Gracias a la palabra de Dios y materiales de estudio bíblico que el Señor ha permitido que se divulguen por internet y las redes sociales, muchas personas empiezan a ser conscientes que están asistiendo a una iglesia que carece de una sana doctrina, una iglesia que está dentro de lo que podemos llamar apostasía.
Pero, ¿Qué es la Apostasía?, la apostasía consiste en apartase de la fe en nuestro Señor Jesucristo y seguir nuevas enseñanzas en contra de la doctrina Cristo y el fundamento de los apóstoles y profetas, distintas, a la Palabra de Dios (2 Juan 1:9; Efesios 2:20). Hoy es cada vez más cuestionable a la luz de la Biblia, los ministerios “cristianos”, las mega-iglesias, los pastores que las dirigen, sus predicaciones, el manejo de los dineros, el diezmo, los pactos monetarios, el negocio empresarial en que se han convertido, los cursos bíblicos o seminarios, la ostentación de sus líderes, el abuso de autoridad, la manipulación de los asistentes, el orgullo pastoral, etc.
Es muy probable que muchos ya hayan escuchado y hasta entendido que la congregación a la cual asisten no tiene una doctrina basada en la palabra de Dios, y/o que sus pastores han sido señalados como apóstatas o falsos maestros.
La apostasía en el mundo, lamentablemente va en crecimiento, la negación de verdades cristianas fundamentales, enseñanzas heréticas sobre el Cristianismo aumenta cada día. Los apóstatas y enemigos de la cruz de Cristo pervierten la verdad, niegan a Dios, el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo. Muchos creyentes son presa fácil de falsas enseñanza debido a su ignorancia de las Escrituras. “Son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo” (Mateo 15:14).
Por tal motivo, cada creyente debe ser como los creyentes de Berea, que escudriñaban las Escrituras para ver si lo que les decían era verdad (Hechos 17:11), deben orar por discernimiento, combatir públicamente la apostasía, proclamar la Verdad y contender ardientemente por la fe que ha sido entregada una vez a los Santos (Judas 1:3).
La biblia nos advierte de la apostasía: “Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición” (2 Tesalonicenses 2:3), por tal motivo es muy importante, tener en cuenta que las predicaciones cristianas bíblicas deben estar centradas en Cristo y en Su Palabra, no en nuevas revelaciones, ni sueños, ni en la visión del pastor, ni en mensajes motivacionales y de superación. Cuando la apostasía se vive en los púlpitos, los resultados salen a flote. La Biblia dice: “Por sus frutos los conoceréis” (Mateo 5:17-20), y precisamente, algunos de los frutos de la predicación de un apóstata en sus seguidores son:
La vida carnal y frívola de los asistentes, la insensibilidad y desinterés acerca de la santidad de Dios, el pecado se practica con naturalidad, se van introduciendo estilos de adoración extravagantes y mundanos que van surgiendo con la moda, hay un rechazo, desprecio y un rechinar de los dientes hacia la sana doctrina y la enseñanza de las Escrituras. Los estudios bíblicos no existen, y si existen, están contaminados con la visión del pastor. Hay una sorprendente indiferencia que raya en la incredulidad hacia la Palabra de Dios. Un buen número de falsos maestros caen en adulterio, se divorcian, y aún así siguen en sus púlpitos. Contribuyen a que el mundo secular tenga un bajo concepto de las iglesias, de los pastores y de los cristianos. Los pastores (“apóstoles”) se exhiben hoy en día como reyes y señores, y sus fieles les rinden pleitesía. Las iglesias son negocios familiares, se sustituye frecuentemente la Biblia por la psicología, no se practica la disciplina eclesiástica, se propende por la unión de las religiones, un ecumenismo bajo el poder del papado católico romano, se motiva a los incrédulos a repetir una oración de fe que los declara “papalmente” salvos, entre otras.
¿Qué debemos hacer?
Humillarnos ante un Dios tres veces santo, arrepentirnos de todo corazón, regresar a las Escrituras, abandonar todo lo que no se encuentra en la Biblia, procurar ser como la iglesia primitiva del libro de los Hechos y especialmente, comprender el verdadero evangelio de Jesucristo. Si en las predicaciones cristianas no hacen un llamado al arrepentimiento, no hablan de la cruz de Cristo, de la gracia de Dios, de la santidad, la justicia, la ira de Dios, si no lo confrontan con sus pecados, si no le hablan de Jesucristo como único camino de Salvación, si únicamente le hablan de experiencias personales, testimonios, actualidad, política, si le cuentan chistes, si le dan tips de superación, si hay obras de teatro, shows y entretenimiento, a manera de club social, si no hay una búsqueda de la santidad y crecimiento espiritual, huya de allí porque con seguridad está asistiendo a una iglesia apóstata.
No olvide que el Espíritu santo es quien da convicción de pecado, justicia y juicio (Juan 16:8-11) y si usted nunca ha sido confrontado con su pecado, dude de su salvación y examínese si hace parte de la apostasía. La Biblia dice que todos hemos pecado y estamos destituidos de la gloria de Dios (Romanos 3:23). Pues, acaso, ¿quién no ha mentido? Recuerde que no hay mentiras blancas, ni piadosas. ¿Quién no ha robado? (eso incluye travesuras de niños, quedarse con algo que no pagó, copiar en un examen, evadir impuestos, hacer trampas, quedarse con cosas de la oficina, etc.). O ¿quién no ha mirado con deseo una persona que no es su esposo o esposa? Eso es adulterio de corazón. ¿Quién ha honrado a sus padres desde el día en que nació? O ¿quién no ha codiciado o deseado, la casa, la mujer, la vida, las propiedades, los éxitos de otro? Eso es codicia, envidia pura. O ¿quién no ha venerado ídolos, imágenes, otros dioses, estatuas, etc.? Eso se llama idolatría.
Podríamos seguir nombrando los mandamientos y nos daríamos cuenta que hemos violado la ley de Dios, que no somos buenos ante los ojos de Él. La palabra dice que quien viola un solo mandamiento ha violado toda la ley (Santiago. 2:10) y que al cielo no entrará ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira (Apocalipsis 21:27). ¿No sabéis que los injustos NO heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios (1 Corintios 6:9-10). Todo eso nos lleva a concluir que no hay NADIE bueno, nadie que haga lo bueno, nadie que busque a Dios (Romanos 3:10-12). Por eso, los discípulos le preguntaron a Cristo: ¿QUIÉN, PUES, PODRÁ SER SALVO? (Mateo 19:25).
Todo hombre y mujer por sus propios pecados merece la condenación eterna en el infierno. Dios es justo y el hombre merece ser condenado. Pero por amor a la humanidad envió a su hijo Jesucristo (Juan 3:16), Cristo siendo Dios, se hizo hombre, vino a la tierra y se ofreció voluntariamente para pagar la condenación que merecíamos, y por eso fue a morir en la cruz, se sacrificó por pecadores que merecían la condenación, el justo por los injustos. Cristo murió y resucitó por nosotros para pagar la pena que nosotros no podemos pagar, a través de su sacrificio nos da vida y perdón de pecados. La salvación es un precioso regalo, y hoy Dios llama a todos los hombres en todas partes del mundo a que se ARREPIENTAN de sus pecados (Hechos 17:30) y que pongan su fe y su confianza en el único nombre dado a los hombres mediante el cual podemos ser salvos, JESUCRISTO (Hechos 4:12). Todo pecador puede ir hoy a Cristo en arrepentimiento y Fe, HOY es el día de la salvación. La salvación es un regalo inmerecido, y solo es a través de Cristo.
Este es un mensaje que no atrae, que no es predicado, que ofende puesto que el hombre no puede concebir que es malo y pecador por naturaleza, que merece el infierno y que solo puede salvarse a través de Cristo. El hombre no puede concebir que sus “buenas obras” no lo llevan al cielo, pues en realidad son trapos de inmundicia (Isaías 64:6). Este mensaje es locura para el mundo pero es poder de Dios a todo el que CREE (1 Corintios 1:18).
Por tanto, si en la iglesia a la cual asiste no le están predicando este mensaje y no se ven frutos, usted no tiene nada que hacer allí, salga de la apostasía, arrepiéntase, está en juego su alma, es preciso que huya de allí. “SALID de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré” (2 Corintios 6:17). SALID de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas (Apocalipsis 18:4).
Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio (Hechos 3:19).
Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios (1 Corintios 1:18).
X SU GRACIA: Comunidad Cristiana.
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