«Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?» (Génesis 3:9)
Adán y Eva después de la caída quisieron esconderse del Señor. Pero Dios llamó a pedirle cuentas a Adán: ¿Dónde estás tú? El Señor sabia perfectamente que habían desobedecido a su mandato y que por tanto, habían pecado contra Él.
El Señor conoce todo, todo le es manifiesto a su conocimiento y presencia (Heb 4:13). Nada escapa a su atención, nada puede serle escondido, no hay nada que pueda olvidar. Conoce perfectamente lo oculto de las tinieblas y la luz. Sabe los detalles del infierno, el cielo y la tierra (Dn 2:22). Él Señor conoce todo de nosotros, aun el más mínimo detalle (Sal 139:2-4). Él no se equivoca, ni cambia, ni pasa por alto nada. Esto es incomprensible, maravilloso, perfecto (Sal 139:6). La comprensión de su omnisciencia y omnipresencia debe inclinarnos ante Él en adoración. Él conoce el pasado, presente y futuro de todos los acontecimientos, la creación y las criaturas. El conoce el futuro tan completamente como conoce el pasado y el presente. Él mismo lo escribió, decretó y estableció. Lo conoce desde siempre (Hch 15:18). Lo anuncia desde el principio, por tanto se cumplirá (Is 46:10). Cristo mismo estaba destinado desde la eternidad (Ap 13:8; Hch 2:23). Conoce el interior del ser humano, a justos e injustos. Conoce los pensamientos (Sal 94:11). Conoce los corazones (1R 8:39). Por eso sus discípulos oraron a Él para elegir el reemplazo de Judas (Hch 1:24-25).
El impío odia saber que Dios es el testigo de sus pecados, el escudriñador de sus corazones y el Juez de sus acciones. Quisieran eliminar este atributo.
Cristo también conoce todo, pues es Dios. La Biblia nos dice que Él “conocía los pensamientos de los hombres” (Mt 9:4; Lc 6:8). Conocía la vida de las personas, como con la mujer en el pozo (Jn 4:18). Dijo a Sus discípulos de la muerte de Lázaro a unos 40 km de distancia (Jn 11:11). Conocía a Natanael, antes de verlo cuando hablaba con Felipe (Jn 1:47-48). Les especificó los detalles a sus discípulos cuando los mandó a hacer los preparativos de la última cena en la Pascua (Mc 14:16). Por eso puede interceder por nosotros (Rom 8:34). Aquel que rechaza a Cristo debe temblar ante Dios. El Espíritu Santo también todo lo sabe, es Dios. Descubre nuestro interior, y revela los misterios de Dios. Conoce las cosas del hombre y las cosas de Dios (1 Cor 2:11). Todo sabe de nosotros, por eso gime en nosotros, es nuestro consolador, mora en nosotros, y descubre nuestro pecado como con Ananías y Safira (Hch 5:4)
Por tanto, nadie puede esconderse del Señor. El conoce el pecado más íntimo del ser humano. El hombre cree que puede esconderse de Dios como Adán y Eva, pero Dios sabe dónde está. El impío quiere esconder su pecado viviendo en la oscuridad. Tropezará como Adán y Eva, caerá en el pozo profundo de las tinieblas (Jn 11:9-10). Como Adán, el impío quiere esconderse de Dios, quiere esconder su pecado, no quiere ir a la luz (Jn 3:19-21). El hipócrita quiere esconder sus pecados en la oscuridad, dónde ningún ojo humano lo ve, pero como con Adán y Eva, el ojo Divino es testigo de su maldad (Job 24:15-17). Él llamará a cuentas al hombre. “Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?”.
De nada sirve tratar de ocultar el pecado. Nadie podrá esconderse de Él. Toda obra buena o mala el Señor la ve, y la sacará. Nada hay oculto delante de Él, todo saldrá a la luz (Mc 4:22; Lc 8:17). Así el impío se esconda como Adán y Eva, será inútil. No podrá esconderse de la Ira del Cordero, no podrá sostenerse en pie y mirar Su rostro (Ap 6:15-17). No podrá cubrir su maldad, sus pecados serán expuestos. El Señor lo llamará a cuentas. Su orgullo y soberbia será destruida en aquel Día (Is 2:10-12).
¿Es Cristo Su Señor? Si no, llore por su alma, por sus pecados, por su maldad, arrepiéntase, conviértase de su mal camino, pues Dios lo llamará a cuentas, y no podrá esconderse (Lc 23:28-31). ¿Dónde estás tú hombre o mujer? ¿Descarriado en el mundo? ¿siguiendo sus propios caminos? ¿siguiendo la voz de su perverso corazón? ¿siguiendo la corriente de este mundo? ¿corriendo por lo que perece? ¿Tratando de hacer ciertas obras de justicia para cubrir su pecado y desnudez? ¿alejado de la luz, en las tinieblas? Cristo mismo será su juez, sus malas obras serán descubiertas delante de Él, sus pecados quedarán expuestos, sus ojos como llama de fuego han visto todo lo que usted ha hecho, dicho y pensado a lo largo de su vida (Ap 1:14; 2:18; 19:12).
No se esconda mas de Él como Adán y Eva, humíllese ante Él, enfréntelo, confiésele sus pecados, no los oculte, vaya a la Luz, salga de las tinieblas. Hallará perdón, será cubierto con su ropaje, librado del infierno, verá Su rostro sin temor ni vergüenza, lo pastoreará por sendas de justicia, lo guiará al cielo. Iglesia, sigamos anunciando el evangelio, para luz o para testimonio en el día del juicio (Jn 10:26-27)
Si su pueblo se descarría, el Señor también nos preguntará ¿Dónde estás tú? No podremos escondernos de Aquel que todo lo ve y sabe. También los creyentes compareceremos ante Él (2 Cor 5:10). Él nos conoce, sabe perfectamente las intenciones de nuestro corazón en todo lo que hacemos. ¿Ignoramos esto?
Como los Fariseos ¿Buscamos nuestra gloria y no la gloria de Dios? ¿Hacemos las cosas para ser vistos por los hombres? (Mt 23:5-7). Como los hipócritas ¿proclamamos nuestras buenas obras? (Mt 6:1-4). ¿Mostramos una apariencia de piedad, como Ananías y Safira? (Hch 5:3-5). “Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía” (Lc 12:1). Él sabe nuestras intenciones, y las sacará a la luz, nada quedará oculto (Lc 12:1-3). Él expondrá los pecados secretos, las dobles vidas, lo que no hayamos confesado. Es tan terrible el hipócrita para el Señor que nos manda a apartarnos de ellos (2 Tm 3:5). El hipócrita es un mentiroso, pero Dios lo conoce, serán excluidos del cielo (Ap 22:15). De nada sirve tratar de parecer lo que no somos. No siga viviendo con una apariencia de piedad, un falso cristianismo, la ira de Dios será su herencia. El Señor lo llamará a cuentas, clamará y no será escuchado (Job 36:13).
¿Sigue jugando a la iglesia amigo hipócrita? El Señor le está hablando hoy ¿Dónde estás tú? Tarde o temprano saldrá a la luz las malas y buenas obras, los malos y los buenos hombres (1 Tim 5:24-25). Expondrá a los rebeldes, que resisten a la verdad, que murmuran, que dividen ocultamente (2 Tim 3:8-9). Él conoce las iglesias y a los que estamos en ella (Ap 2 y 3), a los que le sirven sinceramente: “Yo conozco tus obras” y a los que no: “Pero tengo contra ti”. “El Señor juzgará a su pueblo. ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!” (Heb 10:30-31). No ocultemos el pecado, no temamos al hombre, temamos a Dios. No nos endurezcamos cuando somos exhortados (Heb 3:12-13).
¿Dónde estás tú? Él llamará a cuentas a su pueblo. Él conoce cada uno de nuestros cabellos, es inútil tratar de escondernos como Adán y Eva. Sus ojos están sobre nosotros. Clamemos por Su ayuda (Sal 34:15). El Señor de todos modos nos llamará a cuentas “Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?”
X SU GRACIA: Comunidad Cristiana
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