“Y si la trompeta diere sonido incierto, ¿quién se preparará para la batalla?” (1 Corintios 14:8).
Las trompetas anunciaban al pueblo el peligro inminente de invasión de ejércitos enemigos, y un llamado a salir a la batalla.
La Fiesta de las Trompetas nos muestran el evangelio de Cristo; el sonido de la Trompeta era de santa convocación, Día de reposo, de ofrecer holocausto al Señor. Mostraba a Cristo, el Reposo de Dios, y al Cordero sacrificado (Lv 23:23-25; Nm 29:1-2). La trompeta se usaba cuando había amenaza de invasión (Jer 4:5-8, 18-21). El pecado es una amenaza para el alma. Con voz de trompeta Isaías también anuncia los pecados y rebeliones del pueblo, su hipocresía al ayunar, los llama a afligir el alma y llorar sinceramente (Is 58:1). Los profetas de Dios no debemos callar, debemos denunciar la amenaza del pecado al pueblo, alzar nuestra voz de trompeta, llamar al arrepentimiento, para que se entreguen a Cristo, el Cordero de Dios que quita el pecado, para que sean llevados a Su Reposo eterno.
La trompeta se usaba también cuando tenían que salir a la guerra, para alistar al ejército (Núm 10:1-3). El cristianismo es un llamado a la guerra. Cristo nos manda a combatir, nos da su armadura, nos da la Espada del Espíritu, la Espada de dos filos. Salgamos a pelear la batalla de la Fe, a pregonar con voz de trompeta el evangelio, para que sea reunido todo el pueblo de Dios, de todos los lugares de la tierra (Is 27:12-13). El cristiano es como el caballo, no se queda quieto al sonido de la trompeta, sale con ímpetu a la batalla (Job 39:24-25)
Pablo explica el sentido que tenían las lenguas y su debilidad al dar el mensaje. Son sonido incierto, lenguaje extraño, nadie entiende (1 Cor 14:2-17). Hace igual la iglesia de Roma con la Misa en Latín, o algunos pastores-teólogos con su erudición y palabras elaboradas. El pueblo no les entiende el mensaje. Al mezclar Gracia y obras para la salvación, cuando hay ambigüedad en la doctrina de la justificación, cuando no hay posturas firmes en cuanto a la vida cristiana y la santidad; se genera confusión, es lengua extraña, hay sonido incierto. No preparan al pueblo para la batalla.
Los pastores de hoy no le han dicho al pueblo claramente que todas las religiones están bajo maldición, que Dios las aborrece, que son cultos a los demonios, que Cristo no respetó las creencias de nadie, que desacreditó todo culto fuera de Él (Jn 3:36;14:6, Hch 4:12). Los pastores de hoy, no le han enseñado a la iglesia lo que significa ser cristiano, lo que implica, lo que debe padecer, lo que hay que dejar, a lo que hay que morir. No les han hablado de negación, tomar la Cruz, de perder su vida por Cristo (Mt 16:24-25). Les han dicho que los sufrimientos, persecuciones, torturas, cárceles, muertes, fueron de otras épocas.
Por eso, cuando vienen las pruebas y tribulaciones por causa de Cristo, desertan (Mt 13:21). Cuando saben que tienen que negarse a sus comodidades mundanas, abandonan (Mt 13:22). Cuando alguien intenta hablar las cosas como son, decir lo que implica seguir a Cristo; son rechazados, insultados, perseguidos, maltratados, humillados, despreciados. Se ofenden, se molestan, les parece muy duro el mensaje, y huyen (Jn 6:60, 66). Sus pastores no fueron claros con el mensaje, les dieron sonido incierto, les hablaron en lengua extraña, no los prepararon para la batalla.
Iglesia, ¿Cómo es nuestro llamado? ¿claro, tibio, ambiguo? ¿sonido incierto? ¿estamos preparando al pueblo para la batalla?
El pueblo será como el sacerdote (Os 4:9-10). El pastor marca el estándar mínimo de la congregación. Si es ligero con su vida, alivianará la conciencia de la congregación, y lo imitarán. Si es tibio la iglesia será más tibia, si no predica, la iglesia tampoco, si es mundano, la iglesia más, si es ambiguo, la iglesia también, si su conocimiento es limitado, ¿qué transmitirá? Si sus posturas no son firmes y claras, ¿cómo la congregación se preparará para la batalla? Que nuestra vida no de un sonido incierto. Los falsos maestros son ciegos guiando ciegos, y llevarán a sus fieles a condenación; sus discípulos los terminarán siguiendo, no solo en sus disoluciones, también los seguirán al infierno (Mt 15:12-14; 2 Tim 4:3-4). Ellos no son inocentes, quieren este sonido incierto, que no les hablen claro, que no confronte sus corazones y conciencias, para tener justificación para su vida tibia, mundana e impía. A ellos, no los han preparado para la batalla, pero tampoco, quieren ser preparados para ella… ¿Y nosotros?
El cristianismo es una guerra, es una batalla, es una lucha contra las potestades de las tinieblas, y debemos tenerlo claro. La Profecía son las Palabras de Dios, Su llamado de arrepentimiento al mundo por medio de la iglesia. Edifican, exhortan, juzga, consuelan al pueblo, convence de pecado al incrédulo para que se arrepienta y se entregue a Cristo (1 Cor 14:3-25). Es un mensaje claro. Es la Palabra profética más segura, alumbra; atendámosla con temor (2 Ped 1:19). El Atalaya toca trompeta, habla claro al pueblo, advierte del peligro (Ez 33:1-9).
Hacen falta hoy Elías que reprendan al pueblo claramente por su tibieza, para que dejen de divagar entre Dios y Baal (1 Rey 18:21). Hacen falta hoy pastores que digan claro a la iglesia que nuestra vida corre peligro (Ap 2:10). El cristianismo es negación al yo, y quién quiera cuidar su vida, morirá eternamente, según las claras palabras de Cristo (Mt 16:24-25). El Señor dijo que no eran dignos de ser sus discípulos ¡Calcule la torre! (Lc 14:26-30).
Las Trompetas de Apocalipsis anuncian juicios de Dios a la tierra y sus moradores; debemos discernir las señales, que ya vienen siendo cumplidas, y prepararnos (Ap 8 y 9). Muchos a pesar de los claros juicios y señales, no quisieron arrepentirse (Ap 9:20-21). ¡No hagamos como ellos! Antes que Cristo venga, se tocará la 7ª y final Trompeta; y Cristo tomará completo dominio y poder sobre el cielo y la tierra. Los reinos malditos y paganos, con todos sus súbditos, serán juzgados y sometidos a Él; todos se postrarán ante su dominio (Ap 11:15-19).
Cristo habló claro al mundo, con voz de trompeta, pero no han querido escuchar. Vendrá con sus ángeles, también con sonido de trompeta a hacer juicio y hará temblar al cielo y la tierra; el mundo lo lamentará (Mt 24:29-31). Se tocará la final trompeta, para anunciar la segunda venida de Cristo, y los que hayan escuchado su voz claramente para entregarse a Él, los que se hayan arrepentido de sus pecados, resucitarán con Él (1 Cor 15:52). Vendrá con voz de mando, con voz de arcángel, con Trompeta de Dios, resucitará para vida a los que murieron en Él, y recogerá en las nubes a los que estén vivos de su pueblo fiel (1 Ts 4:16-18).
¿Será de estos, o de los que lamentarán su venida en juicio? ¿Está preparado para la batalla? ¿ya escuchó el sonido claro de la trompeta? ¿Está dando este mensaje claro al mudo?… “Y si la trompeta diere sonido incierto, ¿quién se preparará para la batalla?”
X SU GRACIA: Comunidad Cristiana
Escucha el sermón del domingo (12 de Abril de 2020): «EL SONIDO DE LA TROMPETA»:
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