«Escribe al ángel de la iglesia en Éfeso: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto:2 Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; 3 y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado. 4 Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. 5 Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido. 6 Pero tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco. 7 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios» (Apocalipsis 2:1-7).
La iglesia de Éfeso es elogiada por Cristo, pues se ha aferrado a la verdad y no ha tolerado contemporizaciones doctrinales ni morales. Pero tiene algo que debe corregir, le advierte que se arrepienta de su peligrosa condición espiritual: ¡Ha dejado su primer amor! Los vencedores recibirán la posesión garantizada de la vida eterna, el Árbol de la Vida que están en medio del paraíso de Dios.
1. LA CARTA.
“Comienza con la iglesia de Éfeso, en la que el remitente (Cristo) se describe con algunas características mencionadas en el capítulo anterior. Toma nota de algunas cosas loables en esta iglesia, después la reprende por dejar su primer amor (V4); le da algunos consejos al respecto; y la amenaza en caso que no se arrepienta. No obstante, la elogia por su aborrecimiento de algunas malas prácticas. Concluye la carta, llamando la atención sobre lo escrito, y con una promesa a los constantes y vencedores” (John Gill).
¿A QUIEN VA DIRIGIDA LA CARTA?: Al ángel de la iglesia en Éfeso. Éfeso en Griego significa: “Amado”, “Deseable”, o “uno que es deseado”. La ciudad de Éfeso tenía una historia variada, siglos antes de la carta. Ubicada en la costa occidental de Asia Menor (Actual Turquía). Su riqueza provenía del comercio y la religión (Objetos religiosos. Plateros. Hc 19:24). Esto les permitió reconstruir un templo y dedicarlo a la diosa Artemisa de los Efesios (Diana para los Romanos). Construyeron un teatro con capacidad para 24.000 personas, en una ciudad con población un poco mayor a 200.000 personas. Conocida como “la ciudad del cambio”, pues a pesar de ser arrasada por los sedimentos a orillas del rio Cayster, y volverse un puerto inservible, en el siglo I d.C., seguía siendo un gran centro de comercio, e incluso un gran centro administrativo del gobierno romano (Hc 19:31, 38). Construyeron un templo para promover la religión imperial (89-90 d.C. Reinado de Domiciano). Obligaban a rendir culto al emperador (“César es señor”), lo que trajo persecución a los cristianos (“Jesús es Señor”). La iglesia en Éfeso, al igual que la ciudad, era una iglesia muy ocupada (se enfrió su relación con Dios); fue plantada por el Apóstol Pablo (Hc 19); y regada y gobernada por Timoteo, quien tenía su residencia allí.
CRISTO ES QUIEN HABLA A ESTA IGLESIA: “El que tiene las 7 estrellas en su diestra, el que anda en medio de los 7 candeleros de oro, dice esto”. Se presenta con los mismos títulos en su aparición a Juan en el capítulo 1 (V13, V16). Ap 1:20 dice lo que son las 7 estrellas y los 7 candeleros de oro. Las 7 estrellas, son los ángeles de las 7 iglesias (mensajeros, ministros, ministerio). Cristo tiene en su mano las 7 estrellas/ángeles de las iglesias, la dirige. Los 7 candeleros de oro son las 7 iglesias (congregaciones, creyentes). Cristo anda en medio de ellas, las observa, cuida. Cristo gobierna la iglesia, es la Cabeza (Col 1:18-19). Sus ministros están bajo su cuidado y protección especial. Los buenos ministros resplandecerán como las estrellas en el firmamento, eternamente (Dn 12:3). Cristo conoce a sus Iglesias. Cristo está en medio de ella cuando se reúne (Mt 18:20). Prometió estar siempre con ella en la tierra (Mt 28:20).
2. EL ELOGIO.
Elogiada por Cristo por su diligencia, paciencia, y por su celo contra los falsos apóstoles y las falsas doctrinas.
CONOCE SUS OBRAS. No habla a la ligera, sabe lo que dice. Deben considerar estrictamente lo que dice (bueno, mal). Acá la elogia.
ERA DILIGENTE EN SU DEBER. Era laboriosa y diligente. Ejemplo de ello, es Pablo, quien sirvió diligentemente al Señor y a su iglesia (Hc 20:18-21). Pablo trabajó más que todos, pero reconoció que era por la gracia de Dios (1 Co 15:10). Pablo, aunque quería estar con Cristo en el cielo, sabía que era necesario estar acá trabajando en su obra (Fil 1:22-24). Solo descansaremos cuando partamos de esta tierra (Ap 14:13).
ERA PACIENTE EN EL SUFRIMIENTO. Debemos sufrir penalidades por Cristo (2 Ti 2:3). Debemos ser pacientes en las tribulaciones (He 10:32-34). Es necesaria la paciencia para alcanzar las promesas (He 10:35-36). Así debe ser la paciencia de la iglesia (Ap 14:12).
CELOSA CONTRA LOS MALOS. No toleraba a los falsos maestros, no podían soportar sus vidas inmorales, y doctrinas erróneas, amonestaban y expulsaban a los obstinados e incorregibles. Pablo advirtió que se levantarían falsos maestros después de su partida a Jerusalén (Hc 20:29-30). Muchos misioneros itinerantes llegaban a la iglesia, autodenominándose como “Apóstoles”. Ellos pusieron a prueba, sus doctrinas, obras, frutos, sus supuestos distintivos de Apóstol. Después de probarlos, descubrían que eran falsos apóstoles, impostores, no enviados por Cristo (2 Co 11:13). El Señor dijo que debíamos tener cuidado de los falsos maestros (Mt 7:15). Pedro anunció que habría falsos maestros en la Iglesia (2 P 2:1). Debemos desechar a los que predican un falso evangelio (Gál 1:9). Los que atenten contra la doctrina de la Justificación por la Fe, los que enseñan salvación por obras. Debemos contender contra los que convierten en libertinaje la Gracia de Dios (Jud 1:3-4), los que atenten contra la doctrina de la santidad del creyente, como los antinomianos.
ABORRECÍAN A LAS OBRAS DE LOS NICOLAÍTAS. Las cuales, el Señor también aborrecía. Aunque se habían desviado en su amor a lo que es bueno, aún retenían su odio a lo malo. Los Nicolaítas, aunque no hay certeza con algunos datos, al parecer era un secta gnóstica que trató de infiltrarse en las iglesias, que se cobijaban bajo el manto de Nicolás el diacono (Hc 6:5). En general se caracterizaban por la Inmoralidad, la fornicación, el adulterio, y toda inmundicia, tenían esposas en común, comían de los sacrificado a los ídolos, pervertían la verdad, y se enseñoreaban del pueblo. Al contrario de esta iglesia, la iglesia de Pérgamo si toleró a los Nicolaítas (Ap 2:15).
3. LA REPRENSIÓN.
“Aunque primero observa lo que es bueno, también observa lo que está mal, y los reprende fielmente por ello” (Matthew Henry). “Pero tengo contra ti…”.
DEJARON SU PRIMER AMOR. Decayeron y declinaron en su santo amor y celo por el Señor. No es que no amen al Señor, o que trabajen sin amarlo, es que no lo aman como al principio (énfasis: “primer”). No se refiere a la hospitalidad, el cuidado de los pobres, o pasar por alto el pecado. Se refiere primeramente al amor de los cristianos hacia el Señor, y también entre los creyente, lo cual viene a causa de lo primero (Hc 4:32). Los primeros afectos (Cristo, santidad, cielo), son usualmente vivos, cálidos. Pero estos afectos se calman y enfrían, si no hay diligencia para preservarlos. Cristo por tanto, se entristece y disgusta con su pueblo, cuando se vuelven negligentes y fríos hacia él. 3 veces preguntó Jesús a Pedro: “¿Pedro me amas?”, pero él respondió: “Tú sabes que te amo” (Jn 21:15-19). El amor del cristiano genuino no se pierde definitivamente. “El amor nunca deja de ser” (1 Co 13:8). Pero ellos lo dejaron, disminuyó su calor y fervor, su amor mutuo y a las cosas Divinas. Cuidado, hermanos, que por el mal imperante del mundo y de la misma iglesia, nos enfriemos como le anunció Cristo a la iglesia de su tiempo (Mt 24:11-12). El que no ama a Cristo está condenado (1 Co 16:22). Meditemos en todos los pecados que Dios nos ha perdonado, en Su infinita gracia (Lc 7:45-47).
DEBEN RECORDAR DE DÓNDE HAN CAÍDO. M. Henry comenta: “Deben comparar su estado actual con el anterior y considerar cuánto mejor era para ellos entonces que ahora, cuánta paz, fuerza, pureza y placer han perdido al abandonar su primer amor; cuánto más cómodamente podían acostarse y dormir; cuánto más alegremente podían despertar por la mañana; cuánto mejor podían soportar las aflicciones y cuánto más dignamente podían disfrutar los favores de la Providencia; cuánto más fáciles eran para ellos los pensamientos de la muerte, y cuánto más fuertes sus deseos y esperanzas del cielo”.
DEBEN ARREPENTIRSE. Deben afligirse y avergonzarse por su decadencia pecaminosa; deben juzgarse y culparse, y confesarlo humildemente ante Dios.
DEBEN VOLVER Y HACER SUS PRIMERAS OBRAS. No las obras que siempre hacían bien (diligencia, paciencia, exponer falsos maestros); si no, hacer las obras con fe y amor, con el mismo celo y fervor del principio. Deben comenzar de nuevo, retroceder paso a paso, hasta llegar al lugar donde dieron el primer paso en falso. La iglesia de Tiatira sí tenía lo que estaba dejando esta iglesia (Ap 2:19). Debemos volver a ser como niños, como cuando empezamos, buscarlo sin cuestionamientos (Mc 10:14-16). Debemos volverlo a alabarlo con gozo (Mt 21:15-16). Debemos volver a humillarnos ante Cristo; si no somos como niños, no entraremos al cielo (Mt 18:3-4).
4. LA ADVERTENCIA
QUITARÁ EL CADELERO. El consejo se refuerza con una severa amenaza. Dios puede borrar una iglesia si no cumple su función (Con una persecución violenta, falsos maestros, herejías, divisiones, contiendas). Dios puede dejarla sin pastores fieles (por persecución o muerte); levantar hombres impíos, carnales, llenarla de mujeres mundanas, quitar los sermones con poder. Puede cortarnos, como cortó a Israel (Ro 11:21-22).
EL LLAMADO. Lo escrito en la carta, lo dice el Espíritu de Dios (Escritural, de parte de Dios). Lo que se dice a una iglesia concierne a todas las iglesias, en todo lugar y época. Debemos atender al llamado de Dios. Los que no quieren hacerlo, desearán un día haber atendido al llamado. ¿Que tenemos de esta iglesia? ¿Trabajo, paciencia, denuncia a falsos maestros y sus herejías? ¿lo hacemos por amor a Cristo? Hagámoslo por amor (Fil 1:15-17). ¿Hemos dejado ese amor puro y sencillo por Cristo de nuestros inicios?
LA PROMESA. Los vencedores comerán del Árbol de la Vida que está en medio del paraíso de Dios. Pero deben vencer. Peleemos hasta el final (2 Ti 4:7). Demos fruto con perseverancia (Lc 8:15). Los que perseveran hasta el fin serán salvos (Mt 24:13). Los vencedores heredarán todas las cosas (Ap 21:7). Si vencemos, tendremos la misma recompensa gloriosa que ellos (Ap 22:1-2).
Hermanos, trabajemos duro en la obra del Señor, seamos diligentes en todo, seamos pacientes en las tribulaciones y pruebas que vengan, sigamos denunciando con seriedad y justicia a los falsos maestros y sus herejías, volvamos al fervor que teníamos al principio, volvamos al primer amor.
X SU GRACIA: Comunidad Cristiana.
Escucha el sermón del domingo 20 de Octubre de 2024: ¡LA IGLESIA DE ÉFESO!
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