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¡EL CIELO!

Actualizado: 25 oct 2022

«Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham…» (Lucas 16:22a).


Las almas de los justos al morir van al Seno de Abraham, es decir al cielo o paraíso (incluye a los santos del Antiguo Testamento – AT). Es el lugar de consuelo y recompensa, para ellos, en espera de la resurrección de sus cuerpos en la Segunda Venida de Cristo. Lázaro es la abreviatura griega del Hebreo Eleazar (Dios ha ayudado/salvado). Representa al cristiano nacido de nuevo, pobre de espíritu, consiente de su condición, que sufrió males en vida, que caminó el camino estrecho, y después de morir, llega al cielo.


1. La realidad del cielo.


El cuerpo ve corrupción, baja al sepulcro, se corrompe, muere. Esta es la realidad de todo ser humano, desde la caída (Gn 2:17). Al polvo volvemos (Gn 3:19). Vemos corrupción (Hc 13:36). Las almas, por su parte, van a un destino inmediato, los justos (Lázaro) al seno de Abraham (cielo, paraíso), los injustos (Rico) al Hades (Seol, infierno).


Hay un juicio personal para todo hombre, después de morir (Hb 9:27). El espíritu vuelve a Dios (Ecl 12:6-7). Las almas de los impíos van al lugar de tormento, a juicio (Sal 49:14). Las almas de los justos van al lugar de consuelo a la presencia de Dios (Lc 23:43; 2 Co 5:8; Fil 1:23). El rico y Lázaro nos muestra los dos destinos de cualquier alma al morir, el lugar de tormento o el lugar de consuelo (Lc 16:19-26). Algunos dicen que el Hades/Seol es el lugar donde están todos los muertos (creyentes, incrédulos), separados por dos compartimientos, uno de consuelo (Seno de Abraham. Hoy vacío), y otro de tormento (Hades). Esto viene de la doctrina papista del estado intermedio, en donde dicen que el Seno de Abraham era el “Limbus Patrum”, donde estaban todos los creyentes salvos del Antiguo Testamento. Sin embargo, nosotros creemos que el Hades/Seol es un lugar diferente del Seno de Abraham, es el Infierno (lugar de tormento), y el Seno de Abraham, es el cielo, paraíso, o lugar de consuelo. Según la Biblia, no hay lugares intermedios entre el cielo y el infierno. No hay purgatorio, limbos, etc. Después de la muerte, los injustos son eternamente castigados en el infierno (Hades, Seol), y sin ninguna esperanza de salir, y los justos estarán en el cielo (Seno de Abraham), eternamente consolados. Hay una gran sima entre ellos, que no les permite cruzar de un lugar al otro.


Lázaro era un mendigo, llenos de males en esta vida, los perros lamían sus llagas. Estar entre los perros era una afrenta para un judío, eran comparados con los gentiles (impureza). Sin embargo, al morir, fue Llevado por los ángeles al cielo, vienen de arriba a recoger a Lázaro y llevarlo a donde el Señor. El Seno de Abraham representa el sitio de reunión con los patriarcas al morir (Hc 16:31), Abraham es el Padre de los creyentes por la Fe, y representa el consuelo (seno) por todas las promesas por la fe (Rm 4:11; Gál 3:29). El caso del rico, era el mismo de los Fariseos, lo llama “Padre Abraham”, pero no era su padre (Jn 8:39). Lázaro es recompensado, en un lugar muy agradable. Lázaro era pobre de espíritu, lloró, manso, hambre, sed, misericordioso, limpio corazón, pacificador, persecución, vituperado, difamado. Sin embargo, fue bienaventurado con el reino de los cielos, consolado, tierra por heredad, saciado, misericordia, vió a Dios, hijo de Dios, gozo, alegría, galardón grande en los cielos (Mt 5:3-12). Lázaro había transitado el camino angosto, que lo llevó a la vida (Mt 7:13-14).


2. El cielo ayer, hoy, y siempre.


Los santos del AT fueron al cielo, los santos a partir del NT también, todos los santos estarán en el Estado Eterno.


EL CIELO AYER. Los santos del AT, aunque no entendían muy bien esta realidad, iban al lugar de consuelo. En el AT vemos varias promesas de Dios a su pueblo elegido. Muchas de ellas se cumplirían en el futuro, más allá de la historia humana. Dios prometió a Israel una numerosa descendencia, una tierra propia, una Ley y un Templo. Tuvieron su cumplimiento parcial dentro de la historia de este pueblo. Su cumplimiento total será en el cielo. Los israelitas no percibían la dimensión trans-histórica de estas promesas. En la medida que Dios se fue revelando se abrió para ellos cada vez más esta verdad. El cielo como realidad trascendente lo encontramos implícito en algunas citas del AT (Gén 15:1; Sal 16:9,11; Sal 48:14). Las almas de todos ellos fueron al cielo al morir (No al Seol/Hades), como lo vemos con Moisés y Elías en la transfiguración (Lc 9:30-31). Cristo estaba en el cielo con ellos, y descendió (Pr 30:4). Nunca hubo, ni habrá, nadie que pueda subir al cielo y descienda a contar los misterios del Reino de los cielos (Jn 3:13).


EL CIELO HOY. Las almas de los justos a partir del NT van al cielo al morir, van a la presencia de Dios (cielo/paraíso/seno-Abraham). Los justos van inmediatamente al Paraíso (Lc 23:42-43). Pablo dijo que al morir estamos presentes con el Señor (2 Co 5:6-8). Pablo prefería partir de la tierra para estar con Cristo (Fil 1:21-23). Apocalipsis dice que los muertos en el Señor son bienaventurados, descansan de sus obras (Ap 14:13). Los santos en el cielo, aunque claman justicia, descansan de sus obras (Ap 6:9-11). Pablo fue arrebatado al cielo (en cuerpo o fuera del cuerpo, no lo sabemos. 2 Co 12:2-4). Los santos en el cielo son hechos perfectos (Heb 12:22-23). En el cielo hay cosas que no hemos visto, oído ni sentido (1 Co 2:9). El cielo fue prometido para los santos del AT y el NT, para la iglesia completa de Dios (Mt 8:11). Cristo está hoy allí, en el cielo, sentado a la Diestra del Padre (Heb 1:3; 8:1-2). Entró en el cielo mismo (Heb 9:24). Subió por encima de todos los cielos (Ef 4:10). Traspasó los cielos (Hb 4:14). Se fue a prepararnos lugar allí para su pueblo (Jn 14:2-3). Los que se arrepienten estarán allá con Él (Hc 3:19-21).


EL CIELO ETERNO (Estado Eterno, Nueva Jerusalén, la celestial, Reino de Dios, reposo final eterno). Los muertos resucitarán, creyentes e impíos, en la segunda venida de Cristo; los primeros heredarán la vida eterna y los últimos sufrirán tormento eterno. Los cuerpos de los justos, que vieron corrupción, resucitarán de los muertos glorificados, para unirse al alma, y entrar completos a la vida eterna. Nuestros cuerpos no pueden heredar el cielo, hay corrupción. Deben ser transformados en Gloria para entrar allí (1 Co 15:50-53). Es nuestra esperanza gloriosa cuando Cristo vuelva (1 Ts 4:14-18). Seremos vivificados (1 Co 15:22-23). Habrá cielos nuevos y tierra nueva. Cuando Cristo vuelva será el Juicio final, será la muerte segunda para los impíos, y los cielos nuevos y la tierra nueva para los escogidos. El Señor prometió crear cielos nuevos y tierra nueva (Is 65:17). Estos cielos y tierra que vemos serán quemados, destruidos, y reemplazados por otros donde more la justicia, y serán para nosotros (2 P 3:10-13). Todo esto que vemos pasará, pero el cielo y tierra nueva, jamás (Ap 21:1). Permanecerá para siempre, y nosotros también (Is 66:22). La Jerusalén celestial bajará del cielo a la tierra, y será el lugar en el que morarán los santos eternamente, en donde disfrutarán de la comunión con Dios por siempre. Cuerpo y alma disfrutarán del cielo en la tierra. Descenderá del cielo el tabernáculo de Dios con nosotros, sin ninguna maldición (Ap 21:1-4). La Santa ciudad será esplendorosa (Ap 21:10-14). Dios y Cristo son el templo de ella, nada inmundo entrará allí, ellos la iluminan (Ap 21:22-23, 27). Provisión eterna tendremos allí, y allí serviremos eternamente a nuestro Señor (Ap 22:1-5).


3. ¿Estará en el cielo?


Solo el pueblo de Dios entrará al cielo, solo los cristianos verdaderos, nacidos de nuevo, arrepentidos de sus pecados, fieles, santos, que velan, los que vencen, heredarán todas las cosas en el Reino de Dios.


LAS HERENCIAS DEL CIELO. Comer del árbol de la Vida en el Paraíso (Ap 2:7). No sufrir la segunda muerte (Ap 2:11). Comer del maná escondido y recibir un nombre nuevo (Ap 2:17). Reinar con Cristo, recibir la estrella de la mañana (Ap 2:26-28). Vestiduras blancas, nuca ser borrados de Su libro, reconocimiento celestial (Ap 3:5). Ser columna del Templo de Dios, y Su nombre escrito en nosotros (Ap 3:12). Sentarnos con Cristo y el Padre en el Trono (Ap 3:21). Nos sentaremos en la mesa en su Reino (Lc 13:29). Veremos a Cristo en la resurrección (Job 19:25-27). Veremos a Cristo cara a cara (1 Co 13:9-12). Heredaremos el Reino de Dios (Mt 25:34).


¿QUIÉNES ESTARÁN EN EL CIELO? Los nacidos de nuevo (Jn 3:3). Los que nazcan de agua y de Espíritu (Jn 3:5). Los que atiendan el llamado al evangelio (Mt 22:2-4). Los que entren por la puerta estrecha y crucen el camino angosto (Mt 7:14). Los que pasen por muchas tribulaciones (Hc 14:22). Los que sean fieles al Señor (Mt 25:23). Los que velen (Mt 24:46-47). Los vencedores (Ap 21:7).


Pero si no vencemos, heredaremos el lago que arde con fuego y azufre (Ap 21:8). ¿Será despertado para vida eterna, o para vergüenza y confusión perpetua? ¿vencerá la última prueba si está acá? ¿será libertado por Cristo? (Dn 12:1-2). ¿Resucitará como justo o como un injusto? Porque habrá resurrección de los muertos, ¿lo cree? (Hch 24:14-15). ¿Será levantado para resurrección de vida o para resurrección de condenación? (Jn 5:28-29). ¿Vida eterna o castigo eterno? Debe ser una oveja del Señor (Mt 25:46). ¿Somos dignos del Reino de Dios? (2 Ts 1:5-7). ¿Si hoy muriera, a dónde iría: cielo o infierno? ¿sería llevado por los ángeles o alzaría sus ojos en el Hades? ¿Si Cristo volviera hoy, sería transformado en gloria o en deshonra? ¿Será despertado del polvo para vida eterna? ¿Su cuerpo y alma heredarán la vida eterna? ¿Estará con Dios para siempre? ¿será consolado eternamente?


Amigo, hoy usted está hoy en la tierra, no tiene que ir hoy al cielo para hallar la vida eterna, esa la halla acá, está cerca (Rm 10:6-9).


Aunque no podamos subir todavía al cielo, busquemos las cosas de arriba donde está Cristo (Col 3:1-2). El cielo es real. Estas palabras son fieles y verdaderas (Ap 21:5, 22:6).


¡Luche por estar allí! ¡Luche por entrar al cielo! “Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado”.



X SU GRACIA: Comunidad Cristiana.


Escucha el sermón del domingo (17 de Julio de 2022): «¡EL CIELO!»


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