«No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano» (Éxodo 20:7).
“Hacer uso del nombre de Dios (o cualquier epíteto: Señor, Jehová, etc.), de manera ligera, trivial, sin ninguna muestra de reverencia y afecto hacia él. El nombre de Dios debe mencionarse de manera reverente y seria, con asombro por la grandeza de su majestad. Prohíbe todos los juramentos profanos, imprecaciones y maldiciones en el nombre de Dios, y el jurar en asuntos triviales y sin importancia. Jurar por el nombre del Señor no debe usarse sino en momentos excepcionales (confirmar algo, fin a una controversia, no puede determinarse sin apelar a Dios). Se debe tener mucho cuidado en jurar solo sobre lo que es verdadero, pues el juramento falso (perjurio) es un pecado muy grave (estrictamente prohibido, severamente castigado). La razón del mandamiento es que “no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano”. No lo absolverá ni lo dará como justo; lo considerará culpable, profanador de su nombre, transgresor de su ley; lo condenará y castigará, si no en este mundo, sí en el venidero” (John Gill).
1. ¡SU NOMBRE!
“El tercer mandamiento exige usar santa y reverentemente los nombres, títulos, atributos, ordenanzas, la Palabra y las obras de Dios” (C.M. Westminster).
Solo por su nombre podemos jurar (Dt 10:20). Debemos dar la gloria que merece su nombre (Sal 29:2). Debemos alabar su nombre por su gloria y poder (1 Cr 29:12-13). Debemos glorificar su nombre temible, por sus obras, juicios y santidad (Ap 15:3-4). Debemos darle la gloria en su iglesia, con su Palabra, su nombre es grande (Sal 138:2). Cristo manifestó el nombre de Dios a sus discípulos (Jn 17:6). Cristo oró para que después de su partida, ellos fueran guardados en su nombre (Jn 17:11). Cristo cuando vino, los guardó en su nombre (Jn 17:12). Cristo seguiría dando a conocer el nombre de Dios (Jn 17:26). Dios le dio a Cristo un nombre sobre todo nombre (Fil 2:9). Le heredó un nombre más excelente que el de los ángeles (Heb 1:4). Su nombre es “Fiel y Verdadero” (Ap 19:11). Su nombre es el “Verbo de Dios” (Ap 19:13). Su nombre es “Rey de reyes y Señor de señores” (Ap 19:16). Su nombre es Jesús, “Jehová salva” (Mt 1:21). Su nombre es Emanuel, “Dios con nosotros” (Mt 1:23). Los fieles de la iglesia de Éfeso trabajaron duro en el nombre de Cristo (Ap 2:3). Los fieles de la iglesia de Pérgamo retuvieron el nombre de Cristo en medio del Trono de Satanás (Ap 2:13). La iglesia de Filadelfia no negó el nombre de Cristo (Ap 3:8). En el nombre de Cristo debemos orar al Padre (Jn 14:13-14). Somos bautizados en el nombre de Jesucristo, por su autoridad y mandato; profesando fe y entregándonos a Él (Hc 2:38). No con exclusión del Padre y el Espíritu Santo, en cuyo nombre también se debe administrar esta ordenanza (Mt 28:19).
Babel se hizo un nombre para perpetuar su posteridad (Gn 11:3-4). La Gran Babilonia del Nuevo Testamento, marca con su nombre a los suyos (Ap 13:16-17). Aunque ellos se hagan su propio nombre, ante el nombre de Cristo se doblará toda rodilla, para Gloria del Padre (Fil 2:10-11). El mundo anda tras el nombre de sus dioses, nosotros andamos en el nombre de Dios (Miq 4:5). Cristo escribirá el nombre del Padre y del Hijo en los vencedores (Ap 3:12).
2. ¡TOMANDO EL NOMBRE DE DIOS EN VANO!
“El tercer mandamiento prohíbe toda profanación o abuso de cualquier cosa por la cual Dios se da a conocer” (C.M. Westminster).
Entonces, se toma el nombre de Dios en vano cuando:
1. AL JURAR EN FALSO (Perjuro). Prestar falso juramento, o dar falso testimonio, poniendo a Dios como testigo. Así se enseñó en el Antiguo Testamento, no perjurar (Mt 5:33). A no jurar falsamente (Lv 19:12). “Una parte del respeto religioso que se les enseñó a los judíos a rendir a su Dios era jurar por su nombre (Dt 10:20). Pero en lugar de honrarlo, lo afrentaron al llamarlo como testigo de una mentira” (Matthew Henry). El peso de la Ley de Dios recae sobre los que hacen esto (1 Ti 1:9-10).
2. AL USAR SU NOMBRE COMO JURAMENTO, SIN NINGÚN PROPÓSITO JUSTO. “mencionar el nombre de Dios, o cualquiera de sus atributos, en forma de juramento, sin ninguna ocasión justa para ello, ni la debida aplicación de la mente, sino como sinónimo, sin ningún buen propósito en absoluto” (Matthew Henry). No debemos estar jurando por Dios a toda hora, por cualquier cosa. Hay juramentos permitidos, primero, solo por el nombre de Dios (Dt 10:20). Cuando tengamos que poner a Dios como testigo de algo importante (2 Co 1:23). Para poner fin a alguna controversia (He 6:16). Para confirmar un pacto, como Josué con Rahab, que juró por Dios tener misericordia de ella y su familia (Jos 2:12-15). O como los príncipes de Israel que juraron no matar a los gabaonitas (Jos 9:18-20). O como David que juró no vengarse de Simei, aunque este lo maldijo (1 Ry 2:8). O como Cristo cuando el Sumo Sacerdote lo puso bajo juramento (Mt 26:63-64b).
3. AL JURAR POR COSAS DIFERENTES AL SEÑOR PARA NO CUMPLIR SUS COMPROMISOS. “Estos hombres pecaron, jurando por las criaturas, lo que pensaban que podían hacer, y no pecar; y cuando lo hubieron hecho, no estaban obligados a realizarlo; porque no hicieron uso del nombre de Dios” (John Gill). Al jurar por cualquier cosa diferente al Señor, por mas “santa” que sea (Mt 5:34-37). Que nuestro sí sea sí (St 5:12). No juremos falsamente, es hipocresía (Mt 23:16-22).
4. AL USAR SU NOMBRE, LIGERA Y DESCUIDADAMENTE, O CUALQUIER COSA RELACIONADA CON ÉL. “Está prohibida la profanación de las formas de devoción, de las formas de juramento; y de cualquiera de aquellas cosas por las cuales Dios se da a conocer (Palabra, instituciones); cuando se convierten en hechizos, bromas y juegos; así el nombre de Dios se toma en vano” (Matthew Henry). Al hacer burla de su Hijo Jesucristo, como los soldados romanos y el pueblo (Lc 22:63-64; Mt 27:28-29; Mt 27:39-40). Al hacer escarnio de los mensajeros de Dios (2 Cr 36:16). Al hacer burla de las doctrinas de su Palabra, como la segunda venida de Cristo (2 P 3:3-4). Al tomar la Cena indignamente (1 Co 11:27).
5. AL BLASFEMAR SU NOMBRE. El de Dios, el de su Hijo Jesucristo, con maldiciones, juramentos, murmuraciones, quejas, herejías, con jactancia, orgullo. Como el hijo de la mujer israelita, que blasfemó el nombre de Dios y maldijo (Lv 24:10-12). En pruebas económicas (Pr 30:8-9). Al final de los tiempos habrá mucho blasfemo (2 Ti 3:1-2). La Bestia Papal Blasfema el nombre de Dios con todas sus herejías y títulos Divinos que se autoproclama (Ap 13:5-6). Blasfema el nombre de Cristo, sentándose en la iglesia como Dios (2 Ts 2:4).
6. AL IMCUMPLIR NUESTRAS PROMESAS A DIOS. “Si hacemos promesas a Dios, uniendo nuestras almas con esos lazos a lo que es bueno, y aun así no cumplimos nuestros votos al Señor” (Matthew Henry). Si hacemos promesas a Dios y no cumplimos (Ecl 5:4-7). No quebrantemos nuestra palabra (Nm 30:2). Cumplamos a Dios nuestros juramentos (Mt 5:33). Debemos pagar nuestros votos a Dios (Sal 50:14). Refrenemos la lengua (St 1:26).
7. AL NO VIVIR CONFORME A NUESTRA PROFESIÓN DE FE. “Al hacer profesión del nombre de Dios, pero no viviendo a la altura de esa profesión. Los que toman el nombre de Cristo, y no se apartan de la iniquidad (como obliga Él), lo nombran en vano” (Matthew Henry). Si profesamos solo de labios al Señor, como los fariseos (Mt 15:7-9). Si tenemos una fe sin obras (St 2:19-20). Si tomamos su Pacto en nuestras bocas, pero aborrecemos su Ley y corrección (Sal 50:16-17). Aunque gritemos en alto su nombre, es falso (Jer 5:2).
8. AL HACER VOTOS PARA MALDICIÓN. En nombre de Dios, o de la religión, por ejemplo. Para dañar a otros, como los que querían matar a Pablo, que juramentaron bajo maldición (Hc 23:12-14). Para maldecirnos a nosotros mismos, como los judíos, pidiendo que la sangre de Cristo cayera sobre ellos y sus hijos (Mt 27:24-25). O para maldecir a las potestades superiores (Jud 1:8-10).
3. ¡NO LO DARÁ POR INOCENTE!
“Un castigo severo. El Señor no lo considerará inocente… Dios, que es celoso de su honor, no lo consentirá así. El pecador tal vez pueda considerarse inocente y pensar que no hay ningún daño en ello y que Dios nunca le pedirá cuentas. Pero Dios no lo considerará inocente… Dios mismo será el vengador de los que toman su nombre en vano” (Matthew Henry).
No lo dará por inocente. Traerá plagas sobre ellos, en esta mundo, o en el venidero (Dt 28:58-59). “La razón determinante del tercer mandamiento es, que por más que eviten los infractores de este mandamiento el castigo humano, el Señor nuestro Dios no les dejará escapar de su justo juicio” (C.M. Westminster).
No dará por inocente quienes juran falsamente en su nombre (Zac 5:4). No dará por inocente a quienes juran mentira (Mal 3:5). No dará por inocente a quienes rompan las promesas; podemos traer juicios sobre la iglesia (2 S 21:1). No dará por inocente a quienes tomen la Cena indignamente (1 Co 11:29-30). No dará por inocente a quienes tomen a la ligera las Escrituras (Ap 22:18-19). No dará por inocente al blasfemo (Lv 24:13-16). No dará por inocente al apóstata, al que blasfema contra el Espíritu Santo (Mt 12:31-32). No dará por inocente a quienes lo sirven de labios, hipócritamente (Is 1:14-15). No dará por inocente al blasfemo Anticristo (2 Ts 2:8). De toda palabra daremos cuentas en el Dia del juicio (Mt 12:36-37).
En su nombre viene a juzgar (Is 30:27-28). Dios interpuso juramento por Cristo, Él no hizo ese juramento en vano, imitémoslo (He 6:17-18). Si hemos tomado el nombre de Dios en vano, arrepintámonos, y juremos realmente vivir para el Señor (Jer 4:1-2).
Hermanos, amigos, ¡No tomemos su nombre en vano! “No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano”.
X SU GRACIA: Comunidad Cristiana.
Escucha el sermón del domingo 4 de Febrero de 2024: TERCER MANDAMIENTO: "NO TOMARÁS EL NOMBRE DE JEHOVÁ TU DIOS EN VANO".
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