top of page
Buscar

¡EL MUNDO LOS OYE!

Actualizado: 25 oct 2022

«Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, y el mundo los oye» (1 Juan 4:5).


Acá, la palabra “mundo” es mencionada 3 veces; y significa personas hostiles a Dios y a su pueblo. Los falsos profetas “son del mundo”. Sus principios, voluntad, metas y objetivos proceden de ese mundo de hostilidad en el cual Satanás gobierna como príncipe. “por eso hablan del mundo”. Sus enseñanzas, opiniones y valores son contrarios a Cristo, así proclamen venir en Su Nombre. Sus palabras persuaden y concuerdan con los intereses de los hombres mundanos, no regenerados, de los creyentes nominales, por eso “el mundo los oye”. Ambos se oponen a Dios. Los falsos maestros hablan al mundo conforme a sus gustos y pasiones, no ofenden al hombre carnal. El mundo los aprueba, progresan rápido y tienen muchos seguidores; el mundo amará a los suyos y los suyos le amarán.


1. ¡Ellos son del mundo!


Los falsos maestros son del mundo, pertenecen al reino de las tinieblas, y hablan conforme a ese reino de maldición, conforme a sus principios torcidos.


“Ellos son del mundo”. Los falsos maestros son de este mundo, de abajo (Jn 8:23). El mundo está bajo el dominio de Satanás, el cual tiene un principado temporal, y aunque bajo la soberanía de Dios, tiene gran poder (1 Jn 5:19; Ap 12:9). Todo el sistema, los gobiernos civiles, las religiones, sus principios, modas, filosofías, están bajo su dominio. El mundo sigue sus deseos, los deseos de la carne, de los ojos y la vanagloria de la vida (1 Jn 2:15-17). Reina el deseo por el pecado (lascivias, lujurias, impureza, sensualidad, glotonería, embriaguez, deleites, placeres, codicia, avaricia, sexo, adulterio, fornicación, pornografía, fama, éxito, poder, estatus, reconocimiento, orgullo, vanidad). Nosotros vivíamos bajo esos principios, gobernados por Satanás (Ef 2:1-3). El mundo aborrece a Cristo, su mensaje, palabras, evangelio, ley, exhortación (Jn 7:7). Cristo les expone lo malo de su “bondad”, sus pecados, malas obras, las intenciones de su corazón perverso, depravación e inmundicia. No aprueba su vida pecaminosa, mundana e hipócrita. El mundo no nos conoce, por ser hijos de Dios, al cual ellos tampoco conocen (1 Jn 3:1). Nos desconocen, no encajamos, no estamos en sus círculos, somos extraños, raros, diferentes, un pueblo peculiar. El falso creyente (es del mundo), nos aborrece y envidia, como Caín con Abel (1 Jn 3:11-13). Es esclavo del pecado, no soporta nuestra manera de vivir.


Los falsos maestros son del mundo, como todos ellos, promoviendo estos principios, son de abajo; morirán en sus pecados, si no se arrepienten (Jn 8:23-24). Dios envió a su Hijo al mundo para ofrecer salvación (Jn 3:16-17). Pero el mundo lo rechazó (Jn 3:19).

“Por eso hablan del mundo”. De sus cosas terrenales, sus principios y sabiduría (Jn 3:31). Habla blasfemias, como la Bestia, que dice mentiras del Dios verdadero, de su pueblo, y de los que moran en el cielo (Ap 13:5-6). El Papado habla contra Dios (se declara: Santo Padre, Cabeza-Iglesia, Vicario-Cristo); blasfema de su nombre (perdona pecados, indulgencias); blasfema contra su tabernáculo (desprecia y persigue a los verdaderos cristianos); y contra los que moran en el cielo (idolatría: María, santos; beatificación, declara herejes a santos). Habla como dragón, se muestra como manso cordero, pero es su disfraz, como la Bestia religiosa (Ap 13:11). Meten veneno mortal (Falso: evangelio, cristianismo, Cristo, amor, paz, tolerancia. Ecumenismo). Es el lenguaje del Dragón, el lenguaje que viene del mismo infierno. Son ministros de Satanás, disfrazados como apóstoles de Cristo (2 Cor 11:13-15). Los falsos maestros hablan seducciones mundanas, engaños, vanidades, mentiras (2 P 2:10-19). Hablan contra las potestades superiores, sin entender ni conocer; se recrean en sus errores (libertinaje, mundo, carnalidad, tibieza); seducen a los inconstantes, les hablan palabras infladas y vanas (psicología: ego, yo, amor propio); les prometen libertad (falso perdón, gracia barata), pero son esclavos del pecado. Los falsos maestros hablan jactanciosamente, contra el Señor, y de sus pecados (Jud 1:4, 13, 15-16). Niegan al soberano, su señorío sobres sus vidas; espuman con orgullo y jactancia su propia vergüenza; son impíos, murmuradores, querellosos, hablan cosas infladas, aduladores.


No los escuchemos, tengamos cuidado, están en medio del pueblo (Jer 29:8-9). Tengamos cuidado con ellos, con sus engaños mundanos. “Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo”.


2. ¡El mundo los oye!


El mundo (no regenerado) es de la misma naturaleza de los falsos maestros, pertenecen al reino de las tinieblas, ambos son del mundo, por eso los oyen. La mayoría los sigue, pues el mundo en su mayoría es impío o religioso externamente. “y el mundo los oye”.


El mundo oye a la Bestia política (Estado, gobernantes, Papado). La adora, y también a Satanás (Ap 13:3-4). La adora el mundo no elegido, los no regenerados (Ap 13:8). Éste le muestra sus maravillas; dice el impío, mundano, ateo, agnóstico, moralista, el falso creyente: “¿Quién como el Estado?” “¿Quién nos dará: comida, salud, educación, prosperidad, carreteras?” “¿Quién como la Santa Madre iglesia, su gran y fuerte institución?”. El mundo oye a la Bestia religiosa (Ramera, falsas religiones), que los incita a adorar a la primera Bestia (Ap 13:12-14). Estimula al mundo a adorarla, a sus feligreses los lleva a obedecer ciegamente a las autoridades, así contradigan los mandatos de Dios. El mundo oye al líder religioso moralista, se dejan impresionar de su falsa piedad, apariencia, religión externa, posición, estatus (Mt 23:2-7). Ellos se muestran intelectuales (seminarios, institutos, congresos, doctrina); muestran su moral (buenas obras, caridad, ayuda social); tienen estatus (ordenados, títulos, respetados, reconocidos). El mundo oye a los ladrones y avaros, sus disoluciones, engaños, los aprueban, no disciernen, todo lo creen (2 P 2:2-3). Estos los roban con la Teología de la Prosperidad, hacen mercadería del evangelio con ellos (venta de libros, seminarios, marketing, etc.). El mundo oye a los esclavos del pecado, sus seducciones, su falsa libertad, porque son inconstantes, tibios, carnales (2 P 2:14, 18-19). Estos les enseñan sobre el ”cristiano” carnal, gay, o suicida, aborrecen la Ley de Dios, predican el antinomianismo. El mundo oye a los mentirosos, sus engaños, fabulas, novelerías, porque son carnales, mundanos, secularizados (2 Tim 4:3-4). Apartan la verdad, la Biblia, sus grandes doctrinas (santidad, justificación, infierno, pecado, separación del mundo, iglesia santa). La cambian por psicología, humanismo, un cristianismo que no sala ni es luz.


¡El mundo los oye! Tienen muchos discípulos, pues muchos van por el camino ancho (Mt 7:13). ¡El mundo los oye! Incluida la falsa iglesia, y ella así lo quiere (Jer 5:30-31). ¡El mundo los oye! La iglesia nominal tolera con gusto a los falsos maestros (2 Cor 11:4). Y ustedes falsos maestros, aunque tengan miles de seguidores, aunque sus templos estén llenos, aunque muchos acudan a sus seminarios, aunque sean respetados por el mundo. “¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres hablen bien de vosotros! porque así hacían sus padres con los falsos profetas!” (Lc 6:26).


Nosotros los seguiremos poniendo a prueba (Ap 2:2). ¡El mundo los oye! Nosotros no, no somos del mundo. Cerremos el oído a ellos, oigamos a Cristo.


3. ¿De dónde somos y a quién oímos?


Ellos son del mundo, y por eso el mundo los oye; nosotros en cambio no, somos del cielo, y oímos y seguimos la voz de Cristo. Tristemente, pocos nos oyen.


Tengamos cuidado con cualquiera que pretende tener el Espíritu (1 Jn 4:1-6). No conocemos la voz de los extraños,huimos de ellos (Jn 10:5). No oímos a ladrones y salteadores (Jn 10:8). ¡No somos del mundo, pero estamos en él; Cristo vino y habló al mundo, nos sacó de él, y el mundo nos aborrece (Jn 17:6, 9-18). No somos del mundo, no somos mayoría, somos minoría, una manada pequeña dentro del mundo, un remanente dentro de la iglesia visible (Mt 7:14; Lc 12:32; Rm 11:4-5). No somos del mundo, como nuestro Cristo, por eso el mundo nos aborrece (Jn 15:18-19).


Los cristianos verdaderos oyen la voz de Cristo, el mundo, la voz de los falsos maestros. El mundo oye la voz del Diablo, nosotros oímos las palabras de Dios (Jn 8:47). El mundo oye a ladrones y salteadores, nosotros oímos, conocemos y seguimos la voz del gran Pastor (Jn 10:2-4). El mundo conoce a los suyos, nosotros conocemos a Cristo y lo oímos, y Él nos conoce (Jn 10:14). El mundo oye la voz de los extraños, mentirosos, ladrones, salteadores, tristemente la mayoría. Nosotros, manada pequeña, anunciamos los misterios del reino, los que hemos entrado por la puerta estrecha y transitamos el camino angosto, su remanente escogido por Gracia, se nos ha concedido oír y entender la voz de Cristo, y a ellos no (Mt 13:11). Somos su pueblo elegido, y aunque poco comparativamente con el mundo, es como la arena del mar, de toda tribu, lengua y nación; y ellos escucharán nuestra voz, porque Cristo los rescató con su sangre (Ap 5:9). El mundo oye al Padre de la mentira, no pueden oír la voz de Cristo, Dios no es Su Padre, son del mundo (Jn 8:42-47). El mundo hoy oye la mentira, pero un día todos ellos, lo lamentarán (Mt 24:30). Tarde o temprano, en vida o muerte, el mundo se dará cuenta de su error (Jn 16:8).


¡No desechemos la voz del que habla! (Heb 12:25-26). ¡Oigamos su voz, no endurezcamos los corazones! (Heb 3:7-8). ¡No amemos el mundo, no hagamos lo que ellos hacen, no sigamos sus principios! (1 Jn 2:15-17).


Los falsos maestros hablan conforme a los principios del mundo, y el mundo en su mayoría los oye. No hagamos lo mismo, no los sigamos. “Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, y el mundo los oye”.



X SU GRACIA: Comunidad Cristiana.


Escucha el sermón del domingo (01 de Mayo de 2022): «¡EL MUNDO LOS OYE!»


3 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo

Comments


bottom of page