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ENVANECIDOS

«y suceda que al oír las palabras de esta maldición, él se bendiga en su corazón, diciendo: Tendré paz, aunque ande en la dureza de mi corazón, a fin de que con la embriaguez quite la sed» (Deut. 29:19)

Iglesia, si ha escuchado las advertencias del Señor (Biblia, sermones, cristianos), y no hace caso, si persiste en hacer lo que sabe que está mal, no lo dude, se plantará una semilla de maldad que comenzará a crecer descontrolada, produciendo al final una cosecha de lamento y dolor. No se envanezca. Arrepiéntase, apártese. Si la semilla no encuentra suelo fértil, su fruto amargo nunca madurará. ¡Sea sabio!

Iglesia, no pretenda estar en paz con Dios andando en la dureza de su corazón, jugando con el pecado, haciendo oídos sordos a las advertencias del Señor, siguiendo sus propios consejos, sabia opinión y deseos, jactándose, ignorando las consecuencias. No pretenda estar en paz con Dios siendo un tibio, light, mundano. No juegue con el pecado, su embriaguez no calma la sed, al contrario, no tendrá reposo, quedará postrado en el desierto, muerto y sin ver la tierra prometida. No se envanezca ni se bendiga más en su corazón diciendo: “Tendré paz, aunque ande en la dureza de mi corazón, a fin de que con la embriaguez quite la sed”. No haga más eso, ¡será maldito!

Iglesia-amigo, será maldito, si rechaza la Verdad, a Cristo, a Su pueblo, sus mandatos, sus advertencias. Será maldito como los Israelitas que no oyeron las advertencias del Señor, será desechado, condenado, maldito para siempre. Será maldito con toda la maldición de la Ley, si pretende ir al cielo confiando en sus buenas obras, tendrá condenación eterna. Será maldito como todos los del reino de las tinieblas, por rechazar a Cristo, La Verdad, padecerá plagas, la Ira de Dios, el lago de fuego y azufre. Será maldito si hace como las iglesias nominales de Apocalipsis, será maldito si no se arrepiente de sus herejías y tibieza. Será desechado, tribulación, muerte, condenación eterna. Malditos todos aquellos que se envanecieron en sus pecados. Maldito usted si hace lo mismo, maldito por los siglos de los siglos con todas las maldiciones descritas en este Libro. Que no le pase, “y suceda que al oír las palabras de esta maldición, se bendiga en su corazón, diciendo: Tendré paz, aunque ande en la dureza de mi corazón, a fin de q con la embriaguez quite la sed”.

Libérese de todo esto, solo Cristo puede librarlo de todas las maldiciones escritas en éste Libro. Haga caso a sus advertencias, no se envanezca, créale a este Libro, arrepiéntase, confíe en Cristo, habrá recompensas, no maldiciones.

X SU GRACIA: Comunidad Cristiana

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