«Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación» (1 Pedro 1:18-19)
Amigo, si vive en una religión externa y farisaica, en las erradas y vanas tradiciones familiares y religiosas, celebraciones, agüeros, ideologías. Si se siente seguro en una tradición, pasado o posición religiosa-familiar, en el respeto social, en su moralismo. Si sigue en el mundo, con su avaricia, parrandas, sin temor de Dios, en jactancia, sin discernimiento, sabio en su propia opinión, viviendo en injusticia. Si sigue en el pecado, siendo abominable, vil, pecando sin temor, con los ojos llenos de adulterio, sexo, pornografía. Usted vive en su depravación, en pecado, en tinieblas. ¡Debe ser rescatado de su vana manera de vivir! ¡arrepiéntase de la vida que viene llevando!
Iglesia, ¿hemos sido rescatados de todo esto? ¿hemos sido purificados? ¿hemos pasado de ignorantes a: santos, obedientes a la verdad, renacidos? ¿Nos hemos despojado del viejo hombre, de la vanidad de la mente? ¿somos nuevos hombres y mujeres, en la verdad, con fruto y carácter cristiano? ¿Hemos muerto a lo terrenal, al mundo, sus pasiones desordenadas, al carácter carnal? ¿vivimos como escogidos de Dios, llevando fruto y la Palabra? Si es así, hemos sido rescatados de nuestra vana manera de vivir
Hermanos, tenemos una redención mucho más grande que la redención de Egipto; la redención de nuestros pecados. Recuerde que nuestra redención no se logró con posesiones terrenales, estas no sirven como pago para nuestro rescate. Recuerde que el Hijo de Dios tuvo que hacerse maldito para redimirnos de la maldición de la Ley. Tuvo que darse a sí mismo para redimirnos del pecado y hacernos santos. Nuestra redención se logró con algo incorruptible, Su preciosa sangre. Recordemos de todo lo que fuimos rescatados, del pecado, la desobediencia, los deleites, las tinieblas, de Satanás, el mundo, las tradiciones, Recordemos que Cristo lo hizo posible: “sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación”.
¡Hermanos no estamos en venta! ¡Vivamos para Él!
X SU GRACIA: Comunidad Cristiana
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