«Él les dijo: A la verdad, de mi vaso beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados; pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado por mi Padre» (Mateo 20:23).
La madre de los hijos de Zebedeo (Santiago y Juan), le pide al Señor que deje a sus dos hijos sentarse a la derecha e izquierda de Él en su Reino.
Santiago y Juan querían el reino sin padecer, querían reinar sin sufrir, querían la corona sin la cruz, pero Cristo les habla claro: ¡Ustedes padecerán! ¡Es seguro que así será! Dejen de estar pensando en honores terrenales ahora. A la verdad, de mi vaso beberán y serán bautizados con mi bautismo. Los honores corresponden darlos a mi Padre. Los falsos maestros no entienden esta verdad, la iglesia moderna tampoco, solo piensan en lo terrenal, no quien sufrir. Si entendiéramos esto, afrontaríamos las pruebas muy diferente, nuestro cristianismo sería otro.
1. El vaso y bautismo de ellos.
Cristo padeció, fue sacrificado, tomó la vaso-copa amarga de la ira de Dios, derramó toda su sangre, fue bautizado, sumergido en lo más profundo de la tierra, y resucitando de los muertos. Vemos la ambición de Santiago y Juan, y la petición carnal de su madre (Mt 20:20-28; Mc 10:35-45). Cristo les habla claro sobre su pecaminosa petición. ¡Padecerán! Les dice que de seguro así será.
Santiago fue martirizado (Hc 12:1-2), Juan, desterrado a la isla de Patmos. Estas profecías se cumplieron literalmente con Santiago y Juan, también en la iglesia Neotestamentaria (persecución, muerte, cárcel, etc). Y también se seguirá cumpliendo con su pueblo de ahí en adelante. “A la verdad, de mi vaso beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados”.
Cristo tomó la copa de la ira de Dios (Lc 22:41-44). Soportó la mayor prueba y padecimiento, y la superó para el perdón de los pecados de su pueblo amado. Sabía que era necesario tomar esa copa, de lo contrario, no tendría sentido su venida, no cumpliría la voluntad de Su Padre, la esperanza de su pueblo se desvanecería, no habría un libertador de los pecados, un Salvador del infierno, un Rey que destruiría a sus enemigos, los nuestros, a todos los malvados. ¿Acaso no iba a cumplir la voluntad de su Padre? ¿Acaso no la iba a tomar? (Jn 18:10-11).
Cristo fue bautizado con su muerte y resurrección. Debía padecer, tomar la copa, morir, y resucitar, para llevar fruto; si el grano de trigo no cae en tierra y muere, no lleva fruto (Jn 12:23-24); si Cristo no padece, toma la copa, muere, no hay resurrección, salvación, perdón de pecados, vida eterna, cielo, herencia a su pueblo. Pero si muere, padece, toma la copa, y resucita, lleva mucho fruto (Heb 2:10). Era necesario que así fuera, Su Padre quiso que padeciera, lo quebrantó, esa era Su perfecta voluntad (Is 53:10). Cristo verá el fruto completo de sus aflicciones, y nosotros también (Is 53:11).
A la Verdad Cristo bebió la copa, Cristo fue bautizado con su muerte y resurrección. A la Verdad nosotros también beberemos de su vaso, también seremos bautizados.
2. Nuestro vaso y bautismo.
“A la verdad” les dijo el Señor a Santiago y Juan. Es seguro, cierto, no hay ninguna posibilidad que no sea así, así será, que así como Yo padecí, tomando la copa y siendo bautizado, no solo ustedes, Santiago y Juan, sino también nosotros beberemos de su vaso y seremos bautizados en su bautismo.
Nuestro vaso: es necesario para probarnos, y separar a los suyos de los rebeldes (Ez 20:37-38). Son necesarias pruebas, tribulaciones, persecuciones, desilusiones, perdidas, angustias, etc., sirven para que salgamos purificados como el oro y la plata, nos escogió en horno de aflicción (Is 48:10-11). Lo hace por amor a Él mismo, para Gloria y Honra de su nombre. Para que los que Él escogió sean semejantes a Él, que no lo deshonren ni mancillen su nombre. Es necesario que tomemos de su vaso, es seguro que lo vamos a tomar. “A la verdad, de mi vaso beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados”.
Nuestro bautismo: necesitamos morir, sepultar nuestro pasado, y vivir una vida nueva, para Cristo (Rm 6:1-4). ¿Ha tenido un cambio radical de mente, corazón, sentimientos, acciones, decisiones, afectos? ¿Ha dejado la vieja vida: pecado, mundo, amigos, placeres, sueños? ¿Ha nacido de agua y de Espíritu? Es necesario que así sea (Jn 3:3,5,7). Es necesario que seamos bautizados es seguro que lo vamos a hacer, de lo contrario no llegaremos al cielo. “A la verdad, de mi vaso beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados”.
Somos copartícipes de su vaso y bautismo: Cristo nos llama a ello, a negarnos, tomar la cruz, y seguirle (Mt 16:24). Nos comparte de su vaso y bautismo, nos comparte su padecimiento, nos llama a hacerlo, debemos estar dispuestos a hacerlo. Padecemos por Él, con Él, y en Él. Se nos ha concedido padecer por Cristo, es un don otorgado a su pueblo (Fil 1:29-30). Estamos crucificados con Cristo al Yo, la carne, pasiones, mundo, deleites, placeres, vanagloria (Gál 2:30). Los que vivan en Cristo, piadosamente, en santidad, pureza, apartados del mundo, padecerán persecución (2 Tm 3:11-12). Nos advirtió que beberíamos de su vaso, que seríamos bautizados en su bautismo, que tendríamos aflicción, para que estuviéramos tranquilos (Jn 16:33). Nos advirtió, nos dijo la verdad, no nos engañó como los falsos maestros y el falso evangelio moderno. Es necesario ser coparticipes de su vaso y bautismo, es seguro que así será. “A la verdad, de mi vaso beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados”.
El mundo nos hará beber de su vaso y pasar por su bautismo: Satanás hace guerra contra nosotros, contra los que guardan los mandamientos, los discípulos de Cristo (Ap 12:17). No temamos, es el vaso y bautismo de Cristo, seamos fieles, nos recompensará (Ap 2:10). La Bestia hace guerra a la iglesia, al pueblo fiel, que proclama el evangelio al mundo (Dn 7:21; Ap 11:7-10). El Papado (Poder político y religioso), aborrece nuestro mensaje, quiere callarnos, nos persigue, de manera directa (cárcel, muerte), o indirecta (leyes, prohibiciones, sutil). Es el vaso y bautismo de Cristo. Él le dio autoridad para hacerlo (Ap 13:6-7). La falsa iglesia nos aborrece, nos persigue y mata, y piensa que así sirven a Dios (Jn 16:1-3). La religión oficial, formal, estructural, denominacional, nicolaíta, respetada, amada, aprobada por el Estado bestial. Nos persigue, aparta, nos saca de sus círculos, nos declara locos, fanáticos. Nosotros servimos a Cristo, esto es parte de su vaso y bautismo. Ellos tienen otro rey, el César, a él sirven (Jn 19:15). El mundo nos aborrece, porque somos de reinos diferentes (Jn 15:18-21). Impíos, mundanos, libertinos, los que viven para sí, se burlan, nos rechazan, insultan, envidian, maldicen, odian nuestra manera de vivir, odian a quien servimos y como lo servimos. Esto es solo parte del vaso y el bautismo de Cristo, la falsa iglesia es amada por ellos, no quieren del vaso y el bautismo de Cristo, nosotros sí, por eso somos la escoria del mundo (1 Cor 4:10-13).
Nos persiguen y odian. De su vaso beberemos, en su bautismo seremos bautizados, es necesario que sea así, así será: “A la verdad, de mi vaso beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados” .
3. La Gloria después.
El Señor les deja claro, que la gloria, honra y reino, serán después. No acá, será allá. Acá la promesa es el vaso y el bautismo de Cristo; primero debemos pasar por eso, después sí, heredar el reino preparado por el Padre. Dios decreto ese Reino, vendrá sin duda. No será alterado, pero antes debemos beber del vaso y pasar su bautismo.
Nadie sabe el día y la hora, solo Dios, pero vendrá, debemos estar preparados (Mt 24:36). Ese día vendrá y seremos recompensados, seguro que así será (Mt 25:34). No debemos temer del vaso y el bautismo, Dios le plació darnos el Reino (Lc 12:32). Dios restaurará el Reino de Israel, lo hará, no estemos preocupados en el aquí y ahora como los galileos, el Señor volverá a instaurar su Reino (Hc 1:6-7, 11). Fuimos escogidos y predestinados desde antes de la fundación del mundo para ser sus hijos y heredar su reino, pero también para ser santos y sin mancha (Ef 1:4-5, 11). Somos predestinados y escogidos, gloria sea al Padre, claro, pero primero debemos ser conformados al carácter del primogénito de Dios (Rm 8:29). ¿Beberá el vaso y el bautismo de Cristo? Es un peligro pensar como Santiago, Juan, y su madre.
Los cobardes son sembrados en pedregales, la persecución y aflicción los termina apartando (Mt 13:20-21). Son cómodos, flojos, no quieren sufrimientos, problemas, persecución, no predican, no dan testimonio de Cristo, se avergüenzan de vivir en santidad. No quieren beber el vaso de Cristo y ser bautizados en su bautismo, por salvar su vida terrenal, perderán la vida eterna (Mt 16:25-26). No importa si perdemos nuestra vida terrenal, con tal que ganemos la vida eterna. Debemos beber el vaso y pasar por el bautismo de Cristo, antes de recibir las herencias eternas.
Algunos estorban a otros a que beban del vaso de Cristo y sean bautizados en su bautismo. Ponen su mirada en las cosas de los hombres, no en las de Dios, actúan como Satanás (Mt 16:21-23). No quieren que sus seres amados sufran, se incomoden, así sea por su progreso espiritual; los encubren, los aman y protegen carnalmente como Pedro al Señor, o como la madre de Santiago y Juan. No entienden que lo eterno es mejor, que primero debemos beber el vaso de Cristo y ser bautizados en su bautismo.
Los héroes de la Fe bebieron abundante del vaso de Cristo y pasaron por su bautismo, sin embargo, no recibieron en su tiempo lo prometido, pero sabían lo que les esperaba, así debemos hacer nosotros (Heb 11:35-40). Todos ellos bebieron el vaso de Cristo, y fueron bautizados en su bautismo. Muchos más lo hicieron, nosotros también lo haremos, sí o sí, antes de llegar al cielo. Debemos vencer primero, para luego heredar todas las cosas, así hacen los valientes, los cobardes no hacen así, heredarán el lago de fuego y azufre (Ap 21:7-8).
¡De su vaso beberemos, en su bautismo seremos bautizados! De eso estemos seguros. “Él les dijo: A la verdad, de mi vaso beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados; pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado por mi Padre”.
X SU GRACIA: Comunidad Cristiana.
Escucha el sermón del domingo (30 de Mayo de 2021): «¡DE SU VASO BEBEREMOS, EN SU BAUTISMO SEREMOS BAUTIZADOS!»
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