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¡NO LES APROVECHÓ EL OÍR LA PALABRA!

Actualizado: 8 nov 2022

«Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron» (Hebreos 4:2).


El evangelio que hoy conocemos es el mismo evangelio anunciado desde el principio de la creación, aunque con más grandes privilegios. Fue anunciado a Satanás (Gén 3:15). A Adán y Eva (Gén 3:21-24). A Caín y Abel (Gén 4:2-5). A la generación de Noé (Gén 7:23). A Abraham (Gén 15:5-6).


Las leyes ceremoniales dadas a los israelitas apuntaban a Cristo. Cristo es el Cordero pascual que quita el pecado del mundo (Jn 1:29). Cristo es el apóstol y sumo sacerdote, como Moisés (Heb 3:1-2). Cristo es el reposo del pueblo de Dios (Hb 4:9-10). Cristo es el Rey de Justicia, Rey de Salem y Rey de Paz, representando en Melquisedec (Heb 7:2-3, 17). Cristo es el sumo Sacerdote, ministro del verdadero tabernáculo, sentado a la Diestra del Padre (Hb 8:1-2). Cristo es el anunciado por los profetas (Lc 24:25-27). Los sacerdotes al presentar las ofrendas y sacrificios eran sombra y figura de la ofrenda y sacrificio perfecto que vendría con Cristo (Heb 8:3-5). Cristo es el mediador de un mejor pacto, con mejores promesas (Hb 8:6). Las fiestas ceremoniales eran sombra de lo que iba a venir con Cristo, en Él se cumplen (Col 2:13-17). La sangre de Cristo es mucho mayor que la de los toros y machos cabríos; purifica nuestras almas para servir al Dios vivo (Heb 9:13-14). Cristo es el mediador del nuevo pacto para que recibamos la promesa de la herencia eterna (Heb 9:15). La Ley de los sacrificios eran sombra, pero no la imagen misma del sacrificio perfecto de Cristo (Heb 10:1). Los sacerdotes día a día ofrecían sacrificios por los pecados del pueblo, sin poder para quitarlos; pero Cristo con su sacrificio, borró nuestros pecados y nos hizo perfectos para siempre (Heb 10:11-12, 14). Su sangre habla mejor que la de Abel (Hb 12:24).


Cristo y su evangelio, es el misterio que había estado oculto, pero ahora manifestado a nosotros; por eso lo anunciamos al mundo (Col 1:26-28). Es el evangelio eterno del reino de Dios, debemos predicarlo (Ap 14:6).


Si embargo, a muchos del llamado pueblo de Dios, no les aprovechó el oír la Palabra. Los israelitas, aunque escucharon el mensaje de salvación, no obedecieron al evangelio (Rom 10:16-21). Todos hemos escuchado el mensaje de salvación ¿Nos ha aprovechado oírlo? ¿Lo hemos obedecido? ¿Ya nos arrepentimos de nuestros pecados? ¿Ya fuimos perdonados? ¿Hemos nacido de nuevo? o ¿Somos un pueblo rebelde y contradictor a la voz de Dios?


Los fariseos escudriñaban las Escrituras, pero rechazaron a Cristo, por seguir en sus pecados y religión (Jn 5:39-47). Todos nosotros escudriñamos las Escrituras ¿Nos ha aprovechado hacerlo? ¿Somos más puros o mas intelectuales? ¿estamos buscando Su Gloria o la nuestra? ¿Ya vimos a Cristo en ellas? ¿Ya nos entregamos a Él? ¿Lo glorificamos con nuestras vidas? ¿Creemos su mensaje realmente?


Los israelitas en el desierto, aunque eran del pueblo visible de Dios, bajo Cristo, se envanecieron, jugaron con el pecado (1 Cor 10:1-12). Todos nosotros hacemos parte de la iglesia visible, gozamos de sus bendiciones, confesamos a Cristo como nuestro Señor y Salvador. ¿Nos ha aprovechado a nuestro caminar en santidad y pureza? ¿Codiciamos las cosas del mundo, el pecado? ¿Las añoramos? ¿Alimentamos ídolos en nuestro corazón? ¿Han sido desarraigados? ¿Vivimos en los placeres del mundo, jugando a ser cristianos? ¿Tentamos a Dios con pecados amados, que no queremos dejar? ¿Hay queja y murmuración contra Él, por no satisfacer nuestros caprichos? No juegue con el pecado, “el que piensa estar firme, mire que no caiga”. Quedará postrado en el desierto de la apostasía si sigue así.


El que no le aprovecha la Palabra, que vive para satisfacer su carne, es hijo del Diablo ¿Corre tras los ídolos del corazón, encubriendo pecado, justificándolo, satisfaciendo los deseos-carne? ¿Desecha la Verdad y sigue la mentira? Su Padre es el Diablo, y los deseos de su padre quiere hacer (Jn 8:42-47). Con su vida muestra que no le cree a Cristo y su mensaje. Usted no es hijo de Dios, pues “el que es Dios, las palabras de Dios oye”. Aunque ha escuchado el evangelio, lea las Escrituras, y haga parte de la iglesia visible, no le ha aprovechado el oír la Palabra. Usted es un rebele y contradictor a Dios, no cree lo escrito de Cristo, es un incrédulo, usted cree la mentira, y se condenará como hijo de su padre el Diablo.


La razón por la cual no aprovecha el oír la Palabra, es que no va acompañada de Fe. A los israelitas que estaba con Caleb y Josué, no les aprovechó el oír la promesa de llegar a la tierra prometida. Fueron incrédulos, se asustaron, irritaron a Dios, fueron heridos de mortandad por Él, y nunca vieron la tierra prometida (Nm 14:6-12). ¿Estamos oyendo con Fe? o ¿estamos fascinados con una religión de obras muertas, externa, moralista, negando la Verdad? ¿Lo que hemos dejado y sufrido ha sido porque toca, sin Fe? ¿Hemos padecido en vano? ¿Nuestro corazón arde de amor por la Fe en Cristo? ¿amamos su ley? ¿El Espíritu Santo ha hecho maravillas en nosotros? (Gál 3:1-5).


Si usted solo ha sido iluminado, si solo se ha “santificado”, con ciertos cambios externos, apartado de cosas malas, del mundo, de algunos pecados; si solo conoce la Palabra de Dios, incluso la predica y enseña, pero no tienen una Fe viva interna del corazón, y sus afectos no han sido cambiados, solo han sido reprimidos, pero el amor al pecado y el mundo están allí, no se engañe, no ha oído la Palabra con Fe, no ha sido persuadido de cosas mejores (Heb 6:4-9). Una cosa es ser iluminado, conocer, y otra muy diferente es tener la Fe que vence-mundo. Recibir el conocimiento de la verdad, pero rechazarlo, y pecar deliberadamente, es apostasía (Heb 10:26-29) ¿retrocederemos para perdición? o ¿tendremos fe para preservación del alma? (Heb 10:35-39). Oigamos con Fe, obedeciendo la palabra que escuchamos.


Hagamos como los de Tesalónica, que oyeron con Fe la Palabra como revelación Divina, no como palabras de hombres (1 Tes 2:13). Que los que nos predicaron, den testimonio que la Palabra recibida fue acompañada de fe, que dio fruto de conversión, y que servimos fielmente al Dios verdadero, esperando la promesa final (1 Tes 1:9-10). Hermanos, no es de todos la Fe, no todos los que oyen la Palabra les viene acompañada de Fe, es un privilegio invaluable si la tenemos. El Señor nos guardará y afirmará (2 Tes 3:1-5). Miremos la cruz de Cristo, miremos su evangelio, sus padecimientos, pongamos los ojos solo en Él, para que la Palabra recibida siga siendo acompañada de Fe, y no desmayemos (Heb 12:1-3).


Cuidado: “Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron”.



X SU GRACIA: Comunidad Cristiana.


Escucha el sermón del domingo (23 de Febrero de 2020): «¡NO LES APROVECHÓ EL OÍR LA PALABRA!»




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