«Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre» (Deuteronomio 8:3)
El Señor llevó a los israelitas por el desierto con condiciones adversas: sol, hambre, sed, pruebas, angustias, tribulaciones, persecuciones. Los sacó de Egipto para caminar por el desierto hacia la tierra prometida. “Y te afligió”. Los llevó 40 años, afligiéndolos con las condiciones del tiempo, dándoles la provisión que necesitaban, no la que pedían, probando su fe. Nuestra Fe debe ser probada en el desierto de la carrera cristiana (1 Ped 1:6-7). Nos aflige durante este desierto de la vida. Estamos puestos para tribulación (1 Tes 3:3). Dios humilló a los israelitas con falta de pan, los probó en el desierto. “Y te hizo tener hambre”. Los pasó por necesidad, para que vieran Su misericordia y poder.
Así también el Señor estuvo en necesidad (hambre) en el desierto. Satanás lo tentó allí. Él es el tentador, y aprovecha cualquier oportunidad para hacernos caer. Pablo en medio de las tribulaciones advertía a los tesalonicenses del tentador (1 Tes 3:5). Satanás nos quiere zarandear como hizo con Job y Pedro, pero ánimo, Dios es soberano sobre el mismo Diablo (Job 1:12; Lc 22:31-32). Nuestra mayor necesidad es espiritual. Satanás nos hace creer que es lo material. Aprovecha ante cualquier dificultad, para ofrecernos una respuesta terrenal. Así hizo con el Señor en el desierto, pero no sucumbió, estaba fuerte espiritualmente. Nosotros somos débiles, necesitamos del Señor, velemos y oremos para no caer en tentación (Mt 26:41). Pidamos al Señor para no caer y ser librados del mal (Mt 6:13). El Señor de todos modos nos seguirá probando, utilizará incluso a Satanás, para que veamos su misericordia y poder “Y te afligió, y te hizo tener hambre”
Sin embargo, los israelitas siempre recibieron la provisión necesaria para su sustento. Comida, y ropas que no se envejecieron (Éx 16:12; Dt 8:4). Dios promete darnos lo necesario para nuestro sustento. No quiere que nos preocupemos por estas cosas, que nos ocupemos del alimento espiritual. “Y te sustentó con maná”, el alimento que Dios le dio a los israelitas en el desierto (Éx 16:14-15; Jn 6:31). Siempre hubo comida y abrigo de parte del Señor para ellos en el desierto El pan de la tierra compite con el pan del cielo. Nos preocupamos más por el alimento del cuerpo que por el alimento del alma. Corremos por lo terrenal, no por lo espiritual.
Ese pan terrenal, el maná, no es el verdadero pan del cielo, era solo un tipo del verdadero Pan. Ellos lo comieron y murieron, pero el pan que da el Señor, da vida eterna (Jn 6:32-36). Muchos quieren solo el pan terrenal, por eso murmuran y rechazan el celestial (Jn 6:41-42). El Señor nos manda a no afanarnos pecaminosamente por las cosas de la tierra, la comida, la bebida, el vestido. Nos manda a buscar primero lo espiritual, lo otro llega por añadidura (Mt 6:31-34). Con sustento y abrigo tenemos. No necesitamos realmente mas que el pan necesario (Prv 30:8-9). El Señor nos enseñó a orar por el pan diario, el necesario. No corramos como Sodoma que tenían saciedad de pan, lo cual la llevó a la inmoralidad sexual. Fue destruida. El mundo vive en el comamos y bebamos que mañana moriremos, será también destruido. El cuerpo va a ser destruido. Es absurdo correr por estas cosas, es vanidad, se desvanecen, la polilla y el orín la corrompen, los ladrones minan y hurtan. Corramos por lo que a vida eterna permanece, el alimento espiritual, el Pan de Vida
Busquemos el Pan que descendió del cielo, la Palabra encarnada (Jn 1:14-17). Busquemos al Verbo de Dios (Ap 19:13). Nunca moriremos, hay vida eterna en Él (Jn 6:48-58). Él es el verdadero alimento que necesitamos. Si no comemos de este Pan no tendremos vida eterna, moriremos eternamente. Él es el único que puede sustentarnos. Él es la Roca. ¿Ya comimos del Pan de Vida? ¿Nos hemos entregado en cuerpo y alma a Él? ¿Vivimos, nos alimentamos y dependemos de Él? Debemos mirarlo, imitarlo, seguir sus pisadas. ¿Hemos tomado del mismo vaso que Él bebió, hemos sido bautizados en su muerte (Mc 10:39)? ¿Estamos dispuestos a seguir padeciendo rechazos, tribulaciones, aflicciones, necesidades, persecuciones, y la muerte misma por Su causa (Fil 1:29)? Aferrémonos a Él. Él es nuestro único sustento en estas situaciones. Vivamos por la Fe en el Hijo de Dios estas cosas. ¿Estamos crucificados al pecado y al mundo por Él? ¿El Pan de Vida vive en nosotros? (Gál 2:20). Si es así, El Señor ya nos está sustentando: “y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido”
Como a los israelitas en el desierto, nuestra vida, con pruebas, tribulaciones y dificultades, nos enseñan que nuestro sustento no está en el pan terrenal, si no, en el pan espiritual que viene del Señor: “para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre”. Es mas importante el alimento espiritual, que el alimento del cuerpo. Es necesario el desierto para que aprendamos que debemos depender de Dios, del alimento del cielo (Dt 8:5-11). Es necesario el desierto, pruebas, persecuciones, angustias, tribulaciones, para entrar a la tierra prometida. Ánimo (Hc 14:22). Seguirán viniendo. Confiemos en el Señor (Jn 16:33). Es necesaria la disciplina del Señor para nuestro crecimiento espiritual. No nos quejemos. Seamos agradecidos (Heb 12:4-11). Dios creó también con su boca el alimento físico para nuestro cuerpo. Pero no vivimos solo de este, necesitamos mas el alimento espiritual que sale de la boca de Dios. La ausencia del primero nos mata terrenalmente, la ausencia del segundo nos mata espiritualmente, y por la eternidad.
El AT apuntaba a Cristo, da testimonio de Él, del Pan de Vida. Son palabras que salen de la boca de Dios. Saciémonos de él (Jn 5:39-40). El NT es la Palabra de Cristo, del Pan de Vida, La Palabra de Dios. Es Palabra que sale de la boca de Dios (Heb 1:1-2) ¿Le Creemos? El E.S. guió a la iglesia del NT a completar la Verdad, a revelar las Palabras de Cristo. Palabras que salen de la boca de Dios (Hb 1:1-2) ¿la estudiamos? La Biblia completa es la revelación y el testimonio de Jesucristo. Es la Palabra que sale de la boca de Dios (Ap 1:1-2) ¿la vivimos? Las Escrituras son la Palabra revelada de Dios, la Palabra de Cristo. Es nuestro alimento en el desierto para llegar a la tierra prometida, a la Jerusalén celestial. Es el mejor alimento, es viva y eficaz, nos indaga, nos redarguye de pecado (Heb 4:12) ¿la obedecemos? Por La palabra que sale de la boca de Dios fue creado todo lo que vemos (Heb 11:3) ¿la admiramos? Por la Palabra que sale de la boca de Cristo, se juzgará al mundo (Apoc 19:8) ¿Temblamos? Por esta bendita Palabra hallamos la vida eterna, a Cristo, al pan que descendió del cielo. ¿Nos saciamos de ella? ¿Es nuestro deleite?
Muchos no lo quieren entender, no quieren vivir: “y no queréis venir a mí para que tengáis vida”. Morirán eternamente ¿Será de estos? Lo terrenal se acabará, consumirá, y se pudrirá. Con la Palabra que sale de la boca de Dios no sucede así (1 Ped 1:25). Anuncia a Aquel que tampoco cambia, y que nos da vida (Heb 13:8) “no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre”
X SU GRACIA: Comunidad Cristiana
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