, basado en que los hijos de Leví, estaban en los lomos de Abraham, cuando éste dio los diezmos a Melquisedec (He 7:7-10).

 

2. LA VERDAD.

 

“Es el Evangelio y sus diversas doctrinas. Tener los lomos ceñidos con ella, muestra que debe estar cerca de los santos, nunca apartarse de ellos; es un medio para mantenerlos cerca de Dios y Cristo, y fortalecerlos contra los ataques de Satanás; es de gran utilidad en el conflicto espiritual de los cristianos con sus enemigos; el cinturón es una parte fundamental de la armadura; y aquí se menciona en primer lugar” (John Gill).

 

LA PALABRA DE DIOS ES LA VERDAD (Jn 17:17). El Antiguo y Nuevo Testamento son la verdad, sus mandamientos, historias, milagros, profecías, la vida y obra de Cristo, su mensaje.

JESÚS ES LA VERDAD (Jn 14:6). El anunciado por los profetas, el Mesías esperado, que vino, nació de una virgen, vivió sin pecado, soportó la ira de Dios en la cruz, murió y resucitó de los muertos, para perdón del pecado. Dios con nosotros, el Verbo hecho carne, sin engaño en su boca, el hijo de Dios, el salvador del mundo, que volverá a juzgar a los vivos y a los muertos. Cristo vino a dar testimonio de la verdad, y los que son de la verdad, oyen su voz (Jn 18:37-38).

EL EVANGELIO DE CRISTO ES LA VERDAD (Ef 1:13). Nos muestra que Dios dio una Ley al hombre, y éste la viola, merece la muerte eterna, y su única esperanza, es arrepentirse y creer en Cristo, para el perdón de sus pecados, y los que son perdonados deben vivir para Cristo.

EL ESPÍRITU SANTO ES LLAMADO EL “ESPÍRITU DE VERDAD” (Jn 14:16-17). El Espíritu Santo guió y sigue guiando a su pueblo a la verdad (Jn 16:13). Guió a los profetas del Antiguo Testamento, habló por ellos, instruyó a los apóstoles a escribir el Nuevo Testamento, guió a la iglesia, y levantó maestros en la historia para sintetizar las grandes doctrinas de la fe cristiana.

LA IGLESIA ES COLUMNA Y BALUARTE DE LA VERDAD (1 Ti 3:15). Debe proclamar el mensaje de Cristo, su evangelio, declarar las Escrituras, enseñar al mundo, discipular las naciones, ser sal de la tierra, luz del mundo. La verdad es sello del ministro de Dios (2 Co 6:4-7). Debemos proclamar la verdad en la iglesia y en el mundo, su Ley, sus mandamientos, sus doctrinas, enseñar todo el consejo de Dios, predicar el evangelio, llamar al arrepentimiento, guiar a Cristo. El Señor ama, sobretodo, la verdad en lo íntimo, la sinceridad (Sal 51:6).

 

La verdad es fruto del Espíritu en el creyente (Ef 5:8-9). Cristo oró para que seamos santificados en la verdad (Jn 17:19).

 

LA MENTIRA.

Satanás no habla la verdad, miente todo el tiempo, por eso es llamado el “padre de la mentira” (Jn 8:44b). El mundo, gobernado por él, detiene con injusticia la verdad (Ro 1:18). Busca negar a Cristo, la Biblia; a través de la falsa ciencia, el ateísmo, las filosofías humanas, el humanismo, el secularismo, las falsas religiones, los medios masivos, la educación estatal, entre otros. Satanás engaña con sus ministros (2 Co 11:13-14). Estos niegan doctrinas esenciales de la fe cristiana, enseñan herejías, la mezcla con el mundo, antinomianismo, ecumenismo. Los incautos pueden ser engañados por las mentiras de la serpiente y sus ministros (2 Co 11:3-4). Al cristiano negligente para escudriñar las Escrituras, al simple que todo lo cree, al tibio que ama el mundo. Hay mujeres que nunca llegan al conocimiento de la verdad; son arrastradas por ellos (2 Ti 3:6-7). Éstas quieren solo conocimiento doctrinal, pero no quieren saber de santidad, pureza, sujeción bíblica, el rol de la mujer. Unos y otros terminan torciendo las Escrituras para su propia perdición (2 P 3:16).

 

Pero los ministros de Cristo (y su pueblo) no falsifican la Palabra, hablan la verdad, sinceramente, de parte de Dios y delante de Él (2 Co 2:17). Deben hablar fielmente, sin engaño, ni hipocresía, no usar las Escrituras para sacar provecho personal, torcerla, engañar, desviar; deben denunciar la mentira, hablar la verdad. Su pueblo desecha la mentira, y habla la verdad (Ef 4:25). Discierne la mentira, el engaño, las tinieblas. Es sincero con su prójimo de su estado espiritual (familia, amigos, hermanos). Los que no son de Dios, si no del Diablo, creen la mentira, no la verdad (Jn 8:45-47). Creen a Satanás y sus ministros. La verdad nos hará libres de todos estos engaños (Jn 8:31-32).

 

3. ¡FIRMES, CEÑIDOS LOS LOMOS CON LA VERDAD!

 

“La verdad (o sinceridad) es nuestro cinto. Fue profetizado de Cristo que la justicia sería el cinto de sus lomos y la fidelidad ceñidor de su cintura (Is 11:5). Aquello con lo que Cristo se ciñó, los cristianos deben ceñirse. Dios desea la verdad (sinceridad), en el interior. Ésta es la fuerza de nuestros lomos; y ciñe todas las demás piezas de nuestra armadura; por eso se menciona primero… las doctrinas de las verdades del evangelio deben adherirse a nosotros como el cinto a los lomos. Esto impedirá el libertinaje, como un cinturón restringe y sujeta el cuerpo. Este es el cinturón del soldado cristiano, si no lo lleva puesto, no será bendecido” (Matthew Henry).

 

Ceñirse los lomos significaba recoger los extremos de las vestiduras en una faja para facilitar la actividad física. La expresión llegó a utilizarse con referencia a prepararse para una intensa actividad mental o espiritual, y en algunas ocasiones, para comunicar la idea de fortalecer (estar firmes). Si no tenemos ceñido los lomos con la verdad, en Cristo, nos dejaremos llevar por la mentira, el engaño de Satanás. Seremos arrastrado por filosofías humanas, humanismo, secularismo, herejías, blasfemias, religiones falsas, falsos maestros, lo que dicen los medios masivos, la tv, internet, la publicidad, etc.

 

Estemos firmes, ceñidos nuestros lomos con la verdad. No nos dejemos engañar con vanas filosofías (Col 2:8). Estemos firmes, ceñidos nuestros lomos con la verdad. No nos dejemos engañar con palabras vanas (Ef 5:6-7). Estemos firmes contra las asechanzas del Diablo, ceñidos los lomos con la verdad, con la armadura de Dios (Ef 6:11). Estemos firmes, ceñidos nuestros lomos con la verdad de las Escrituras, cuando venga con sus engaños a tentarnos en debilidad (Mt 4:4). Estemos firmes, ceñidos nuestros lomos con la verdad, cuando intente incitarnos a pecar, no nos dejemos engañar (Mt 4:7). Estemos firmes, ceñidos nuestros lomos con la verdad, cuando venga a seducirnos con la vanagloria engañosa y pasajera del mundo, recordemos a quién servimos (Mt 4:10). Estemos firmes, ceñidos nuestros lomos siguiendo la verdad en amor, para no ser arrastrados por cualquier viento de doctrina (Ef 4:14-15). Estemos firmes, ceñidos nuestros lomos con la verdad, exhortándonos unos a otros para que ninguno se endurezca por el engaño del pecado (He 3:13). Los ministros debemos estar firmes, ceñidos los lomos con la verdad, hablando claramente la Palabra, de Cristo, sin ambigüedades, de lo contrario el pueblo no estará firme para la batalla (1 Co 14:8).

 

El medroso y pusilánime, con asuntos terrenales pendientes, mejor vaya, y vuélvase a su casa (Dt 20:5-8). Los cobardes no sirven para esta batalla espiritual (Jue 7:3). Debemos estar firmes y ceñir los lomos de nuestro entendimiento (1 P 1:13). La iglesia de Cristo será firme, no caerá definitivamente, tendrá ceñido el cinto de la verdad en sus lomos (Is 5:27). La iglesia de los últimos tiempos estará firme, ceñidos sus lomos con la verdad para recibir a Cristo (Lc 12:35-36). La boca mentirosa será cerrada (Sal 63:11). No vayamos contra la verdad (2 Co 13:8).

 

Iglesia ¡Ceñidos vuestros lomos con la verdad!: “Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad…”.


X SU GRACIA: Comunidad Cristiana.


Escucha el sermón del domingo 23 de Junio de 2024: ¡CEÑIDOS VUESTROS LOMOS CON LA VERDAD!



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