«Porque si en el árbol verde hacen estas cosas, ¿en el seco, qué no se hará?» (Lucas 23:31)
Recordemos todo lo que padeció Cristo, el Árbol verde. Padeció ante sí mismo, ante sus enemigos, ante sus captores, las autoridades religiosas y políticas, ante el concilio religioso, Pilato, Herodes, ante el pueblo, ante Su Padre en la cruz. Sufrió en agonía en Getsemaní, fue traicionado, capturado ilegalmente, negado, escarnecido, burlado, azotado, insultado, interrogado, acusado, sentenciado a muerte. No hubo misericordia para Él. Su Padre descargó sobre Él toda Su Santa Ira, lo castigó como el peor de los criminales, lo quebrantó, puso sobre Él todo el peso del pecado. Lo trató sin ninguna misericordia.
Amigo, si usted ha rechazado su llamado, si no se ha humillado ante Él, si no ha llorado por sus transgresiones a Él, usted lo afrenta, lo niega, lo traiciona, usted hace parte de sus enemigos, es de los que mataron a Cristo. Usted es un árbol seco. Si Él padeció así en manos de sus enemigos, cuánto más será su sufrimiento en aquel día; cuánto más Su Padre no tomará venganza de usted. Si Dios no perdonó a Su bendito Hijo, cuánto menos lo perdonará a usted. “Si en el árbol verde hacen estas cosas, ¿en el seco, qué no se hará?”. Dios se vengará de usted. Él mismo será su verdugo al morir. Querrá huir de Él, pero no podrá. Llore por usted, lamente su estado, pues será aplastado con todo el furor de su ira. Si no ha llorado amargamente, llore por usted. Debe clamar por eso, pues “si en el árbol verde hacen estas cosas, ¿en el seco, qué no se hará?”
Iglesia, ¡De todos modos padeceremos! Si el árbol verde padeció, sus ramas también padeceremos. No esperemos un camino de pétalos y rosas, de colchas de seda, esperemos un camino escabroso, difícil, angosto, el camino de la cruz. Cristo nos comparte sus padecimientos, para que entendamos mejor lo que Él sufrió. Padecer por Él es don de Dios. Persecuciones, rechazos, odios, afrentas, azotes, injurias, son regalos del cielo. Pero hermanos, hay retribución, Dios tomará venganza por nosotros, gran galardón tenemos en el cielo, seguros vamos con Él. O padecemos por Cristo aquí, o lo padeceremos eternamente en el infierno. Si no está dispuesto a padecer por Cristo, si usted es un tibio, un cobarde, lamente su estado miserable, su muerte espiritual, llore por usted, por su alma, pues “si en el árbol verde hacen estas cosas, ¿en el seco, que no se hará?”
X SU GRACIA: Comunidad cristiana
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