«Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, Que va en aumento hasta que el día es perfecto» (Proverbios 4:18).
John Gill comenta: «La senda de aquel que es hecho justo por la justicia imputada de Cristo. Esta senda es Cristo, el camino, la verdad y la vida (Jn 14:6). Es el camino de la salvación, vida y felicidad eterna, la senda de la verdad, la justicia, la santidad, el deber, la obediencia a los mandamientos de Dios y ordenanzas de Cristo. Esta senda es como la luz de la aurora; o de la mañana, cuando el día amanece, cuando el sale sol… Es una luz después de una noche de oscuridad (no regenerado); que, al principio es sólo un destello, y después es clara y brillante; cuando Cristo, el Sol de Justicia, se le revela como su esperanza de gloria… esta alma ve su propia vileza y suciedad, la insuficiencia de su propia justicia; y la plenitud, idoneidad y capacidad de Cristo como Salvador, y empieza a tener discernimiento de las verdades del Evangelio, “va en aumento”, Brilla más y más claramente; así es la verdadera gracia, crece y aumenta más y más, toda gracia lo hace (fe, esperanza, amor, paciencia, humildad, conocimiento bíblico)… Dios ha prometido este crecimiento, los santos lo persiguen, y alcanzan… “hasta que el día es perfecto”. De gloria, un día sin nubes; cuando no habrá nada que se interponga entre Dios y ellos; cuando no haya más nubes de oscuridad, incredulidad, dudas y temores; cuando el sol se vea siempre, no se retire, eclipse o se ponga. Cuando Cristo, el Sol de Justicia, Su gloria sea siempre contemplada por los justos por la eternidad. Cuando no haya más noche de aflicción, deserción y muerte; cuando la luz del conocimiento sea clara y perfecta, y los santos vean cara a cara, y conozcan como son conocidos (1 Cor 13:12); y cuando no sólo la luz de los justos sea tan clara, distinta y perfecta, sino que ellos brillen como el sol en el reino de Dios (Mt 13:43). Puede traducirse: “el día preparado“; designado en los decretos de Dios, firmemente establecido. Las glorias invisibles del estado celestial, que hacen este día eterno, son cosas que Dios ha preparado a su pueblo desde antes de la fundación del mundo».
1. Contexto.
El capítulo 4 de proverbios nos muestra el contraste entre el camino de los impíos y la senda de los justos.
Los impíos siempre están haciendo el mal, no duermen muchas veces por hacerlo, hacen tropezar a otros, comen pan de maldad, beben vino de robos, es oscuridad, tropiezan (V14-19). Sus pensamientos son vanos, apuntan al mundo, la vanagloria, están llenos de adulterio, fornicación, lujuria, envidia, asesinato, codicia, robo, idolatría. Aunque hagan lo bueno, es malo, pues no procede de la fe en Cristo, sus fines y propósitos están errados (Su Yo, justicia propia, sirven al Diablo), no son para la Gloria de Dios. Hacen caer a otros al pecado, su fruto viene de lo malo. El Señor pesa sus espíritus (Prv 16:2). Creen que van bien, pero su fin es muerte (Pr 14:12). Guardémonos de andar por el mal camino (Pr 2:11-15).
El llamado es no entrar por esta senda, a no ir por ese camino, a dejarlo, a no pasar, a apartarnos de él, porque su fin es oscuridad y muerte; más bien debemos ir por la senda de los justos.
2. La senda de los justos.
La senda de los justos es el camino recto de Cristo, la senda de la fe, la santidad, la perseverancia, el camino angosto. Está guiada por la Palabra de Dios, por la sabiduría Divina; ésta debemos escucharla (V20-27). Es apartada del mal (Prv 16:17). Es como una llanura, una calzada (Prv 15:19). Se dirige al cielo (Prv 15:24).
ES LA SENDA DE CRISTO, el camino, la Verdad y la Vida (Jn 14:4-6). La verdad está en Cristo, la Biblia, sus grandes doctrinas. La Vida Eterna se halla en Él. Los que van por esta senda, a diferencia de Tomás, saben claramente a dónde se dirigen (Jn 14:5). Ya hemos entrado a este camino, por la puerta que es Cristo, conocemos la Verdad que nos ha hecho libres (del pecado, Satanás y la condenación), hemos sido perdonados, tenemos vida eterna, y caminamos hacia el cielo. ES LA SENDA DE FE, la misma senda del padre de la fe, Abraham, que por fe caminó hacia la tierra prometida (Hb 11:8-10). Si somos de Cristo, somos linaje de Abraham, y herederos según la promesa (Gál 3:29). Caminamos la senda por fe (Rom 1:17). Vivimos por fe, no por vista (2 Cor 5:7). Como extranjeros y peregrino, sin conocer bien los detalles del destino glorioso, la herencia, la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios, finalmente llegaremos allá, por fe. ES LA SENDA DE SANTIDAD, de arrepentimiento y obediencia a la Ley de Dios (Is 35:6-8). Los vivos espirituales, nacidos de nuevo, arrepentidos, limpios, lavados; es un santo que se está santificando, purificando, lavando. Va por la senda de santidad, no se extraviará. ES LA SENDA ANGOSTA, difícil pero gloriosa, y con gloria eterna al final (Mt 7:13-14). Hay pruebas, luchas, muerte al Yo, cruz, negación, persecución, cárcel, muerte, decepciones, pérdidas, traiciones. Fácil desviarse, difícil mantenerse, solo con el Espíritu Santo se puede, y esta senda lleva a la Vida. ES LA SENDA DE PERSEVERANCIA, un camino para correr con paciencia y esfuerzo, para llegar a la meta final (Heb 12:1-2). Hay guerra, sudor, lágrimas, lucha (contra: pecado, Yo, mundo, temor, incredulidad, pruebas), mira a Cristo, sus sufrimientos y oprobios, y se fortalece, sigue adelante, no deserta, no apostata, no se suicida, termina, lucha, y vence. La Biblia dice que “el que persevere hasta el fin, éste será salvo” (Mt 24:13). Y solo ellos atravesaran la senda de los justos. Habrá muchas pruebas a superar, y solo los que están en la Roca, perseverarán hasta el fin, y no caerán (Mt 7:25).
Esta senda es “como la luz de la aurora”. Es un amanecer, como cuando sale el sol, es una luz después de la noche oscura (al principio es un destello). El reino de David fue un tipo, pero sobretodo el reino de Cristo cuando apareció en el mundo (2 Sam 23:4). Como el alba está dispuesta su salida (Os 6:1-3). La luz verdadera alumbró (1 Jn 2:8). Zofar le describió a Job el camino del justo (Job 11:17-18). El que es de Cristo es luz, y ha iniciado una senda (Jn 8:12). Pero también cuando esté oscureciendo, y esté cayendo la tarde, saldrá la luz (Zac 14:6-8). Somos la luz del mundo, debemos alumbrar desde esta senda (Mt 5:14-16). Debemos resplandecer en esta generación maligna (Fil 2:15).
Y esta senda que hemos empezado a recorrer, como la luz de la aurora, irá en aumento hasta el final.
3. En aumento.
Es una senda alumbrada por la luz de Cristo, que conforme avanza, aumenta, hasta que llega a lo perfecto.
Hay distorsión en el concepto de madurez y crecimiento espiritual. Para algunos ser “maduro en la Fe” es callar, no contender por el evangelio, no denunciar la mentira, ser prudentes, evitarse problemas, ser cada día más tolerantes (mundo, pecado), menos exigentes (santidad, separación del mundo), ver la tierra como morada permanente (no pasajera), no añorar el pronto regreso de Cristo. Si eso es ser “maduro en la Fe”, pues prefiero seguir siendo como un “niño” como dice la Biblia, con una fe simple y sencilla que ama a Su Señor, que cuando contradicen sus benditas verdades, no calla, así lo llamen “contencioso”, “inmaduro”, “divisionista”, que predica a tiempo y fuera de tiempo (a familia, amigos, a todos), para que sean salvos, así lo llamen “fanático”, “exagerado”. Una Fe simple y sencilla que se esfuerza cada día más en honrar al Señor con su vida, que no quiere pecar, que quiere una conciencia cada vez más limpia y menos encallecida, así lo llamen “legalista”, “moralista”, “santurrón” o “religioso”. Una Fe simple y sencilla que quiere seguir luchando esta batalla, con los ojos puestos arriba, en Cristo, no en la tierra, como peregrino y extranjero, añorando la bienaventurada esperanza y su glorioso encuentro con Él, así lo llamen “escapista”. Pero muchos piensan así, no van en aumento, vuelven atrás (2 P 2:20-22).
En cambio, “La senda de los justos va en aumento”. Aumenta en fortaleza espiritual, va de poder en poder (Sal 84:4-7). Aumenta el dominio propio, la mortificación del pecado, la santidad, la firmeza en la fe, hay progreso en la vida cristiana. El evangelio no viene solo en palabras, sino en poder (1 Cor 4:20). Aumenta en la purificación del pecado, y como Job, sale probado como el oro (Job 23:10). Hay victorias sobre el pecado, pruebas superadas, aprende, hay pecados dejados, mortificados, matados, debilitados. Es probado, está venciendo, y siendo purificado como el oro. Aumenta en ser conformado al carácter de Cristo, transformado de gloria en gloria (2 Cor 3:18). Santo, puro, manso, humilde, dando testimonio de la Verdad, sin engaño, hipocresía, valiente, obediente al Padre, sujeto, haciendo su voluntad. Sigue las pisadas de Cristo, está siendo transformado de gloria en gloria. También su mirada al cielo aumenta, cada vez mira más a la eternidad, deja lo que está atrás, y avanza hacia la meta, al supremo llamamiento (Fil 3:12-14). Lo terrenal es cada vez más visto cómo basura, no ama el mundo, la vanagloria, no añora eso, no está frustrado, sus ojos están en el cielo, allá está su esperanza y gozo. Su fe va venciendo al mundo, sigue adelante, prosigue a la meta. Crece en la gracia y conocimiento de Dios hasta el fin (2 P 3:17-18). Mayor discernimiento, conocimiento, luz, doctrinas claras, no es llevado por cualquier viento de doctrina, no cae en herejías, no sigue falsos maestros, los denuncia, no es arrastrado por el error.
Pero algunos no crecen, su senda no va en aumento, se quedan como bebes espirituales (Heb 5:11-13). Son rebeldes al buen consejo, no tienen discernimiento, son inmaduros espirituales, no son confiables, toca volver a decirles lo obvio del caminar cristiano y las doctrinas básicas. Ya deberían ser maestros, pero son bebés espirituales. La senda de los justos en cambio crece en madurez espiritual, come alimento sólido, tiene discernimiento espiritual (Heb 5:14). Avanza, crece, escucha el buen consejo, no cae en el engaño. Oremos para que todo esto vaya en aumento, sobretodo que nuestro amor a Cristo abunde (Fil 1:9-11). Avancemos hacia la perfección (Hb 6:1-2). Caminemos la senda de los justos, seremos probados, estemos gozosos, para que la obra se complete (Stg 1:2-3).
Avancemos “Hasta que el día es perfecto”. La senda del pueblo de Dios va en aumento hasta su encuentro con Él. Vendrá lo perfecto (1 Cor 13:9-12). Resplandeceremos como el Sol en el Reino del Padre (Mt 13:40-43). Resplandeceremos como las estrellas en el firmamento (Dn 12:2-3). Estaremos bajo la luz eterna de Dios y del Cordero (Ap 21:23-24). El Señor nos iluminará para siempre (Ap 22:5). Aferrémonos a la Palabra profética más segura, que nos alumbra en la oscuridad, hasta que el día esclarezca (2 P 1:19). Como la luz de la aurora, el Señor ya inició una obra en nosotros, la perfeccionará hasta el fin (Fil 1:6).
¿Ya entró por la puerta de Cristo a esta senda? ¿Está transitándola? ¿está avanzando? ¿va en aumento? ¿llegará a la meta? Si no camina por la senda de los justos, no progresará, nunca verá el día perfecto, verá oscuridad perpetua.
Esforcémonos, corramos, caminemos, crezcamos, levantémonos, al final hay grande galardón. “Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, Que va en aumento hasta que el día es perfecto”.
X SU GRACIA: Comunidad Cristiana.
Escucha el sermón del domingo (21 de Noviembre de 2021): «¡LA SENDA DE LOS JUSTOS!».
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