«¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene del Dios único?» (Juan 5:44).
La Gloria de Dios es inherente al Dios único, y solo a Él le pertenece. Nadie en el cielo y la tierra la puede tener, ni la debe buscar. Él es llamado el Dios de Gloria por Esteban (Hch 7:2). Es llamado el Padre de la Gloria (Ef 1:17). Su Gloria es la belleza de Su espíritu. No es estética o material, emana de Su carácter, de todo lo que Él es. Si hay algo maravilloso, sorprendente, admiración, fama, aplauso, es la Gloria de Dios. El ejercito celestial da Gloria a Dios (Ap 4:11). El hombre fue hecho para ver la gloria de Dios; por eso, la creación anuncia Su Gloria (Sal 19:1). Dios no comparte su Gloria con nadie, pues solo a Él le pertenece (Is 42:8). Por su propio amor, honra, no la comparte con nadie (Is 48:11). Si Dios permitiera la Gloria a otro, estaría aprobando que adoremos a otro “dios”, y eso sería idolatría, lo cual es prohibido por Él en el primer mandamiento (Éx 20:3).
Solo al Dios-Hijo le ha sido dada Su Gloria (Jn 5:22-23). Quien no le da la Gloria a Él, inflama la Ira de Dios (Sal 2:12). Cristo recibe glorificación del cielo y la tierra por la eternidad (Ap 5:13). A Cristo damos Gloria por su obra de redención (Ap 1:5-6). Aún el Espíritu Santo glorifica al Hijo (Jn 16:14). Sin embargo, su Gloria eterna será compartida a Su Pueblo (Jn 17:24). Tristemente, los principes de este mundo no conocieron la sabiduría oculta en Cristo, por eso mataron al Señor de la Gloria, no le dieron la Gloria (1 Cor 2:8).
Todo fue creado para darle Gloria a Dios (Rom 11:36). En las alturas, los ángeles le rinden Gloria a Él (Lc 2:13-14). Todas las familias de la tierra deben dar Gloria al Dios único (1 Cr 16:28-29). ¿Rinde usted Gloria al Dios único?
El mundo no busca la Gloria del Dios único, busca su propia gloria. Satanás, siempre buscó la gloria que solo le pertenece al Dios único. La gloria celestial y terrenal. Su rebelión y orgullo, lo llevó a buscar la adoración y gloria celestial (Ap 12:4). El mundo está bajo su domino (1 Jn 5:19). Tiene sus ministros que le sirven y le dan gloria con sus engaños (2 Cor 11:14-15). Ellos lo glorifican haciendo sus deseos engañosos (Jn 8:44). Es tal su osadía y orgullo, que buscó la adoración del Hijo de Dios (Mt 4:9). El mundo adora y glorifica a Satanás, pero también a su más fiel discípulo, la Bestia (Ap 13:4). El Anticristo, se enaltece para buscar ser glorificado por los hombres. Se engrandece sobre la tierra, aún sobre los ídolos humanos (Dn 11:36-39). El mundo adora a la Bestia, lo glorifica (Ap 13:18). Éste se opone al Dios único, quiere usurpar su trono (2 Ts 2:3-4). También, su falsa iglesia, la Gran ramera, busca lo mismo, la glorificación (Ap 18:7).
Los falsos maestros también buscan la exaltación de los hombres. Todo lo hacen para ser vistos por ellos, ser reconocidos y exaltados (Mt 23:5-7). Ellos buscan la justificación de los hombres, esto es abominable para el Señor (Jn 16:15). Aman más la gloria de los hombres que la Gloria de Dios (Jn 12:42-43). Ni siquiera Cristo buscó la gloria humana; Él buscó la Gloria de Dios (Jn 5:41). Ellos buscan su propia gloria, se apacientan a sí mismos, se alaban, exaltan, y autopromocionan (Jud 1:12). Cómo los gobernante de la época de Jesús, por temor, no confiesan claramente a Cristo y Su Verdad (Jn 7:10-13). Son cobardes, y los cobardes no heredarán la vida eterna (Ap 21:8). Se avergüenzan de Él, y Cristo los negará (Mc 8:38). Son discípulos del reino de las tinieblas. Viven para satisfacer los deseos de su Padre, buscando satisfacer al “dios” de sus propios vientres. Hombres impíos que buscan su propia gloria, la gloria de los hombres, no la Gloria de Dios (Fil 2:21). Cada vez habrá más hombres amadores de sí mismos, vanagloriosos, soberbios, con apariencia de piedad… ¡Cuidado!… Debemos evitarlos (2 Tim 3:1-5).
¿Somos de estos? ¿Buscamos nuestra propia gloria? ¿Buscamos la gloria de los hombres? La gloria humana es pasajera, no sirve para nada (1 Ped 1:24). ¡Es ruina eterna!
El Ser humano no fue creado para recibir la Gloria, él fue creado para dar la Gloria a Dios. La gloria humana, es efímera, banal y nos condena. Debemos buscar la Gloria del Dios único. Es lo único que tiene valor eterno. Los discípulos de Cristo no recibiremos gloria de los hombres, al contrario, el mundo nos aborrecerá (Jn 15:18-20). No seremos respetados, amados, vistos gratamente por ellos, exaltados en las plazas, ni reconocidos. Mengüemos, para que Cristo sea exaltado, como hizo Juan el Bautista, el hombre mas grande nacido de mujer (Jn 3:27-30). Cristo es el personaje central de la historia, de la Biblia, no nosotros. Cristo cumplió la obra perfecta de redención por nosotros, y hoy está sentado a la Diestra del Padre, y gobierna con poder.
El siervo de Dios no busca la exaltación de los hombres, su reconocimiento, no hace las cosas para ser vistos por ellos. No ama la gloria de los hombres, no teme a ellos, ama la Gloria de Dios, teme a Él. No vive para apacentarse a sí mismo, alabarse, exaltarse, ni autopromocionarse. El discípulo de Cristo habla claramente la Verdad, no la distorsiona. Glorifica al Señor, da Gloria a Su nombre. Predica de Cristo crucificado, no de sus testimonios y experiencias personales (2 Cor 4:5). Cristo está en el Trono, nosotros en la tierra. No somos Dios, somos simples hombres mortales (Hc 10:25-26). El siervo del Señor, se humilla ante Él, ante Su Gloria, como Tomás (Jn 20:27-29). No permite la exaltación humana, y como el ángel, dirige la mirada de los hombres solo a Dios (Ap 19:9-10). Gloriémonos solo en el Señor, en conocerlo (Jer 9:23-24). Gloriémonos en la esperanza de la Gloria de Dios, en las tribulaciones y en Dios por Jesucristo (Rm 5:1-5, 11). Gloriémonos en la cruz de Cristo (Gál 6:14). Gloriémonos en nuestras debilidades, pero para que repose el poder de Cristo en nosotros, y triunfemos contra el pecado, porque cuando somos débiles, entonces somos fuertes (2 Cor 12:9).
Dios es glorificado, solo por medio de Cristo (1 Ped 4:11). Somos su iglesia, comprada con su sangre, demos gloria a Dios con nuestras vidas (1 Cor 6:20). Aún en lo más mínimo hagámoslo (1 Cor 10:31). Somos vasos de misericordia preparados para Gloria, no la merecemos (Rm 9:23). Cristo, siendo Dios, se humilló en obediencia por nosotros, gloria sea a Él (Fil 2:3-4). Los que no den Gloria a Dios en la tierra, desobedeciendo al evangelio de Cristo serán condenados eternamente en el infierno, excluidos de Su Gloria (2 Tes 1:9). Si buscamos Su Gloria, hallaremos Gloria, honra e inmortalidad, pero si buscamos la gloria propia recibiremos ira y enojo (Rom 2:7-10).
¿Cuál gloria buscamos? ¿La Gloria del Dios único o la gloria de los hombres? Que estas palabras no sean para nosotros: “¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene del Dios único?”.
X SU GRACIA: Comunidad Cristiana.
Escucha el sermón del domingo (29 de Diciembre de 2019): «¿CUÁL GLORIA BUSCAS?»
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