«El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta» (Juan 7:17).
Los que quieren hacer la voluntad de Dios, sabrán si lo que les dicen o predican (Cristo, ministros, otros), viene de Dios o no; ellos comparan esa doctrina o enseñanza con la Ley de Dios, que es de obediencia a su voluntad. Hendriksen & Kistemaker comentan al respecto: “Si no hay un verdadero deseo de obedecer la voluntad de Dios según se manifiesta en su Palabra, no se encontrará un verdadero conocimiento (intelectual y experimental)”.
1. LA DOCTRINA DE CRISTO.
“Los jueces más competentes de la verdad y autoridad divina de la doctrina de Cristo son los que con corazón sincero y recto desean y se esfuerzan en hacer la voluntad de Dios… La cuestión sobre la doctrina de Cristo, es si es de Dios o no; si el evangelio es revelación divina o una impostura. El mismo Cristo estuvo dispuesto a que se investigara su doctrina, si era de Dios o no, mucho más deberían hacerlo sus ministros… Los que hacen la voluntad de Dios (deseos de hacerla), tienen éxito en esta búsqueda” (Matthew Henry).
Los judíos en la fiesta de los tabernáculos, discrepaban por la doctrina de Cristo (V10-13). La doctrina de Cristo no es de su propia invención, viene de Dios; cualquiera que procura hacer la voluntad de Dios, sabrá si la doctrina es de Dios o si los hombres hablan por sí mismos (V14-24).
La gente se admiraba de la doctrina de Cristo, hablaba con autoridad (Mt 7:28-29). Cuando estaba en la tierra dijo de sí mismo: “Yo soy el Pan de Vida”; “Yo soy la resurrección y la vida”, “Yo soy la Puerta de las ovejas”, “Yo soy el buen Pastor”, “Yo soy la luz del mundo”, “Yo soy la Vid verdadera”, “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida, nadie llega al Padre sino por mí”, “antes que Abraham fuese, Yo Soy”. Cuando dio la revelación al Apóstol Juan del apocalipsis se presentó así: “Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso” (Ap 1:8). Cuando habló a las iglesias de Apocalipsis se presentó diciendo: “El que tiene las 7 estrellas en su diestra, el que anda en medio de los 7 candeleros de oro”, “El primero y el postrero, el que estuvo muerto y vivió”, “El que tiene la espada aguda de dos filos”, “El Hijo de Dios, el que tiene ojos como llama de fuego, y pies semejantes al bronce bruñido”, “El que tiene los 7 espíritus de Dios, y las 7 estrellas”, “el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre”, “el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios” (Apocalipsis 2 y 3). Al cerrar apocalipsis dijo: “Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana” (22:16).
Su doctrina fue predicaba públicamente (Jn 18:19-20). Dijo al mundo que sus obras eran malas (Jn 7:7). Dijo que Él era la fuente de agua que da vida eterna (Jn 4:14). Dijo que de Él brotaban ríos de agua viva (Jn 7:38). Dijo que el Padre le había dado un pueblo para darles vida eterna (Jn 17:2). Dijo que descendió del cielo a hacer la voluntad del Padre, dar vida eterna a su pueblo (Jn 6:38-39). Dijo que vino al mundo para ser Rey y dar testimonio de la verdad (Jn 18:37). Dijo que su reino era celestial (Jn 18:36). Dijo que sobre Él sería edificada la iglesia (Mt 16:18). Dijo que podía perdonar pecados; era Dios (Lc 5:24). Los judíos sabían que su doctrina afirmaba su Divinidad (Jn 10:33). Dijo que resucitaría de los muertos (Jn 2:19; 12:32). Dijo que Él era Señor del Dia de Reposo (Mt 12:8). Dijo que ascendería al cielo y volvería por su iglesia (Jn 14:3). Dijo que volvería por segunda vez (Ap 22:17).
Su doctrina era de Dios, fue revelada por el Padre, es el Cristo, el Hijo del Dios viviente (Mt 16:16-17). Su doctrina era de Dios; no habló por su propia cuenta (Jn 14:10). Su doctrina era de Dios; recibió del Padre todo lo que debía decir (Jn 12:49). La doctrina de Dios es la misma Ley de Cristo (Gál 6:2). Su doctrina era de Dios, el bautismo de Juan testifica (Lc 20:3-6). Esta era la doctrina de Cristo, la de Dios; nadie habló como Él (Jn 7:46). Su doctrina era de Dios; dijo que el que lo rechaza será juzgado (Jn 12:48). Su doctrina era de Dios; dijo que los que no se negaran y entregaran a Él no podían ser salvos (Lc 9:24).
2. LOS QUE QUIEREN HACER LA VOLUNTAD DE DIOS.
“Los imparciales en sus indagaciones sobre la voluntad de Dios, que no están sesgados por alguna lujuria o interés, y que por la gracia de Dios, cuando descubren cuál es la voluntad de Dios, deciden conformarse a ella. Tienen un principio honesto de respeto a Dios y están verdaderamente deseosos de glorificarlo y agradarlo” (Matthew Henry).
LOS QUE QUIEREN HACER SU VOLUNTAD. David quería aprender a hacer la voluntad de Dios (Sal 143:10). David fue enseñado por Dios a hacer su voluntad (Sal 119:101-102). Samuel estaba dispuesto a hacer la voluntad de Dios (1 S 3:10). Su pueblo persevera en conocer la voluntad de Dios (Os 6:3). A partir del nuevo Pacto muchos subirían a Sion para conocer la voluntad de Dios (Miq 4:2). Dios pondría su ley en la mente y corazón de su pueblo para hacer su voluntad (Jer 31:33). Dios cambiaría el corazón de piedra por uno de carne para hacer su voluntad (Ez 36:26-27). Cornelio, piadoso y temeroso de Dios, buscaba hacer la voluntad de Dios (Hc 10:1-2). Pablo desde el principio buscó hacer la voluntad de Dios (Hc 9:6). Pablo quería hacer la voluntad de Dios, aborrecía lo malo (Ro 7:18-22). Los de Berea escudriñaban las Escrituras para conocer la verdad y voluntad de Dios (Hc 17:11). Los que son buena tierra retienen la Palabra para hacer la voluntad de Dios (Lc 8:15). Los que hacen la voluntad de Dios permanecerán para siempre (1 Jn 2:17).
LOS QUE NO QUIEREN HACER SU VOLUNTAD. Los judíos no quisieron escudriñar las Escrituras para ir a Cristo y hacer su voluntad (Jn 5:39-40). Querían seguir en sus ritos, ceremonias, leyes externas, y no se querían rendir al señorío de Cristo. Los que aborrecen la luz, seguirán en tinieblas (Jn 3:20). Buscan consejo en aquellos que les dicen lo que quiere oír. No van al que le dice le habla conforme a la Biblia, están sesgados, tienen decisiones tomadas de antemano. Los evitan, porque ¡No quieren hacer la voluntad de Dios! Los que no toleran la sana doctrina, seguirán falsos maestros conforme a su corazón corrupto (2 Ti 4:3-4). El tibio, el que ama el mundo, el antinomiano, los que desprecian la santidad, la luz, la verdad; buscan pastores conforme a eso, porque ¡No quieren hacer la voluntad de Dios! Los codiciosos avaros, serán presa de los maestros ladrones (2 P 2:2-3). Buscan pastores de la teología de la prosperidad. ¡No quieren hacer la voluntad de Dios! Las mujeres llenas de pecado, son presa fácil de falsos maestros con apariencia de piedad (2 Ti 3:6-7). Las que solo quieren conocimiento intelectual, pero no quieren vivir conforme a la piedad (pureza, santidad, siguiendo el rol de la mujer bíblico). ¡No quieren hacer la voluntad de Dios! Todos estos, no podrán discernir la voluntad de Dios para ser salvos (Mt 13:14-15).
Los incautos, sin discernimiento, o cierta dureza, pueden ser engañados por un falso evangelio para no hacer la voluntad de Dios (2 Co 11:3-4). Apartémonos de ellos, no enseñan la doctrina de Cristo, que es conforme a la piedad (1 Ti 6:3-5).
3. CONOCERÁN SI LA DOCTRINA ES DE DIOS.
“Cristo ha prometido dar conocimiento a ellos… Aquellos que mejoren la luz que tienen y la vivan cuidadosamente, estarán protegidos por la gracia divina de errores destructivos. Están dispuestos y preparados a recibir ese conocimiento. El que está inclinado a someterse a las reglas de la ley divina está dispuesto a admitir los rayos de la luz divina” (Matthew Henry).
“CONOCERÁ SI LA DOCTRINA ES DE DIOS”. Les dará buen entendimiento (Sal 111:10). Les dará a conocer su pacto (Sal 25:14). Les dará a conocer los misterios del Reino (Lc 8:10). Les revelará más (Fil 3:15). Job, varón recto, temeroso de Dios y apartado del mal, vio al Redentor resucitado (Job 19:25-27). David, hombre conforme al corazón de Dios, profetizó la victoria de Cristo (Sal 110:1). Natanael escudriñaba las Escrituras, y reconoció al Mesías (Jn 1:46-49). Zaqueo buscó diligente a Cristo, y vino la salvación a su casa (Lc 19:3-9). Cornelio, piadoso y temeroso de Dios, recibió a Pedro en su casa para escuchar de Cristo y recibir el Espíritu Santo (Hc 11:15). Pablo fue guiado por Cristo a hacer su voluntad (Hc 9:6). El Señor enseñará a los humildes y mansos su camino (Sal 25:8-9). Dios enseñará su camino a los que le temen (Sal 25:12). Les nacerá el sol de Justicia (Mal 4:2). Conocerán el camino de Santidad, y no se desviarán (Is 35:8). Conocerán la verdad los que permanecen en su Palabra (Jn 8:31-32). El que es de Dios, sus palabras oye (Jn 8:47). Sus ovejas oyen la voz de la doctrina de Cristo (Jn 10:2-4). Sus ovejas siguen su doctrina (Jn 10:27-28). Los que practican la verdad irán por más luz (Jn 3:21). Los que quieren hacer la voluntad de Dios buscan maestros que los guíen a hacerla (Contra: pecado, mundo, tibieza. A favor: celo, santidad, piedad, pureza, morir). No huyen de ellos, buscan hacer la voluntad de Dios.
“O SI HABLO POR MI PROPIA CUENTA”. No conocemos la voz de los extraños (Jn 10:5). No seguimos a los falsos maestros de la prosperidad, a los antinomianos, formalistas, sin celo, ecuménicos; no seguimos la doctrina del Papado. Sabremos que su doctrina no es de Dios, por sus frutos (Mt 7:15-17). De los que aman el mundo, los tibios, cobardes, sin celo, sin posiciones radicales, que mezclan verdad con mentiras. Conoceremos que su doctrina no es de Dios, pues tenemos la unción del Santo, y podemos discernir la mentira (1 Jn 2:20-23). Conoceremos que su doctrina no es de Dios, por su maldad y mentira (Ap 2:2). Sabremos que su doctrina no es de Dios, pues discernimos a los que engañan (1 Jn 2:26-27).
Sin embargo, tengamos cuidado que la luz que tenemos se vuelva tinieblas (Lc 11:35). Debemos permanecer en Cristo para hacer su voluntad (Jn 15:5).
Iglesia: “El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta”.
X SU GRACIA: Comunidad Cristiana.
Escucha el sermón del domingo 2 de Junio de 2024: ¡EL QUE QUIERA HACER LA VOLUNTAD DE DIOS!
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