top of page
Buscar

¡NO LO BUSCAMOS EN VANO!

Actualizado: 25 oct 2022

«No hablé en secreto, en un lugar oscuro de la tierra; no dije a la descendencia de Jacob: En vano me buscáis. Yo soy Jehová que hablo justicia, que anuncio rectitud» (Isaías 45:19).


El Señor nunca permitió que la descendencia de Jacob (israelitas sinceros), lo buscaran en vano, que le oraran y adoraran sin fruto. Todos los que lo buscan sinceramente, de corazón, con diligencia, siempre lo encuentran; Él los recibe, no los rechaza y los recompensa ampliamente con toda bendición espiritual. El Señor habló justicia y anunció rectitud, podemos descansar en ello; y además lo hizo públicamente, no lo hizo en secreto, para testimonio a todos nosotros.


1. No habló en secreto.


El Señor no habló en secreto, en privado, oculto, en las tinieblas, lo hizo de manera libre, abierta, clara y pública, ante multitudes, a la vista de todos los hombres. Así pronunció la Ley y anunció el Evangelio. El Señor se dio a conocer a su pueblo Israel; y aunque oculto por mucho tiempo, se dio a conocer a todas las naciones, se dio a conocer a nosotros su iglesia.


Utilizó a Ciro para el regreso de los judíos, un rey pagano, todos lo vieron (V11-19). Anunció la conversión de los gentiles en su Palabra para testimonio al mundo (V20-25). Anuncio su salvación a todas las naciones (Is 43:9-12). El Señor no habló en secreto, habló, llamó y trajo (Is 48:15-16). Cristo alzó su voz públicamente para llamar a que fueran a Él (Jn 7:37-38). Cristo no habló en oculto, habló públicamente al mundo y a los judíos (Jn 18:19-20). El Espíritu Santo repartió lenguas públicamente en pentecostés para anunciar el evangelio a todas las naciones (Hch 4:4-5). No nos ocultó su evangelio, nos dio a conocer los misterios del Reino (Mt 13:11). Nos reveló Su Palabra, nos pertenece (Dt 29:29); por tanto, debemos también darla a conocer, no hablemos en secreto, alcemos la voz (Is 58:1). Somos sus atalayas, fuimos profetizados abiertamente, publiquemos su salvación, todos la verán (Is 52:7-8).


Aunque el Señor se ha manifestado al mundo, ha habla claramente en Su palabra, aunque ha enviado sus atalayas; muchos rechazan su camino, establecen el suyo propio, muchos lo buscan en vano.


2. Muchos lo buscan en vano.


Aunque el Señor se dio a conocer al mundo, aunque trajo la luz al mundo, aunque Su Hijo vino a la tierra a proclamar el evangelio, muchos rechazaron este mensaje, y terminan buscando en vano a Dios. La luz vino al mundo, no habló en secreto, se revelo, reveló su luz, pero los hombres la rechazaron (Jn 3:16-19).


Veamos, cuándo se está buscando en vano al Señor.


1. Cuando lo buscamos por medio de ídolos, como los paganos (Sal 115:4-8). Está perdiendo el tiempo con todos estos ídolos, no ven, escuchan, hablan, sienten. Ellos, no lo acercan a Dios, es más lo alejan cada vez de Él, está acumulando más pecado delante de Él.

2. Cuando lo buscamos, aunque sea celosamente, estableciendo nuestra propia justicia, y desconociendo Su justicia, como Israel (Rm 10:2-3). Su celo y sinceridad no sirve de nada, viene buscando a Dios sin Cristo, no se ha sujetado a la justicia de Dios, no se ha sometido a Cristo, nunca hallará al Dios-Padre que dice seguir.

3. Cuando lo buscamos con buenas obras, publicándolas, para ser vistos por los hombres, como los Fariseos (Mt 6:1-2). No lo hace por el Señor, en secreto, para Él. El ama la verdad en lo íntimo, cerrada la puerta. Busca en vano al Señor, ya tiene su recompensa acá. No tiene la recompensa del Señor.

4. Cuando lo buscamos compartiéndolo con otros señores (Mt 6:24; 2 Ry 17:33, 41). No puede servir así al Señor, no puede compartirle con las riquezas, el mundo, ni ningún otro ídolo, no puede servir a dos señores. Debe decidirse, está aborreciendo al Señor, lo está buscando en vano.

5. Cuando lo buscamos estableciendo mandamientos de hombres, como los Fariseos (Mt 15:7-9). Está torciendo las Escrituras, introduciendo mentiras, doctrinas de su propio corazón. Esto además de ser falso, no mandado por el Señor, es vano, vacío y sin provecho.

6. Cuando lo buscamos imponiendo duros tratos con el cuerpo, como los de Colosas, que habían sido arrastrados por los judaizantes. Col 2:20-23). Algunas de estas cosas pueden tener apariencia de piedad, pero no tienen ningún poder contra los apatitos de la carne, busca en vano así al Señor. Debe mortificar es su pecado, su carne (alma).

7. Cuando lo buscamos esperando paz y tranquilidad, como los judíos en tiempos de Malaquías (Mal 3:13-15). No se queje del camino angosto, no espere un camino de rosas, una cama suave. Si es así, usted viene en guerra con Dios, no lo sirve de corazón, ha estado engañado buscándolo así, lo busca en vano.

8. Cuando lo buscamos haciendo muchas cosas “por Él”, pero sin amarlo, como dijo Pablo a los corintios (1 Cor 13:1-3). De nada sirve sus dones, las cosas que hace, necesita hacerlo por amor, necesita frutos dignos de arrepentimiento, y el amor es un fruto, y así todos los dones que Dios le ha dado, valdrán la pena.

9. Cuando lo buscamos con falsa aflicción en los ejercicios espirituales, como los Judíos en tiempos de Isaías (Is 58:2-5). De nada sirve ayunar, orar, leer la Biblia, madrugar, y cualquier cosa que haga, si no quiere arrepentirse de corazón, si no quiere reconocer su pecado, si no quiere cambiar y ser libre de su esclavitud.

10. Cuando lo buscamos para satisfacer deseos egoístas, como les dijo Santiago a los judíos (Stg 4:1-4). Usted ama el mundo, y sobretodo usted mismo. Viene buscando respuestas del Señor de manera equivocada, por razones egoístas, no le responderá, no lo hallará, lo está buscando en vano.


Si lo está buscando de alguna de estas maneras, lo está buscando en vano, pierde su tiempo, no lo hallará, debe arrepentirse, buscarlo sinceramente, de corazón, diligente; entonces, lo hallará, no será en vano.


3. No lo buscamos en vano.


Su pueblo fiel en cambio, no lo busca en vano. Lo hallaremos acá, y nos recompensará al final. Podemos confiar en Aquel que habló justicia y anunció rectitud.


Dios proclamó sus promesas, no nos habló en secreto, nos ungió en Cristo, y el Espíritu Santo nos selló, son “sí y amen” para nosotros (2 Cor 1:20-22). Acercó Su justicia a nosotros (Is 46:12-13). Abrió sus labios para cosas rectas (Prv 8:6-8). Habla en justicia (Is 63:1). Es justo y recto (Dt 32:4). Su Ley es perfecta, fiel, recta, pura, limpia, verdad (Sal 19:7-9). Su Palabra es limpia y recta, purificada 7 veces (Sal 12:6). Sus palabras son fieles y para siempre (Sal 111:7-8). Sus palabras son rectas y fieles (Sal 119:137-138). Toda palabra suya es limpia (Prv 30:5-6). Hay gran galardón en guardar Su Palabra (Sal 19:11). Hará lo que dijo, no es hombre para que mienta (Núm 23:19).


No lo buscamos en vano, lo hallaremos si lo buscamos de todo corazón (Jer 29:12-14). No desampara al que lo busca como su refugio (Sal 9:9-10). Dará la tierra prometida a los que lo buscan diligentes sus preceptos (1 Cr 28:8). Promete estar con los que están con Él, lo hallarán si lo buscan (2 Cr 15:2). Promete proteger con su mano providencial a los que lo buscan (Esd 8:22b). Él ha dicho que el que lo busca vivirá, pero solo a Él, a nadie más, si no, moriremos (Am 5:4-6). Lo hallaremos si lo buscamos temprano, con diligencia, siendo nuestro primer lugar en todo momento y lugar, siempre (Prv 8:17). Aflijamos el alma, desatemos las ligaduras de impiedad, así debemos buscarlo, allí lo hallaremos (Is 58:9-11). Si lo estamos buscando sinceramente, si le estamos clamando por nuestros pecados, si le estamos pidiendo dirección, protección, consuelo, santidad, pureza, sabiduría, Él tarde o temprano, nos lo dará. El promete dar su Espíritu a los que se lo piden, busquémoslo (Lc 6:9-13). Busquémoslo por sabiduría, promete darla abundantemente (Stg 1:5-6). No lo estamos buscando en vano. Hay una recompensa eterna para todos los que lo buscan de todo corazón. Promete el cielo, la gloria eterna, la felicidad perpetua; nos promete un final feliz (Sal 37:37-38).


No es en vano los sacrificios que hacemos por Cristo, Su causa, Su iglesia, no es en vano negarse al mundo, sus deleites y sueños carnales y terrenales. ¡Hermana! no es vano los sacrificios y negaciones que viene haciendo por cuidar a sus hijos y familia, como Dios manda. ¡Hermano! no es en vano las oportunidades que ha rechazado por obediencia al Señor. ¡Niños! no es en vano si lo buscan desde temprana edad. ¡Iglesia! no es vano obedecer, la santidad, guardar el Dia del Señor, perder amigos, familia, el aplauso del mundo, si fue por fidelidad a Cristo. La mejor elección es seguir a Cristo. Hermanos, el cristianismo no tiene pierde, vamos a ganar, tenemos la victoria asegurada, tenemos el destino dado por el Padre, preparado por el Hijo y confirmado con Su sangre, y sellado con las arras del Espíritu Santo. ¡No lo buscamos en vano!


Y también usted amigo, que no conoce a Cristo, si lo busca de corazón, hallará al Señor y serán perdonados sus pecados (Is 55:6-7). Usted que ha estado lejos, búsquelo de corazón, no será en vano (Is 56:3).


Dios no nos habló en secreto, nos anunció públicamente su salvación, dio promesas a su pueblo, sus palabras son rectas y justas, si lo estamos buscando con un corazón contrito y humillado, no perdemos el tiempo ¡No lo buscamos en vano! “No hablé en secreto, en un lugar oscuro de la tierra; no dije a la descendencia de Jacob: En vano me buscáis. Yo soy Jehová que hablo justicia, que anuncio rectitud”.



X SU GRACIA: Comunidad Cristiana.


Escucha el sermón del domingo (13 de Febrero de 2022): «¡NO LO BUSCAMOS EN VANO!»


1 visualización0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo

Comments


bottom of page