«Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. 11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. 12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. 13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes» (Efesios 6:10-13).
“La fuerza y el valor espiritual son necesarios para nuestra guerra y sufrimiento espiritual. Los que desean demostrar que tienen la gracia verdadera consigo, deben apuntar a toda gracia; y ponerse toda la armadura de Dios, que Él prepara y da. La armadura cristiana está hecha para usarse y no es posible dejar la armadura hasta que hayamos terminado nuestra guerra y finalizado nuestra carrera. El combate no es sólo contra enemigos humanos, ni contra nuestra naturaleza corrupta; tenemos que vérnosla con un enemigo que tiene miles de maneras para engañar a las almas inestables. Los diablos nos asaltan en lo que corresponde a nuestras almas y se esfuerzan por borrar la imagen celestial de nuestros corazones. Debemos resolver, por la gracia de Dios, no rendirnos a Satanás. Resistidle, y de vosotros huirá. Si cedemos, él se apoderará del terreno. Si desconfiamos de nuestra causa, Líder o armadura, le damos ventaja” (Matthew Henry).
1. FORTALEZA EN EL SEÑOR.
“Debido a sus muchos y potentes enemigos que se mencionan más adelante, contra quienes no tenían fuerza ni poder propio; y por tanto el apóstol les señala al Señor Jesucristo, en quien están la fuerza y el poder, para poder cumplir con su deber y luchar contra todo enemigo, el pecado, Satanás y el mundo. Aunque son débiles en sí mismos, no pueden hacer nada por sí mismos, sin Cristo; sin embargo, hay fuerza en él, que pueden esperarla de él y depender de ella, para fortalecerse en él, por medio de él, meditando, orando, esperando, y ejerciendo fe en Él, por medio del Espíritu, que los fortalece en Él, dando poder al hombre interior” (John Gill).
FORTALEZA EN EL SEÑOR. En Dios está la fortaleza (Is 26:4). En sus manos está la fuerza (1 Cr 29:12). Jehová es la fortaleza de nuestras vidas (Sal 27:1). Dios es nuestra fortaleza en las tribulaciones (Sal 46:1). Dios nos fortalece en el día de la angustia (Nah 1:7). Él es nuestra fortaleza (Hab 3:19). El gozo en el Señor nos fortalece (Neh 8:10). Cristo nos fortalece en toda situación (Fil 4:12-13). Sin Cristo nada podemos hacer (Jn 15:5). El Espíritu Santo fortalece a la iglesia (Hc 9:31).
LA ARMADURA DE DIOS. “Está preparada por Él para su pueblo; dada para pelear las batallas del Señor. Debe tomarse, ponerse, vestirse. Estar listo, provisto, esperar y prepararse para la batalla, y hacer uso de ella… los santos están en guerra, son como soldados, tienen enemigos con quienes luchar, por eso deben estar equipados con una armadura adecuada para enfrentarlos” (John Gill). Dios se viste con esta armadura (Is 59:17-18). El Señor nos manda a tomar su armadura (Ef 6:13). Debemos vestirnos con ella, con la verdad, con la coraza de justicia, calzados los pies con el evangelio de la paz, ponernos el escudo de la fe, el yelmo de la salvación, tomar la espada del Espíritu, y orando en todo tiempo (Ef 6:14-18). Nuestras armas son espirituales (2 Co 10:3-6). Peleamos por medio del Espíritu (Zac 4:6).
2. LAS ASECHANZAS DEL DIABLO.
“Por esto, los santos deben ser fuertes en el Señor y vestirse con toda su armadura para la batalla, pues sus enemigos no son de sangre y carne; hombres mortales frágiles. Esta lucha, como dice Filón el judío, es como la lucha de Jacob (con Dios); no es del cuerpo, sino del alma (guerra espiritual)” (John Gill).
EL DIABLO. Es el gran enemigo de Cristo y su pueblo. Muy poderoso y astuto. Satanás es el príncipe de este mundo (Jn 12:31). Enceguece al mundo hacia el evangelio (2 Co 4:4). Están cautivos a su voluntad (2 Ti 2:26). Los fariseos hacían su voluntad (Jn 8:44). Así estábamos nosotros (Ef 2:2). Es muy astuto (Gn 3:1). Incitó a Eva a desobedecer a Dios (Gn 3:4-5). Nos pone contra lo que Dios dice (Palabra, mandamientos, Ley, obediencia, santidad). Busca que pensemos que el pecado no tiene consecuencias (juicios, muerte, condenación). Muestra a Dios como malo (injusto, severo, ególatra). Es astuto y también muy osado; tentó a Cristo en el desierto (Mt 4:1). Buscó también persuadir a Dios contra el sumo sacerdote Josué (Zac 3:1), o contra Job (2:4-5). Entró en Judas para que entregara a Cristo (Lc 22:3-4). Engañó a Pedro para que quitara su mirada en las cosas de Dios, y las pusiera en la tierra (Mt 16:23). Busca que los pongamos por encima de Dios la salud, el bienestar, el dinero, los hijos, familia. Nos tienta en nuestra mente (Ef 6:11). Pone en nuestra mente dudas (doctrinas, santidad, celo), nos alimenta blasfemias, herejías, e infunde desánimo. Nos tienta cuando estamos débiles (Mt 4:2-3). Llega cuando estamos en pruebas, tribulaciones, disciplinas, en desánimo, con dudas, tristes, en conflictos en la iglesia. Nos tienta para que tentemos a Dios (Mt 4:5-6). Nos incita a pecar sin temor, torciendo la Escrituras. Nos tienta con el mundo (Mt 4:8-12). Nos ofrece fama, éxito, dinero, riquezas, posesiones, placer. Satanás usa a sus ministros para engañar con este tipo de cosas (2 Co 11:13-14). Muchos caen en sus astucias (2 Co 11:3-4). El Diablo nos quiere devorar, y hará cualquier cosa para lograrlo (1 P 5:8). Nos aborrece, desprecia, quiere nuestra caída, nuestra muerte, ese es su objetivo. Sabe que tiene poco tiempo (Ap 12:12). Será atado y volverá a salir a engañar al mundo, antes del juicio final (Ap 20:7-8).
NUESTRA LUCHA ES CONTRA LAS HUESTES ESPIRITUALES DE MALDAD. Son los demonios, los ángeles malos, caídos, los ángeles del Diablo, espíritus malignos, inmundos, orgullosos, mentirosos, engañosos, maliciosos. Están sobre este mundo. El Diablo arrastró a la tercera parte de los ángeles (Ap 12:4a). Satanás y sus ángeles engañan al mundo, son su ejército en la tierra (Ap 12:9). Algunos están en prisiones eternas de oscuridad (2 P 2:4; Jud 1:6). Vienen del mismo infierno. Incitaran a los reyes de la tierra a la última gran guerra contra Cristo y su pueblo (Ap 16:13-14). Cristo está sobre toda hueste espiritual de maldad (Ef 1:21). Cristo es creador de ellas (Col 1:16). Cristo triunfó sobre ellos en la cruz (Col 2:15). Ellos también saben que tienen poco tiempo (Mt 8:29). Los que están en la tierra no quieren ir al abismo (Lc 8:30-31).
3. FIRMES EN EL DÍA MALO.
“Es una repetición de la exhortación del verso 11 (vestíos de toda la armadura de Dios); debido a los muchos enemigos poderosos mencionados en el verso 12. Sirve para explicar el ponérsela (versos 14-18), y poder resistir las artimañas y estratagemas de Satanás, contra su poder y fuerza, oponernos a sus planes, resistir sus tentaciones, enfrentarlo, y darle batalla” (John Gill).
EL DIA MALO. Cuando abunda el pecado, la iniquidad, prevalece el error y la herejía, cuando Satanás está muy activo, cuando vienen pruebas, aflicciones, cuando surge persecución por la Palabra, y los juicios de Dios están en la tierra. Acordémonos del Señor antes vengan los días malos (Ec 12:1-7); antes que venga la vejez, y estemos sin fuerza, vigor, antes que venga la muerte, antes que no haya más que se pueda hacer; entreguémonos a Él, arrepintámonos. Los impíos dilatan el día malo (Am 6:3-6); creen que no darán cuentas a Dios, pero como al Diablo y sus ángeles, vendrá su día malo, les queda poco tiempo. Aprovechemos bien el tiempo, los días son malos (Ef 5:15-16); aprovechemos predicando, denunciando las tinieblas, amonestando, exhortando, orando, obedeciendo la Biblia, congregándonos, sirviendo, siendo diligente en nuestras labores (trabajo, hogar, esposos, padres, hijos); los días son malos, hay tinieblas, muchos se condenan, muchos desprecian a Cristo, su Palabra, su iglesia, hay apostasía. Dios nos guardará en el gran día malo de la prueba, si guardamos su Palabra (Ap 3:10); si estamos en obediencia, santidad, obedeciendo sus mandamientos.
FIRMES. Vestidos y habiendo tomado la armadura de Dios para estar firme y resistir al enemigo. Debemos resistir firmes en la fe contra el adversario el Diablo (1 P 5:8-9). Debemos resistirlo cuando venga a tentarnos y estemos débiles; respondamos como Cristo (Mt 4:4). Debemos resistirlo cuando venga a incitarnos a pecar; no tentemos al Señor (Mt 4:7). Debemos resistirlo cuando venga a seducirnos con el mundo, no lo sirvamos (Mt 4:10). Debemos estar firmes cuando busque estorbar nuestros deberes; continuemos adelante (1 Ts 2:18). Debemos estar firmes en la fe, que no falte, si somos zarandeados por el Diablo (Lc 22:31-32). Debemos estar firmes, si nos persigue más ferozmente (Ap 2:10). Debemos resistirlo para que huya (St 4:7). Como sucedió con Cristo (Mt 4:11). Afirmémonos en el Señor, el Señor lo reprende (Jud 1:9). Como lo reprendió al acusar al sumo sacerdote Josué (Zac 3:2). Debemos estar firmes, pues vivimos en medio de su trono (Ap 2:13). Debemos estar firmes en la fe, combatiendo hasta el fin (2 Ti 4:7). Debemos estar firmes corriendo por el premio (1 Co 9:24). Debemos estar firmes en todo lo que Dios requiera de nosotros (Col 4:12). Debemos estar firmes en la fe para vencer al mundo (Col 4:12). Debemos estar firme sometiendo la carne (1 Co 9:25-27). Debemos firmes luchando contra el pecado y mirando a Cristo (He 12:1b-2). Debemos estar firmes para no desmayar contra el pecado (He 12:3-4). Debemos estar firmes aceptando las disciplinas de Dios (He 12:5-6).
Los impíos no se sostendrán ante Cristo (Ap 6:16-17). Si Cristo viene hoy, ¿estaríamos preparados, firmes para recibirlo? (Mt 25:10). Estaremos firmes, de pie ante Cristo en ese Dia (Lc 21:36).
“Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes”.
X SU GRACIA: Comunidad Cristiana.
Escucha el sermón del domingo 16 de Junio de 2024: ¡LA ARMADURA DE DIOS. INTRODUCCIÓN!
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