«Porque ¿qué nación grande hay que tenga dioses tan cercanos a ellos como lo está Jehová nuestro Dios en todo cuanto le pedimos? Y ¿qué nación grande hay que tenga estatutos y juicios justos como es toda esta ley que yo pongo hoy delante de vosotros?» (Deuteronomio 4:7-8).
Grande, no tanto por su número (era de las menores); ni por la extensión de sus territorios (tierra a poseer era pequeña); ni por sus riquezas y hazañas bélicas, aunque no eran pocas; sino por su feliz constitución en iglesia y estado, siendo dirigidas y gobernadas por leyes que procedían directamente de Dios. Por su conocimiento de las cosas divinas, y las bendiciones y privilegios espirituales con que fueron favorecidos… Dios estaba cerca de ellos, en su relación y comunión, con su presencia, e iba delante de ellos... Aquí radica la gloria y grandeza de un pueblo (como Israel), en estar íntimamente relacionado con Dios, en ser un pueblo cercano a él (unión, comunión, comunicación)… Sus estatutos y juicios son fundados en justicia y equidad, conformes a la recta razón, calculadas y adaptadas para guiar al hombre por los caminos de la rectitud y la verdad, impedir el agravio (al prójimo, sus propiedades), y mantener el buen orden, la paz y la concordia… Dios les declaró, explicó e instruyó de nuevo (entregada 40 años atrás). No existía ninguna nación entonces, ni después, que pudiera compararse con Israel (leyes sabias y sanas recibidas). Ni siquiera las naciones más cultas y civilizadas (griegos, romanos), que contaban con legisladores estimados muy sabios. De hecho, las mejores leyes que tenían, parecen haber sido tomadas de los judíos” (John Gill).
Todo ésto es aplicable al pueblo cristiano, que contamos con esos mismos privilegios.
1. DIOS HABLA A ISRAEL.
Este capítulo es previo a la entrega por segunda vez de los 10 mandamientos, la Ley moral de Dios.
Moisés exhorta a Israel a la obediencia a la ley de dios (v1-8). Les recuerda el momento en Horeb, en el monte Sinaí, antes de entregarles la ley moral (v9-14). Les manda a que se guarden de la idolatría, a no serle infiel con dioses ajenos (v15-24).Les insta (V25-31), a que tengan presente todas esta cosas al entrar a la tierra prometida; no deben corromperse haciendo idolatría, pues provocarían la ira de Dios, y serían esparcidos a muchas naciones para servir a otros dioses; sin embargo, les da una promesa para el final de los tiempos, que si se vuelven al señor en obediencia, Él los volvería a traer a su tierra (V30-31). Les recuerda (V32-40), que son un pueblo escogido, amado por causa de sus padres, que los sacó de Egipto con mano poderosa, que son nada ante la grandeza de Dios, por tanto deben obedecer sus leyes (V39-40). Mas adelante les habla de las ciudades de refugio (V41-43), y recapitula (V44-49), para entregarles de nuevo los 10 mandamientos en el siguiente capítulo 5.
Dios dio sus leyes a Israel (Sal 147:19-20). Dios les confío sus palabras (Ro 3:1-2). De ellos viene la Ley que tenemos, y Cristo (Ro 9:4-5).
2. UN DIOS CERCANO.
“Nunca un pueblo tuvo tanto privilegio de hablar con Dios. Estaba cerca de ellos en todo lo que le pedían, dispuesto a responder a sus preguntas y resolverlas (oráculos), dispuesto a responder a sus peticiones y concederlas (providencia especial). Cuando clamaron a Dios por pan, agua y sanidad, lo encontraron cerca para socorrerlos y aliviarlos, muy presente, y en medio de ellos con oído abierto a sus oraciones… Otras naciones podrían jactarse de contar con más personas, territorios más extensos o alistamientos más antiguos; pero nadie podía jactarse de tener tanto interés en el cielo como el que tenía Israel. Tenían sus dioses, pero no tan cerca de ellos como lo estaba el Dios de Israel; no pudieron ayudarlos en momentos de necesidad” (Matthew Henry).
LOS DIOSES DE LAS NACIONES. En la Biblia se menciona a Baal, Moloc, Moloch Baal, Belcebú, Mammon, entre otros. Los romanos tenían multitud de dioses que se podían observar en el panteón romano (Júpiter, Juno, Saturno, Neptuno, Plutón, Venus, Minerva, Marte, Mercurio, Apolos, Diana, Ceres, Baco, Vesta, Fortuna, Cupido, Proserpina). Los griegos también tenían su panteón, entre los cuales que se destacan Zeus, Afrodita, Atenea, Artemisa, y Dionisio. Hoy el Islam adora a Alá y a Mahoma su profeta. En Oriente a Buda, en la India tienen unos 3.000 dioses. La iglesia católica tiene a María, los santos, Santa Claus, y hasta el Papa, el mundo adora al Estado y al dios dinero. Hacen idolatría con ellos, esculturas, imágenes, procesiones, culto, adoración, honra, servicio, y mercadería. Pero ellos no hablan, no ven, no oyen, no huelen, no palpan, no andan (Sal 115:4-8). No responden cuando más los necesitan (1 Ry 18:25-29). Los que los siguen solo hallaran vanidad y confusión (Is 44:9-10). Serán avergonzados (Is 44:11). Se entontecerán (Jer 10:8). Cada plaga representaba un dios en Egipto; y Faraón era considerado divino, y su primogénito, sagrado. La última plaga, la de los primogénitos, destruyó la ilusión final de poder e inmortalidad del Faraón y su descendencia. Los ídolos de las naciones serán destruidos por Dios, como destruyó con plagas a los dioses de Egipto (Ex 12:12).
NUESTRO DIOS ES CERCANO. Al invocarlo (Sal 145:18). Él si nos oye y habla cuando le clamamos (Is 58:9). Es nuestro amparo, fortaleza, auxilio y ayuda en momentos difíciles (Sal 46:1-5). Está cerca de nosotros, pero lejos del impío (Jer 23:23-24). Ningún falso dios se le puede comparar (1 S 2:2). No hay semejante a Él (Jer 10:6-7). Los paganos son muy consagrados a sus falsos dioses. Los musulmanes hacen cinco oraciones diarias en dirección a la Meca, los católicos rezan fervientes el rosario, preparan diligentes fiesta a sus ídolos en navidad, velitas o semana santa. ¿Por qué nosotros con un Dios tan cercano, hacemos menos? ¿Por qué somos tan infieles en la oración? ¿Por qué te duermes o cabeceas cuando oras? ¿Por qué es un yugo tan pesado el orar? Dios está cerca. Ninguna de esas religiones tiene un Intercesor (Heb 4:14-15). Ninguna de esas religiones tiene un Mediador (Jn 14:6). Ninguna de esas religiones tiene un Abogado (1 Jn 2:1). Acerquémonos al Trono de la Gracia (Heb 4:16). Si ha estado lejos de Él, acérquese de nuevo, para que Él se acerque (St 4:8). Amigo, acérquese a Él para ser salvo, lo tiene cerca (Ro 10:8-9).
3. CON LEYES JUSTAS.
“Nunca un pueblo tuvo tanto privilegio de escuchar a Dios, por los estatutos y juicios que recibieron de Él. Ésta también era la grandeza de Israel sobre cualquier pueblo… Todos los estatutos y juicios de la ley divina son infinitamente justos y rectos, por encima de los estatutos y juicios de cualquier nación. La ley de Dios es mucho más excelente que las leyes de las naciones. Ninguna ley está tan en armonía con la equidad natural y los dictados libres de prejuicios de la recta razón, tan consistente consigo misma en todas sus partes, y tan conducente al bienestar e interés de la humanidad, como lo es la ley de las Escrituras. El tener estos estatutos y juicios, como Israel, es la verdadera grandeza de cualquier nación o pueblo” (Matthew Henry).
LAS LEYES DE LAS NACIONES. Las leyes de Egipto permitían la esclavitud forzosa y limitaban la propiedad privada (Gn 47:20-26). Las leyes de Babilonia buscaban enfrentar las leyes de Dios con las del reino (Dn 6:5). Las leyes de Babilonia, inducían a adorar a dioses humanos (Dn 5:7-8). Es Islam tiene la “Sharía, un código civil, con normas de conducta, en donde la mujer es despreciada, y la poligamia es permitida. En la India los animales son considerados como dioses, al igual que permiten la poligamia. En China limitan las herencias, la propiedad, el número de hijos, y la libertad, como en todos los regímenes comunistas y/o socialistas. El progresismo quiere imponer desde el Estado su ideología (Estatismo), atentando contra el diseño de Dios, la familia, la propiedad, promoviendo la ideología de género, el aborto, la inmoralidad sexual, leyes muchas veces sin debido proceso. El Globalismo es una mezcla de socialismo, progresismo, y cambio climático, en donde buscan que las naciones cedan su soberanía a organismos internacionales. La Democracia es el gobierno del pueblo, la Republica liberal, es el Imperio de las Ley. Son un poco mejores que las anteriores, sin embargo sus leyes cambian si la mayoría o los políticos de turno así lo quieren. Todos ellos terminan invalidando la Ley de Dios (Sal 119:126). Y hay maldiciones por violarlas (Dt 27:15-26).
LAS LEYES DE DIOS. Se divide en 3. La Ley ceremonial (apuntaba a Cristo, cumplida en Él, abolida). La Ley Civil (para Israel nación, quedan sus principios hoy). Y la Ley Moral (norma vida y conducta. Éx 20:3-17). Las leyes de Medo-persa, entendían el rol del hombre y mujer (Es 1:19-22). Las leyes de Babilonia iban contra los vicios y la vida pecaminosa (Dn 6:4). Las leyes romanas protegían a sus ciudadanos del abuso de autoridad (Hc 22:25), juzgaban a los acusados basados en el “debido proceso” (Hc 25:14-16), respetaban la separación de iglesia y Estado (Hc 25:18-19), y procuraban juzgar con justo juicio al acusado (Hc 25:24-25). Israel tenía Jueces que hacían cumplir Ley de Dios. No había Rey, ni legisladores, porque la Ley de Dios no cambia. Después pidieron rey y se pervirtieron. El Ideal, sería una Teocracia cristiana, con Cristo como Rey, con Jueces y/o magistrados que hicieran cumplir la Ley eterna y perfecta de Dios. Sabemos que esto no es lo que vemos hoy, así que por lo menos que lo que legislen hoy sea lo más cercano a la Biblia; que defiendan al menos la vida, la familia, la propiedad, y la libertad.
Las leyes de Dios pone en alta estima el matrimonio, la familia, los hijos, los padres, los ancianos, al huérfano, a la viuda, al extranjero, la honestidad, la propiedad, las relaciones laborales, la vida, la libertad. Va contra la codicia, la envidia, el robo, el adulterio, la mentira, la idolatría. Es superior. Es mejor que todo (Sal 19:10). Es perfecta (Sal 19:7-9). Sin embargo, los impíos (y muchos cristianos) obedecen a ciegas leyes injustas, sin sentido, contradictorias, absurdas. ¿contendemos con las leyes de Dios, que son perfectas? ¿ponemos objeciones, dudas para desobedecerlas, para “zafarnos” de ellas? ¿nos rebelamos cuando sabemos lo que dice la Biblia, y preferimos las leyes terrenales? ¿es Ella más dulce que la miel, y más valiosa que el oro? Debemos estimarla como lo más preciado (Sal 119:127-128). Es maravillosa (Sal 119:129-130). Debemos desearla (Sal 119:131). Hermanos, aunque el mundo sigo otros dioses con leyes injustas, nosotros seguimos al Dios verdadero (1 Co 8:5-6).
Hermanos, ¿Qué nación como el pueblo de Dios? ¿Qué nación como ésta? “Porque ¿qué nación grande hay que tenga dioses tan cercanos a ellos como lo está Jehová nuestro Dios en todo cuanto le pedimos? Y ¿qué nación grande hay que tenga estatutos y juicios justos como es toda esta ley que yo pongo hoy delante de vosotros?”.
X SU GRACIA: Comunidad Cristiana.
Escucha el sermón del domingo 03 de Diciembre de 2023: «¿QUÉ NACIÓN COMO ÉSTA?».
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