“Y les dijo: ¿Dónde está vuestra fe? Y atemorizados, se maravillaban, y se decían unos a otros: ¿Quién es éste, que aun a los vientos y a las aguas manda, y le obedecen?” (Lucas 8:25)
Amigo, hay muchas distorsiones de la Fe en el mundo. ¿Confía en decir que “cree” en Dios y ser una persona moral ante el mundo? No basta con creer en Dios, los demonios lo hacen. ¿Confía en su “fe”, que atrevidamente quiere darle órdenes al Señor, y le exige? La Fe verdadera se rinde en el Espíritu a Cristo. Es Fe rendida al Señor, que clama a Él, no que le da órdenes, es paciente, no es brujería. Es Fe agradecida al Señor, contenta con lo que el Señor le permite tener, no exigente ¿Confía en su “fe intelectual”, que ignora los frutos de la fe verdadera? La Fe verdadera es viva, con frutos, fiel, obediente, no es muerta, es del corazón ¿Confía en algunas de estas cosas para ser librado de la tormenta de la Ira de Dios? Ninguno de estos tipos de fe salva de la tormenta Divina. ¡Está en graves problemas! Arrepiéntase, de lo contrario sufrirá eternamente en el infierno, la tormenta lo arrasará
Iglesia, la Biblia dice que muchos apostatarán de la Fe, dejarán de clamar al Señor y se enfriarán ¿será usted de estos? Vendrá la tormenta, pruebas, tribulación, problemas, persecución, ataques del Diablo, tentaciones ¿será llevado por la tormenta? ¿se hundirá? ¿apostatará de la Fe? La Fe Bíblica busca al Señor pacientemente, le es fiel hasta verlo cara a cara, vive por fe, no por vista, cree sin ver, pero confía en sus mandatos y promesas, no es irracional es éste sentido, es obediencia rendida a Él. La verdadera Fe no se angustia por el futuro y lo material, descansa en Cristo, enfrenta cada día. La verdadera Fe apaga los dardos de fuego del maligno, vence al mundo, nunca abandona, sigue, corre, confía en Cristo, es fiel hasta la muerte ¿tiene esta fe?
Hermanos, ¿dónde está vuestra Fe? No seamos incrédulos como los discípulos, el Señor es poderoso para obrar milagros. No seamos como Tomás, que tenía que ver para creer. Dichosos los que creen sin ver. No olvidemos lo que el Señor ya ha hecho con nosotros antes, no seamos incrédulos, angustiados por lo que pueda pasar, por el futuro. Confiemos en el Señor. Él está con nosotros en la barca, no está ausente. No nos atemoricemos, la tormenta va a pasar, no nos llevará por delante, no nos hundiremos, no pereceremos. Temamos reverentemente como Isaías, Ezequiel, los padres de Sansón, Pedro, Juan, ante la presencia y Majestad Divina, callemos ante la presencia de Aquel que ha revelado su poder y autoridad al acallar la tormenta. Él tiene el poder para que los vientos y el mar le obedezcan, ¿no confiaremos en Él? Él soportó la tormenta de la ira de Dios, ¿no confiaremos en Él? No temamos, El Señor nos salvó, nos fortalece, nos ayuda, aunque estemos en medio de las tormentas. Seamos valientes. Recibiremos muchos ataques de Satanás en esta carrera cristiana, tomemos el escudo de la Fe, miremos a los héroes de la Fe de Hebreos 11. Tenemos la Fe que ha vencido al mundo. No nos avergoncemos del Evangelio, es poder de Dios, salva, nos cuida hasta el final. Seamos fieles hasta la muerte. Hermanos ¿dónde está vuestra Fe?
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