«Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación, escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos. A éstos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles» (1 Pedro 1:10-12)
Iglesia, Cristo es el anunciado por los profetas, no hay duda. Ellos profetizaron la doctrina de la salvación. Jacob profetizó en su lecho de muerte sobre el Rey de los judíos (Gn 49:10). En su 4º oráculo, Balaam profetizó sobre la Estrella Real de la casa de Jacob (Nm 24:17). Moisés profetizó a los israelitas sobre el Gran Profeta del pueblo (Dt 18:15). Isaías profetizó sobre el Rey que vendría del linaje de David (11:1-2). Daniel, al interpretar el sueño de Nabucodonosor, profetizó sobre el Reino invencible de Cristo (2:44). Ellos profetizaron sus detalles, indagaron diligentemente. Malaquías profetizó a alguien (Juan el Bautista) que prepararía el camino del Hijo de Dios (3:1). Isaías profetizó acerca de su nacimiento de una virgen (7:14). Isaías profetizó que ese niño sería el Rey soberano y Salvador (9:6-7). Miqueas profetizó su lugar de nacimiento (5:2). Zacarías profetizó la entrada del Señor en Jerusalén (9:9). Isaías también profetizó acerca de su ministerio (35:4-6; 61:1-3). Los profetas hablaron dirigidos por el Espíritu Santo, eran llenos de Él
El Espíritu Santo, por medio de ellos, predijo también los sufrimientos y las glorias de Cristo. Los profetas y en los salmos profetizaron lo que tendría que padecer el Mesías, sus angustias. Isaías muestra la más completa y detallada profecía de los padecimientos de Cristo (53:1-13).
Pedro contrasta estos sufrimientos con “las glorias que vendrían tras ellos”. La gloria de Sus sufrimientos. Isaías profetiza la exaltación de Cristo como recompensa a sus sufrimientos (52:13-15). La gloria de Su muerte. Isaías profetiza el fruto de la aflicción de Cristo después de padecer en la cruz (53:10b-12). La gloria de Su resurrección. David y Oseas profetizan la victoria de Cristo sobre la muerte (Sal 16:8-11; Os 6:1-2). La gloria de su ascensión. David la profetiza en el salmo 110. Y aunque no entendían del todo, profetizaron también la gloria de su segunda venida, su retorno en juicio y victoria (Is 63:3-6; Zc 14). Que vendrá en temible juicio, en justicia victoriosa
Esto se cumple mayormente cuando Cristo viene. El Señor confirma en el templo, al tomar el rollo, que Él es el anunciado por el profeta Isaías (61:1-3). Juan el Bautista, confirma lo dicho por Malaquías (3:1), al reconocerlo como el Mesías anunciado que traía la salvación (Jn 1:29-30). El centurión al ver a Cristo sufrir, padecer, expirar su último aliento y morir en la cruz, exclama que: “Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios”. Pedro cita el salmo de David (110:1) para confirmar la ascensión de Cristo a la diestra del Padre. Los discípulos al ver que había resucitado entendieron y creyeron lo que decían las Escrituras de Él (Jn 20:8-9). En Pentecostés, Pedro cita otro salmo de David (16:8-11) para confirmar la resurrección de Cristo. Entendemos que Jonás dentro del gran pez, era tipo de la Resurrección (Mt 12:40). El Señor les explica a unos discípulos lo que de Él decían las Escrituras y las glorias cumplidas en Él (Lc 24:25-27). Pedro cita Deuteronomio 18:15 (“Profeta les levantaré…”), para ratificar que definitivamente Cristo fue el anunciado por los profetas.
A nosotros también nos dijeron lo que anunciaron los profetas de Cristo, al predicarnos el evangelio, y lo creímos por Fe. Como ellos, somos guiados “por el Espíritu Santo enviado del cielo”. Anunciemos las mismas palabras de Dios, lo que el E.S dijo, anunciemos el mensaje de los profetas, el evangelio de Cristo, el anunciado por los profetas. Tenemos un privilegio único, “cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles”.
Muchos quisieron ver lo que nosotros estamos viendo, aún los ángeles del cielo, aun los profetas que anunciaron a Cristo. Si no cree este mensaje, tiemble. Si no se quiere arrepentir y entregarse por completo a Cristo, tiemble, si es un tibio que ama el mundo, tiemble. El Señor vendrá, Él lo prometió, el anunciado por los profetas no miente. Él volverá, todo ojo lo verá, las naciones lamentarán no haberle creído, no haberse entregado a Él. Volverá, no hay duda, en llama de fuego, y con Él su pago
Hermanos, lo que dijeron los profetas se cumplió y se seguirá cumpliendo. Cristo vino, padeció, murió, resucitó, ascendió al cielo, está a la diestra del Padre, y volverá a juzgar a vivos y muertos con poder, gloria, juicio y victoria. Anunciemos este mensaje. Anunciemos a Cristo, el anunciado por los profetas
X SU GRACIA: Comunidad Cristiana
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