«Solamente oían decir: Aquel que en otro tiempo nos perseguía, ahora predica la fe que en otro tiempo asolaba. Y glorificaban a Dios en mí» (Gálatas 1:23-24)
¿Por qué Pablo asolaba la iglesia? ¿Qué anunciaba esta Fe? ¿Qué era lo que le hacía crujir sus dientes?: Que el judaísmo anunciara a Cristo. Que su celo religioso y obras de justicia, no le proporcionara la justicia que demanda Dios. Que todo esto no fuera más que obras muertas. Que Dios demanda obediencia, frutos, arrepentimiento y Fe en Cristo, no ritos ni sacrificios. Que él era de aquella elite religiosa que había crucificado al anunciado por los profetas. Que aunque fuera “del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos”, no lo hacía parte del pueblo de Dios. Que perseguía al verdadero Israel de Dios, muchos de ellos perros gentiles, por los cuales el Mesías había venido a entregar su vida. Que todo por lo cual vivió hasta ese momento, por lo cual entregó su vida, lo que él era, no era si no basura a ojos de Dios.
Esta era la Fe que Pablo tanto asolaba. Asolaba a todos aquellos que anunciaban este mensaje. Pablo estaba peleando contra la niña de los ojos del Señor, contra el Israel de Dios, contra el linaje de Abraham, contra los hijos de la promesa. Pablo estaba dándose golpes contra una pared, contra una Roca invencible, la Roca que lo hacía caer. Cristo era tropezadero para su propia justicia y orgullo religioso. Pablo peleaba contra Dios mismo, perseguía al mismo Señor y Dios que tanto decía defender
Pablo era un celoso religioso y respetable hombre a ojos de la sociedad, pero que odiaba, encarcelaba y entregaba a muerte y castigo, en nombre de Dios. Consintió la muerte de Esteban, asolaba la iglesia. Odiaba a muerte a los cristianos. Era un obsesivo perseguidor del pueblo de Dios. Los forzaba a blasfemar para que negaran al Señor. Iglesia tal vez, como Pablo, no fuimos lo peor a ojos de la sociedad, con los pecados más escandalosos. Pero ¿nos fastidiaba el evangelio, el cristianismo? ¿Estábamos con la mayoría, en contra de ellos? ¿desechamos a los que nos predicaban? ¿Hablamos mal de ellos, levantamos falsos testimonios, nos cansaban? ¿fueron nuestro objeto de crítica, burla, difamación? ¿Los hizo blasfemar contra el Señor? ¿Les fue tropiezo, tentándolos o presionándolos a hacer lo que el Señor reprueba? ¿Fue un perseguidor de Cristo y su iglesia como Pablo? ¿asolaba la iglesia?
Pablo asolaba la iglesia por el mensaje que predicaban, a quien anunciaban. Odiaba lo que ellos decían, que Cristo era el anunciado por los profetas. No aceptaba que su religión amada, la que tanto defendía, y de la cual era su más fiel soldado, era no solo enemiga de los cristianos, sino también enemiga de Dios, perseguía a Cristo, perseguir a la iglesia es perseguir a Cristo. Pero Aquel a quien perseguía, lo llamó a predicar este mensaje. Dios había escogido a Pablo, su perseguidor, a que predicara la Fe en Él, la Fe que antes asolaba. Pasó de perseguidor de cristianos y aborrecedor de su mensaje, a embajador del evangelio de Cristo. Pasó de aborrecer al pueblo de Dios, a amarlos, sufrir y padecer por ellos. “Aquel que en otro tiempo nos perseguía, ahora predica la fe que en otro tiempo asolaba”
Iglesia, ¿es esta nuestra realidad? ¿estamos anunciando la Fe que antes asolábamos? ¿la gente lo puede notar fácilmente? Si no, arrepiéntase, y póngase a anunciar la Fe que el mundo asola, de testimonio de vida de esa Fe, no la distorsione, anuncie al objeto de esta Fe, imítelo para que Dios sea glorificado en su vida. Hermanos, que este sea el resumen de nuestra vida: “Solamente oían decir: Aquel que en otro tiempo nos perseguía, ahora predica la fe que en otro tiempo asolaba. Y glorificaban a Dios en mí”
X SU GRACIA: Comunidad Cristiana
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