«He aquí, estas cosas son sólo los bordes de sus caminos; !!Y cuán leve es el susurro que hemos oído de él! Pero el trueno de su poder, ¿quién lo puede comprender?» (Job 26:14).
Job concluye su discurso diciendo que, aunque grandes y maravillosas las obras de Dios reveladas, estas son solo los bordes de sus caminos, un leve susurro de lo que realmente es, no entendemos su infinito poder; y de lo que nos ha revelado, solo alcanzamos a comprender su superficie, sus bordes (Job 26:5-14).
Dios se reveló al ser humano por la creación, Su eterno Poder y Deidad se revelan allí (Rom 1:19-20). Sin embargo, esto que vemos, lo creado, es tan solo el borde de toda Su creación. Nuestros ojos no ven todo lo que Él ha creado. Y de lo que vemos, no alcanzamos a comprender su verdadero Poder Creador y Deidad. Dios reveló a su pueblo solo el borde de sus caminos, lo revelado es para nosotros, las cosas ocultas, son de Él (Dt 29:29). Las cosas que Dios nos ha revelado de Él, son solo los bordes de sus caminos, de Su revelación. Las ocultas, lo secreto, sus profundidades, no las conocemos. Solo conocemos el borde de la revelación.
De lo revelado solo comprendemos sus bordes, en parte conocemos y en parte profetizamos (1 Cor 13:9-12). En parte conocemos a Dios, sus atributos, su eterno Poder, Su Deidad, sus caminos, su revelación. Por eso en parte profetizamos, en parte presentamos al mundo el evangelio. En parte hablamos al impío de su verdadero estado delante de un Dios grande, poderoso y temible. En parte le hablamos de su pecado y depravación, y la santidad de Dios, y su aborrecimiento del pecado. En parte advertimos de Sus terribles juicios, y por eso en parte comprendemos nosotros mismos la necesidad imperiosa de Cristo. Y por eso en parte presentamos su verdadero mensaje de salvación, pues solo conocemos el borde de sus caminos.
Lo que Dios nos ha revelado de Él y sus verdades eternas es también apenas un leve susurro de la profundidad de su mensaje. Veamos algunas de sus gloriosas verdades:
1. La Santidad de Dios. Él es infinitamente perfecto, inmaculado, puro, es tres veces Santo (Ap 4:8). Aún los ángeles celestiales, que son puros y sin pecado, se admiran de la santidad de Dios, por eso proclaman su perfección, santidad y pureza infinita, y cantan sin cesar “Santo, Santo, Santo”. El ser humano está muy lejos de esa perfección. Somos gusanos y sucios comparados con Él. Isaías vio esta misma visión y se vio inmundo ante Su Santidad (Is 6:5). Sin embargo, ni Isaías ni nosotros alcanzamos a comprender Su santidad, y la infinita distancia entre Él y nosotros. Solo hemos oído un leve susurro de Su Santidad. Solo conocemos el borde de Su santidad.
2. La depravación humana. El hombre sin Cristo es aborrecible ante los ojos de Dios, está lleno de maldad (Rom 3:10-18). El hombre en su condición no regenerada, sin curación del alma, es aborrecible a los ojos de Dios, nada sano hay en él (Is 1:6). Dios aborrece a los que hacen iniquidad (Sal 5:5-6). Dios aborrece a los que hacen el mal (Pr 6:16-19). Dios está realmente airado con el impío, y su fin será terrible si no se arrepiente (Sal 7:11-16). Todo esto nos lo ha revelado el Señor, sin embargo, solo hemos oído un leve susurro de lo aborrecible que es el pecado humano a los ojos de Dios. Aun no comprendemos la verdadera naturaleza del hombre no regenerado, del hombre sin Cristo. Solo entendemos el borde de como el Señor ve la depravación humana.
3. El juicio de Dios. La paga del pecado es muerte (Rom 6:23), es condenación, infierno. Todos daremos cuentas ante el trono de Dios (Ap 20:11-15). Todos los que hagan lo malo resucitarán para condenación eterna (Jn 5:28-29). Todos los que no quieran abandonar el pecado, serán condenados al infierno, donde el gusano no muere y el fuego nunca se apaga (Mc 9:43-44). Todos los que no están en Cristo, están contra Cristo (Mt 12:30), por tanto, está en el bando enemigo, en el de la Bestia, y serán lanzados al lago de fuego y azufre (Ap 14:9-11). Todos los que no se arrepientan, padecerán ira, enojo, tribulación y angustia eterna (Rom 2:5-9). Todos los que no obedezcan al evangelio sufrirán tribulación, pena de eterna perdición, excluidos de Dios (2 Ts 1:7-9). Todo esto lo leemos en Su bendita Palabra, sin embargo, solo hemos oído un leve susurro de las terrible y temibles verdades del infierno y el juicio de Dios. No dimensionamos el justo castigo eterno de Dios al hombre por el pecado, y que dará cuentas a Él. Solo comprendemos el borde de lo que padecerá el pecador no arrepentido en Cristo Jesús cuando de cuentas ante el Trono de Dios.
4. Cristo y la salvación. Cristo nos salva de las consecuencias del pecado, del infierno. Solo en Él hay salvación. Es la imagen del Dios invisible, Su grandeza es incomparable, es Dios salvándonos (Col 1:15-20). Cristo es el Dios soberano, grande, poderoso y temible, Juan cayó como muerto ante Él (Ap 1:10-18). Cristo, el Cordero de Dios, nos redimió con Su Sangre; el León de la Tribu de Judá es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza (Ap 5:5-10). Solo Cristo nos libra del infierno y la Ira de Dios ¿descuidaremos esta salvación tan grande? (Heb 2:1-4). Cristo, Su grandeza y Gloria, por Su salvación, son reveladas en las Escrituras, sin embargo, solo hemos oído un leve susurro de Él. No valoramos, aun siendo cristianos, la obra tan grande de Cristo salvándonos de la condenación. Solo comprendemos el borde de esta salvación tan grande.
5. La vida eterna. La mente humana no la puede imaginar (1 Cor 2:9). La esposa de Cristo será eternamente feliz a Su lado; no sufriremos muerte, llanto, clamor, ni dolor (Ap 21:2-4). Su Pueblo, los inscritos en el Libro de la Vida, estaremos en comunión eterna y perfecta con Él, sin mancha alguna de pecado (Ap 21:22-23, 27). El cielo será resplandeciente, preparado para que Sus siervos habite en la ciudad gloriosa por los siglos de los siglos (Ap 22:3-5). La gloria y felicidad eterna que nos espera a Su pueblo se detalla en las Escrituras, sin embargo, solo hemos oído un leve susurro de ello. No dimensionamos, el cielo, la vida eterna, lo que nos espera a su pueblo. Solo comprendemos el borde de lo que es la vida eterna.
Definitivamente, no dimensionamos todas sus verdades eternas. “He aquí, estas cosas son sólo los bordes de sus caminos; !!Y cuán leve es el susurro que hemos oído de él!”
Su poder se manifiesta en todo lo que es Él, lo que ha hecho, hace, decreta, lo que demanda, pero no alcanzamos a entenderlo. “Pero el trueno de su poder, ¿quién lo puede comprender?”. Y aunque no alcanzamos a comprenderlo, debemos aferrarnos al borde de sus caminos, al leve susurro que hemos oído de Él, debemos atender al trueno de Su poder.
¿Comprendemos Su Poder Providencial? Que crea y sostiene todo lo que vemos y no vemos, lo revelado y oculto (Job 38:4-41). No comprendemos Su poder providencial. ¿Comprendemos su mente? Sus designios son infinitamente más sabios que los nuestros (Rom 11:33-36). Sus pensamientos son demasiado elevados, no comprendemos lo infinitamente elevados que son (Is 55:8-9). No comprendemos Sus designios, sus pensamientos están infinitamente por encima de los nuestros, solo alcanzamos el borde de Sus pensamientos. ¿comprendemos aunque sea sus bordes? Hablamos lo que no sabemos, lo que no comprendemos (Job 42:1-6).
El mundo no conoce siquiera el borde de sus caminos. Por eso busca y enseña otros caminos (falsas religiones, falsos caminos de salvación, los ídolos de las naciones). Aunque el hombre no alcance a comprender el trueno de Su Poder, no tiene excusa, este leve susurro, el borde de sus caminos, le demanda que lo busque (Hch 17:26-27). El hombre sin Cristo debe aferrarse al borde de sus caminos para no caer, debe creer el leve susurro que ha oído de Él “si en alguna manera, palpando, puedan hallarle” (Hch 17:27). Amigo, que no tiene a Cristo, no contienda más con el trueno de Su Poder, no hable lo que no comprende, aférrese al borde de sus caminos, haga como la mujer que tocó el borde del manto de Cristo y quedó sanada de su flujo de sangre, su Fe la salvó (Lc 8:44-48). Crea el leve susurro que ha oído de él. Dios le manda que se arrepienta, crea al evangelio de Cristo, pues él mismo vendrá a juzgarlo (Hch 17:30-31).
Iglesia, no entendemos aún lo profundo de sus verdades, grandeza y poder, en parte conocemos, solo hemos visto el borde, solo hemos oído un leve susurro, aferrémonos a ello: “He aquí, estas cosas son sólo los bordes-caminos; !Y cuán leve es el susurro q hemos oído de él! Pero el trueno de su poder, ¿quién lo puede comprender?”
X SU GRACIA: Comunidad Cristiana
Escucha el sermón del domingo (11 de Octubre de 2020): «¡TAN SOLO EL BORDE DE SUS CAMINOS!»
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