«Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres» (Mateo 5:13).
Esta cita está inmediatamente después de las Bienaventuranzas, las cuales nos muestran el carácter del cristiano. La sal y la luz nos muestran ¿cuál es la relación del cristiano con la sociedad y el mundo?
La sal particularmente sirve para dar sabor a los alimentos y preservarlos de la putrefacción, también produce sed cuando se come en abundancia. Pero cuando la sal ha perdido su sabor, no sirve para nada, ni para los hombres ni para los animales, ni para la tierra ni para el basurero, como pasa con algunos alimentos al podrirse. Cuando la iglesia abandona las doctrinas del Evangelio, la vida en santidad, o sus conversaciones santas, sazonadas con sal; su utilidad desaparece, y en general, nunca se recupera; se hacen indignos de ser llamados cristianos, no sirven para nada, y por tanto, la iglesia termina siendo hollada por el mundo.
1. La sal.
Hendriksen-Kistemaker comenta: “La sal tiene muchas características: blancura, sazón, sabor, poder preservativo, etc. Es probablemente esta última, la potencia de la sal como antiséptico, que retarda la corrupción, sobre la que se pone el énfasis aquí; aunque la función subsidiaria de impartir sabor obviamente no debe quedar excluida (Lv 2:13; Job 6:6; Col 4:6). La sal tiene una función especialmente negativa. Combate el deterioro. Así, los cristianos, mostrándose como verdaderos cristianos, están combatiendo constantemente la corrupción moral y espiritual”.
LA TIERRA ESTÁ CORROMPIDA. Por el pecado del hombre (Gn 6:5, 11-12). La tierra está contaminada y maldita por traspasar las leyes de Dios (Is 24:4-6). Es un mundo caído, pecaminoso, malo. La razón de esto es el corazón malo, corrupto y perverso del hombre (Jer 17:9). Tiende al mal, al odio, la lascivia, al engaño, así mismo la tierra (Mt 15:19). Así era en los Días de Noé, Sodoma y Gomorra, y también en la sociedad de hoy (Mt 24:12). La tierra gime por la corrupción del pecado (Rm 8:21-24).
LA SAL PURIFICA, EVITA LA CORRUPCIÓN, CONSERVA. Animales o cosechas, todo lo que se ofrendaba era rociado con abundante sal para purificación (Lev 2:13; Mc 9:49). La sal evita la putrefacción, es un antiséptico, también se usa para sanar heridas. Como con las heridas, la comida se rociaba con sal para limpiarla de toda corrupción. La sal era también usada cuando los bebés nacían, rociándola (con agua) sobre ellos, para disuadir la impureza, prevenir la putrefacción, secar los humores, endurecer la carne, y consolidar sus partes (Ez 16:4). Desde nuestro nacimiento espiritual fuimos salados con sal. El cristiano no está corrompido por el pecado como lo está el impío. Somos sal, evitamos la corrupción del mundo. Ardemos cuando proclamamos la verdad, y avergonzamos con nuestro vivir (Jn 5:35). Somos ofrendas saladas con sal, somos sacrificios vivos, estamos juntamente crucificados con Cristo, y crucificados al mundo (Rm 12:1; Gál 2:20; 6:14). Si el mundo no tuviera cristianos, sería peor el caos. Dios ha retardado juicios sobre pueblos (Gn 18:32). Hay gracia común, en parte por nosotros (Mt 5:44-45).
LA SAL CAMBIA EL SABOR, LO MEJORA. Los alimentos, en general, con sal, saben mejor, sin sal, son desabridos(Job 6:6). Tiene un principio de infiltración celular, un poco de sal produce efecto sobre toda la masa. Hablamos diferente, sazonado con sal, dando respuesta sabia y clara al mundo (Col 4:5-6). El mundo ve nuestras buenas obras, nuestra luz, y Dios es glorificado (Mt 5:16). Con nuestro ejemplo de buenas obras, avergonzamos al mundo, y adornamos la doctrina de Cristo (Tit 2:7-10). Debemos vencer la corrupción con sal, el mal con el bien (Rm 12:20-21).
LA SAL PRODUCE SED. Con el evangelio predicado fielmente (Ley y Evangelio), para que tengan sed de Cristo (Jn 4:13-15). Como dijo el Carcelero después de oír a Pablo y Silas en la cárcel: ¿qué debo hacer para ser salvo? (Hc 16:30). Cuando el pecador sabe y entiende que ha violado la ley de Dios, deshonrado al que lo creó, que la paga de su pecado es la muerte, que está condenado, y que si muriera hoy mismo, alzaría sus ojos en el Hades y estaría en el infierno eternamente, tendría sed para buscar el perdón de sus pecados, y hallar la salvación. Debemos predicar el evangelio fielmente, es la misión primaria de la Iglesia (Mt 28:19). Debemos hacer que la gente tenga sed de Cristo. Cristo es el único que puede calmar nuestra sed espiritual (Ap 21:6). ¡Anunciémoslo!
La iglesia neotestamentaria, los Padres de la iglesia, los Valdenses, pre-reformadores, reformadores, Puritanos, fueron sal en medio del mundo corrupto en el que vivieron. Anunciaron el evangelio al mundo, denunciaron el mal, detuvieron la corrupción, fueron ejemplo de buenas obras, hablaron sazonado con sal, trastornaron sus sociedades (Hc 17:6). Somos diferentes, una clase distinta, única, notable de personas; algo nos distingue, que somos sal.
2. Sal desvanecida.
Hendriksen-Kistemaker comentan: “La sal de los pantanos y lagunas, o de las rocas en las inmediaciones del Mar Muerto adquiere fácilmente un sabor rancio o alcalino, debido a su mezcla con yeso. Entonces “no sirve más para nada”, sino para ser echada fuera y pisoteada debajo de los pies (Ez 47:11)”.
La iglesia de hoy es sal desvanecida, insípida, no cumple su función, evitar la corrupción, cambiar el sabor, producir sed (Mc 9:50; Lc 14:34-35). Cuando las cosas no cumplen la función para las cuales fueron hechas, no sirven para nada. Si la iglesia no cumple su función de sal en el mundo, no hace nada, es infructuosa, inútil. La iglesia hoy está desvanecida, no sirve para nada, es influenciada por el mundo y sus filosofías (Psicología, humanismo, Estatismo, secularismo).
En China quieren poner una Ley para que solamente las personas “capacitadas” puedan hablar de los diferentes temas. Solo un médico podrá hablar de medicina, solo un abogado de leyes, entre otros temas (posiblemente también: educación, ciencia, política, economía, etc). De esta manera, un cristiano común y corriente, un padre o madre cristiana, un pastor, no puede decir nada de estos temas, desde las Escrituras, a menos que tenga un título “reconocido” por el Estado. Lo triste es que así piensan muchos “cristianos”, que el cristianismo solo debe operar dentro de 4 paredes. Que no debemos hablar de nada de lo que vemos en la sociedad. Que lo mejor es quedarnos callados, así nos mientan con el disfraz de “especialistas”, así sigan deteniendo con injusticia la verdad (Rom 1:18). Para allá vamos, como China, si no hacemos nada. Que errada está la iglesia hoy, la Biblia dice otra cosa, que la iglesia debe ser columna y baluarte de la verdad, luz del mundo, no se puede esconder, y que lo insensato de Dios es más sabios que los hombres (1 Tm 3:15; Mt 5:14-15; 1 Co 1:25). La Biblia dice que debemos ser la sal de la tierra. La iglesia de hoy se ha amoldado al mundo (Rm 12:2), ama el mundo y las cosas que hay en él (1 Jn 2:15). La iglesia de hoy ha ido por ayuda a Egipto, se ha cobijado en lo que dice la falsa ciencia, el Estado, la psicología, el humanismo, hasta el ateísmo. Cree todo lo que dicen. Es lamentable, no sirve para nada. Es cierto que el mundo no se cambia con la Política o el simple moralismo. El mundo se transforma con el evangelio, pero este debe impactar todas las áreas de nuestra vida, familia, trabajo, educación de los hijos, manejo del dinero, salud, y también cómo vemos el gobierno y la sociedad, sus leyes, ideologías, filosofías, etc. Un nacido de nuevo vive, piensa, proclama, aprueba, rechaza, y denuncia diferente, es sal. El mundo hoy está peor y el evangelio blasfemado, por culpa de la misma iglesia. “No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres”.
La iglesia hoy ha ido por ayuda al mundo (Egipto), es influenciada por el mundo y sus filosofías (Is 31:1-2). Es tibia contra el mundo, no le predica, no denuncia sus malas obras, no tiene ningún impacto, se quiere incluso parecer a ellos (Ap 3:16-18). Está llena de falsos maestros que son malos ejemplos (ladrones, avaros, codiciosos, adúlteros, mundanos, idólatras, blasfemos), por tanto, el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles (Rom 2:21-24; 2 P 2:1-2). Sus lideres (y miembros) son atalayas ciegos, perros mudos, no advierten del peligro del enemigo, del papado, la ramera, los falsos maestros, las herejías, el estatismo, la tiranía estatal, el progresismo, el humanismo, etc (Is 56:9-10-11). Abundan los cristianos sin obras (antinomianos, tibios, mundanos, sin fruto, inconversos), no evitan la putrefacción, están muertos (Stg 2:14-17). Muchos hogares “cristianos”, sin Cristo (Hombres que no son cabezas, mujeres que no cumplen su rol, hijos desobedientes, educados bajo los valores del sistema del mundo, no bajo la Biblia), edifican en vano, en vano construyen sus hogares (Sal 127:1-2).
La iglesia de hoy ha sido hollada por los hombres. Dios manda juicios a su pueblo por la desobediencia, hace que los enemigos la subyuguen, como con los judíos (Lam 1:1-19). Los enemigos la devoran, se burlan, la pisotean (Lam 2:16-17). Los enemigos han entrado por las puertas de la misma iglesia (Lam 4:12). La iglesia ha sido echada fuera (Ez 15:2-7). Está a punto de ser maldecida para siempre (Heb 6:8). Será echada a las tinieblas, como los judíos (Mt 8:11-12).
3. ¡Seamos sal!
Debemos cumplir nuestra función de ser sal en el mundo, tenemos un mandato delante de Dios, y una responsabilidad y misión con este mundo caído.
Primero, debemos reconocer nuestras rebeliones como iglesia, e individualmente (Lam 1:20-22). El Señor se acordará de nosotros, aún hay esperanza, aún nos sigue hablando (Lam 3:19-23). Cumplamos la gran comisión, prediquemos el evangelio y hagamos discípulos (Mt 28:19-20). Somos luz del mundo, alumbremos con el Evangelio, la Biblia, no es tiempo de escondernos (Mt 5:14-15). Alumbremos en medio de esta generación corrupta, podrida, resistamos (Fil 2:15-16). Seamos columna y baluarte de la verdad, digamos lo que es y lo que no, sin temor, enseñemos al mundo (1 Tim 3:15). No nos avergoncemos del Evangelio, no hay otro poder que salve (Rm 1:16-17). Reprendamos las obras de las tinieblas, lo malo, la mentira, la herejía, a los mentirosos, no participemos con ellos (Ef 5:11). No nos amoldemos a este mundo, sus filosofías, resistamos como sacrificios vivos salados con sal (Rm 12:1-2). Venzamos al mundo con la fe, somos nacidos de Él, hemos creído en Cristo (1 Jn 5:4-5). Mujeres, cumplan su gran y ardua labor en el hogar para que la palabra no se blasfeme (Tit 2:3-5). Hombres temamos a Dios, seamos varoniles, habrá bendición (Sal 128:1-4). Dejemos herencias para Dios, son una bendición, no un problema, no le hagamos el juego a la agenda globalista (Sal 3-5; Mal 2:15). Seamos fructíferos, productivos (Familia, sociedad), procuremos la paz donde vivimos (Jer 29:5-7).
La semilla de mostaza debe seguir creciendo en el mundo (Mt 13:31-32). Aunque no haya luz clara ni oscura ahora, la luz tarde o temprano, resplandecerá (Zac 14:6-7). Las puertas del Hades no prevalecerán contra la sal de la tierra (Mt 16:18). Estamos con el Cordero Vencedor, la sal prevalecerá (Ap 17:14). Seamos sal, que la sal no se desvanezca. “Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres”.
X SU GRACIA: Comunidad Cristiana.
Escucha el sermón del domingo (24 de Julio de 2022): «¡SI LA SAL SE DESVANECIERE!»
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