¡EL AMOR NO TIENE ENVIDIA! (Serie: La preeminencia del Amor).
- mayesil
- hace 23 horas
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«El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece» (1 Corintios 13:4)
“El amor suprime la envidia, no envidia; no se aflige por el bien ajeno; por sus dones, buenas cualidades, honores, bienes… Este es el efecto propio de la bondad y benignidad; la envidia es el efecto de la mala voluntad” (Matthew Henry).
Algunos traducen “El amor no es celoso”… Hendriksen & Kistemaker al respecto comentan: “Se puede derivar un sentido positivo de la palabra “celos”, si se concibe como el deseo de proteger el honor personal. Por ejemplo, Dios es un Dios celoso, y manda a su pueblo a adorarlo solo a Él. Pero acá, los celos son un vicio, que es opuesto al amor. Al contrario, el amor es libre de envidia”.
1. LA ENVIDIA.
“La Biblia está llena de ejemplos que muestran los efectos desastrosos que los celos (envidia) tienen en las relaciones personales” (Hendriksen & Kistemaker).
LA ENVIDIA EN EL MUNDO.
Vivimos en una sociedad llena de envidia, unos a otros se envidian, por lo que el otro tiene. Envidian su prosperidad, éxito, dinero, trabajo, posesiones, casa, carro, carisma, dones, inteligencia, familia, esposa, hijos; las mujeres envidian la belleza de otras mujeres, los niños envidian lo juguetes de otros niños, etc. En temas políticos por ejemplo, el Socialismo es la ideología de la envidia. Envidian la prosperidad de los ricos, y buscan por medio de leyes, quitarle lo que con esfuerzo muchos han trabajado honestamente, para darlo a los pobres. Países como Estados Unidos, por su riqueza, prosperidad, y valores, despiertan la envidia de muchas otras naciones y personas. En el mundo se dice que “Cuando el árbol da frutos, le tiran piedras”; algo similar dice Salomón (Ecl 4:4).
También en el mundo se dice: “La envidia es mejor despertarla que sentirla”; y esto aunque tiene algo de cierto, no debemos buscar despertarla (Gál 5:26). Penina buscó generar envidia en Ana porque ella tenía hijos y Ana no (1 S 1:6-7). No compartir también es envidia, y los niños con sus cosas, se caracterizan especialmente por esto. Por envidia, o celos, las personas pueden matar, mentir, difamar, robar, enfermarse, y hasta iniciar guerras. La envidia está ligada a la codicia, la avaricia y la falta de contentamiento. Si decimos amar a alguien y le tenemos envidia, realmente no lo amamos. “El amor no tiene envidia”. Los celos y la envidia son obras de la carne (Gál 5:19-21). Cristo dijo que del corazón sale todo lo malo, incluida la envidia (Mc 7:21-22).
LA ENVIDIA EN LA BIBLIA.
Caín envidió a su hermano Abel, y lo mató, porque Dios miró con agrado la ofrenda de éste, y no la suya (Gn 4:8). Esaú envidió a su hermano Jacob por la bendición de su padre, y buscó matarlo (Gn 27:41). Raquel envidió a su hermana Lea, porque tenía hijos, y ella no (Gn 30:1). Los hermanos de José lo envidiaban y aborrecían por ser el preferido de su padre (Gn 37:4). También lo aborrecieron más por causa de sus sueños (Gn 37:8). Los hermanos envidiaban a José (Gn 37:11). Y por envidia lo vendieron como esclavo a Egipto (Gn 37:28). Saúl tuvo envidia de David, por los cantos de las mujeres del pueblo hacia éste (1 S 18:8-9). Los labradores tuvieron envidia de Cristo por la heredad (Mt 21:38-39). Los principales sacerdotes entregaron a Cristo por envidia (Mc 15:9-11). El hijo mayor tuvo envidia de su hermano menor, el hijo pródigo, por la fiesta de recibimiento que le hizo su padre (Lc 15:28-30). Los judíos tuvieron envidia de los gentiles por su entrada (hora 11ª), al reino (Mt 20:9-15). El sumo sacerdote y su séquito llenos de celos, encarcelaron a los apóstoles (Hc 5:17-18). Los judíos celosos de Pablo y Bernabé porque el evangelio se estaba difundiendo de sus bocas; los contradecían y los echaron de la ciudad (Hc 13:44-45, 49-50). Los corintios peleaban entre ellos, se envidiaban por su denominación religiosa (1 Co 3:3-4). Algunos predicaban a Cristo por envidia a Pablo (Fil 1:15).
2. NO ENVIDIEMOS.
“El que tiene la gracia de amar a Dios, a Cristo y a los santos, no envidia la felicidad temporal de los demás, aunque sea lo que no tiene, o sea mayor de lo que disfruta... Esta gracia, cuando se ejerce, no lo permitirá, ni envidiará las medidas superiores de gracia, los dones espirituales más excelentes, o el mayor grado de utilidad y éxito en cualquier empresa espiritual, en cualquiera de los santos y siervos de Cristo” (John Gill).
NO ENVIDIEMOS AL IMPÍO.
Asaf tuvo envidia de la prosperidad de los impíos (Sal 73:3-9). No debemos turbarnos por su prosperidad (Sal 37:7). No debemos envidiarlos (Pr 23:17). Muchos de ellos, lo que tienen, es por causa del robo y la mentira (Pr 24:1-2). No los envidiemos, ellos serán cortados (Sal 37:1-2). El Señor los quitará, nosotros heredaremos la tierra (Sal 37:10-11).
NO NOS ENVIDIEMOS ENTRE HERMANOS.
Caín tuvo envidia del fruto espiritual de Abel, y lo mató (1 Jn 3:12). No nos envidiemos unos a otros por el progreso espiritual, los dones, o las bendiciones materiales (Gál 5:26). La envidia trae contiendas, y nuestras oraciones no son escuchadas; pedimos mal, para alcanzar lo del otro, por envidia, para satisfacer deseos egoístas (St 4:1-3). Los carnales, que no enseñan la piedad, generan envidias y contiendas (1 Ti 6:3-5). Incentivan competencia, carne, codicia, avaricia, envidia. Los celos y la envidia, amargan el corazón (St 3:14-16). La envidia nos enferma (Pr 14:30). La envidia nos contamina (Mc 7:23). La envidia es señal de inmadurez espiritual, desechémosla (2 P 2:1-3). Los celos y envidia son obras de la carne, y los que las practican, no irán el cielo (Gál 5:21). La envidia es señal de una mente reprobada, son dignos de muerte (Ro 1:29, 32).
3. ¡UN AMOR NO ENVIDIOSO!
“Si amamos al prójimo, estaremos tan lejos de envidiar su bienestar o disgustarnos, que lo compartiremos y nos alegraremos. Su dicha y santificación serán un añadido a las nuestras, en lugar de perjudicarlas o disminuirlas... La prosperidad de quienes deseamos el bien nunca puede afligirnos; y la mente empeñada en hacer el bien a todos nunca puede hacer el mal a nadie” (Matthew Henry).
EL AMOR NO ENVIDIOSO DEL SEÑOR.
El Señor no ha sido envidioso, nos comparte lo suyo, no lo deja para Él solo. El Padre nos comparte su Reino y Gloria (Jn 6:40). Nos da su herencia en Cristo (Ef 1:11). El Hijo nos comparte su herencia, Reino y Gloria (Jn 17:24). Cristo fue a prepararnos morada en la casa de su Padre (Jn 14:2-3). El Espíritu Santo, nos lleva a Su Reino y Gloria, convenciéndonos de pecado, justicia y juicio (Jn 16:8). El Espíritu Santo, aunque es Dios mismo, no envidia al Hijo, busca que exaltemos a Cristo (Jn 16:14).
También siervos eminentes de Dios, nos dieron muestra de tener un amor no envidioso. Moisés no fue envidioso con los que también profetizaban (Nm 11:27-29). Juan el Bautista, el hombre más grande nacido de mujer, con grandes multitudes que lo seguían, se opacó, para que Cristo fuera exaltado (Jn 3:30).
NUESTRO AMOR NO ENVIDIOSO.
Alegrarnos con el bien de los demás, compartir, esperar en el Señor. No envidiemos nada de nadie (Dt 5:21). Gocemos con las bendiciones de otros (Ro 12:15). Con sus triunfos, alegrías, buenas noticias; siempre y cuando estas cosas no lo lleve a apartarse del Señor. Compartamos lo nuestro (Mt 5:42). Bendiciones materiales, seamos generosos, hagamos favores. Demos con misericordia, heredaremos la tierra (Sal 37:21-22). Perseveremos en el temor de Dios, nuestra esperanza no será cortada (Pr 23:17-18). Confiemos en el Señor y su justicia; no contendamos con Él, ni hagamos lo malo (Sal 37:8-9). No nos alegremos (si es por envidia), con las desgracias de los enemigos (Pr 24:17-18). No nos angustiemos por las cosas materiales, el Señor tiene cuidado de nosotros (Sal 37:25). No nos afanemos por las cosas de la tierra, busquemos primero al Señor (Mt 6:34). Corramos por lo eterno, no por lo que perece (Jn 6:27).
Antes vivíamos en envidias, ya no puede ser así, debemos amarnos entre nosotros (Ti 3:3). Debemos crecer espiritualmente, desechemos la envidia (2 P 2:1-3). Que no haya más envidias entre nosotros (2 Co 12:20). Andemos en luz, vestidos de Cristo, sin envidias (1 Co 13:13-14).
¡EL AMOR NO TIENE ENVIDIA!
X SU GRACIA: Comunidad Cristiana.
Escucha el sermón del domingo 06 de Abril de 2025: ¡EL AMOR NO TIENE ENVIDIA!
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