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¡CALZADOS CON EL EVANGELIO DE LA PAZ!



«y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz» (Efesios 6:15).


“La palabra griega “hetoimasia” (“Apresto”: disposición, preparación, prontitud), significa una base o fundamento; un conocimiento firme y sólido del Evangelio, al publicar la paz por Jesucristo, que produce un fundamento seguro para que el soldado cristiano ponga su pie y se mantenga firme; siendo para él, como el zapato para el pie, su base o fundamento. Que los pies estén calzados con él… es la posición constante y firme de los creyentes en la fe del Evangelio, y así luchar y contender por él, sin ser movidos de éste... Los zapatos o botas (hierro, bronce), hacen parte de la armadura de los soldados” (John Gill).

 

1. EL CALZADO.

 

“Para facilitar el movimiento sobre los diferentes caminos, los soldados acostumbraban a usar zapatos “tachonados abundantemente con agudos clavos” (Josefo, Guerra judaica VI, i, 8). Una importante razón del éxito de Julio César como general fue que sus hombres usaron zapatos militares que les hicieron posible cubrir largas distancias en períodos tan cortos que vez tras vez sorprendieron a sus enemigos desprevenidos, quienes se engañaron pensando que aún tenían tiempo para preparar la defensa adecuada. En las victorias de Alejandro el Grande este mismo factor jugó un papel muy importante. Así, un calzado adecuado significa prontitud” (Hendriksen & Kistemaker).

 

Los zapatos de un soldado formaban la base de su armamento. En aquellos días, caminar era el principal medio de transporte para aquellos soldados del imperio que se movilizaban a pie, por lo que la capacidad de andar fácil y cómodamente era esencial para ellos. En batalla, estos soldados necesitaban pisar firmemente y en forma segura. Necesitaban una base sólida en sus pies para poder concentrarse en la batalla. Los clavos en sus zapatos ayudaban para que se mantuvieran firmes y pudieran andar a través de terrenos difíciles.

 

Goliat tenía grebas de bronce sobre sus piernas (1 S 17:5-7). El Señor llevó 40 años a los israelitas por el desierto, y sus calzados no se desgastaron, mostrando que el Señor los preservó para que ellos perseveraran en el desierto (Dt 8:4; Dt 29:5). Los gabaonitas, fingiendo venir de un país lejano, y haber viajado por mucho tiempo, se pusieron ropas y zapatos viejos, y engañaron a los israelitas (Jos 9:4-5). Cristo dice a su esposa que sus pies son hermosos en las sandalias, denotando que están calzados con el evangelio (Can 7:1). El calzado debe estar ajustado; Juan el Bautista dijo que no era digno de desatar la correa del calzado de Cristo (Lc 3:16). El Padre calzó los pies a su hijo pródigo, como señal de su arrepentimiento (Lc 15:22-23).  

 

2. EL EVANGELIO DE LA PAZ.

 

“El Evangelio de la paz se llama así, pues hace a los hombres tener temperamentos y conductas pacíficas, da paz a las mentes angustiadas, dirige el camino a la paz eterna, y publica la paz hecha por la sangre de Cristo; y tiene un derecho mucho mejor a este nombre y epíteto, que la Ley, que a menudo es llamada "paz" por los judíos” (John Gill). 

 

EL EVANGELIO DE LA PAZ: “Se llama así, pues trae toda clase de paz: paz con Dios, con nosotros mismos y con los demás” (Matthew Henry). Dios y el hombre están en guerra, Dios está airado con el impío, con el hombre sin arrepentimiento, por sus rebeliones y pecados (Sal 7:11-13). El hombre debe hacer la paz con Dios, debe rendirse ante Él, humillarse en arrepentimiento y pedir condiciones de paz (Lc 14:31-33). El Señor había anunciado paz a judíos y gentiles, pues unos y otros estaban en guerra con Dios (Is 57:18-19). Cristo es la paz para los que estaban lejos y los que estaban cerca (Ef 2:14-18). Por la fe en Cristo tenemos paz con Dios (Ro 5:1). Somos reconciliados con Dios por medio de Cristo (2 Co 5:18-20). Cristo nos da su paz (Jn 14:27). La paz del Evangelio guarda nuestros corazones (Fil 4:6-7). Dios desea paz al Israel de Dios (Gál 6:16). La paz es fruto del Espíritu (Gál 5:22-23). Sin congraciándonos con el pecado, ni a costa del evangelio, debemos procurar la paz con todos (Ro 12:18). Debemos seguir la paz (Heb 12:14).

 

LA PAZ DEL MUNDO: El hombre sin Cristo va por caminos torcidos, no ha conocido el camino de paz (Ro 3:16-17). El hombre busca paz en la prosperidad y el gozo terrenal (Job 21:7-15). El hombre busca la paz en sus posesiones materiales (Lc 12:16-21). El hombre busca paz y seguridad del Estado (1 Ts 5:2-3). La ramera ofrece sacrificios de paz, y así engaña al falto de entendimiento (Pr 7:13-15). Los falsos maestros ofrecen falsa paz (Jer 6:13-14). Dan falsa paz a los que están en guerra con Dios, al impío, mundano, idólatra, falsa religión, tibio, esclavo del pecado. Pero, no hay paz para el impío (Is 57:20-21).

 

3. ¡CALZADOS LOS PIES CON EL EVANGELIO DE LA PAZ!

 

“Toda persona que experimente en su corazón la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento, la paz que proclama el evangelio, se ha liberado de una enorme carga. La convicción de ser reconciliado con Dios mediante la sangre de Cristo concede el valor y celo para pelear la buena batalla. Si el evangelio que se recibe mediante la fe, no le ha brindado esta paz, ¿cómo podría estar preparado para librar esta batalla? La prontitud (apresto) se deriva del evangelio cuyo mensaje es paz… el creyente posee un arma doble, defensiva y ofensiva” (Hendriksen & Kistemaker).

 

LOS PIES DEL IMPÍO: Son pies presurosos al mal, cosa que aborrece y abomina el Señor (Pr 6:18). Corren hacia el pecado, el mundo, el placer, la injusticia, para dañar al otro, al engaño, la mentira, la idolatría. Son pies presurosos para derramar sangre, no han conocido el camino de paz (Ro 3:14-15). Los caminos del impío son torcidos (Sal 10:4-5). Siguen sus propios caminos, apartados de Dios, en el engaño, la mentira, el pecado, el mundo. Sus pies caminan sobre la arena, grande será su ruina (Mt 7:27). Están cimentados sobre una falsa religión, sobre el moralismo, y la justicia propia. Sus pies corren al mal, apartemos nuestros pies de ellos (Pr 1:15-19). La sabiduría de Dios, Cristo y su evangelio de la paz, nos librará de los caminos malos (Pr 2:12-15).

 

APRESTO: Proviene de la palabra griega “hetoimasia”. Disposición, preparación, prontitud. Vine, Diccionario Expositivo de palabras del AT y NT exhaustivo, dice sobre hetoimasia: “el evangelio mismo ha de ser el sólido cimiento del creyente, estando su manera de vivir en conformidad con Él y, por ello, un testimonio de Él”. Matthew Henry dice al respecto: “El apresto (preparación) del evangelio de la paz significa un estado de ánimo dispuesto y resuelto a adherirse al evangelio y obedecerlo, para andar con paso firme en el camino de la religión, a pesar de las dificultades y peligros que puedan encontrarse… También puede referirse a lo que prepara para el evangelio, es decir, el arrepentimiento (J. Bautista). Con esto debemos calzar los pies, pues al vivir una vida de arrepentimiento estamos armados contra las tentaciones de pecar y los designios del enemigo”. Así como la rectitud y justicia sustentan el trono de Dios, el mensaje del evangelio proporciona el fundamento sólido que un cristiano debe tener. El evangelio de la paz nos proporciona la preparación o el cimiento que necesitamos para enfrentar las batallas espirituales de la vida.

 

NUESTROS PIES: Están firmes en el evangelio de la paz, están calzados con el evangelio de la paz. Como tenemos paz con Dios por medio de Cristo, estamos firmes en la esperanza de la gloria de Dios (Ro 5:1-2). También estamos firmes en las tribulaciones (Ro 5:3-5). Como Cristo nos da su paz, no nos turbamos en esta vida (Jn 14:27). En medio de todo esto, nuestros pies caminan firmes sobre la Roca (Mt 7:25). A pesar que las cosas vayan mal, el Señor hace nuestros pies veloces, como de ciervas (Hab 3:19). Si hemos caído, levantémonos, y hagamos sendas derechas para nuestros pies (Heb 12:12-13). Como hemos sido reconciliados, como hemos hallado la paz, somos embajadores de Cristo para llamar a otros a la paz (2 Co 5:20). El evangelio trae buenas nuevas de paz; hermosos los pies de los que lo anuncian (Is 52:7-8). Anunciemos el evangelio, es la única forma que otros hagan la paz con Dios (Ro 10:14-15). No nos podemos cansar de correr por el camino de paz (Jer 12:5-6). Esperemos en el Señor, para no cansarnos de la carrera (Is 40:30-31). Corramos con paciencia luchando contra el pecado, mirando a Cristo, el centro y fin del evangelio de la paz (He 12:1-2). Cristo es quien nos sostiene, Él es quien nos llamó, con Él nuestro calzado estará bien asegurado, hasta que lleguemos a la meta (Is 5:27). Para Cristo nuestros pies son hermosos entre las sandalias, pues el evangelio está calzado en nuestras vidas (Can 7:1).

 

Iglesia calcémonos con el evangelio de la paz: y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz”.


X SU GRACIA: Comunidad Cristiana.


Escucha el sermón del domingo 21 de Julio de 2024: ¡CALZADOS CON EL EVANGELIO DE LA PAZ!



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