«en el cual sufro penalidades, hasta prisiones a modo de malhechor; mas la palabra de Dios no está presa» (2 Timoteo 2:9)
“Pablo fue un hombre que hizo el bien, sin embargo, sufrió (penalidades, y hasta prisiones), como un malhechor… Pero su consuelo fue que “la palabra de Dios no esta presa”. Los poderes perseguidores pueden silenciar a los ministros y restringirlos, pero no pueden impedir la operación de la palabra de Dios en los corazones y conciencias de los hombres; no puede ser atada por ninguna fuerza humana. Esto animaría a Timoteo a no temer las cadenas por el testimonio de Jesús. La palabra de Cristo debe ser más querida para él que la libertad o la vida misma" (M. Henry).
1. ¡SUFRO PENALIDADES!
“Pablo sufrió penalidades como si fuera culpable de algún crimen capital; sufrió como si fuera un ladrón, obrador de mal, un malvado, o criminal; como los malhechores crucificados con Jesús. Sufrió vituperios, persecuciones, azotes, palizas, lapidaciones, cárcel. Ahora estaba preso y encadenado; no era la primera vez, estuvo en prisiones muchas veces por causa del evangelio que predicó” (J. Gill).
“en el cual sufro penalidades”. Pablo sufrió por el nombre de Cristo y por amor a los escogidos de Dios (2 Ti 2:8-10). Pablo sabía que le esperaban prisiones y tribulaciones (Hc 20:23). Lo acusaron de herejía y sedición (Hc 24:5). Sufrió muchas penalidades como ministro de Cristo (2 Co 11:23-25). Por ser apóstol el evangelio, padeció (2 Ti 1:12). Tendremos que sufrir penalidades como soldados de Cristo (2 Ti 2:3).
“hasta prisiones a modo de malhechor”. Fue por anunciar la verdad, no por malhechor. Estuvo encarcelado en Filipos por denunciar prácticas de adivinación (Hc 16:19-24). Fue apresado por los judíos por confrontar su religión muerta, y llevado a las autoridades romanas (Hc 23:26-29). Estuvo encadenado ante el Rey Agripa (Hc 26:29). Aunque ningún delito había cometido, fue a Roma a la cárcel (Hc 26:31-32). Ya en la cárcel, lo dejaron prácticamente solo (2 Ti 1:15). Pocos quedaron con él (2 Ti 4:10-12). Solo quedó con un capote, sus libros, y las Escrituras (2 Ti 4:13). Muchos se opusieron a sus palabras (2 Ti 4:14-15). No nos avergoncemos de las cadenas de ningún siervo de Dios (2 Ti 1:16). Sufrió como malhechor; eran falsas acusaciones; si nos pasa, que sea por cristianos, no nos avergoncemos (1 P 4:15-16).
La iglesia temprana iba a padecer penalidades y cárcel por parte del imperio romano (Ap 2:10). El diablo busca impedir que la Palabra corra, haciendo guerra contra la iglesia (Ap 12:17). Sufriremos penalidades, pero su pueblo vencerá por la Palabra (Ap 12:11).
2. ¡LA PALABRA DE DIOS NO ESTÁ PRESA!
“Mientras estaba preso en Roma, podía recibir a sus amigos, y predicar el Evangelio a quienes vinieran a oírle; así como enviar cartas a las iglesias (Efesios, Filipenses, Colosenses; Timoteo, Filemón). El evangelio no fue impedido, ni el apóstol impedido de publicarlo, tanto de boca en boca, como por escrito... El Evangelio se difundió y tuvo gran éxito a través de las cadenas del apóstol. Se hizo conocido en la casa de César, siendo el medio de conversión de algunos allá. Muchos hermanos, a través de sus cadenas, se volvieron más valientes para predicar el Evangelio de Cristo” (J. Gill).
PABLO PRESO, EXTENDIÓ LA PALABRA DE DIOS. Pablo no le importó las prisiones que sabía que le venían, hablaría el evangelio (Hc 20:24). Mientras Pablo estaba preso en Roma (casa alquilada, custodiado), recibió amigos, y predicó el Evangelio (Hc 28:16-31). En prisión, escribió las cartas a las iglesias de los Efesios, Filipenses, Colosenses, 2 Timoteo, Filemón (Ef 4:1; Fil 1:12-14; Flm 1:1-2; Col 4:10-11, 18; 2 Ti 1:8).
LA PALABRA DE DIOS, NO ESTUVO PRESA. Cuando los lideres religiosos amenazaron a Pedro y Juan, para que no hablaran de Cristo, ellos no dejaron de decir lo que habían visto y oído (Hc 4:17-20). Oraron a Dios, y siguieron predicando (Hc 4:29). Cuando la iglesia fue perseguida y dispersada (por Saulo), fueron por todas partes anunciando la Palabra (Hc 8:1-4). Cuando Pablo y Silas fueron liberados de la cárcel, le predicaron al carcelero de Filipos y a toda su casa (Hc 16:27-34). Cuando los judíos se opusieron a Pablo, Silas y Timoteo, por hablar de Cristo, no temieron ni callaron (Hc 18:5-10). Cuando Pablo estuvo acusado ante el gobernador Félix, lo confrontó con el evangelio (Hc 24:25). Cuando Pablo estuvo ante el gobernador Festo y el rey Agripa (casi persuadido), muchos oyeron el evangelio (Hc 26:24-29). Cuando Pablo estuvo en la cárcel engendró en el evangelio a Onésimo (Flm 1:10-13). Cuando muchos desampararon a Pablo, el Señor estuvo a su lado, para que la predicación se cumpliera (2 Ti 4:16-17).
Pablo se gozó en sus padecimientos, por Cristo y su iglesia, cumplió su ministerio (Col 1:24-28).
3. ¡LA PALABRA DE DIOS NUNCA ESTARÁ PRESA!
“Otros seguirán cuando haya dejado este escenario terrenal. Las autoridades me han puesto en una mazmorra, pero no pueden aprisionar el evangelio. Triunfará. Cumplirá su misión preordenada sobre la tierra. Ningún enemigo puede detenerlo” (Hendriksen & Kistemaker).
“Cuando Dios abre una puerta eficaz, nadie puede cerrarla, aunque haya muchos adversarios. Cuando da a la Palabra una comisión, no hay quien la detenga. Cuando llega en poder, derriba todo lo que tiene delante; no puede ser encadenada/atada por los hombres, aunque sus mensajeros pueden ser encadenados/atados por causa de ella” (J. Gill).
“más la palabra de Dios no está presa”. Él envió su Palabra a la tierra (Sal 147:15).Se las manifestó primero a la nación de Israel (Sal 147:19). Al venir Cristo, se empezaría a extender Su Palabra a todas las naciones (Is 11:10-12). Por eso, mandó a su iglesia a anunciar su Palabra (Mt 28:19-20). Su Palabra correrá, será prosperada para lo que Dios disponga (Is 55:10-11). Para unos será olor de vida para vida, para otros, olor de muerte para muerte (2 Co 2:15-17). A unos, les derrite el corazón (Sal 147:18). Otros, no la oyen (Jer 7:24). Su Palabra es viva y eficaz, confronta los corazones (Heb 4:12). La Palabra de Dios se extiende a pesar de las malas intenciones de quienes predican (Fil 1:15-17). Se extiende aún por medio de los piedras, cuando incluso su pueblo no lo hace (Lc 19:40). La creación anuncia su Palabra en cada rincón de la tierra (Sal 19:1-3). Por toda la tierra se extiende su Palabra (Ro 10:18). Su Palabra es como el grano de mostaza que crece (Mt 13:32). Todo será leudado con ella (Mt 13:33). Toda la tierra será llena de su Palabra (Hab 2:14). Su evangelio se predicará en todo el mundo antes que vuelva (Mt 24:14). Su Palabra llenará la tierra (Sal 80:8-11). Nadie podrá detener su Palabra, nadie podrá destruirla (Hc 5:38-39). En el milenio o tiempo glorioso de la iglesia (dependiendo de la postura escatológica) seguirá corriendo su Palabra (Is 11:6-9). Todo lo que dice ella, se cumplirá (Mt 5:18). Sus palabras nunca pasarán (Mt 24:35). Su Palabra permanecerá para siempre (Is 40:8).
Hermanos, que nuestros pies no estén presos, que corran a anunciar su palabra (Ro 10:14-15). Oremos para que la palabra de Dios siga corriendo en estos tiempos (2 Ts 3:1). La puerta está abierta, nadie podrá cerrarla (Ap 3:8).
¡La Palabra de Dios no está presa! “en el cual sufro penalidades, hasta prisiones a modo de malhechor; más la palabra de Dios no está presa”.
X SU GRACIA: Comunidad Cristiana.
Escucha el sermón del domingo (18 de Junio de 2023): «¡LA PALABRA DE DIOS NO ESTÁ PRESA!».
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