«Mas el que peca contra mí, defrauda su alma; Todos los que me aborrecen aman la muerte» (Proverbios 8:36).
El hombre ama su carne, la consciente y la cuida (Ef 5:29), pero es enemigo de su propia alma. Ama la muerte.
George Lawson dijo: “Los que desprecian el Evangelio de Cristo o rechazan su salvación, pecan contra Aquel que es la Sabiduría suprema y la fuente de felicidad para los hombres. Odian a Aquel que es el amor mismo. Tales rebeldes desagradecidos son enemigos tanto de sí mismos como de Cristo. Están asesinando sus propias almas inmortales; aman esos pecados que no son más que muerte y condenación disfrazadas. Los que pecan contra Cristo recibirán como recompensa el castigo que merece la oscuridad de su culpa, y no habrá lugar a lo largo de la eternidad para que se quejen delante de su Juez. La vida y la muerte estuvieron ante ellos, escogieron la muerte (Dt 30:19), y para siempre comerán del fruto de su elección. ¡Considera estas cosas, oh incrédulo! Si te niegas a pensar en ellas ahora, al final de los tiempos te verás obligado a acordarte de tu decisión”.
1. La sabiduría suprema.
Cristo es la Sabiduría suprema, Él es la fuente de todos los tesoros de la sabiduría de Dios. Él llama a los hombres a ir a Él para que sus almas tengan reposo, para que tengan vida eterna.
Cristo, la Sabiduría, llama al hombre a recibirla, a escuchar y atender su llamado (V1-11). Cristo llama a todos los que quieran descanso para sus almas, que vayan a Él (Mt 11:28-30). En los versos 12 al 21 vemos la naturaleza y riquezas de la Sabiduría (Cristo mismo), para guiar a los hombres a la cordura y sensatez. En Cristo están escondidos todos los tesoros de la Sabiduría y el conocimiento (Col 2:2-3). Cristo, es uno con el Padre, en la creación del mundo, y se regocija en su obra de salvación del hombre (V22-31). Cristo ya estaba en el principio con Dios ordenando, creando y dándole vida a todo, Cristo es Dios (Col 2:2-3).
El hombre debe atender al llamado de Sabiduría de Cristo, de lo contrario está atentando contra su propia alma, está escogiendo la muerte.
2. ¡Defraudan su alma!
Rechazar el llamado de Cristo de sabiduría a la salvación, es pecar contra Él, es defraudar el alma, es atentar contra ella. El hombre ama su carne, pero desprecia su alma. Hace todo por cuidar su vida terrena, pero no cuida su vida eterna, se ocupa de la terrenal pero no de lo celestial.
“Mas el que peca contra mi”, contra Cristo, al despreciarlo, rechazarlo, negarlo. Dios advirtió desde el principio que pecar traería la muerte (Gén 2:16-17). Dios había dicho que el alma que pecare, esa morirá (Ez 18:4). Pero pecar contra Cristo es el mayor pecado, es rechazar la vida, y preferir la muerte.
Muchos pecan directamente contra Cristo, al negar que Él es El Cristo, niegan Su persona y obra (1 Jn 2:22-23). El Judaísmo dice que Cristo es un falso Mesías; el Islam que es un simple Profeta, no el Hijo ungido de Dios; la iglesia católica tiene Cristos alternos (María corredentora, obras, indulgencias, sacramentos, santos); las religiones promueven el ecumenismo (muchos Cristos); el mundo rechaza al único Cristo, la iglesia cristiana tolera otros Cristos (es ecuménica). Muchos pecan contra Cristo, al negar que vino en carne, Niegan que Él se hizo hombre (1 Jn 4:3). Ejemplos de esto, el Nestorianismo (era solo hombre cuando vino), el Arrianismo (no era Dios, era un hombre ungido).
Muchos pecan contra Cristo al buscar la justicia por la Ley, y rechazar su justicia, su muerte es en vano (Gál 2:21). El Judaísmo con las obras de la Ley. El catolicismo romano con las obras de misericordia, los sacramentos, el purgatorio, las indulgencias. El mundo con el moralismo, las buenas personas o la buena conciencia. Muchos pecan contra Cristo al buscar justificarse con ritos externos, se desligan de Él, caen de la gracia (Gál 5:2-4). El Judaísmo con la circuncisión, la iglesia de Roma con el bautismo y demás sacramentos, algunos en el cristianismo con el bautismo, las lenguas o la membresía.
Muchos pecan deliberadamente contra Él al apostar, después de conocerlo y caminar dentro de su pueblo, se apartan, se separan, lo desprecian a Él y Su Sangre, al Espíritu de Gracia que Él dejó (Hb 10:28-31). Estos son los falsos creyentes, que nunca nacieron de nuevo, que salieron de nosotros, pero no eran de nosotros.
“Defrauda su alma”. Todo el que peca contra Cristo, el que lo rechaza y desprecia. El hombre al pecar se destruye así mismo, y mucho mas de esta manera. Peca contra sí, aborrece su alma. Quien va tras el mundo (Éxito laboral, dinero, fama, vanagloria, poder), y no tras Cristo, destruye su alma, se pierde (Lc 9:25). Los que lo rechazan lo enfurecen, pecan contra sí mismos, contra su alma (Pr 20:2). Muchos lloran por lo terrenal, pero no por sus almas, no por sus pecados (Lc 23:27-28). No se preocupan de lo celestial (Alma, santidad, salvación, crucifixión, resurrección). Les preocupa el bienestar terrenal (vida, salud). Desechan la vida eterna para sus almas (Hch 13:46).
Pecar contra Cristo, su persona, oficio, obra, salvación, negarlo, apartarse de Él, es rechazar el llamado de la sabiduría, es necedad, defrauda su propia alma. “Mas el que peca contra mí, defrauda su alma…”. El pecado está en contraste con Cristo, la paga del pecado es muerte, Cristo es vida (Rom 6:23).
3. ¡Aman la muerte!
El mundo aborrece a Cristo, aborrece todo lo que tiene que ver con Su reino, leyes, evangelio, pueblo. El hombre ama todo lo que tiene que ver con el reino de las tinieblas. Aborrecer a Cristo, es amar la muerte.
“Todos los que me aborrecen”. Los del reino de las tinieblas, hijos del Diablo, el mundo impío. La simiente de la serpiente aborrece a Cristo. Los hijos del Diablo (Satanás y sus súbditos, el impío) siempre han querido destruir a Cristo y su Reino (Gén 3:15). El mundo aborrece sus palabras, se confrontan con su exhortación, le muestra lo malo de su “bondad”, las intenciones de su malvado corazón (Jn 7:7). Consideran locura y tropezadero su mensaje, aman la sabiduría humana, y la religión externa, para el sabio, filósofo e intelectual, su evangelio es una burla, y el religioso moralista no lo puede aceptar (1 Cor 1:18-23). Aborrecen Su sabiduría, Palabra, consejos, Ley, mandamientos, advertencias, aman sus propios consejos, morirán (Pr 1:29-32). Aborrecen Su señorío, no quieren someterse a Él, no quieren obedecerlo (Lc 19:14). Aborrecen Sus leyes y gobierno, no quieren someterse a Él, dictan leyes contra el Reino de Cristo, quieren quitarse su yugo, romper sus ligaduras (Sal 2:2-3). Aborrecen a su pueblo, porque procuran vivir como Cristo, los desprecian y persiguen (Jn 15:18-21).
El que aborrece a Cristo, aborrece al Padre (Jn 15:23-25). Acá está el Musulmán, Judío, todas las religiones de oriente, la Nueva Era, el Ateo, Agnóstico, impío, mundano, los que dicen creer en Dios, el falso creyente. Todos niegan a Cristo, por tanto niegan al Padre, no son de Dios. El que no ama a Cristo, el que desprecia su sabiduría, está muerto espiritualmente, es maldito (1 Cor 16:22).
“Aman la muerte”, aman el reino de las tinieblas. Quieren morir y no lo saben; y aun así, Dios no quiere su muerte (Ez 18:31-32). No quieren ir a Cristo por vida (Jn 5:39-40). Ama su carne. El hombre siempre buscar cuidar su carne (Ef 5:29). Cuidan su cuerpo, bienestar terrenal, paz, tranquilidad, placer, gustos, deleites, lo que les conviene. Como Pedro cuidando la vida del Señor, al saber que debía ir a Jerusalén y padecer, morir y resucitar (Mt 16:21-23). La Psicología nos dice: “amate, quiérete, consiéntete; debemos amarnos primero a nosotros mismos antes que amar a Dios y al prójimo”. Pero el Señor dice todo lo contrario: “niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame” (Mt 16:24). Buscar salvar su vida terrenal, es muerte eterna (Mt 16:25-26). Aman las tinieblas (pecado, mundanalidad, libertinaje, moralismo, sacramentalismo, obras externas, falsa religión), y desprecian aborrecen la Luz de Cristo (Su Palabra, Evangelio, salvación, Gracia, Misericordia), están condenados (Jn 3:19-20). Aman su propia sabiduría (Psicología, humanismo, secularismo, Filosofía, Estatismo), como los poderosos que no atendieron a la sabiduría de Dios, y crucificaron al Señor de Gloria, cambian la sabiduría oculta desde los siglos, cambian sus valores morales, crean leyes contra Cristo (1 Cor 2:6-8).
Despreciar a Cristo, su reino, sus mandatos, y establecer los propios, es amar la muerte. “…Todos los que me aborrecen aman la muerte”.
4. ¡No defraude su alma, no ame la muerte!
No rechacemos a la fuente de toda la sabiduría de Dios, no pequemos contra Él, no defraudemos nuestras almas, no lo aborrezcamos, no amemos lo que lleva a la muerte.
Oigamos la palabra de Cristo, atendamos su voz, obedezcamos sus mandatos, sigamos La Sabiduría (V32-36). ¡No desechemos al que habla! (Heb 12:25-29). ¡No endurezcamos nuestros corazones! (Heb 3:7-8). ¡No descuidemos esta salvación tan grande! (Heb 2:2-3). ¡No menospreciemos los consejos de sus siervos! (Pr 5:11-14). Escuchemos la exhortación de pastores, sermones, hermanos, iglesia. Confesemos nuestros pecados, reconozcámoslos. ¿Por qué defrauda su alma? ¿por qué moriréis oh casa de Israel? ¡Dios no quiere su muerte! (Ez 33:11). ¿Qué escogerá, la Vida o la muerte? (Dt 30:14-15, 19-20). Si desprecia a Cristo, perecerá, será destruido (Sal 73:27). No se endurezca contra El Sabio de corazón, le ira muy mal (Job 9:4).
¿Está pecando contra Cristo? ¿Está rechazando sus doctrinas, persona, obra, o salvación? ¿Está pensando en abandonarlo? ¿Está defraudando su alma? ¿Aborrece sus palabras, evangelio, sabiduría, señorío, leyes? ¿Da prioridad a su bienestar terrenal? ¿Aborrece la muerte y ama la vida? ¿ama la vida o la muerte? La prioridad es el alma que es eterna, no la salud, ni este cuerpo que perece. La prioridad es Cristo y su Sabiduría, que no pasarán, no el consejo del mundo que serán destruidos. La prioridad es la vida, no la muerte.
¡Tengamos cuidado, tenga cuidado, no juegue con Él! ¡No ame la muerte! “Mas el que peca contra mí, defrauda su alma; Todos los que me aborrecen aman la muerte”.
X SU GRACIA: Comunidad Cristiana.
Escucha el sermón del domingo (24 de Abril de 2022): «¡DEFRAUDAN SU ALMA, AMAN LA MUERTE!»
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