«¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca» (Mateo 12:34).
El Señor Jesucristo les dijo estas palabras a los Fariseos. Ellos tenían un corazón malvado, la fuente misma de sus pensamientos, sentimientos y voluntad estaba completamente depravada, ¿cómo es posible entonces que la boca de ellos pronunciara lo bueno? Así el mundo habla lo bueno, hipócritamente, pero es malo, porque no tiene a Cristo. No obstante, el hablar de una persona, tarde o temprano terminará descubriendo lo que hay en su corazón. El corazón es la fuente, las palabras son los arroyos.
1. Generación de víboras.
¿Qué significa ser una generación de víboras? es una clase de hombres, como los Fariseos, engañosos, dañinos, perversos, venenosos, mentirosos, lleno de maldad, envidia y malicia, hipócritas, blasfemos, depravados. Los Fariseos aunque se mostraban buenos, en muchas ocasiones salía todo el veneno que tenían adentro. Sus palabras exponían su maldad.
Acusaron falsamente a Cristo, dijeron que expulsaba los demonios por medio del Diablo (V22-30). Mintieron, levantaron falso testimonio, sublevaron al pueblo contra Cristo, negaron la venida del Mesías, las profecías de los profetas; estaban contra Cristo, por tanto, contra Su Padre, el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, al que ellos decían seguir; estaban cautivos bajo el lazo del Diablo.
Blasfemaron contra el Espíritu Santo, sabiendo que Cristo era el Mesías, abiertamente lo negaron (V31-32). Fueron iluminados (Hb 6:4-5), pecaron voluntariamente, haciendo afrenta al Espíritu de Gracia (Hb 10:26-31), cometieron pecado de muerte (1 Jn 5:16). Endurecidos, obstinados, conscientes, negaron al Cristo, fueron entregados por Dios, cometieron la blasfemia contra el Espíritu Santo. Eran árbol malo, sus palabras delataban su corazón perverso (V33-37). Por eso el Señor los llamó ¡Generación de víboras!, porque evidentemente lo eran.
Cristo los expuso, los confrontó por mostrarse hermosos, justos, buenos ante los hombres, pero por dentro estaban podridos. Así los describe Pablo, engañosos, venenosos, maldicientes (Rm 3:13-14). Juan el Bautista les dijo “generación de víboras” a los Fariseos y Saduceos, por pretender huir de la ira venidera, sin fruto, siendo malvados (Mt 3:7-10). Cristo también llamó así a los lideres Fariseos y Saduceos por la misma razón, no escaparían de la ira venidera (Mt 23:33).
2. La hipocresía.
Cristo confronta la hipocresía de los Fariseos. ¿Cómo podían enseñar la ley de Dios, sus profecías, y negar la confirmación con señales y prodigios, de la venida del Hijo de Dios? ¿Cómo podían decir que seguían al Dios de Abraham, Isaac y Jacob, y negar al Mesías anunciado por ellos? ¿Cómo podían jactarse de ser de la simiente de Abraham, cuando en realidad eran una generación de víboras? ¡Eran despreciables hipócritas!
Así el mundo habla hipócritamente lo bueno, habla de: ser buenas personas, correctos, no hacer daño a nadie, moralidad, amor, misericordia, paz, unidad, cuidar el medio ambiente, responsabilidad, salud, amor al prójimo, habla incluso de Dios y de Cristo. Pero disfraza su maldad en cosas buenas como estas. Con el pretexto de la moralidad y las buenas obras, niegan la salvación por Gracia por medio de la Fe en Cristo. Con la excusa de la paz y la unidad, aceptan cualquier mentira. Con el pretexto del respeto, amor, misericordia, entender al otro, impiden llamar al arrepentimiento, predicar a Cristo como único camino, hablar del infierno. Con estos mismos pretextos, justifican al impío y condenan al justo, imponiendo leyes perversas. Dicen cuidar nuestra salud para inyectarnos experimentos génicos nocivos; con la excusa del amor al prójimo, obligan a la gente a inyectarse; con el pretexto de la responsabilidad, encerraron al mundo 1 año. Con la excusa de cuidar el medio ambiente los países entregan su soberanía a organismos internacionales. Dicen: “salvemos el planeta”, “cuidemos el medio ambiente”, “las vacas contaminan”, “no coma carne”, “no tome leche”, “no tenga carro”, “no tenga hijos”. Hipócritas mentirosos, con sus conciencias cauterizadas (1 Tim 4:2-3). Con el pretexto de obedecer a las autoridades, la iglesia desobedece las leyes de Dios.
Nada bueno puede provenir de un corazón corrupto, nada bueno trae un mundo perverso, nada bueno proviene de un Estado Bestial (Mt 7:17-18). Ellos, tarde o temprano, se delatan con sus acciones, queda en evidencia su hipocresía y mentira. Como Judas, que decía preocuparse de los pobres, pero era ladrón, su codicia quedó expuesta (Jn 12:4-6). Muchos hacen el bien, lo bueno, pero para sacar provecho, son interesados, hacen falsa misericordia, amor y generosidad (Ayuda social para reducir impuestos: algunas ONG´s, Filántropos o empresarios). Cristo expuso la malicia de los Fariseos y Herodianos, percibió su hipocresía, pues lo adulaban, pero querían era tentarlo con el impuesto al César (Mc 12:14-15). Muchos son lisonjeros, pero son mentirosos, tentadores, burladores, calculadores, traicioneros, hipócritas, odiadores, no son de fiar, tienen labios de mantequilla, pero hay guerra en sus corazones (Sal 55:21). Cristo expuso la avaricia de los escribas y fariseos, violaban el 5º mandamiento por sus tradiciones, se excusaban en su generosidad al Templo, pero eran tacaños miserables con sus padres (Mt 15:2-9). Muchos justifican pecados con buenas obras, ofrendan en la iglesia, pero no son capaces de sacar un peso de más para ayudar al necesitado, otros ayudan al prójimo pero patrocinan pecados (ocioso, vicio, irresponsable, mal negocio); muchos justifican estar con el mundo, disque para evangelizarlos, pero ni siquiera lo hacen.
Hablan lo bueno siendo malos, como los escribas y fariseos descritos en Mateo 23. Enseñaban doctrina, pero decían y no hacían (V2-4). Muchos son solo catedráticos, apologistas, aman los congresos, eventos, seminarios; con mucha teoría, y poca de práctica (morir, mortificar el pecado, santidad). Hacían obras, pero para ser vistos por los hombres (V5-7). Muchos publican sus obras (ayuda social, evangelizar, eventos, ayunos, oraciones), aman el reconocimiento (títulos, posiciones). Los fariseos hacían largas oraciones pero se aprovechaban del débil (V14). Muchos convocan oraciones (en: iglesia, internet, mundial), pero roban, aprovechan, mienten. Los Fariseos evangelizaban, hacían discípulos, pero los hacían más herederos del infierno (V15). Hoy hay muchas megaiglesias, grandes denominaciones (sedes: ciudades, países), pero los llevan a otro evangelio (ICR, falso cristianismo). Los Fariseos diezmaban juiciosa y meticulosamente, pero pasaban por alto el fruto del creyente (V23-24). Muchos son estrictos en las cosas que se ven, pero dejan la justicia, la misericordia y la fe viva. Cuelan el mosquito (errores menores del cristiano fiel), pero se tragan el camello (mundanalidad del falso creyente). Externamente se veían bien, pero por dentro estaban podridos (V25-28). La iglesia está llena de moralistas, correctos, respetados por los impíos, pero que aman el mundo y sus deleites, que no mueren, no predican, son cobardes, evitan los problemas. Hermosos en la iglesia, pero mundanos afuera. Los Fariseos decían seguir a los profetas, pero si vivieran, los matarían (V29-32). Muchos leen a los profetas, padres de la iglesia, pre-reformadores, reformadores, puritanos, tienen sus libros, honran sus memorias (eventos), pero odian a los radicales de hoy (los llaman: contenciosos, fanáticos, legalistas).
Definitivamente, son una generación de víboras (V33). ¿Cómo pueden hablar lo bueno siendo malos? ¿Cómo pueden hablar de la Santa Ley de Dios, sus mandatos, si los desobedecen tan hipócritamente? (Rm 2:17-24). Por ustedes se blasfema el nombre de Dios, no por los fieles, radicales, santos, puros. ¿Cómo puede colar el mosquito de otros y tragarse su camello, esa viga tan grande? (Lc 6:41-42).
Y usted ¿habla lo bueno siendo malo? ¿ya se aseguró que tipo de árbol es? ¿Es una planta sembrada por el Padre? Examínese. Nada sirve hablar lo bueno, siendo malo. Cristo lo conoce. Su corazón quedará expuesto.
3. Lo que sale del corazón.
Los fariseos blasfemaron contra el Espíritu Santo, adularon a Cristo y después lo entregaron a la muerte. Cristo los expuso, les mostró que eran mentirosos, adúlteros, codiciosos, asesinos de corazón, hipócritas. Eso era lo que abundaba en sus corazones, y eso era lo que salía de sus bocas.
El hombre malo saca lo malo de su corazón; lo que hay adentro, termina finalmente saliendo (Mt 12:33-35; Lc 6:43-45). Del corazón sale lo malo (Mt 15:18-20). Los fariseos, aunque muchas veces hablaron lo bueno, también de su misma boca, blasfemaron contra el Espíritu Santo; adulaban a Cristo para después entregarlo a la muerte. Esto no debe ser así, no puede salir de la misma boca bendición (falsa) y maldición (St 3:10-12). Cristo les mostró su hipocresía, les dijo que eran una generación de víboras que brotaba abundante veneno de sus corazones corruptos, y eso era lo que salía por sus bocas.
Lo que hay adentro del malo, brota hacia afuera. Brotan de él los deseos de su padre el Diablo (Jn 8:44). Del impío sale la impiedad (1 Sam 24:12-13). Del ruin salen ruindades (Is 32:6). Dan a luz su iniquidad, conciben lo que hay dentro de ellos, sale de adentro maldad (Is 59:4-7). Maquinan el mal que hay su corazón, cuidado con ellos (Sal 140:1-3). El necio habla necedades (Sal 53:1). Lo que brota de su boca viene del mismo infierno (St 3:6).
¿Que brota de usted? ¿Como son sus conversaciones, hablar, cantar, temas, deleites? ¿Habla vanidades, chismes, farándula, dinero, placer, entretenimiento, queja, contienda contra Dios? Eso es lo que está en su corazón. ¿O brotan palabras sazonadas con sal, lo espiritual, el evangelio, lo que Dios dice? Que de nuestra boca brote lo espiritual (Ef 5:19-20). ¿Es usted un hipócrita? ¿Habla lo bueno siendo malo? Medite cuando está solo, en su hogar, lo que hace cuando nadie lo ve (Lo que habla, oye, ve). Eso es lo que abunda en su corazón, eso tarde o temprano brotará. Sus pecados tarde o temprano se descubrirán (1 Tim 5:24). Todo sale a la luz (Mc 4:22). Y aun en el infierno seguirá botando todo su veneno de víbora, lo que abunda en su corazón (Ap 22:11). ¡Ay de usted que se esconde, que actúa en tinieblas, Dios lo ve y sabe todo! (Is 29:15-16).
Tenga cuidado, no juega con el Señor, arrepiéntase, sirva sinceramente a Cristo, muéstrele su hipocresía, lo que hoy abunda en su corazón. Cristo habló lo bueno, la Verdad, no hubo engaño en su boca, de su corazón abundaba lo mejor, su boca pronunció las más grandes y buenas verdades (Jn 7:46). Seamos imitadores de Él.
De lo contrario, estas palabras son hoy para usted: “¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca”.
X SU GRACIA: Comunidad Cristiana.
Escucha el sermón del domingo (23 de Enero de 2022): «¿CÓMO PODÉIS HABLAR LO BUENO, SIENDO MALOS?»
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