La masturbación siempre ha sido considerado como un tabú, frente al cual se ven algunos puntos de vista; pero más que verlo como un tabú deberíamos pensarlo como un problema vigente en los jóvenes y hacer un análisis concienzudo a la luz de las escrituras, para comprender cuál puede ser su dimensión real. Para ello podemos empezar con algunas preguntas: ¿Acaso la masturbación sería una acción que yo realizaría públicamente? (moralmente hablando), ¿la masturbación sería una acción que fácilmente yo comentaría con mis amigos? o todo lo contrario, ¿la masturbación es una acción la cual considero me pondría en vergüenza?
En esta oportunidad no queremos abordar el problema de la masturbación desde la psicología moderna, especializada en justificar todo sin concluir nada, sino que lo haremos desde la norma de normas, donde se nos permita mirar con claridad el verdadero trasfondo de esta acción humana.
Para poder dar respuesta a los interrogantes planteados al inicio, podemos remitirnos a la escritura en donde Pablo hace un fuerte llamado a cómo debería ser nuestra conducta, afirmando lo siguiente: “Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas; porque vergonzoso es aun hablar de lo que ellos hacen en secreto” (Efesios 5:11-12). La escritura nos dice también que el corazón del hombre es engañoso (Jeremías 17:8); por tanto, y al igual que muchos de nosotros, tratarás de auto-justificarte, pero DIOS ha puesto su ley en el corazón del hombre, por tanto no tenemos excusa y aun cuando lo neguemos, conocemos la verdad, y sabemos que estamos actuando mal.
Si bien tenemos la certeza que no existe ninguna cita bíblica que mencione la masturbación de manera literal, existe una serie de pasajes bíblicos que nos permiten saber lo que piensa DIOS al respecto; En Santiago 1:14 por ejemplo afirma: “sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido”. Es triste pensar que es una conducta del hombre correr tras sus propios deseos y dar vueltas alrededor del círculo de su autocomplacencia; y es justo allí donde la escritura nos hace evidente el fruto de nuestro mal proceder.
Más adelante, en el verso 15 del mismo texto de Santiago podemos determinar lo que hemos aceptado como una conducta aceptable, pero que definitivamente es nociva para el hombre: “Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte”. El problema real, es que la masturbación no es otra cosa que el pecado escondido de la autocomplacencia, es el lugar secreto en donde nuestra mente y corazón se llenan de lujuria y caemos en fornicación. Nuestro Señor dijo que si mirábamos una mujer con deseo habíamos adulterado/fornicado en nuestro corazón (Mateo 5:28). ¿Y en qué piensan las personas cuando caen en la masturbación? Realmente mí querido lector hemos de tener claro que el verdadero resultado es MUERTE. Pero retomemos la cita del apóstol Pablo: “Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte”. Aunque suene duro, la masturbación conduce a MUERTE espiritual que nos lleva a la condenación, pues Dios nos advierte: “La paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23).
Ya hemos visto en esencia cual es el resultado de la masturbación en nuestras vidas, que tan sólo nos lleva a correr tras las cosas pasajeras y las cuales nunca lograran satisfacer al hombre hedonista, sino que lo arrojan cada día al mar de la desesperanza, que lleva a través de la fornicación a profanar nuestros cuerpos, a olvidarnos de nosotros mismos, pero sobre todo a olvidarnos de quien lo dio todo en un madero para nuestra salvación; por tanto el llamado que nos hace DIOS en 1 Corintios 6:18 es: “Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; más el que fornica, contra su propio cuerpo peca”. Esto se maquina desde la propia mente, por ello, hemos de entender lo que nos espera al estar sujetos a una mente guiada por la vanagloria y la autosatisfacción: “el que comete adulterio es falto de entendimiento; Corrompe su alma el que tal hace. Heridas y vergüenza hallará, Y su afrenta nunca será borrada” (Proverbios 6:32-33). Amigo mío, la masturbación está ligada a la deshonra, al sin sentido de una pasión pusilánime, al vacío que queda después de haber atentado contra nuestro propio cuerpo, haciéndonos esclavos del pecado y desentendiéndonos de DIOS.
Finalmente, solo me resta decirte que la Palabra de Dios nos llaman a actuar con contundencia, no debemos andar tras las obras infructuosas de las tinieblas sino que: “Absteneos de toda especie de mal” (1 Tesalonicenses 5:22), inclusive de aquel cuyo origen está en nuestra mente y en los vagos deseos de nuestro corazón. Aprendamos de los cuestionamientos del sabio rey Salomón “Cómo puede el joven guardar puro su camino?” A lo cual halla la respuesta “Guardando tu palabra” (Salmos 119:9). Nuestra persistencia en la lucha contra el pecado debería permitirnos afirmar lo mismo que Salmon nos dice en el verso 10 del mismo capítulo: “Con todo mi corazón te he buscado; No me dejes desviarme de tus mandamientos”, clamando que sigamos Sus caminos y que aun cuando hayamos quebrantado toda Su Santa Ley, tu das la promesa de redención a aquel que volviéndose de su pecado llega en arrepentimiento a los pies de CRISTO, a aquel que nos rescata de la tinieblas y quien pagó el precio de sangre, solo para que nuestros pecados le fuesen imputados en el juicio y darnos en ÉL vida eterna.
X SU GRACIA: Comunidad Cristiana.
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