«Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren» (Juan 4:23-24).
Esta cita está en el contexto de Jesús con la samaritana en el pozo de Jacob, en el cual se revela a ella como el Cristo, el Mesías prometido, mostrándole también su estado perdido (V5-26). El Señor viene explicando a la Samaritana en los versos previos que la adoración no está limitada a un espacio físico (V21): “ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre”. Y que esta adoración debe estar en el ámbito de la verdad, de la revelación especial (V22): “adoramos lo que sabemos”.
Esta adoración que hacen los verdaderos adoradores consiste en honrar y entregar a Dios un culto con todo el corazón, y en completa armonía con la verdad revelada en las Escrituras por el Señor. Esta adoración no sólo es espiritual en lugar de material, interna en lugar de externa, también debe estar dirigida al verdadero Dios presentado en la Biblia. Para algunos la actitud humilde, sentida y espiritual no significa mucho; para otros, la verdad y pureza doctrinal no tienen gran importancia. Ambos están errados, son parcializados y desequilibrados. Los verdaderos adoradores, los genuinos, adoran a Dios en espíritu y en verdad.
1. ¡Viene la hora!
Vendría la hora de la manifestación de Cristo, del Nuevo Pacto, de la promesa del Espíritu Santo, vendría una nueva hora para los verdaderos adoradores.
“Mas la hora viene y ahora es…”. Era la hora de Cristo como el gran Profeta prometido en la tierra (Jn 5:25). Venía la hora de un nuevo pacto establecido sobre mejores promesas (Heb 8:6-7). Venía la hora del nuevo pacto prometido a Israel (Jer 31:31-34), diferente al de sus padres (Heb 8:8-9). Venía la hora, los días del Nuevo Pacto que se establecería en el corazón del creyente verdadero (Heb 8:10-12). Venía la hora del Consolador, el Espíritu de Verdad que moraría con los creyentes para siempre (Jn 14:16-17). Venía la hora del Espíritu Santo que enviaría el Padre (Jn 14:26). Venía la hora cuando la iglesia recibiría el poder del Espíritu (Hch 1:8). Venía la hora del cumplimiento de la profecía de Joel (2:28-32), la hora del derramamiento del Espíritu Santo en Pentecostés (Hch 2:16-21). Venía la hora, y ahora es, para los verdaderos adoradores, la adoración prometida en Ezequiel (36:25-27).
Hermanos, ya vino la hora, y ahora es. Estamos en la hora cuando los verdaderos adoradores, no tienen que ir a Jerusalén o a un monte especifico a adorar al Padre, adoramos al Padre en espíritu y en verdad.
2. ¡Los verdaderos adoradores!
Los verdaderos adoradores son morada del Espíritu Santo, han recibido a Cristo, la Verdad, por eso adoran al Padre en espíritu y en verdad. John Gill dice: “son los adoradores del verdadero Dios, que adoran correctamente (judío, samaritano, gentil). adorarán al Padre, el único Dios verdadero, el Padre de los espíritus y de toda carne viviente”.
“EN ESPÍRITU”. Con el corazón, contrario al formalismo externo. En el poder del Espíritu Santo. Muchos no lo adoraron ni adoran hoy en espíritu. Los Fariseos blasfemaron contra el Espíritu Santo. Los Cesacionismo niegan los dones del Espíritu hoy. Los carismáticos en el otro extremo, tienen otro espíritu (kundalini). La Reforma muerta de hoy y la iglesia moderna en general niegan el poder de Dios en las vidas, muchos son solo “academia”, pero tibios, mundanos, antinomianos. No es la doctrina conforme a la piedad. No lloran por el pecado, no se quebrantan, no se afligen, no claman por las almas, no anuncian el evangelio, son como un hielo, están muertos espiritualmente. Todos ellos tienen otro espíritu (2 Co 11:4). Los cristianos en cambio, recibimos el espíritu de adopción (Rom 8:15-16). El Espíritu nos da testimonio interno de nuestra relación con el Padre(Rom 8:16). Dios nos dio el Espíritu de su Hijo (Gál 4:6). Pablo servía en espíritu a Dios (Rom 1:9). Los cristianos servimos a Dios en espíritu (Fil 3:3). María clamó en el espíritu por su Salvador en su vientre (Lc 1:46-47). Debemos orar en el espíritu, con súplicas (Ef 6:18). Oramos en el Espíritu Santo, para nuestra edificación (Jud 1:20). El Espíritu nos ayuda e intercede por nosotros ante el Padre para orar lo correcto, lo bíblico (Rom 8:26-27). Debemos tener un espíritu quebrantado (Sal 51:17). Con un espíritu humilde (Is 57:15). ¿Lo adoramos así, en espíritu? ¿O solo externamente? El Reino de Dios no se trata de palabras, es poder del Espíritu (1 Co 4:19-20). Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos (Mt 5:3) ¿Si el Señor mirara su corazón? ¿Diría que es un verdadero adorador en espíritu? (1 Sam 16:7).
“Y EN VERDAD”. Sinceramente, sin hipocresía, y solo por medio de Cristo. Muchos no lo adoran en Verdad. Los Judíos negaron la Verdad, y siguieron la mentira, las tradiciones de hombres, mera hipocresía, lo honraban de labios. Las falsas religiones hoy niegan a Cristo, la Verdad. Los carismáticos y neo-pentecostales buscan solo emociones, lo carnal (música, milagros, dones). En la iglesia moderna son analfabetas bíblicos. La Reforma muerta son hipócritas, mentirosos, lo confiesan también de labios. Muchos confiesan a Dios falsamente (Jer 5:2-3). Fingen adorarlo (Jer 3:10). Son “adoradores” de labios (Mt 15:8-9). Si no adoramos a Dios por medio de Cristo, no podemos adorarlo, no lo adoramos en verdad (Jn 14:6). La Verdad vino por Cristo (Jn 1:17). Nos apoyamos en la Verdad (Is 10:20). Debemos servirlo en verdad (Jos 24:14). Debemos servirlo de verdad (1 Sam 12:24). Dios ama la verdad en la intimidad (Sal 51:6). Proclamamos su nombre en verdad, no hipócritamente (Jer 4:2). No lo honramos con engaño (Sal 17:1). Ni con espíritu engañoso (Sal 32:2). ¿Hay engaño, iniquidad en su corazón? ¿Hay sinceridad, verdad? ¿Está siendo escuchado por Dios? (Sal 66:18). ¿Lo adora en verdad? Si no, será maldecido eternamente por el Señor (Mt 22:29). El Señor escudriña los corazones, le agrada la verdad, la rectitud ¿ve eso en usted? ¿Qué ve en esta congregación? (1 Cr 29:17).
Muchos no lo adoran en espíritu ni en verdad, como los Fariseos (Mt 22:29). Lo debemos adorar en espíritu y en verdad, el evangelio viene a los adoradores, a los elegidos, en palabra y poder (1 Ts 1:4-5).
3. ¡Dios busca estos adoradores!
Como Dios es Espíritu y es la Verdad, así busca que lo adoren, en espíritu y en verdad. John Gill nos dice: “siendo agradable a él ser adorado así; y su deseo es que el Hijo y el Espíritu sean honrados igual que Él. Tales adoradores Él busca, habiéndolos hecho así, entre judíos y gentiles; y sólo tales son aceptables para Él”.
“porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren”. El Padre escogió un pueblo para Su Hijo (Jn 6:39). Cristo vino a buscar a ese pueblo (Lc 19:10). Cristo conoce a sus ovejas, las encuentra, las llama, y las saca, para hacerlos verdaderos adoradores (Jn 10:2-3). Los verdaderos adoradores serán librados por Dios, y ellos lo honrarán (Sal 50:14-15, 23). Cristo conoce a los verdaderos adoradores, ellos lo adorarán (Jn 10:27-28). Dios ha escogido al piadoso, al verdadero adorador para Él (Sal 4:3).
“Dios es Espíritu”. Dios es espiritual en su esencia, no es un cuerpo, o una sustancia corporal. No es un dios de piedra, de madera, un monte o un templo hecho con manos humanos. Es infinito, eterno, inmaterial, inmortal, invisible, inteligente, independiente de todo. Dios es el Espíritu (2 Co 3:17). Aunque no lo podamos ver con nuestros ojos, debemos honrarlo (1 Tim 1:17). Lo podemos sentir con nuestros sentidos espirituales, y debemos servirlo en la verdad.
“y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren”. Es necesario que se le adore en espíritu y en verdad. ¿Lo adora así? ¿Es un verdadero adorador? Si no lo es, tiene otro espíritu, está en el engaño, siguiendo la mentira. Es necesario que sea hallado y librado por Cristo, debe arrepentirse, clamar al Padre por el perdón de sus pecados. Oiga la voz de Cristo, oiga la Verdad, oiga la voz del Espíritu Santo, y empiece adorar al Padre en espíritu y en verdad. Hermano, ya vino la hora, y ahora es. Es necesario que lo adore en espíritu, no externamente, sea lleno del Espíritu Santo (Ef 5:18-20). Pidamos siempre que el Señor renueve un espíritu recto dentro de nosotros (Sal 51:10). Es necesario que lo adore en verdad, sin engaño ni hipocresía, ande en la Verdad, cuídela, anúnciela, no la venda (Pr 23.23). Vendrá también la hora del juicio, es necesario que oiga la voz de Cristo hoy (Jn 5:28-29).
Hermanos, ya vino la hora, ya Cristo vino, estamos en el Nuevo Pacto, ya fue derramado el Espíritu Santo. Dios sigue buscando que lo adoren en espíritu y en verdad, sigue buscando verdaderos adoradores. “Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren”.
X SU GRACIA: Comunidad Cristiana.
Escucha el sermón del domingo (2 de Octubre de 2022): «¡LOS VERDADEROS ADORADORES!»
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