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¡EGIPTO QUEDÓ ATRÁS!

«Y dijeron a Moisés: ¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos en el desierto? ¿Por qué has hecho así con nosotros, que nos has sacado de Egipto? ¿No es esto lo que te hablamos en Egipto, diciendo: Déjanos servir a los egipcios? Porque mejor nos fuera servir a los egipcios, que morir nosotros en el desierto. Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis. Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos. Entonces Jehová dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen» (Éxodo 14:11-15)

Iglesia, salir de Egipto, del mundo, implica dificultades, tribulaciones y pruebas. No nos asustemos ni quejemos. No añoremos nuestra vida pasada, Egipto, su comida, su falsa paz y seguridad. No tentemos al Señor con reclamos, quejas, murmuraciones, exigencias y desconfianza en Él, como hicieron los israelitas en el desierto. No nos podemos cansar de Cristo, el maná del cielo, de su Palabra, mandamientos, consejos, su yugo es fácil y ligera su carga, y lleva a la vida. No vayamos a buscar ayuda en Egipto, su yugo lleva a la muerte. No busquemos excusas y pretextos para regresar a Egipto, no nos rebelemos contra los que nos guían. Todo esto los hicieron los israelitas en el desierto después de salir de Egipto.

¿Añoramos aún Egipto? No divaguemos más entre dos caminos. No será un camino de pétalos y rosas. Será un camino desértico, escabroso, con altos y bajos, pero con el agua de vida. No le puedo prometer la paz que el mundo da, no lo hizo tampoco el Señor. Pero si le digo que quién persevera hasta el fin será salvo, que recibiremos la corona de justicia, y que finalmente la Jerusalén celestial, la tierra prometida, la tomaremos plenamente como nuestra posesión eterna. ¡No añoremos Egipto!

Iglesia, ¡No temáis, estad firmes! El Señor abre los mares para que crucemos. Derrotó al Faraón y nos liberó de Egipto con gran despliegue de fuerza y poder, destruyó su imperio de muerte con su propia muerte. Nos libró de sus plagas, de las consecuencias del pecado, del infierno, de la ira de Dios. Nos libró del dominio del Faraón, del dominio del pecado, de su esclavitud, que paga con la muerte. ¡No temáis, estad firmes! Sirvamos a aquel Amo que paga con la vida eterna, a Aquel que su yugo es fácil y ligera su carga, a Aquel que abre mares para que pasemos y seamos guiados por el desierto a la tierra prometida, a la Jerusalén celestial. Iglesia, ¡No temáis, estad firmes! Nuestro libertador va delante de nosotros

Iglesia, ¡Egipto quedó atrás! Marchemos, no lo añoremos, no temamos, estemos firmes. Marchemos, el Señor está con nosotros y peleará por nosotros, hará grandes proezas. Mantengámonos en marcha, los que lo hacen conquistarán la tierra prometida. No dejemos de marchar, los que lo dejaron de hacer, quedaron tendidos en el desierto, incluso sin haber regresado a Egipto. Eso puede pasar con nosotros, permanecer dentro del pueblo de Dios (la iglesia), nunca volver al mundo, pero añorarlo en el corazón, y como los israelitas quedar muertos en el desierto.

Iglesia, marchemos, no añoremos Egipto, no temamos, estemos firmes. ¡Egipto quedó atrás!

X SU GRACIA: Comunidad Cristiana

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