«¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: !!Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!» (Romanos 10:15).
Este pasaje viene de Isaías 52:7, donde el profeta describe el gozo y plenitud con la que los exiliados daban la bienvenida a las noticias de su inminente liberación del cautiverio. Estas nuevas eran consideradas por ellos muy maravillosas, no solamente porque ahora podrían volver a su patria sino también porque significaban que el favor de Dios todavía estaba con ellos. Al irse acercando los mensajeros sobre los montes con sus buenas nuevas, ¡cuán cubiertos de polvo y sucios habrán estado esos pies! Pero también ¡cuán hermosos, por ser los pies de los que traían esas maravillosas noticias tan largamente esperadas! Acá en la carta a los romanos, el apóstol le da una aplicación espiritual. ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian el evangelio de la paz de Dios por medio de Jesucristo!
1. Los enviados
Todo creyente fue enviado a predicar las buenas nuevas de Paz. Pero ¿cuál es este mensaje que anunciamos? Que el hombre sin Cristo sirve a Satanás, el gran enemigo de Dios, ha pecado, ha violado su Ley, está en guerra con Él, merece ser arrojado al infierno, a dónde van los enemigos de Dios, no tiene forma de escapar de su brazo castigador, es inútil que siga contendiendo contra el Juez de vivos y muertos, debe bajar sus armas y rendirse ante Él en arrepentimiento y fe, y pedir condiciones de paz (Lc 14:32). Debe quitarse sus ropas de justicia y vestirse del manto de justicia de Cristo para ser perdonado y pueda hacer la paz con Dios (Rom 5:1). Debe creer en su sangre derramada en el madero, y confiar en ella para ser reconciliado con Dios y haga la paz con Él (Col 1:20). Estas son buenas noticias para el hombre pecador, esclavo de Satanás. Él puede hacer la paz con Dios por medio de la Fe en Jesucristo. Este es el mensaje que anunciamos, para esto fuimos enviados.
Cristo fue enviado, ungido por el Padre para anunciar las buenas nuevas (Lc 4:18-19). Llamó al arrepentimiento para que los hombres hagan la paz con el Reino de Dios (Mt 4:17). Juan el Bautista fue enviado para preparar el camino de Cristo (Lc 1:76-79). También anunció al camino de la paz con el Reino de Dios (Mt 3:1-2). Su pueblo fue enviado para llevar el evangelio a todas las naciones de la tierra. Fuimos comisionados por Cristo, Aquel que tiene toda potestad en el cielo y la tierra (Mt 28:19-20). Nos dijo que fuéramos por todo el mundo llevando este mensaje para que los que crean sean salvos (Mc 16:15-16). Hemos recibido poder para para llevar este mensaje y ser testigos en el mundo (Hc 1:8). Somos embajadores del Reino de Dios para llamar a los hombres a que hagan la paz con Él (2 Cor 5:20). El mundo debe creer este mensaje, deben reconciliarse con Dios, pues si no hacen la paz con Él, serán condenados.
¡Cuán hermosos los pies de los enviados! de quienes predican el evangelio de la paz, las buenas nuevas, está escrito. Así lo dijo el Profeta Isaías (Is 52:7). También Nahúm (Nah 1:15). Su evangelio clama en todo lugar, en las calles, plazas, lugares de reunión, entradas de la ciudad (Prv 1:20-21). Prediquemos el evangelio por todos lados, ¿cómo creerán las buenas nuevas de paz, si los que fuimos enviados no anunciamos este mensaje? (Rom 10:14-15). Si somos de Cristo, fuimos enviados. Anunciemos a los hombres que están en rebelión y deben hacer la paz con Dios. ¿son hermosos nuestros pies?
2. Los pies.
El Señor usa la analogía de los pies, los cuales pueden correr a hacer lo malo, o caminar a hacer lo bueno.
El mundo ve hermoso lo que no tiene valor espiritual. El mundo por ejemplo ve hermosos los pies de los que juegan bien fútbol, corren una maratón, bailan bien, hacen caminatas, los que están cuidados con pedicure, hidratados, con tratamientos de belleza. Sin embargo, nada de esto es tener los pies hermosos. Muchos hacen largas peregrinaciones, pero si usted les dice que salgan a predicar, no van. Es más fácil hacer largas caminatas, que salir y anunciar el evangelio. Los pies de los discípulos eran llenos de callos, mugre, suciedad, pero eran hermosos para el Señor, pues tenían vidas santas, y además llevaban el evangelio de la paz. El Señor enseñó a sus discípulos a lavar los pies del otro como símbolo de pureza de vida y humildad, Él mismo lavó los pies de ellos (Jn 13:1-16).
Los pies que hacen lo malo son los pies presurosos para el mal, los que corren tras el pecado. Es una de las 7 cosas que abomina Dios (Prv 6:16-19). Acá se encuentran todos los que no se han entregado a Jesucristo, esclavos del pecado, viviendo en vanagloria, deleites, impureza, inmoralidad, codicia, robo, odio, trampa, mentira, hipocresía. Sus pies corren por estas cosas, no conocen camino de paz (Rom 3:14-17). El Señor nos manda apartar nuestros pies de estos caminos (Pr 1:10-16).
Los pies ociosos van de casa en casa, de chisme en chisme, metiéndose y hablando lo que no deben, perdiendo el tiempo (1 Tim 5:13). No seamos inoportunos, detengamos nuestros pies de estas cosas (Pr 25:17).
Los pies de los falsos maestros recorren mar y tierra para hacer sus discípulos, engañándolos (Mt 23:15). Eventos, congresos, seminarios, y hasta misiones, pero cargados de levadura, herejías, vanagloria, mercadería, marketing. Van de casa en casa engañando (2 Tim 3:6).
Los pies de la ramera (física, espiritual) no están quietos, engaña, son camino de muerte, conducen al Seol (Pr 7:10-15). Herejías, salvación por obras, idolatría, sacramentalismo, religión externa, ecumenismo, sincretismo, evangelio social. Engaña, embruja, enamora, pero sus pies conducen a la muerte eterna (Pr 5:3-5). Los pies de los inconstantes, aunque vayan por el camino recto, pueden ser seducidos por ella al Seol (Pr 9:13-18). Seduce a los faltos de entendimiento, sin discernimiento, sin convicciones firmes, sin fe, que dudan, que temen al hombre, que todo lo creen (Pr 7:7-10). No vayamos tras sus caminos, no sigamos sus pasos, llevan a la muerte (Pr 7:25-27).
Ninguno de estos pies corre a hacer lo bueno, ¿así corren sus pies?
Por otro lado, están los pies que corren a hacer lo bueno. El Señor nos dio ejemplo de usar sus pies para predicar el evangelio, tenía largas caminatas diarias (Mt 9:35; Lc 8:1; 13:22). Pablo recorrió todo el imperio romano (Hc 19:21; 20:1-2). La iglesia neotestamentaria no cesaba de predicar en el templo y en las casas (Hc 5:42). Calcemos nuestros pies con el evangelio de la paz (Ef 6:14-15). Que corran a dar a conocer su mensaje al mundo (Sal 105:1)
3. ¿Son hermosos tus pies?
¿Son hermosos nuestros pies? Si nuestros pies no corren a hacer lo bueno, a predicar, es como si corrieran a hacer lo malo (Stg 4:17). Examinemos nuestros pies (Prv 4:26-27).
Cristo, Pablo, la iglesia neotestamentaria, nos dieron ejemplo; aún los falsos maestros recorren mar y tierra para ganar prosélitos y hacerlos dos veces más heredero del infierno, cuánto más nosotros debemos ir y anunciar la paz, las buenas nuevas de salvación. ¿caminamos, recorremos, viajamos, salimos, tocamos, hablamos, escribimos, vamos, estorbamos? ¿Son hermosos nuestros pies? El mundo se opone; no nos atemoricemos, estemos preparados para dar defensa del evangelio (1 P 3:14-15). No nos avergoncemos del evangelio de la paz, es el poder de Dios que salva (Rom 1:16-17). No nos congraciemos, estorbemos, no suavicemos el mensaje, vivamos conforme al evangelio. Que nuestros pies vayan por todo lugar, forcemos a entrar para que se llena la casa de Dios (Lc 14:21-23). Prediquemos a tiempo y fuera de tiempo, uno a uno, en las plazas, en las calles, insistamos, persistamos, que nos duelan las almas. Cumplamos nuestro ministerio, que nuestros pies corran a dar testimonio del evangelio de la Gracia, acabemos la carrera (Hch 20:24). Corramos por la corona incorruptible, como heraldos del evangelio (1 Cor 9:24-27).
Fuimos enviados ¿estamos yendo? Y si no nos escuchan, son necios, peor para ellos, sacudamos el polvo de nuestros hermosos pies (Mc 6:11; Mt 10:14-15). El que gana almas es sabio (Prv 11:30).
Guardemos nuestros pies, nuestro andar cristiano. Guardémoslos de inmoralidad, fornicación, pornografía, adulterio, impureza; cuidado con jugar con el pecado, nos quemaremos (Pr 6:27-29). Si nuestros pies nos hacen caer, cortémoslos, mortifiquemos el pecado (Mc 9:45-46). Hagamos sendas derechas para nuestros pies, clamemos, oremos, quitemos las raíces de amargura, todo anatema, busquemos la paz y la santidad (Heb 12:12-14). El Señor nos ha encaminado por el camino de la Sabiduría, pero debemos guardar nuestros pies (Pr 4:11-15). ¿Son hermosos nuestros pies?
El Señor guarda nuestros pies, necesitamos de Él (1 Sam 2:9). Nuestros pies serán preservados como hizo con los israelitas en el desierto (Dt 8:4). Todo lo que pise la planta de nuestros pies será nuestro (Jos 1:3). Por eso dice la Palabra que heredaremos la tierra cuando Cristo vuelva (Mt 5:5). Despojará de ella los pies que hacen lo malo, para darla a su pueblo (Sal 37:10-11). Será nuestro lugar para siempre, los impíos serán quitados (Pr 10:30). Dios aplastará a Satanás bajo nuestros pies (Rom 16:20). Todos nuestros enemigos estarán bajo los pies de Cristo, Él los pondrá bajo sus pies, bajo nuestros pies (1 Cor 15:25-26; Mt 22:44).
Iglesia, si somos de Cristo es porque hemos bajado nuestras armas de guerra contra de Dios, las armas del orgullo y la rebeldía y nos hemos rendido ante Él en arrepentimiento. Hemos hecho la paz con Dios por medio de Cristo, por medio de la fe en Su sangre. ¡Estas son muy buenas noticias, proclamémoslas al mundo, que sean hermosos nuestros pies, que sean útiles en esta tierra! “!Cuán hermosos son los pies de los q anuncian la paz, de los q anuncian buenas nuevas!”
X SU GRACIA: Comunidad Cristiana
Escucha el sermón del domingo (29 de Noviembre de 2020): «¿SON HERMOSOS NUESTROS PIES?»
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