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¡LOS QUE TIENEN HAMBRE Y SED DE JUSTICIA!

«Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados» (Mateo 5:6).


Primeramente que tienen hambre y sed de la justicia justificadora de Cristo (por imputación), imputada por Dios Padre y recibida por la fe en Cristo, para el perdón del pecado. Pero estos, tendrán más hambre y sed de justicia después, pues necesitan más de su justicia (justicia por impartimiento), necesitan gracia sobre gracia, que se renueven sus misericordias cada día. Ellos tendrán un ferviente deseo de poseerla. Nada es mejor para ellos, por su perfección, pureza, idoneidad y utilidad. Almas felices son, “porque ellos serán saciados” de justicia, perdón, paz, gozo, y felicidad eterna.


1. ¡LA JUSTICIA!


Como primero es una justicia por imputación. Abraham “creyó a Jehová y le fue contado por justicia” (Gn 15:6), el hombre es incapaz de ganar esta justicia y posición ante Dios. Todas sus “buenas” obras no pueden darle justicia para expiar sus pecados, y estar en paz con Dios.


EL MUNDO Y LA JUSTICIA. Todas las obras de justicia que pueda hacer, son como trapos inmundos para Dios (Is 64:6). No sirven las “buenas” obras, ayudar al pobre, al necesitado, ser moralmente correcto, ser un buen padre, hijo, esposo, estudiante, trabajador, etc., practicar cualquier religión. Ninguna purificación ceremonial, de la carne, puede lavar el pecado (Jer 2:22). No le ayudan ritos, ceremonias, la circuncisión, el bautismo, limpiezas, la ceniza en la frente, ayunos de purificación, la Cena del Señor. Ningún sacrificio puede borrar la culpa y el pecado humano (Sal 40:6). No le sirven el duro trato con el cuerpo, ayunos, abstinencias, penitencias, etc. Nadie puede hacer expiación por el pecado de otro (Sal 49:7). Pagar misas, novenas, indulgencias, purgatorio, el médium, no le ayudan en nada. Gastan inútilmente (Is 55:2a). Se esfuerzan en vano (Ro 3:20). Aunque puedan incluso tener celo sincero, ignoran la justicia de Dios, estableciendo su propia justicia (Ro 10:2-3). Todos estos medios fracasan; y como los israelitas, no pueden alcanzar la justicia de Dios (Ro 9:31-32). Y no solo no la alcanzan, están llenos de toda injusticia (Ro 1:29-31). El hombre está en depravación, no es justo, no puede justificarse solo, está bajo la ira de Dios (Ro 3:10-18). Su estado no tiene remedio; necesitan urgentemente justicia; ¿cómo harán? (Job 9:2).


LA JUSTICIA BIBLICA (por imputación). La justicia que necesita todo hombre sin excepción (religioso, ateo, mundano), no está basada en las obras o méritos humanos, sino en la gracia y misericordia de Dios, por fe (Ro 4:3, 9; Gál 3:6). Como nos muestra la parábola del fariseo y el publicano (Lc 18:9-14). Solo por medio de la fe en Cristo, el hombre puede alcanzar la justicia (Ro 5:1). Él vino al rescate, a darnos justicia (Sal 40:9-10). El castigo de Dios cayó sobre Él, para darnos justicia (Is 53:5). Nuestros pecados cayeron sobre Él (Is 53:6). Cristo es nuestra justicia (Jer 23:6). Todo el que cree en Cristo alcanza esta justicia (Ro 10:4). Pero esta fe, no es meramente de mente o de labios, es del corazón para hallar justicia (Ro 10:10). Si es así, hemos alcanzado la justicia de Dios (Ro 9:30). Hemos sido hechos justicia de Dios en Cristo (2 Co 5:21). Tenemos la justicia de Cristo, hemos sido perdonados, librados del justo castigo de Dios, somos bienaventurados (Sal 32:1).


LA JUSTICIA BIBLICA (por impartimiento). Los que han hallado la justicia de Dios en Cristo, viven en justicia delante de Dios, son justos. Dios pide de nosotros que andemos en justicia (Miq 6:8). Nuestra justicia debe ser mayor que la del moralista y religioso (Mt 5:20). No debemos hacerla para los hombres (Mt 6:1). Seremos perseguidos por esta justicia (Mt 5:10). La justicia de la ley se cumple en nosotros, que andamos conforme al Espíritu (Ro 8:3-4).


Debemos vivir así, pues “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia...”.


2. ¡HAMBRE Y SED DE JUSTICIA!


“La justicia imputada e impartida por Dios debe ser objeto de un intenso deseo, de un anhelo intenso, de una búsqueda implacable. “Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas…” (Sal 42:1)”. (Hendriksen & Kistemaker).


MUCHOS NO TIENEN HAMBRE Y SED DE JUSTICIA. Fueron invitados a comer y beber, no quieren ir, tienen muchas excusas (Lc 14:16-20). Placer, viajes, sueños, negocios, un nuevo trabajo, una empresa, inversiones, estudios, especialización, esposa, familia, hijos. Los paganos tienen hambre y sed de lo terrenal, buscan saciarse de ello, no hagamos igual (Mt 6:31-32). Tienen hambre y sed de provisión (buena ropa y comida), prosperidad material, dinero, confort, asegurar su futuro. Muchos se quejan de falta de dinero, trabajo, salud, afecto, oportunidades terrenales, etc, pero jamás de falta del agua y el alimento de vida. Tienen hambre de todo cuánto hay en la tierra, pero no tienen hambre por Cristo. Hay algunos que en problemas o cierta inquietud del alma parecen tener hambre de Cristo, pero en cuanto su situación mejora, dejan a Cristo y se van tras lo que su corazón en realidad buscaba, solo era hambre por interés. El reino de Dios no consiste en lo que anhelan ellos (Ro 14:17).


HAMBRE Y SED DE JUSTICIA (por imputación). Los sedientes deben ir a las aguas (Is 55:1). Si usted es consciente de su pecado, maldad, depravación, impotencia, si su alma está en angustia, en terror por la ira de Dios, si no se halla, si quiere perdón, misericordia, salvación, justicia, vaya a la fuente de toda justicia. Los sedientes deben ir a Cristo (Jn 7:37-38). Los que quieran pueden tomar gratuitamente del agua de la vida (Ap 22:17). No vaya a ningún otra fuente (Is 55:2-3). No vaya a Alá, Buda, Mahoma, los santos, a María, Abraham, Moisés, ellos no pueden darle justicia. Debe comer y beber de Cristo (Jn 6:54-56). Si no come y bebe de Él será condenado (Jn 6:53).


HAMBRE Y SED DE JUSTICIA (por impartimiento). Debemos tener hambre y sed de buscar su reino de justicia (Mt 6:33). De hacer su voluntad, obedecer sus leyes, hacer lo que es justo, buscar santidad, pureza, agradar a Dios, ser sal y luz, extender su reino de justicia. Debemos tener hambre y sed de hacer la voluntad de Dios, como Cristo hizo (Jn 4:34). Debemos desear obedecer cada vez mejor sus mandamientos, ser más santos, puros, perfectos. Debemos tener hambre y sed de su Palabra, aunque sea escasa (Am 8:11-13). Muchos no tiene acceso fácil a la Biblia, otros no tienen dónde congregarse a oírla, muchos mueren por leerla. Debemos anhelarla, desearla, amarla, deleitarnos en ella, escudriñarla, tenerla en la más alta estima. Tener hambre de ella, muestra que estamos vivos; debemos desmayar de sed por ella. Debemos tener hambre y sed de comunión con Dios como el siervo que brama por las aguas (Sal 42:1-2). Debemos anhelar estar con Él en oración y comunión, que llegue nuestro devocional, el domingo, el jueves, el día de ayuno. Pensemos en esa sensación de hambre y sed. Hay una agonía profunda, un deseo intenso de comer o beber algo lo más pronto posible. Así deberíamos ser nosotros como el siervo que brama por las corrientes de las aguas. Debemos también tener hambre y sed que Dios haga justicia, como las almas mártires en el cielo, muertas por causa de la palabra (Ap 6:9-10). Debemos desear que se haga justicia en el cielo y en la tierra, que el gobernante ejecute justicia, que la gran Babilonia sea juzgada, que las elites caigan, que el Papado desaparezca. Debemos tener hambre y sed de sus juicios (Sal 119:20).


Debemos buscar ansiosamente su justicia: “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia...”.


3. ¡SERÁN SACIADOS!


“De esa justicia, y de todas las cosas buenas, como consecuencia de ella; y particularmente con alegría y paz, que son sus efectos ciertos… nunca buscarán otra justicia (justificadora), ante los ojos de Dios (es plena, perfecta, suficiente, completa)” (John Gill).


NO SERÁN SACIADOS. Los placeres carnales, lo material, no sacian (Ecl 2:10-11). Los ricos impíos no serán saciados (Ecl 6:1-2). Los codiciosos, adúlteros y chismosos nunca se sacian (Ecl 1:8). Las religiones de obras muertas no sacian espiritualmente (Ro 9:31). La iglesia de Laodicea estaba saciada, pero no de Cristo (Ap 3:17). No tenían hambre y sed espiritual, se sentían saciados de la tierra. Muchos cristianos nominales se “sacian” del mundo, de los deleites de la tierra, de dinero, placer, no tienen hambre y sed por Cristo. Cristo reprende a la iglesia tibia. Vaya a y sáciese de Él, antes que sea demasiado tarde (Ap 3:20). Los impíos nunca serán saciados acá (Is 57:21; 48:22). Gastan su dinero en lo que no es pan y su trabajo en lo que no sacia (Is 55:2).


SERÁN SACIADOS (justicia justificadora, por imputación). Cristo vino a saciar a toda alma entristecida por el pecado (Jer 31:25). Él vino a saciar al hambriento con herencias celestiales (Lc 1:53). Él vino a exaltarnos con su justicia (Sal 37:6). Quien coma y beba de Cristo será saciado de su justicia justificadora (Jn 4:13-14). No tendrá más hambre y sed de otras falsas justicias (Jn 6:35). Dios sacia de toda justicia a su pueblo (Sal 103:3-6):


SERÁN SACIADOS (justicia impartida). El saciará de justicia a los que lo buscan santamente (Sal 24:3-5). El saciará los deseos del corazón a los que se deleitan en Él (Sal 37:4-5). Él nos saciará en cada día de Reposo, si nos deleitamos en él (Is 58:13-14). Él saciará a su pueblo con el fruto de su trabajo (Ecl 5:18). Él saciará pronto a las almas mártires que desde el cielo claman por justicia (Ap 6:11). El saciará con gozo a los que alcancen la victoria sobre la Bestia (Ap 15:2-3). Él nos saciará con alegría cuando haga justicia a la ramera, la gran babilonia, por sus herejías, idolatría, maldad, y persecución a su pueblo (Ap 18:20). Él hará justicia a sus escogidos pronto (Lc 18:7-8). No corra más en vano, es inútil, nunca será saciado, nunca será lleno plenamente con las cosas de la tierra, nunca tendrá paz y gozo completo (Is 55:2). Él nos saciará plenamente en el cielo (Jn 6:51).


Hermanos debemos tener hambre y sed de su justicia. “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados”.



X SU GRACIA: Comunidad Cristiana.


Escucha el sermón del domingo 24 de Septiembre de 2023: «¡LOS QUE TIENEN HAMBRE Y SED DE JUSTICIA!».



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