«Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios» (Mateo 5:8).
“Esta es la más completa de todas las bienaventuranzas. La santidad y la felicidad se describen y combinan plenamente. Aquí vemos el carácter más completo de los bienaventurados: limpios de corazón. La verdadera religión consiste en la pureza del corazón. Los que son interiormente puros, se muestran bajo el poder de una religión pura y sin macula (St 1:27). El verdadero cristianismo reside en el corazón, en la pureza del corazón, lavado de la maldad (Jer 4:14). Debemos elevar a Dios, no sólo las manos limpias, sino el corazón puro (Sal 24:4). El corazón debe ser puro, honesto, y que apunte bien, opuesto a la mezcla y contaminación (vino/agua pura). Debe mantenerse puro de los deseos carnales, de los pensamientos y deseos incastos, y de las concupiscencias mundanas… de toda inmundicia de carne y espíritu, de todo lo que sale del corazón y contamina al hombre. El corazón debe ser purificado por la fe y ser íntegro para Dios; debe ser presentado y preservado como una virgen casta a Cristo… Y aquí está el consuelo más completo de los bienaventurados: Verán a Dios (en la tierra en comunión, y en el cielo cara a cara). Es la perfección de la felicidad del alma, ver a Dios” (Matthew Henry).
1. ¡EL CORAZÓN HUMANO!
“No puede haber dudas que la sinceridad, honestidad, el ser sin engaño, es el énfasis aquí… Sin embargo… la sinceridad/integridad no es suficiente por sí sola. Un hombre puede estar sinceramente en lo correcto, pero también puede estar sinceramente equivocado” (Hendriksen & Kistemaker).
EL CORAZÓN HUMANO. El no regenerado, no es limpio a los ojos de Dios. El corazón es el origen de todo pecado humano (Mt 15:19). El pecado que se manifiesta externamente, brota primero del corazón. El corazón humano es como un diamante, el pecado está arraigado en éste, como era el de Judá en tiempos de Jeremías (Jer 17:1). El corazón humano es engañoso y perverso, y el Señor lo prueba (Jer 17:9-10). Prueba al sabio en su propia opinión, al que lo sigue a su manera, al que justifica el pecado, el amor al mundo, la tibieza. Muchos se creen limpios, pero son inmundos de corazón (Pr 30:12). Acá está el moralista, el practicante de cualquier religión falsa, el cristiano nominal, hipócrita, tibio. El fariseo externamente se veía bien, pero por dentro tenía un corazón podrido (Mt 23:25, 27-28). Todos ellos endurecen aún más sus corazones para no oír la voz de Dios (Zac 7:12). Sin embargo, el impío tiene grabada la Ley de Dios en su corazón de piedra, aunque éste sea duro como un diamante (Ro 2:14-15). Puede ser bondadoso, generoso, misericordioso, amable, compasivo, ayudar al prójimo, al necesitado, hacer leyes justas, defender al inocente, condenar al culpable, ser un buen hijo, padre, esposo, trabajador, ciudadano o gobernante. Muchos pueden hacer lo correcto, pero no con un corazón recto y limpio delante de Dios, como Roboam (2 Cr 11:17; 12:14), Abías (1 R 15:3), Amasías (2 Cr 25:2), o Jehú (2 R 10:31). Muchos pueden ser sinceros, con celo de Dios como los judíos, pero no conforme a la verdad (Ro 10:2-3). Muchos pueden clamar con corazón sincero a sus falsos dioses por milagros, sanidad, prosperidad, como los profetas de Baal (1 Ry 18:26-29). Muchos pueden pecar por ignorancia como hubiera hecho Abimelec, quien con sencillez de corazón y limpio de manos tomó a Sara sin saber que era hermana de Abraham (Gn 20:4-7). Todos ellos deben lavar su corazón de maldad (Jer 4:14).
EL NUEVO CORAZÓN. Es puro, es nuevo, y actúa con sinceridad. Dios debe limpiarnos y darnos un nuevo corazón, de carne (Ez 36:25-27). Dios debe circuncidar nuestros corazones (Ro 2:28-29). Él grabó Su Ley en nuestro corazón, ahora de carne (Jer 31:33; Heb 8:10). Ahora obedecemos con corazón limpio (1 Ti 1:5). Thomas Watson dijo: “Hasta que el corazón sea puro, todos nuestros deberes religiosos estarán contaminados… El que tenía lepra, todo lo que tocaba era inmundo”.
2. ¡LOS DE LIMPIO CORAZÓN!
“La bendición de la 6ª bienaventuranza no se pronuncia sin discriminación sobre todos los que son sinceros, sino más bien sobre aquellos que en su adoración al Dios verdadero, en conformidad con la verdad revelada en su Palabra, se esfuerzan sin hipocresía para agradarlo y glorificarlo. Estos y solo éstos son los de “limpio corazón”. Ellos adoran a Dios en “espíritu y en verdad” (Jn 4:24)... El corazón de ellos, la misma fuente principal de las disposiciones así como de los sentimientos y pensamientos, está en armonía con el corazón de Dios” (Hendriksen & Kistemaker).
David fue un hombre conforme al corazón de Dios (1 S 13:14). Dios miró su corazón, no lo externo, y lo escogió de entre todos los hijos de Isaí (1 S 16:7, 12b). Y aunque David pecó, obedeció de corazón a todo lo que el Señor quiso (Hc 13:22). J.C. Ryle dijo: “Cuando el corazón es recto, Dios puede pasar por alto muchos aspectos defectuosos”.En la Pascua celebrada por Ezequías muchos no observaron las formas correctas y la comieron “no conforme a lo que está escrito", pero lo hicieron con corazones sinceros e íntegros (2 Cr 30:18-20). La Pascua celebrada por Josías fue menos concurrida que otras que tuvieron lugar en los días de David, Salomón, Josafat o Ezequías. Sin embargo dice en 2 Cr 35:18 que “Nunca fue celebrada una pascua como esta en Israel desde los días de Samuel el profeta…”. Un corazón sincero es un corazón limpio “En cuyo espíritu no hay engaño” (Sal 32:2). Es un corazón como dijo Jesús de Natanael “He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño” (Jn 1:47). }
Nuestras almas y corazones han sido purificados para obedecer a la verdad (1 P 1:22-23). Debemos seguir limpiándonos de toda iniquidad (2 Ti 2:21). Debemos huir de las pasiones juveniles, el mundo, la carne (2 Ti 2:22). Debemos hacer morir toda impureza en nosotros (Col 3:5). Debemos meditar en todo lo puro, en Dios, su Palabra, el cielo, lo santo (Fil 4:8). Entre más limpio y puro es el corazón, más espiritual y santo es. Debemos amar al Señor con todo el corazón (Mt 22:36-37). Cristo debe habitar en nuestro corazón (Ef 3:17). Debemos tener en el corazón a los hermanos (Fil 1:7). Debemos pedir a Dios por un corazón limpio (Sal 51:10).
3. ¡VERÁN A DIOS!
“Verlo por fe en nuestro estado actual (comunión: privada, hogar, iglesia, ordenanzas, contemplan su belleza, poder, gloria, gracia, misericordia); y verlo en el estado futuro, en el cielo. Verlo tal como es, cara a cara, ya no a través de un espejo oscuro; verlo como nuestro, verlo y disfrutarlo; verlo y ser como él, y deleitarse con esa semejanza (Sal 17:15); y verlo para siempre… La felicidad de ver a Dios se promete sólo a los puros de corazón. Nadie, excepto ellos, verán a Dios. No sería una felicidad para los impuros. ¿Qué placer podría sentir un alma no santificada ante la visión de un Dios santo? Así como Dios no puede soportar la iniquidad, tampoco ellos pueden soportar su pureza. Ninguna cosa inmunda entrará en la nueva Jerusalén” (Matthew Henry).
LOS IMPÍOS NO VERÁN A DIOS DE ESTA FORMA, PERO LO VERÁN EN JUICIO. Muchos hasta el final seguirán escondiéndose del rostro de Dios (Ap 6:16-17). Pero verán a Cristo en juicio, eternamente condenados, sin reposo, los que se rindan a la Bestia (Ap 14:10-11). Amigo, ¿por qué quiere morir? ¿por qué no quiere un corazón limpio? (Ez 18:31-32).
PERO SU PUEBLO VERÁ A DIOS EN GLORIA. Solo los puros de corazón subirán al monte de Dios (Sal 24:3-4). Hoy contemplamos la gloria de Cristo sin el velo de la Ley ceremonial (2 Co 3:18). Pero aun vemos oscuro, allá lo veremos claramente (1 Co 13:12). Si somos limpios de corazón veremos el rostro de Dios (Sal 17:15). Si quiere ser limpio de corazón y ver a Dios en Gloria, camine con los limpios de corazón (Pr 13:20). ¿Es limpio de corazón? Dios sabe si es realmente así (Hc 15:8-9).
Preguntémonos lo que preguntó Jonathan Edwards: “¿Es nuestra religión de ese tipo que tiene su sede principalmente en el corazón, o consiste en lo exterior, en moralidad y formalidad? ¿Tenemos un espíritu renovado en nosotros? ¿Hemos visto alguna vez la odiosidad y la inmundicia que hay en el pecado? ¿Es lo que odiamos dondequiera que lo veamos, especialmente en nosotros mismos?... Si imaginan que son puros de corazón y viven en tal maldad, su confianza es vana presunción. Pregunta si los ejercicios santos y los empleos santos son el deleite de tu alma, y en qué te complaces más que todas las demás cosas en las que puedes dedicarte. ¿Los disfrutes que eliges y en los que te deleitas más son espirituales y celestiales? ¿Es ver a Dios, conversar con él y morar en su presencia para siempre, es lo que buscas por encima de tu propia voluntad y de otras cosas?”.
Dele su corazón solo a Dios, no lo comparta con nada ni nadie (Pr 23:26-27). ¿Está su corazón dividido, entre Dios y el mundo, dinero, placer, trabajo, su Yo, María, los santos, la falsa iglesia. Tengamos cuidado de tener un corazón malo, incrédulo y endurecido por el pecado (He 3:12-13). El Señor es bueno con los limpios de corazón (Sal 73:1).
Hermanos, debemos ser limpios de corazón “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios”.
X SU GRACIA: Comunidad Cristiana.
Escucha el sermón del domingo 15 de Octubre de 2023: «¡LOS DE LIMPIO CORAZÓN!».
Comments