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¡LOS MISERICORDIOSOS!

«Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia» (Mateo 5:7).


“Las Escrituras exhortan al creyente a mostrar misericordia en gratitud por la misericordia con que ellos mismos han sido tratados… Es amor hacia quienes están en miseria (física o espiritual), y un espíritu perdonador hacia el pecador. Abarca tanto el sentimiento como las acciones de bondad… Ellos, y solo ellos quienes ejercen la misericordia, pueden esperar del Señor la recompensa de la misericordia... Son bienaventurados porque alcanzarán misericordia” (Hendriksen & Kistemaker).


1. ¡LA MISERICORDIA!


“Aunque sería alejarse de la realidad negar que, por la disposición de amor de Dios, hay evidencias a nuestro alrededor de actos de compasión y bondad en los no regenerados, la misericordia que habla esta bienaventuranza brota de la experiencia de haber recibido la misericordia de Dios. Es una experiencia cristiana, como todas las demás bienaventuranzas” (Hendriksen & Kistemaker).


EL MUNDO Y LA MISERICORDIA. Solo es externa, física (Hc 28:1-2). El hombre tiene un sentido de la misericordia, la compasión por el necesitado, de los que están en alguna dificultad (económica, enfermedad, tristes, luto, problema terrenal). El hombre tiene un sentido de la justicia, la bondad, de hacer lo bueno, de cumplir (externamente) la ley de Dios (Ro 12:14-15). Pero para el hombre natural (religioso, moralista, ateo, etc), la misericordia es solo eso. Y aunque en parte lo es (Debemos ser así, incluso con enemigos), falta lo más importante, la misericordia espiritual. Muchas veces la “misericordia” del hombre natural promueve la holgazanería, la pereza o el amor propio. Buscan solo complacerlos, aliviar la necesidad inmediata, no “ofenderlos”, no decirles nada que los perturbe. Ellos ayudan al prójimo en sus necesidades (muchas veces por interés o justicia propia), sin importar si los debilitan más o se alimenta el pecado, sin importar si los están acercando o alejando más de los caminos de Cristo. Es como la misericordia de Judas (Jn 12:5-8).


LA MISERICORDIA DE DIOS. Dios tiene misericordia con nosotros. El hombre tiene una deuda muy grande con Dios. Él ha dado una Ley, y el hombre la ha violado, ha dado unos mandamientos, y los ha desobedecido. El hombre fue concebido en pecado, peca desde que nace, peca por elección, peca hasta su muerte. El hombre es enemigo de Dios, merece la muerte eterna, merece el infierno. Sin embargo, Dios es paciente, no lo ejecuta inmediatamente. “Jehová, tardo para la ira y grande en misericordia” (Nm 14:18). Dios se compadece de la miseria del pecador, se compadece de nuestra miseria, y nos ofrece el perdón gratuitamente. Dios tiene misericordia del hombre al perdonar toda la deuda de sus pecados (Mt 18:23-27). Dios tuvo misericordia al enviar a su Hijo al mundo a salvarnos (Jn 3:16). Dios fue rico en misericordia revelándonos a Cristo, cuando estábamos muertos en pecados (Ef 2:4-5). Cristo fue misericordioso al expiar nuestros pecados (Heb 2:17). Dios nos salvó por su pura misericordia (Ti 3:5). Su misericordia fue soberana, por pura Gracia (Ro 9:15-16). Tenemos un Padre de misericordias (2 Co 1:3). Amigo, Dios le ofrece hoy a usted su misericordia, pero debe arrepentirse de sus malos caminos (Is 55:7).


El buen samaritano nos muestra la misericordia de Cristo por nosotros, y un ejemplo para que nosotros hagamos lo mismo (Lc 10:30-37). Cristo tuvo misericordia de nosotros, cuando estamos perdidos, despojados, en manos de ladrones, heridos, como muertos. Vendó y curó nuestras heridas con aceite y vino, nos llevó a su iglesia, nos hace parte de su pueblo, nos deja en buenas manos, nos cuida hasta que vuelva. Debemos hacer lo mismo con los hombres en necesidades físicas, pero sobre todo, con los que estén en necesidad espiritual (sin Cristo, sin misericordia). Cristo hizo y hace lo mismo con nosotros (física, espiritualmente).


2. ¡LOS MISERICORDIOSOS!


“Que muestran compasión hacia los hombres pobres, indigentes, miserables (física y económicamente). No sólo con expresiones de piedad y preocupación; sino con prontitud, alegría, afecto, y con miras a la gloria de Dios. También muestran compasión a las almas de los hombres, instruyendo a los ignorantes, dándoles buen consejo, reprendiéndolos por el pecado, orando por ellos, perdonando sus injurias, y consolando a los que están abatidos” (John Gill).


LOS MISERICORDIOSOS (física y económicamente). Debemos ser misericordiosos con los necesitados (Hc 20:35). Con el pobre, hambriento, en escasez, el que necesita, la viuda, el huérfano, los hijos. Debemos ser misericordiosos con los hermanos en necesidad que tenemos cerca (St 2:15-17; 1 Jn 3:17-18). Si tenemos, debemos ayudar. Si no tenemos de sobra, podemos negarnos a gustos (restaurante, viaje, placer). No amemos de palabra, la fe sin obras, es muerta. Debemos ser misericordiosos con hermanos piadosos en necesidad de otros lugares (Ro 15:25-27). Hay Iglesias más pobres, hermanos en necesidad de otros lugares. Debemos ser misericordiosos especialmente con los de la familia de la fe (Gá 6:10). Si nos toca escoger entre un impío y un hermano, el hermano prevalece (excepto si son Padres). Debemos ser misericordiosos con los enemigos, supliéndoles, si tienen alguna dificultad terrenal (Ro 12:20-21). Así nos hayan perseguido, denunciado, calumniado, hablado mal, insultado. Debemos ser misericordiosos con los que nos aborrecen, maldicen, calumnian, persiguen o ultrajan (Lc 6:32-36). Cristo tuvo misericordia aún con sus asesinos (Lc 23:34).


LOS MISERICORDIOSOS (espiritualmente). Debemos ser misericordiosos con los atribulados, por la mano de Dios (Job 6:14). Debemos ser misericordiosos unos a otros, vestirnos de misericordia, perdonando, como Dios nos perdonó (Ef 4:31-32; Col 3:12-13). Cuando nos ofenden, insultan, fallan, decepcionan, murmuran, no debemos llenamos de rencor, amargura, enojo, deseo de venganza, desquite. Meditamos en lo mucho que Cristo nos perdonó, y perdonemos lo poco. Debemos ser misericordiosos predicando para que otros alcancen la misericordia de Dios (Ro 15:8-9). Debemos negarnos, esforzarnos, salir a predicar, usar las redes, buscar cualquier ocasión. Debemos tener misericordia con temor buscando salvar las almas (Jud 1:23). Debemos ser misericordiosos haciendo volver al pecador del error (St 5:19-20). Con el que está desviado, endurecido. Tener misericordia en ocasiones implica confrontación, exhortación, que la gente se ofenda por hablarle la verdad, de su estado, no congraciarnos con el pecado, confiar en los métodos de Dios, y no en los nuestros. No debemos sentarnos a la mesa con un apóstata o falso cristiano para congraciarnos con sus pecados. Es un acto de misericordia con ellos, que sean entregados a Satanás para salvación de su alma (1 Co 5:5). La misericordia no es congraciarse con el pecado, pero si buscar las maneras de que los pecadores lleguen a Cristo.


Debemos ser misericordiosos orando por la salvación de las almas, como hizo Pablo con Onesíforo y su familia (2 Ti 1:16-18). Es misericordia orar por las almas perdidas, y orar por los hermanos.


3. ¡ALCANZARÁN MISERICORDIA!


“Del hombre, en circunstancias difíciles de la vida, ellos le muestran misericordia. Y de Dios, por medio de Cristo... Los hombres obtienen misericordia, al ser regenerados, llamados por gracia, y hallar el perdón de sus pecados. Pero aquí se refiere a los suministros de gracia y misericordia que los misericordiosos pueden esperar encontrar en el trono de la gracia para que les ayude en tiempos de necesidad. No sólo obtendrán misericordia de Dios en esta vida, también en el mundo venidero, en el gran día del Señor… mientras que aquellos que no hayan mostrado misericordia, tendrán juicio sin piedad, el fuego del infierno” (John Gill).


MUCHOS NO FUERON MISERICORDIOSOS. Porque no habían alcanzado misericordia. El siervo deudor no quiso perdonar a su prójimo (Mt 18:28-30). No perdonar, muestra que no hemos sido perdonados, que no hemos recibido misericordia, por eso no la damos; o tal vez que no hemos entendido bien todo lo que el Señor nos perdonó (hay justicia propia). Los fariseos condenaron a los discípulos por recoger espigas para saciar el hambre en el día de reposo (Mt 12:1-7). Algunos son estrictos con cosas externas, lo ceremonial, pero hay cosas que podemos hacer en el día del Señor, las asuntos de necesidad, y las obras de misericordia, hacer el bien es lícito en el día del Señor. Los fariseos también condenaron a Cristo por comer con publicanos y pecadores (Mt 9:10-13). Mientras no sea ocasión de pecado o tentación, ni nos congraciemos con el pecado de ellos, debemos ir a anunciar de Cristo. Jacobo y Juan pidieron que cayera fuego del cielo a los samaritanos, porque no los recibieron (Lc 9:52-56). Debemos buscar que las almas se salven, no que se condenen. Los escribas y fariseos dejaron lo más importante de la Ley, entre ellas, la misericordia (Mt 23:23-24). Como ellos, muchos son estrictos con los externo (diezmo, ceremonial, formalismo), pero no con lo interno (pecado, fruto, santidad). A Israel no le valían sus holocaustos, Dios les pedía misericordia (Miq 6:8). Efraín y Juda, traspasaron el pacto de Dios, su piedad fue pasajera (Os 6:4-7).


NO ALCANZARÁN MISERICORDIA. Los que no perdonan las ofensas (Mt 6:15). Los que son como el siervo sin misericordia (Mt 18:32-35). Los que no se compadecen, física y espiritualmente, del pueblo de Dios necesitado (Mt 25:41-43). Juicio sin misericordia de Dios al que no sea misericordioso (St 2:13).


LOS MISERICORDIOSOS ALCANZARÁN MISERICORDIA. De parte de Dios (a través de los hombres). Los cristianos buscamos misericordia (Lc 11:4; Mt 6:12). Pero el Señor será misericordioso con el misericordioso (Sal 18:25; 2 S 22:26). Alcanzarán misericordia los que ayudan al necesitado (Pr 19:17). Alcanzarán misericordia los que piensan en el pobre (Sal 41:1-3). Alcanzarán misericordia los que perdonan las ofensas (Mt 6:14). Alcanzarán misericordia, al ser perseguidos por sus enemigos, pidámosla (Sal 56:1-3). Alcanzaremos misericordia en aquel Dia, si fuimos misericordiosos (Mt 25:34-36). Sus misericordias no acaban, por eso aún estamos de pie (Lam 3:22-23). Acerquémonos al Señor para seguir hallando misericordia (He 4:16).


Hermanos debemos ser misericordiosos. “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia”.



X SU GRACIA: Comunidad Cristiana.


Escucha el sermón del domingo 01 de Octubre de 2023: «¡LOS MISERICORDIOSOS!».




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