«Y se dirá en aquel día: He aquí, este es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará; este es Jehová a quien hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación» (Isaías 25:9).
La frase “Aquel Día” ser refiere al día de la Segunda Venida de Cristo, cuando sea la fiesta para todo el pueblo de Dios y sean librados de su cuerpo de muerte, cuando venga a juzgar a los vivos y a los muertos en su manifestación gloriosa, y destruya a sus enemigos, a todo el reino del anticristo. Así como los santos del Antiguo Testamento esperaron su primera venida y salvación, nosotros, los santos a partir del Nuevo Testamento esperamos su segunda venida con poder y gran gloria, ceñidos nuestros lomos y con las lámparas encendidas. Será Aquel glorioso día, la esperanza bienaventurada de la iglesia, y el cumplimiento pleno de todas las promesas a su bendita iglesia. La verdadera iglesia lo espera con ansias.
1. ¡AQUEL DÍA!
John Gil comenta sobre este capítulo: “Este capítulo contiene una acción de gracias, un cántico triunfal, por la destrucción del anticristo y los estados anticristianos, los beneficios y bendiciones otorgados a la iglesia y el establecimiento del glorioso reino de Cristo”. En los versos 1 al 5, se muestra la victoria final de Cristo sobre todos sus enemigos, un canto de alabanza. Destrucción de la muerte, la resurrección general en los versos 6 al 8. Y el Dia glorioso, la segunda venida de Cristo y la destrucción de sus enemigos finalizando el capítulo hasta el verso 12.
Veamos cómo será Aquel Dia, el gran Día esperado por su pueblo.
1. SERÁ VISIBLE EN EL CIELO Y LA TIERRA. Vendrá con poder y gloria (no será en secreto), los impíos tendrán terror y lamento. En el cielo habrá señales, en la tierra lamento (Mt 24:29-30). Todo ojo lo verá, los que lo traspasaron lo lamentarán (Ap 1:7). Habrá angustia, desfallecimiento y confusión (Lc 21:25-27). Habrá terror (Ap 11:13).
2. LOS IMPÍOS SERÁN SORPRENDIDOS. En sus asuntos terrenales, como cuando llega el ladrón en la noche. Estarán como en los días de Noé, en sus asuntos terrenales, serán arrasados, no entendieron (Mt 24:37-39). Aquel Día, la gente estará también como en los días de Lot, serán destruidos (Lc 17:28-30). Estarán pidiendo paz y seguridad, les vendrá destrucción repentina (1 Ts 5:2-4).
3. JUZGARÁ A JUSTOS E INJUSTOS. Probará nuestras obras, salvación eterna a su pueblo, condenación al resto. Sus ovejas irán a la vida eterna, las cabras, al castigo eterno (Mt 25:31-46). Separará el trigo y la cizaña (Mt 13:40-43). Las vírgenes prudentes entrarán al Reino, a las insensatas les cerrará la puerta (Mt 25:10-12). Nos pedirá cuentas de los talentos que recibimos (Mt 25:19-31).
4. EL PUEBLO DE DIOS SERÁ RESUCITADO. Será la redención de nuestros cuerpos. Los ya muertos en Cristo, resucitarán primero, después los que estén vivos serán arrebatados a las nubes para recibir al Señor (1 Ts 4:16-17). Seremos levantados a la vista de los impíos (Ap 11:11-12). Seremos vivificados (1 Cor 15:22-24). Todo su pueblo será reunido de todos los extremos de la tierra (Mt 24:31). Será en el último día, en Aquel Día, allí Cristo nos resucitará (Jn 6:39).
5. CRISTO APARECERÁ SIN RELACIÓN CON EL PECADO, sin cuerpo mortal, como en la primera venida, para salvar a los que lo esperen (Hb 9:27-28).
6. VEREMOS A CRISTO CARA A CARA (1 Cor 13:12).
7. CRISTO DESTRUIRÁ AL HOMBRE DE PECADO, Y TODO SU REINO (2 Ts 2:8).
2. ¡DEBEMOS ESPERARLO!
El Señor manda a su pueblo a esperar su retorno a la tierra. ¡Debemos esperarlo! El Señor siempre lo mandó a los judíos, ya sea refiriéndose a la primera o segunda venida, o la liberación terrenal. Les dijo que lo esperaran confiados (Is 8:17). En sus juicios, en los caminos más ásperos (Is 26:8). Esforzándose (Sal 27:14). En silencio, sin quejarse contra el Señor (Sal 37:7). Mirándolo (Miq 7:7). Esperando su salvación (Gén 49:18).
Esperemos la redención de nuestro cuerpo (Rom 8:23-25). Y ¿cómo debemos esperarlo?
1. RENUNCIANDO AL MUNDO. A sus deseos, deleites, placeres, sueños, sobrios, justos, piadosos aguardando la esperanza bienaventurada (Tit 2:12-13).
2. EN SANTIDAD Y PIEDAD. Obedientes a su Ley, diligentes, esperando el gran Dia, los cielos nuevos y tierra nueva (2 P 3:11-14).
3. PURIFICÁNDONOS. mortificando el pecado, en negación, cruz, seremos semejantes a Él (1 Jn 3:2-3).
4. PELEANDO LA BATALLA. Valientes, predicando, contendiendo, perseverando hasta el fin, guardando la fe, recibiremos la corona de justicia (2 Tim 4:7-8).
5. SIN DESMAYAR. Sin cansarnos, sin devolvernos al mundo, sin llenarnos de amargura contra nuestros consiervos, pues mayor condenación habrá (Mt 24:48-51).
6. PREPARADOS. velando, fieles, prudentes, diligentes, en oración y ayuno, viene en cualquier momento, y sobre todos sus bienes nos pondrá (Mt 24:42-47).
7. TRABAJANDO EN SU OBRA. En la causa de Cristo, su iglesia, Reino, sirviendo, amando a los hermanos, extendiendo su reino, será ganancia (Fil 1:21-24).
Debemos igual seguir viviendo nuestras vidas, trabajando, teniendo hijos, produciendo, útiles en la sociedad, como sal y luz (Jer 29:4-7). Debemos vivir como si Cristo viniera hoy mismo, y como si fuera a venir en 1.000 años. Debemos esperar al Señor activos, trabajando, esforzándonos, diligentes, perseverando, preparados. Hombres: esforzados, cabezas, sacerdotes, profetas, reyes, orando, muriendo, predicando, pero también proveedores, trabajadores, siendo ejemplo a los hijos, enseñándoles algún oficio. Mujeres: dedicadas al hogar, educando hijos en el camino de Cristo, cuidadosas de su casa, sujetas a sus esposos, ayudas idóneas, virtuosas, orando, clamando, predicando, y también útiles, laboriosas, ejemplo a sus hijos e hijas. Hijos: obedientes a sus padres, aprendiendo de ellos, de la Palabra de Dios, obedientes, laboriosos.
Así escuchemos que vienen guerras, rumores de guerra, pestes, hambrunas, desabastecimientos (cadena de suministros), que no tendrás nada pero serás feliz, que la viruela del mono, que la siguiente pandemia, que Rusia, la OTAN, la OMS, el Foro de Davos, la Agenda 2030, Fratelli Tutti. Sigamos perseverando, sigamos esperando la Segunda Venida de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo. Manos a la obra hermanos, nada de negligencia, despertemos (Hc 1:11). Aunque acá no seamos recompensados, cuando venga sí (Is 49:4).
3. ¡LO HEMOS ESPERADO!
Valdrá la pena esperarlo, recibiremos un gozo indescriptible, jamás sentido en la tierra. Recibiremos recompensas eternas. Debemos perseverar hasta el fin, apartarnos de lo que esté mal.
Volvamos al primer amor, a las primeras obras (arduo trabajo y paciencia; no soportando a los malos), para que comamos del Árbol de la Vida (Ap 2:7). No temamos al Diablo, la cárcel, ni las mentiras de la falsa iglesia, no sufriremos la muerte segunda (Ap 2:11). Desechemos la doctrina de Balaam y los Nicolaítas (fornicación espiritual, Jerarquías), retengamos el nombre de Cristo, no neguemos la fe, comeremos del maná escondido y recibiremos un nombre nuevo (Ap 2:17). Desechemos siempre la doctrina papal de Jezabel y las profundidades de Satanás, retengamos lo que tenemos (obras, amor, fe, servicio, paciencia), reinaremos con Cristo, recibiremos la estrella de la mañana (Ap 2:26-29). Seamos vigilantes y afirmemos si algo está por morir, no sea que estemos muertos (Religión Externa, vanagloria), nuestros nombres no serán borrados de Su Libro, Cristo nos confesará ante el Padre (Ap 3:5-6). Aunque con poca fuerza, sigamos guardando su Palabra, no neguemos su nombre, seremos guardados de la prueba final, nadie tomará nuestra corona, seremos columna eterna del Templo de Dios, con su nombre escrito en nosotros (Ap 3:11-13). Sin tibieza, no confiemos en prosperidad material (Templos, riquezas, denominaciones, reconocimiento, respeto), nos sentaremos con Cristo y el Padre en el Trono (Ap 3:21-22).
Que no nos pase como los israelitas en el desierto que se cansaron de esperar la tierra prometida, y en sus corazones volvieron atrás añorando a Egipto, sus puerros y melones. O como Benny Hinn dijo: “yo no quiero el oro en el cielo, yo lo quiero aquí y ahora”, o como Esaú y Demas, que vendieron su primogenitura por un plato de lentejas. O los que aún no quieren arrepentirse y creer en Jesucristo, porque la tierra es toda su porción. Muchos desmayarán, no tendrán fe (Lc 18:8). Solo los vencedores recibirán estas cosas (Ap 21:7). Solo los que perseveran serán salvos (Mt 24:13). Sigamos adelante (1 P 1:13).
Nos gozaremos, valdrá la pena haber esperado, veremos ese glorioso Dia (Is 66:14-16). Nos gloriamos en la esperanza en Cristo de la gloria de Dios (Rm 5:1-2). Valdrá la pena, pruebas y tribulaciones, nos gozamos porque vendrá la salvación eterna de nuestras almas, la herencia incorruptible (1 P 1:4-9). Nos alegraremos porque juzgará a la gran ramera (Ap 19:2-3). Nos alegraremos porque Dios hará justicia con ella (Ap 18:20). Nos alegraremos porque serán las bodas del Cordero (Ap 19:7-8).
¡Que venga pronto! Es el deseo de todo creyente genuino, debe ser nuestro deseo. Apresúrate amado mío (Cant 8:14). Su iglesia dice ven (Ap 22:17, 20). No habrá más muerte ni dolor (Ap 21:4). No habrá más maldición (Ap 22:4-6). Todo esto acabará, lo veremos cara a cara (1 Cor 13:10-12). Veremos, oiremos y sentiremos como nunca lo hemos hecho (1 Cor 2:9). Nos salvará para siempre (Is 51:6). Tengamos paciencia, volverá (Stg 5:7-8). Se fue, pero en Aquel Dia volverá (Pr 7:19-20). Fue a prepararnos morada, volverá en Aquel Día (Jn 14:2-3). Esperemos un poco más hermanos, que ya viene (Heb 10:37-38). Viene pronto (Ap 22:20).
Hermanos preguntémonos estas cosas ¿Amamos su venida? ¿queremos que vuelva hoy? ¿prefiere un reino terrenal? ¿Quiere verlo cara a cara? ¿quiere ser librado del pecado? ¿si hoy viniera podríamos decir: ¡Lo hemos esperado!?
Hermanos, valdrá la pena esperarlo “Y se dirá en aquel día: He aquí, este es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará; este es Jehová a quien hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación”.
X SU GRACIA: Comunidad Cristiana.
Escucha el sermón del domingo (19 de Junio de 2022): «¡LO HEMOS ESPERADO!»
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