«Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!» (Filipenses 4:4).
“Filipenses se conoce como la carta del gozo, a pesar de que Pablo la escribió desde la cárcel. Muchos creyentes filipenses, al oír del encarcelamiento del apóstol, tal vez se desanimarían. Por tanto, les escribe para relatar cómo había obrado Dios en medio de sus sufrimientos, tanto para promover la expansión de Su reino como para alentar a los creyentes a vivir con gozo y unidad en fiel servicio a Dios en cualquier circunstancia, gozosos por la salvación que les fue dada y por la obra que Él está haciendo a través de los sufrimiento de ellos” (C.B. Holman).
Siempre hay motivo para regocijarse en Cristo, incluso en tiempos de aflicción, angustia, persecución, prueba, escasez. La fuente de nuestro gozo es el Señor y sus promesas eternas.
1. EL REGOCIJO DE PABLO.
Pablo escribe esta carta a la iglesia de Filipos desde la cárcel en Roma. A pesar de su situación, estaba gozoso, y los anima a hacer lo mismo, les agradece también su apoyo económico. A pesar de su situación, Pablo les infunde animo a los filipenses (V4-7).
¿Qué es regocijarse?: Del verbo “samaj”, significa estar gozoso, alegría, gozo, alegría intensa o júbilo; acto con que se manifiesta la alegría. Esta unas 155 veces en la Biblia. Sugiere 3 elementos: 1. Sentimiento espontáneo y momentáneo de júbilo. 2. Sentimiento tan fuerte que tiene que exteriorizarse. 3. Sentimiento motivado por algún estímulo externo y momentáneo. Son emociones que surgen durante fiestas (circuncisión, bodas, cosechas), o celebrando victorias sobre los enemigos. Los hombres de Jabes irrumpieron en alegría cuando recibieron la noticia que serían librados de los filisteos (1 S 11:9). En Jeremías 50:11 se acusan a los babilonios de regocijarse por el robo a Israel. Irrumpe a veces en danzas y canciones acompañadas con instrumentos musicales, como David y las mujeres de Jerusalén al regresar de vencer a los filisteos (1 S 18:6). Se describe casi siempre como el producto de una situación, circunstancia o experiencia externa. Cuando Aarón vio a Moisés, exteriorizó su gozo besándole (Éx 4:27). Israel debía regocijarse en todas sus bendiciones (Dt 12:7). La fiesta de los tabernáculos debía celebrarse con regocijo delante de Dios (Lv 23:40). Ana se regocijó en el Señor por la salvación (1 S 2:1). Salomón, después de la dedicación del Templo, oró por el regocijo del pueblo (2 Cr 6:41). Los judíos, después de regresar de Babilonia, se regocijaron en la dedicación del muro de Jerusalén (Neh 12:43). El Señor también se regocija en sus obras (Sal 104:31). El Señor se regocijó sobre Filistea (Sal 60:8; 108:9). El regocijo procede del Espíritu Santo (Gál 5:22).
2. ¡REGOCIJAOS!
Pablo anima a los filipenses a regocijarse siempre, sin importar la situación que estén atravesando. La palabra "regocijaos" u otras similares, aparecen 16 veces en la carta a los Filipenses. Ni su encarcelamiento ni las actividades maliciosas de sus opositores podían extinguir su gozo en el Señor.
EL REGOCIJO DEL MUNDO. Está en los deleites de la tierra, fiestas y celebraciones (civiles, religiosas, mundanas), parrandas, carnavales, viven comiendo y bebiendo (Is 22:13). Se regocijan como dijo Job al son de flauta, citara y tamboril (21:12). Los idólatras se regocijan celebrando a sus ídolos, como los israelitas con el becerro de oro (Hc 7:41). El mundo se regocija en las cosas de la tierra (comían, bebían, se casaban), como la generación de los días de Noé y Lot (Lc 17:26-30). Se regocijan en acumular bienes terrenales para asegurar su futuro, pero dejando a Dios de lado (Lc 12:19). También se regocijan en el sexo, la promiscuidad, el libertinaje, las perversiones sexuales, el homosexualismo, alcohol, drogas, fiestas, vicios (alimentado por los medios masivos). Nosotros, antes de Cristo, nos regocijábamos en ello (1 P 4:3-5). Es una sociedad amadora de sí misma, que ama más los deleites que a Dios, como los cristianos con apariencia de piedad (2 Ti 3:1-4). Es una generación de cristal, que se frustra por todo, sin tolerancia a la frustración, delicados, egoístas, envidiosos, sin afecto natural, buscando solo la autosatisfacción, satisfacer el Yo. Amadores del mundo, los placeres terrenales, la vanagloria de la vida, cumplir sus antojos emocionales y carnales. Buscan gozo en lo externo (material, emociones, juegos, diversión, música). Sus lideres religiosos gozan de estos deleites, se recrean en sus herejías (2 P 2:13).
NUESTRO REGOCIJO. 1. Debemos regocijarnos siendo parte de la iglesia. Regocijémonos unos con otros (Fil 2:17-18). Rogando por la iglesia (Fil 1:3-5). En la comunión con los hermanos (Fil 2:2). Siendo hospitalarios, como Pablo con Epafrodito (Fil 2:28-29). Pablo se gozaba en los padecimientos por lo iglesia (Col 1:24). 2. Debemos regocijarnos en que la obra de Cristo avance. Regocijémonos en que el evangelio sea anunciado (Fil 1:18). En contribuir mientras estemos en la tierra al gozoso avance en la fe (Fil 1:24-25). En hacer discípulos (Fil 4:1). Regocijémonos ayudando en la obra de Dios (2 Co 9:7). 3. Debemos regocijarnos en las tribulaciones. Regocijémonos porque ellas forman nuestro carácter cristiano (Ro 5:3-5). En las persecuciones (Hc 5:41). Regocijémonos de ser partícipes en los padecimientos de Cristo (1 P 4:12-13). 4. Debemos regocijarnos en cualquiera que sea nuestra situación. En las buenas y en las malas, en la pobreza, en la riqueza, en la salud, en la enfermedad (Fil 4:10-13). Regocijémonos en nuestro matrimonio (Ecl 9:9). Estemos siempre gozosos, tenemos lo más importante, a Cristo (2 Co 6:10).
Eso si hermanos, en lo único con lo que no podemos estar regocijados, es con nuestro pecado, si hay tibieza, cobardía, falta de celo, pues el pecado nos aparta del gozo del Señor (Sal 51:11-12).
3. ¡REGOCIJAOS EN EL SEÑOR!
La fuente y fin de nuestro regocijo solo puede y debe estar en el Señor, no importa la situación.
Aunque todo vaya mal, aunque veamos todo oscuro, gris (Hab 3:17-18). Aunque nos persigan y mientan de nosotros, tenemos un galardón grande en los cielos (Mt 5:11-12). En cualquiera que sea nuestra situación, en las buena y en las malas (Fil 4:10, 13).
Meditemos iglesia. Si en la situación económica, sea la que sea, está irritable; si cuando se enferma, sus hijos, cónyuge, se llena de estrés y angustia; si en las pruebas está abrumado-a; si en la iglesia (bíblica) en la que el Señor lo ha puesto, no tiene contentamiento, todo lo ve mal; si añora su vieja vida, amigos, sus planes, los sueños que habría podido cumplir; quiere decir que su gozo no está en Cristo. ¿Estamos regocijaos como cristianos? ¿somos felices de serlo? ¿está gozoso hoy con su iglesia, hogar, hijos? Nuestro regocijo no está en el éxito terrenal, un ascenso, dinero, prosperidad, casa, carro, reconocimiento, buena salud, ausencia de problemas, en cumplir antojos emocionales (vacaciones, buena comida, gusto). Nuestro regocijo no está en lo que alcancemos terrenal y materialmente, nuestro gozo está en Cristo (He 11:24-27). Si nuestro regocijo está en la tierra, y no en lo eterno somos unos miserables, los más dignos de conmiseración (1 Co 15:19).
Nuestra consolación y gozo deben estar en Cristo (Fil 2:1-2). La iglesia se regocijaría con la venida de Cristo (Sof 3:14). Debemos regocijarnos en la salvación, aunque pasemos por muchas pruebas (1 P 1:6). En la esperanza que tenemos por Él, mostrémoslo en la iglesia (Ro 12:12-14). Alabemos al Señor con regocijo por ello (Sal 32:10-11). Debemos regocijarnos en el Señor (Fil 3:1). El Señor es la fuente y fortaleza de nuestro regocijo, no podemos estar tristes (Neh 8:10). Regocijémonos en Dios (Sal 37:4). Regocijémonos en estar con Él (Sal 42:1-2). Regocijémonos en Su Palabra (Sal 1:2). Regocijémonos alabándolo y sirviéndolo (Sal 100:1-2). Regocijémonos de haber sido librados de la muerte, no callemos (Sal 30:11-12). Regocijémonos y demos gracias al Padre, hemos sido trasladados al reino de Cristo (Col 1:12-13). Regocijémonos de haber hallado el tesoro escondido, a Cristo (Mt 13:44). Regocijémonos en el Espíritu Santo en medio de las tribulaciones (1 Ts 1:6). Regocijémonos en nuestras debilidades y pruebas, perseveremos, nos basta Su Gracia (2 Co 12:9-10).
El falso creyente recibe con gozo la palabra, pero en las pruebas deserta (Mt 13:20-21). Se que hay momentos difíciles, no siempre estamos gozosos, y es más fácil hablar que hacer, a nuestra carne no le gusta las pruebas y dificultades, pero regocijémonos en que son buenas a nuestra vida espiritual (He 12:11). Regocijémonos y descansemos en hacer la voluntad de Dios (Ro 12:2). Si está triste ore, si está alegre alabe a Dios (St 5:13). Regocijémonos, seamos fervientes en espíritu (Ro 12:11). Miremos a Cristo, su ejemplo, sufrió y padeció gozoso por nosotros (Heb 12:2). Cristo se regocijará un día con todo su pueblo completo (Sof 3:17). Un día no habrá más tristeza ni dolor (Ap 21:4).
Hermanos “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!”.
X SU GRACIA: Comunidad Cristiana.
Escucha el sermón del domingo (14 de Mayo de 2023): «REGOCIJÁOS EN EL SEÑOR».
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