«Fuego vine a echar en la tierra; ¿y qué quiero, si ya se ha encendido?» (Lucas 12:49).
El fuego acá se refiere al Evangelio que trajo Cristo al venir a la tierra. Su mensaje hace arder los corazones del pueblo de Dios; pero también hace arder de ira y enojo los corazones de los rebeldes y orgullosos, angustia y atormenta sus conciencias. Quienes llevan este mensaje también tienen el celo ardiente de Dios en ellos, el fuego del Espíritu Santo. El Evangelio fue predicado y defendido celosamente por sus discípulos, después de su muerte y resurrección. Se levantó una persecución ardiente que ahora ya comenzaba. El Espíritu Santo descendería más adelante con fuego para dar poder a la iglesia neotestamentaria.
Cristo y sus discípulos, trastornaron el mundo con el evangelio. Muy diferente a lo que pasa hoy, donde la mayoría de la iglesia visible predica un falso evangelio, un mensaje de falsa paz, amor y unidad, un mensaje de tolerancia con el pecado y el mundo, un mensaje ecuménico, un evangelio que no confronta, no sala, no arde, no alumbra, porque no hay fuego.
1. EL FUEGO DEL EVANGELIO.
Cristo vino al mundo a proclamar su evangelio; éste trae fuego, porque su mensaje es fuego, trae disensión, rechazo, enemistad, división, no lo pueden soportar, trastorna el entorno, la familia, la sociedad, al impío. Cristo vino a traer este fuego a la tierra, Él nos advierte que estas cosas pasarían.
El Señor advierte lo que pasaría con su mensaje. Traería fuego, un fuego que no podrían soportar (V49-53; Concordancia en Mt 10:34-36). Cristo está con sus discípulos, y pronto partiría. Les dice estas palabras para advertirlos y que se prepararan que vendría: rechazo (familiar, nacional), persecuciones, por seguir anunciando su mensaje. La Palabra es fuego. Así se compara la palabra de Dios, en el Antiguo y Nuevo Testamento, es fuego, como lo es Él. Dios es fuego consumidor (Heb 12:29). Por tanto, su Palabra es como fuego, confronta, arde, no lisonjea al corazón rebelde y orgulloso, así lo dice el profeta Jeremías (Jer 23:29-32). El apóstol Pablo, dice lo mismo, el evangelio es locura para unos, tropezadero para otros (1 Co 1:18-23). El hombre nace muerto espiritualmente, peca desde que nace, quebranta la Ley de Dios muchas veces, desprecia a Dios, sus mandatos, no es justo ni bueno; su consecuencia es la condenación eterna. Está perdido, sin ninguna esperanza de salvación en sí mismo (obras, ritos), ni en nadie (hombre, ángel, dioses).
Entonces ¿Qué es el evangelio? Son las buenas nuevas de salvación para los pecadores (Del infierno y la esclavitud del pecado). ¿Qué muestra el evangelio? la condición del ser humano, y su única esperanza de salvación en Cristo. ¿Qué demanda el evangelio? Una entrega total a quien puede salvarlo, a Cristo (obediencia, morir, negarse). ¿Qué hace el evangelio? Confronta el corazón orgulloso, rebelde, amador del pecado, el mundo, la buena vida. Cambia el corazón (carne, manso, obediente, amador de Dios y las cosas santas). ¿Qué pasaba cuando predicaban el evangelio? Había fuego, ardía el corazón de quienes llevaban su mensaje, pero también el corazón de quienes escuchaban (unos se compungían en arrepentimiento. Otros rechazaban con ira y enojo).
2. FUEGO VINO A ECHAR A LA TIERRA.
Cuando Cristo vino con su mensaje, trastornó al mundo, muchos lo recibieron y siguieron, pero muchos más se enfurecieron, se enojaron, llenaron de ira, y aprobaron su muerte en la cruz. Su pueblo hizo lo mismo, también llevó este mensaje, también causó la misma conmoción.
CRISTO TRAJO FUEGO A LA TIERRA. Su mensaje trajo división, conflicto, guerra, entre su pueblo y el mundo (V51). Trajo disensión en las familias judías, entre el judaísmo, en el Imperio Romano. Entre seguidores de Cristo y judíos, entre discípulos y lideres religiosos, entre paganos y la iglesia neotestamentaria, entre apóstoles genuinos y falsos apóstoles-maestros. Isaías profetizó que el Mesías vendría a herir a los moradores de la tierra (Is 11:4). El tiempo de su venida sería como fuego purificador, no podrían soportarlo (Mal 3:2-3). Vendría a bautizar con fuego a su pueblo (Mt 3:11). Y también quemaría con fuego eterno a los que lo rechacen (Mt 3:12). Vendría en juicio, ardiente como un horno, sobre la nación judía y el mundo (Mal 4:1). Echó fuego en el Templo, sacó a los mercaderes (Jn 2:15-16). Les dijo que habían convertido la casa de Dios en cueva de ladrones (Mt 21:13). Les dijo a los lideres religiosos toda clase de palabras directas, por su hipocresía y podredumbre espiritual (Mateo 23). Lanzó juicio de fuego sobre todo Jerusalén (Lc 13:35). Su mensaje era fuego, por eso todos los judíos ardían de ira, y lo querían matar (Lc 4:28-29). También Herodes quería matarlo, porque no se rindió ante él (Lc 13:31-32). Cristo trajo fuego con su evangelio, el mundo no podía tolerar su mensaje (Jn 7:7).
LOS QUE LO PRECEDIERON TAMBIÉN TRAJERON FUEGO A LA TIERRA. Elías turbó a Acab (1 Ry 18:17-18). Jeremías ardía en fuego, cada vez que hablaba lo querían matar (Jer 20:8-9). Juan el Bautista era antorcha que ardía y alumbraba (Jn 5:35). Reprendió a los fariseos y saduceos hipócritas, advirtiéndoles del fuego eterno (Mt 3:7-10). Confrontó a Herodes por adúltero, y, como a Cristo, también quiso matarlo (Mt 14:4-5). Muchos más trajeron fuego a la tierra (Heb 11:32-34).
SUS DISCÍPULOS POSTERIORMENTE TAMBIÉN TRAJERON FUEGO A LA TIERRA. Joel anunció la promesa del Espíritu Santo, que traería el evangelio de Cristo con poder y fuego (Jl 2:30-31; Hc 2:19-21). La iglesia neotestamentaria llenó Jerusalén con la doctrina de Cristo (Hc 5:27-29). Trastornaron el Imperio Romano (Hc 17:6-7). El mensaje de Esteban hizo crujir los dientes de los judíos (Hc 7:51-55). Pablo, y los demás, eran fuego, eran considerados una plaga (Hc 24:5-6).
Todos ellos vinieron a traer fuego a la tierra.
3. FUEGO SEGUIRÁ HABIENDO EN LA TIERRA.
El evangelio de Cristo seguirá siendo fuego, seguirá encendiendo la tierra, su pueblo seguirá llevando su mensaje (Mt 24:14).
SEGUIRÁ ENCENDIÉNDOSE EL FUEGO. Seguirá habiendo disensión, rechazo y división (V52-53).Si bien, la familia fue la primera institución humana creada por Dios como nos muestra Genesis; y por tanto, para el Señor, está en los lugares de más alta estima; sin embargo, cuando esta se oponga o sea estorbo para seguir al Señor fielmente, debemos ponerla de lado, no podemos ponerla por encima de Dios, no podemos erigirla como un ídolo. Hoy, por causa de Cristo, sigue habiendo disensión en las familias, pero también en naciones, reinos. Entre creyentes e impíos, entre cristianos y judíos, entre protestantes y católicos, entre la religión verdadera y la falsa (Gran Babilonia), entre Cristo y el Anticristo, entre siervos de Dios y falsos maestros, entre nacidos de nuevo y falsos creyentes, entre santos-separados y tibios-mundanos. Navidad es una época de paz, amor, unidad, tolerancia, Pero el verdadero evangelio divide, es fuego, condena. Se reúnen felices, comiendo, bebiendo, dándose regalos, celebran a un bebé en pañales, inofensivo, en un pesebre. Pero si usted se para, les predica el evangelio de fuego de Cristo, y les dice que son pecadores inmundos, enemigos de Dios, que eso que hacen es idolatría y paganismo, y que Dios lo aborrece, que Cristo los observa con sus ojos como llama de fuego, que están bajo la Ira del Cordero, que no deberían estar de fiesta, riendo, ni gozando, si no, lamentando y llorando, porque si murieran hoy alzarían sus ojos en el Hades en tormentos, que Cristo vendrá pronto en llama de fuego a darles retribución por desobedientes, que nunca saldrán de allí, que nunca tendrán un gota de paz; entonces ahí, la risa para, su alegría se vuelve ira, enojo, y crujir de dientes. Si les dice que Cristo no es un bebé indefenso en los brazos de su “soberana” madre, sino que es el Rey de reyes y Señor de señores, que juzgará a los vivos y muertos, incluido ellos, ya la cosa cambia. Los ojos de Cristo son como llama de fuego (Ap 1:14-16).
DEBEMOS SER FUEGO. El cristiano genuino arde por Cristo, es celoso, tiene poder, fue bautizado en fuego. Eliú estaba lleno de fuego, lleno de las palabras de Dios (Jer 6:10-12). El corazón de David se enardecía, estaba encendido de fuego (Sal 39:3). Jeremías estaba lleno de la Ira de Jehová (Jer 6:11-12). Pero la iglesia de hoy es un hielo, no contiende, es sal desvanecida, no evita la corrupción, no es fuego que consume el pecado, se complace con los impíos, no alumbra, no es columna y baluarte de la Verdad, se avergüenza de Cristo y Su Palabra, de su mensaje, no arde, no trastorna el mundo. Está a punto de morir como Sardis (Ap 3:1). Es tibia como Laodicea (Ap 3:16). Pero esa no debe ser la condición y el estado de la iglesia de Cristo, del pueblo de Dios. Nuestro corazón debe arder de fuego por Cristo (Lc 24:32). El evangelio no solo debe venir en palabras, también en el poder de Fuego del Espíritu Santo (1 Ts 1:4-5). Todos debemos ser bautizados con ese fuego (Mt 3:11). Todo su pueblo debe ser bautizado en el mismo fuego y poder que fue bautizado Cristo (Mt 20:23). Si no es así, adquiera de ese fuego, no sea cobarde, sea celoso y arrepiéntase (Ap 3:18-19).
DEBEMOS SEGUIR TRAYENDO FUEGO A LA TIERRA. Seguir anunciando el mismo mensaje que trajo Cristo (Ap 11:7-10). ¡Hoy debemos tomar una decisión! o bien, predicar otro evangelio, el del bebé en pañales, el Cristo “hippie” de paz y amor, el camino ancho, el del Anticristo, el de la tolerancia, la unidad, el respeto y alabanza del hombre, pero con el fuego de la condenación eterna, pue nuestro Dios es fuego consumidor. O bien, seguir a Cristo, predicar el fuego de su evangelio, tomar el camino angosto, afrontar el rechazo, la furia, la burla de familiares, seres queridos, amigos, conocidos, compañeros de trabajo, y seguir siendo considerado la escoria del mundo, por ellos y la falsa iglesia, pero con la alabanza de Dios, y la recompensa eterna (Ro 2:29; 1 Co 4:10-13).
CRISTO TRAERÁ FUEGO CUANDO VUELVA. El Señor juzgará con fuego (Is 66:15-16). Vendrá en llama de fuego a juzgar a los que lo rechazaron (2 Ts 1:7b-10). Juzgará y destruirá en aquel Día con la espada que sale de su boca, su furor arderá más (Ap 19:11-16). Esta tierra será quemada con el fuego que traerá en su segunda venida (2 P 3:10). ¿Estará entre aquellos condenados, entra aquella gran masa de paja que será quemada eternamente? Seremos probados por fuego (1 Co 3:13-15).
Seamos fuego, sigamos trayendo fuego a la tierra, seamos como nuestro Señor y Maestro. “Fuego vine a echar en la tierra; ¿y qué quiero, si ya se ha encendido?”.
X SU GRACIA: Comunidad Cristiana.
Escucha el sermón del domingo (25 de Diciembre de 2022): «¡FUEGO VINE A ECHAR EN LA TIERRA!».
Comments