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¡SOY HEBREO Y TEMO A JEHOVÁ!



«Y él les respondió: Soy hebreo, y temo a Jehová, Dios de los cielos, que hizo el mar y la tierra» (Jonás 1:9).

 

Esta fue la respuesta de Jonás a lo que los marineros le habían preguntado en el verso 8: “¿Qué oficio tienes, y de dónde vienes? ¿Cuál es tu tierra, y de qué pueblo eres?”.


Charles Spurgeon comenta: «¡Qué ocupación tan bendita es estar ocupado con el temor del Señor! Entonces, verán que, aunque Jonás no estaba siguiendo adecuadamente su ocupación mientras estaba a bordo de ese barco, no dudó en confesar: “Soy hebreo, y temo a Jehová, Dios de los cielos, que hizo el mar y la tierra”. El hijo de Dios, incluso cuando llega a donde no debe estar, si lo pones a prueba, permanecerá firme. Confesará que, después de todo, es un siervo del Dios vivo».


1. CONTEXTO.

 

“Ahora entendemos lo que Jonás quiso decir con estas palabras: muestra aquí que no es de extrañar que Dios lo persiguiera con tanta severidad; porque no había cometido una ofensa leve, sino un pecado fatal. Ahora vemos cuánto se había beneficiado Jonás desde que el Señor había comenzado a tratarlo severamente: por cuanto estaba dormido, e insensible en su pecado, nunca se habría arrepentido si no hubiera sido por este remedio violento. Pero cuando el Señor lo despertó por su severidad, no solo confesó que era culpable, o que poseía su culpa de manera formal sino que también testificó voluntariamente, ante los hombres que eran paganos, que él era el hombre culpable, que había abandonado al Dios verdadero, en cuya adoración había sido bien instruido. Este era el fruto de la verdadera penitencia, y también era el fruto del castigo que Dios le había infligido” (Juan Calvino).

 

JONÁS ENVIADO A NÍNIVE, HUYE DE DIOS A TARSIS (V1-3). Jonás debe ir de inmediato a Nínive, y clamar contra la maldad de ellos, pero él rehúsa ir. DIOS LEVANTA UNA TEMPESTAD EN EL MAR (V4-7). Dios manda una fuerte tempestad. Habiendo pedido socorro a sus dioses, los marineros hicieron lo que pudieron para ayudarse, sin embargo Jonás dormía profundamente. JONÁS RECONOCE ANTE LOS MARINEROS SU CULPA (V8-12). Jonás da cuenta de su religión, esa era su ocupación, un Hebreo que teme a Jehová. Posiblemente dijo esto con pena y vergüenza, justificando a Dios, condenándose a sí mismo y mostrando a los marineros la grandeza de Dios. JONÁS ES ARROJADO AL MAR (V13-17). Ésto puso fin a la tempestad. Admiremos el poder de Dios, que salvó a un hombre que se ahogaba, y su piedad, que salvó a uno que huía de Él, y que le había ofendido. Jonás es tipo de Cristo por esta salvación milagrosa, como el mismo Cristo lo declaró (Mt 12:40).

 

2. ¿QUIÉNES SOMOS?

 

“No dice judío, como traduce erróneamente el Targum (era de la tribu de Zabulón, del reino de Israel). Tampoco dice israelita, para que no se piense que está en la idolatría de ese pueblo; sino un hebreo, que era común a ambos. No sólo declaraba de qué nación era, sino qué religión profesaba, y quién era su Dios” (John Gill).

 

LAS NACIONES. Son la forma como Dios ha permitido que se desarrolle y divida el mundo desde tiempos de la torre de Babel (Gn 11:9). Babel era un mundo globalista, y Dios confundió sus lenguas, para dividirlos en naciones, y frustrarles sus planes. La agenda globalista hoy quiere volver a tiempos de Babel, pero el Señor por medio de las naciones, impide que alcancen todos sus propósitos. El gobierno de la Bestia, la gran Babilonia, no podrá hacer todo lo que quisiera (Ap 17:14). Las naciones comparten un mismo origen, unos ancestros comunes, una misma lengua, costumbres, cultura, una misma tierra, una misma patria. Las personas en general, aman sus naciones, pelean por ellas, las defienden. Por eso las naciones pelean unas contra otras (Mt 24:7). Los judíos son una nación que ha permanecido por unos 4.000 años, han sufrido persecuciones, invasiones, dispersiones; sin embargo, siguen manteniendo sus costumbres y cultura. Aunque a partir de 1.948, empezó el retorno de los judíos a la tierra de Israel, hoy siguen muchos dispersados principalmente, en Europa, EE. UU., y Latinoamérica. Sin embargo, si usted le pregunta a un judío de cualquier nacionalidad, ¿quién es usted?, él le dirá: soy judío americano, judío español, judío alemán, judío argentino, etc. La mayoría de ellos hoy sigue respondiendo como Pablo: “Yo de cierto soy hombre judío de Tarso”…“Yo de cierto soy judío, nacido en Tarso de Cilicia” (Hc 21:39; 22:3). Pablo era orgulloso de su nación (Fil 3:5). Nosotros, los cristianos, también tenemos una nación donde nacimos, en la cual vivimos, la cual queremos y deseamos que le vaya bien (amor a la patria o nacionalismo, es diferente al Estatismo, donde el Estado controla y suple todo, como si fuera Dios). El evangelio será predicado en todas las naciones (Ap 14:6). Dios dijo que salvaría a su pueblo de todas las naciones de la tierra (Ap 5:9). El evangelio debe ser predicado a todas las naciones antes del fin (Mt 24:14).

 

TENEMOS UNA NACIÓN/PATRIA CELESTIAL. Somos peregrinos en esta tierra (Heb 11:13). Tenemos una Patria mejor, la celestial (Heb 11:14-16). Por Cristo, Dios derribó la pared de separación entre judíos y las naciones, entre judíos y gentiles (Ef 2:14). En nuestra patria celestial, en la iglesia, ya no hay judío ni griego (Gál 2:28-29). Ya todos somos el Israel de Dios (Gál 6:16). Tenemos una ciudadanía que está en los cielos (Fil 3:20). No teníamos esta ciudadanía antes, la ciudadanía de Israel, pero por Cristo fuimos hechos ciudadanos del cielo (Ef 2:12-13). Somos conciudadanos de los santos (Ef 2:19). Nuestra Patria celestial, tiene un Rey, al cual debemos rendir cuentas (Ap 19.16). Nuestra nación celestial tiene unas leyes, que sus ciudadanos obedecen (Ap 14:12). Pertenecemos a un imperio, del Dios verdadero, que no acabará (Is 9:7). El cual un día SI será global, llenará toda la tierra (Hab 2:14). Con un solo Rey sobre la tierra (Zac 14:9). Debemos sentir orgullo de nuestra patria celestial, como los de Pérgamo que retuvieron el nombre de Cristo y no negaron la Fe, en medio del trono de Satanás (Ap 2:13). O como los de Filadelfia que no negaron el nombre de Cristo, aunque tenían poca fuerza (Ap 3:8). O como los cristianos en Roma que confesaban a Cristo, aunque podían ser torturados y muertos (Ro 10:9-10).

 

MUCHOS HACEN QUEDAR MAL LA CIUDADANÍA CELESTIAL. Muchos por temor niegan al Rey de este Reino, como Pedro (Lc 22:57-62). ¿Si nos preguntan quiénes somos, respondemos como Jonás? “Soy cristiano y sigo a Cristo, su Palabra”. ¿Decimos que hacemos las cosas porque así lo manda Dios: Homeschool, cuidado de la salud, rol de hombre o mujer, el congregarnos? Si lo negamos Él nos negará (Mt 10:32-33). ¿Te describes a ti mismo como un cristiano? ¿lo confiesas realmente ante todos? ¿callas de Él cuando debes hablar? ¿solo lo confiesas en la iglesia, ante los otros cristianos? ¿eres solo cristiano en la iglesia? Ahora, también hay hipócritas que solo lo confiesan de labios, mostrando una falsa fachada de los ciudadanos del cielo (Mt 15:7-8). Hacemos lo mismo si vivimos un cristianismo falso, tibio, mundano, formalista. Las falsos maestros de la prosperidad, tampoco lo niegan, pero con su mercadería de la fe, hacen que el camino de la verdad sea blasfemado (2 P 2:2-3). Las mujeres de la iglesia que no cumplen su llamado, hacen que la Palabra de Dios sea blasfemada (Ti 2:4-5).

 

3. ¿A QUIÉN SERVIMOS?

 

“Jonás era uno que temía al Señor, le servía y adoraba; un profeta del gran Dios; el poderoso Jehová, “Dios de los cielos", que los hizo, habita en ellos, y de dónde vino esa tormenta de viento que había afligido al barco, y que aún continuaba. “que hizo el mar", que ahora estaba tan bullicioso y furioso, y los amenazaba con la ruina. "y la tierra seca”, donde se alegrarían de haber estado en ese instante. Con esta descripción de Dios, como el profeta se propuso exponerlo en su naturaleza y obras, para distinguirlo de los dioses de los paganos, a quienes solo se les asignaban partes particulares del universo (Jehová es Señor de todo); pero ¿dónde estaba el temor y la reverencia del profeta hacia Dios cuando huyó de él y lo desobedeció? no se perdió…” (John Gill).

 

Jonás puso a Dios por encima de todos los dioses en los que creían los que iban en el barco; les testificó que creía en el único Dios verdadero, que creó todas las cosas, y que sólo a Él servía y temía. Los dioses de las naciones no crearon nada, Dios sí (Sal 96:5). Jehová Dios hizo los cielos y la tierra (Jer 32:17). Su Espíritu adornó los cielos (Job 26:13). Los cielos cuentan la gloria de Dios (Sal 19:1). El Dios Trino hace temblar el cielo y el mar (Job 26:10-12). Él hace temblar el cielo y la tierra (Is 13:13). Los truenos declaran su indignación (Job 36:33). Por medio su Hijo fue creado todo lo que hay en el cielo y en la tierra (Col 1:16). Cristo hizo todas las cosas (Jn 1:3). A Cristo, los vientos y el mar le obedecen (Mt 8:26-27). Cristo tiene toda potestad en el cielo y en la tierra (Mt 28:18).

 

Él Dios Trino es mayor que los dioses de las naciones, Él hace lo que quiere en la tierra y en el cielo (Sal 135:5-6). Los dioses de las naciones son nada (Sal 135:15-18). Hay muchos dioses y señores en las naciones, pero solo hay un Dios y Señor verdadero (1 Co 8:5-6). No temamos anunciar el evangelio de nuestro gran Dios (2 Ti 1:7-8). Temamos al Señor, seamos sabios, no insensatos (Pr 1:8). El fin de todo es temer a Dios (Ecl 12:13.14).

 

Iglesia, no nos avergoncemos de ser cristianos, ni a quien servimos, temamos al Señor: “Y él les respondió: Soy hebreo, y temo a Jehová, Dios de los cielos, que hizo el mar y la tierra”.


X SU GRACIA: Comunidad Cristiana.


Escucha el sermón del domingo 19 de Mayo de 2024: ¡SOY HEBREO Y TEMO A JEHOVÁ!


 

 

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