top of page
Buscar

¡CORRAMOS CON PACIENCIA LA CARRERA!

«Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante» (Hebreos 12:1).


Los atletas que corren las carreras no llevan carga sobre sus espaldas, se despojan de lo que les estorba, para poder correr livianamente su competencia y llegar a la meta. Así nosotros, debemos despojarnos de todo pecado que nos asedia, que nos perturba, altera y frena, que no nos deja correr en libertad la carrera cristiana. Debemos correr con paciencia la carrera cristiana, si queremos llegar hasta el final. Es una carrera de lucha y perseverancia, debemos luchar mientras corremos, esforzarnos por superar los obstáculos que encontramos en el camino (pecado, mundo, Satanás).

1. LA NUBE DE TESTIGOS.



Los que nos antecedieron son una gran nube de testigos puesta ante nosotros, como los Héroes de la fe mencionados en el capítulo anterior (Hebreos 11). Todos ellos, son ejemplo para nuestro caminar, guía a nuestras conciencias, y también servirán como testimonio en el día del juicio. Nos dejan sin excusa.


Nuestros antecesores dieron gran testimonio de la fe (Heb 11:2). Muchos de ellos murieron como valientes mártires (Heb 11:13). Experimentaron grandes pruebas en su carrera (Heb 11:36-38). Sin embargo, no recibieron en vida lo prometido, no vieron a Cristo (Heb 11:39). Pero fueron perfeccionados y justificados por Él, como todos nosotros (Heb 11:40). Hay más nubes de testigos a lo largo de la historia de la iglesia. La iglesia neotestamentaria, la iglesia perseguida de los 4 primeros siglos, los valdenses, pre-reformadores, reformadores, hugonotes, puritanos, los mártires de Fox, y todos los que han sido y siguen siendo perseguidos en el mundo. Su sangre clama justicia desde el cielo (Ap 6:9-10). La iglesia sufre gran tribulación en vida, pero son los amados del Señor (Ap 7:14-15).


¿Estamos dispuestos? ¿Hemos sufrido como ellos? ¿vivimos como ellos? ¿estamos dispuestos como ellos? ¿menospreciamos nuestras vidas hasta la muerte como hicieron ellos? (Ap 12:11). Los que son como ellos, se acercan a la congregación de los santos en el cielo y al Señor (Heb 12:22-23). ¿Nos hemos acercado a ellos? ¿nuestras vidas se acercan a ellos? ¿nuestra disposición se acerca?


Si no somos como ellos, si ni siquiera nos acercamos a sus vidas, tengamos cuidado. Todos ellos serán una gran nube de testigos contra nosotros en el juicio, como lo serán los de Nínive y la reina de Saba con la generación que rechazó a Cristo (Mt 12:41-42).


2. DESPOJÉMONOS DEL PECADO.


Para vivir como esa gran nube de testigos, debemos despojarnos del pecado. El pecado, cada pecado, es una carga pesada, un obstáculo, del cual debemos deshacernos a diario para correr como corrieron ellos la carrera cristiana. No nos deja correr bien la carrera cristiana.


DESPOJÉMONOS DE LA CARNE REMANENTE. No proveamos para ella (Ro 13:14). Todo lo que batalla en nuestro interior (mal carácter, pasiones desordenadas, concupiscencias, lujurias, fornicaciones, adulterios, malos deseos, envidias, celos, contiendas). Despojémonos de la mentira y las contiendas (1 P 2:1). Despojémonos de lo terrenal (Col 3:5). Despojémonos de las concupiscencias de la carne, nos queda poco tiempo (1 P 4:2).


DESPOJÉMONOS DEL MUNDO. Del amor a éste (1 Jn 2:15-16). De todo el sistema del mundo (vanagloria, deseos de los ojos, mundanalidad, afanes, placer, entretenimiento, ocio), y todo lo que lo alimenta (medios, música, TV, líderes de opinión, filósofos, políticos, científicos, falsos profetas). Despojémonos de la mundanalidad (Ro 13:13-14). Despojémonos de los placeres y afanes del mundo, son un lazo (Lc 21:34-35). Despojémonos de los negocios de la tierra que no estorben (2 Ti 2:4).


DESPOJÉMONOS DEL PASADO. Sus glorias, del viejo hombre, de la pasada manera de vivir (Ef 4:22). De los sueños de niño y joven, pues eran conforme a un corazón no regenerado, del pensar, actuar, la forma de vivir, todos estos son del viejo hombre, somos nuevas criaturas. Despojémonos de nuestro carácter del viejo hombre (Col 3:8-9). Despojémonos de las glorias y sueños de nuestra vida antes de Cristo (Fil 3:7-8).


DESPOJÉMONOS DE LOS HOMBRES. Despojémonos de querer agradarlos (1 P 4:3). De lo que piensen amigos, familiares, impíos, compañero de trabajo. Lo que dicen, sus presiones, manipulaciones, su persecución. Despojémonos del lazo del temor al hombre (Pr 29:25).


DESPOJÉMONOS DE LAS TINIEBLAS. De sus obras, desechémoslas (Ro 13:12). De la maldad, el engaño, la mentira, la falsa religión, de la fornicación espiritual. Despojémonos de la contaminación espiritual y corporal (2 Co 7:1). Despojémonos también del sueño espiritual (Ro 13:11-14).


Que ningún pecado, ninguna raíz amarga nos estorbe (Heb 12:15). Ningún resentimiento, falta de perdón, deseo de venganza, celos, envidias, contienda con Dios (sus designios, pruebas, tribulaciones, situación económica, vida actual). Tengamos muchos cuidado, despojémonos del pecado. No nos pase lo de Esaú, seamos fieles al Señor, no seamos profanos, ni fornicarios (Heb 12:16-17).


Hermanos, ¿de qué no nos hemos despojado? ¿sueños, proyectos, carácter carnal, envidias, celos, lascivias, lujurias, temor al hombre, la pereza, comodidad, buena vida, placeres, gusticos, anatemas, raíz amarga, , del viejo hombre?


3. CORRAMOS CON PACIENCIA LA CARRERA.


La carrera de la fe debe correrse con paciencia si queremos llegar a la meta. No es una carrera de velocidad, es una carrera de resistencia, de perseverancia, de paciencia.


DEBEMOS CORRER LA CARRERA. Se nos manda a correr la carrera cristiana. Debemos luchar como los atletas para ser coronados (2 Ti 2:5). Debemos trabajar duro como los labradores para disfrutar del fruto final (2 Ti 2:6). Debemos correr para obtener el premio celestial (1 Co 9:24). El deportista se abstiene de todo físicamente para ganar una competencia, cuánto más nosotros con nuestras almas para alcanzar la corona eterna (1 Co 9:25). Debemos aferrarnos a la Biblia para no correr en vano (Fil 2:16). Habrá muchos engañadores, debemos correr hasta el fin (Mt 24:11-13). Tenemos un objetivo mayor, corramos como Pablo, golpeemos nuestro cuerpo como él (1 Co 9:26-27). No desmayemos, levantémonos, corramos, hagamos sendas derechas (Heb 12:12-13). Seamos diligentes, todavía nos falta mucho, todavía debemos combatir más contra el pecado (Heb 12:4). Corramos hacia la santidad (Heb 12:14).


DEBEMOS CORRER CON PACIENCIA. La paciencia es el camino hacia la meta, para alcanzar la promesa (Heb 6:15). Nuestra paciencia debe ser probada (St 1:2-4). Las tribulaciones nos hacen crecer en paciencia (Ro 5:3-5). Sin paciencia no hay fruto (2 P 1:5-8). Retengamos la palabra, demos fruto con perseverancia (Lc 8:15). Perseveremos con paciencia en lo bueno (Ro 2:7). Necesitamos paciencia, debemos ser diligentes, fervientes, gozosos, sufridos, constantes (Ro 12:12). Tenemos una gran nube de testigos, ejemplos de paciencia (St 5:10-11). Juan, y Cristo, son más ejemplos de paciencia (Ap 1:9). Guardemos la palabra de paciencia, seremos guardados en la prueba final (Ap 3:10). Suframos pacientemente las penalidades, como buenos soldados de Cristo (2 Ti 2:3). Acá se muestra la paciencia de su pueblo (Ap 13:10).


HAY RECOMPENSA PARA EL QUE CORRE PACIENTEMENTE. Miremos a Cristo (Heb 12:2-6). Nos tiene reservada la corona de justicia (2 Ti 4:7-8). Hay gran galardón al final (Heb 10:35-36). Esperemos con paciencia (Ro 8:25). Seremos aborrecidos, seamos pacientes, pues seremos salvos (Mt 10:22). Seamos pacientes hasta la venida de Cristo (St 5:7-8). Unos empezaron corriendo bien, pero fueron estorbados por la falsa religión, la externa, que consciente le carne (Gál 5:7).


¿Qué le estorba para correr? ¿su carne, sus ojos, el mundo, el placer, la buena vida, el dinero, sus sueños y proyectos, su comodidad, el temor al hombre, alguna raíz amarga, sus amigos, familia? ¡Cuidado!… Algunos empezaron por el Espíritu y ahora están en la carne (Gál 3:3). ¿Estamos corriendo bien? ¿Por qué corremos? (Jn 6:27). No somos perfectos aún, por eso debemos seguir luchando, corramos con paciencia hasta alcanzar la meta (Fil 3:12-14).


Corramos con paciencia la carrera. Allá, más adelante hay una gran recompensa para su pueblo fiel. “Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante”.



X SU GRACIA: Comunidad Cristiana.


Escucha el sermón del domingo (22 de Enero de 2023): «¡CORRAMOS CON PACIENCIA LA CARRERA!».



11 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo

Comments


bottom of page