«Corrígete, Jerusalén, para que no se aparte mi alma de ti, para que no te convierta en desierto, en tierra inhabitada» (Jeremías 6:8)
Iglesia, si como Jerusalén de tiempos del profeta Jeremías, se ve hermosa por fuera, próspera, fuerte, pero llena de violencia, maldad, pecado, inconversa, sorda, muerta, antinomiana, avara, con falsas enseñanzas, jactándose en el pecado, desobediente, murmuradora, corrupta, con una religión muerta, buscando lavar su conciencia, y seguir en el pecado. Usted además ya ha sido advertido de estas cosas por el Señor (Palabra, profetas, sermones). No siga rebelde a sus advertencias, pues como con Jerusalén, será rechazado por Dios. “Corrígete, Jerusalén”
Iglesia, si usted es un tibio, indiferente, que ama el mundo, cobarde, hipócrita, con falsa piedad, analfabeta, si está jugando a ser cristiano. Si no ama a Cristo, si ama Su sana doctrina, pero no a Él. ¡Corríjase, arrepiéntase! Vuelva al amor sincero y sencillo del principio. Si confía en una reputación religiosa. ¡Corríjase, arrepiéntase! Vigile, despierte, levántese de los muertos. Si es light, vanaglorioso y jactancioso, sepa que usted le produce nauseas al Señor. Es un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. ¡Corríjase, arrepiéntase! Entréguese a Cristo de verdad, vístase de Él, pida ojos espirituales para que sea quitada su ceguera. Vaya a la senda antigua, al llamado de los profetas, Juan el Bautista, Cristo, los apóstoles. De lo contrario el Señor se apartará definitivamente, Su misericordia acabará, la paciencia terminará. No se endurezca, no ponga su corazón como un diamante. Llore por su pecado, cambie. “Corrígete, Jerusalén”
Iglesia, si no oye la reprensión, si no corrige, si no se arrepiente, si no da fruto, vendrán todos los juicios de Dios. Él se apartará, quitará el candelero, caerá como ladrón, lo vomitará. Quitará Su rostro, no le enviará más mensajeros, lo cortará. Será un desierto eterno, tierra inhabitada por Su Gracia y misericordia. Será maldito por Él, morará por siempre bajo Su ira, enojo, tribulación, angustia y en tinieblas. Por los siglos de los siglos será “habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible” (Apoc 18:2). El Señor le dice: “Corrígete, Jerusalén”
Usted aún está con vida, aún le sigue mandando mensajeros, aún no ha quitado Su rostro de usted definitivamente. Llore por sus pecados, corrija, cambie. Él lo llama una vez más: “Corrígete, Jerusalén, para que no se aparte mi alma de ti, para que no te convierta en desierto, en tierra inhabitada”
X SU GRACIA: Comunidad Cristiana
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