«Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado» (Romanos 11:22).
John Gill comenta: “Con respecto a las personas, puede significar la excomunión de la iglesia (limpiar la vieja levadura, desechar al impío, apartarse de los que andan desordenadamente, rechazar a los herejes). Y con respecto a cuerpos enteros y sociedades, una completa falta de iglesia quitando el Evangelio y las ordenanzas, de allí. Esta amenaza se ha cumplido terriblemente en muchas iglesias gentiles (Asia, África, Europa). Puede servir para despertar nuestro temor, cuidado y precaución, para no ser tratados de la misma manera”.
Muchas iglesias en Estados Unidos se cerraron para siempre por la pandemia (4.500. Fuente: Mundo cristiano). El número de miembros de las iglesias en Estados Unidos cayó por debajo del 50% por primera vez en 2020, según datos de Gallup que se remontan a 1940. Según datos recogidos en abril/mayo, 2020, por Barna Group, uno de cada tres cristianos practicantes abandonó completamente la iglesia durante la pandemia. Esto solo en Estados unidos, sin contar con el resto del mundo.
1. La severidad de Dios.
Dios privilegió a Israel, al escogerlo de entre todas las naciones. Sin embargo, no creyeron, rechazaron al Mesías, por tanto, fueron desechados por el Señor. Acá vemos la severidad de Dios.
Israel fue el pueblo escogido de Dios en el Antiguo Testamento, para ser pueblo santo, especial, para Él (Dt 7:6-8). De gran estima a los ojos de Dios, honorables, amados (Is 43:3-4). Les fue confiada la Palabra de Dios (Rm 3:1-2). De ellos vienen los pactos, la Ley, las promesas, y Cristo (Rom 9:4-5). Cristo vino primero a ellos, cuando ya solo quedaba el reino de Judá (Mt 15:24). Amados, elegidos, llamados por causa de los padres (Rm 11:28). Los judíos fueron finalmente “Los que cayeron”. Mostraron incredulidad, desobediencia, endurecimiento, y definitivo rechazo al Evangelio de Cristo (V7-10). Lo vemos en la parábola de los labradores malvados (Mt 21:33-39). Les envío profetas que despreciaron y rechazaron (Mt 23:37). Estaban endurecidos, ciegos, sordos, en oscuridad (Mt 13:14-15). Tenían un falso celo, no quisieron sujetarse a la justicia de Dios (Rm 10:2-3). Su profesión era externa (Rm 2:28). Fueron rebeldes y contradictores a Dios (Rm 10:21). Desecharon a la Roca principal, cayeron (1 P 2:7b-8). Cristo fue su tropezadero (1 Co 1:23). Rechazaron al que vino primero por ellos (Jn 1:11).
La severidad de Dios se manifestó a la nación judía, al ser desechada por Dios. “la severidad ciertamente para con los que cayeron”. Su casa quedó desierta (Mt 23:38-39). Fueron desgajados (V17). No fueron perdonados (V19-21). La mayoría se condenaron (Rm 9:27). No alcanzaron la justicia de Dios por la Fe (Rm 9:31). Aún sus ojos hoy están velados (2 Co 3:14-15). Sin embargo, Dios no desechó completamente a Israel, salvó, y ha seguido salvando pueblo de allí (Rm 11:1-2). Y hay una promesa de restauración al final de los tiempos, cuando sean injertados de nuevo, la cual veremos en el siguiente capítulo.
2. La bondad de Dios.
Dios pasó por alto la incredulidad de los judíos, para hacernos partícipes a los gentiles de los privilegios del evangelio. Acá vemos la bondad de Dios. ”Mirad pues”. Debemos considerar que Dios ha dado severidad o estricta justicia a algunos (Judíos), y también gracia y bondad a otros (gentiles). Esto para abatir nuestro orgullo, altivez de espíritu, y llevarnos a la humildad, el temor, y la cautela.
El Señor incluyó a los gentiles en su pueblo. Desgajó a los judíos para que nosotros fuéramos injertados, y darnos salvación, riqueza, reconciliación, hacernos santos, y participantes del árbol (V11-17). Sujetó a desobediencia a los judíos para darnos misericordia (V30-32). Cristo vino para incluirnos en Su redil (Jn 10:16). Nos concedió conocer los misterios del Reino, a ellos los cegó (Mt 13:11). Nos introdujo en la familia de Abraham, por la Fe (Gál 3:28-29). La bondad de Dios, junto a su amor, se manifestó al mundo gentil. “pero la bondad para contigo”. Su bondad se nos manifestó (Tit 3:4-7). Nos amó enviando a Su Hijo (Jn 3:16-17). Nos amó, nos dio vida y gracia, estando muertos en pecados (Ef 2:5-7). Ha sido paciente con nosotros (Rm 2:4). Aunque estábamos lejos, nos acercó por la sangre de Cristo (Ef 2:12-14).
Los judíos también verán de nuevo la bondad de Dios. Serán injertados, se levantarán, serán plenamente restaurados (V11-12). Serán admitidos de nuevo al pueblo de Dios, a la iglesia (V15). Poderoso es Dios para volverlos a injertar (V23). Serán injertados de nuevo en su propio olivo (V24). Hoy están endurecidos, pero es temporal hasta que entremos todos (V25). Muchos se convertirán, serán salvos por el Libertador, perdonará sus pecados (V26-27). Dios lo cumplirá (V29).
3. ¡Tú también serás cortado!
Si no permanecemos en la bondad dada por Dios, como los judíos, también seremos cortados.
“Si permaneces en esa bondad”. Hay responsabilidad humana. La manifestación de la bondad no es, sin embargo, sin condiciones. Requiere la fe genuina de parte del hombre. Aunque Dios produce el querer y como el hacer en nosotros, debemos ocuparnos en nuestra salvación (Fil 2:12b-13). Los que se salvan, es por la elección soberana de Dios, sin embargo debemos permanecer firmes (2 Ts 2:13-15). Debemos temer, estar agradecidos. No debemos enorgullecernos, no despreciarlo a los judíos (V17-20).
“de otra manera tú también serás cortado”. Como hizo con la nación judía (V21-22). Si no perdonó la incredulidad de los judíos, tampoco perdonará la nuestra. Si Dios desgajó a los judíos del árbol de la fe, también nosotros seremos cortados de la iglesia. Quitará el candelero de la iglesia si no volvemos al primer amor (Ap 2:4-5). Además de las 4.500 iglesias que cerraron durante la pandemia, la caída del 50% de los miembros durante el mismo periodo. Vemos muchos mas ejemplos. Una iglesia de Pensilvania con 221 años de historia (establecida en 1800), celebró su última ceremonia religiosa y tiene previsto cerrar a fin de año debido a una disminución de sus miembros y la asistencia de feligreses. Durante toda la pandemia no se efectuaron cultos presenciales, he ahí el resultado. En el año 2016, el Papa Francisco y el Obispo Munib Yunan, Presidente de la Federación Mundial Luterana firmaron una declaración conjunta. Francisco dijo: “Hemos comenzado el camino de la reconciliación”. El papa instó hoy a los Luteranos y Católicos a mirar al pasado y “reconocer el error y pedir perdón”. Mas adelante en el Año 2021, el Papa recibe a los luteranos en el Vaticano, y dice: “No somos extraños sino hermanos”. Este año 2022, el pastor Luterano Aaron Musser, disfrazado de Drag Queen, dirige los servicios con los niños de su iglesia. Es terriblemente lamentable, es muy triste, ver esto en la denominación heredera del gran reformador Martín Lutero. Esta, y las demás iglesias, fueron cortadas. Y así podríamos mencionar muchos más ejemplos.
Pero ¡Tú (y yo) también seremos cortados!, Si no damos frutos dignos de arrepentimiento (Lc 13:6-9). Muchos confiaron en la prosperidad, las riquezas, el formalismo, los externo, en sus templos, denominaciones, etc. Se volvieron tibios, mundanos, progresistas, ecuménicos, tolerantes con el pecado, laxos con Roma, temerosos, cobardes, perros mudos, se cobijaron bajo el mundo, vendieron a Cristo por un plato de lentejas, y terminan abandonando el camino. Y nosotros, ¿estamos igual? ¿Amamos el mundo, la buena vida, el placer, la comodidad? ¿albergamos pecados secretos? ¿no queremos escuchar las exhortaciones? ¿no hemos tomado medidas? ¿no queremos cambiar? ¿no queremos arrepentirnos? ¡Tú también serás cortado! Nunca seremos renovados para arrepentimiento (Heb 6:4-6). Ya no habrá más sacrificio por el pecado (Hb 10:26-27). A ellos no los perdonó, mayor será la severidad para nosotros (Hb 10:28-31). No habrá perdón (Mt 12:31-32). Nadie podrá interceder por nosotros (1 Jn 5:16).
Sin embargo, aún hay esperanza si no hemos abandonado definitivamente el camino. La iglesia hoy debe arrepentirse y pedir perdón al Señor por despreciar Su Señorío, pues “de otra manera será cortada”. Y otros serán injertados, en lugar nuestro, Dios siempre tiene remanente escogido por gracia. Que aparte de nosotros la impiedad, que venga de Sion el Libertador, que quite nuestros pecados. Dios volverá a tener misericordia si nos arrepentimos, como hará con los judíos al final. Y compartiremos con ellos, todo el Israel de Dios, la gloria venidera (Sal 85:6-7). ¡De lo contrario…!
¡Tú también serás cortado! “Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado”.
X SU GRACIA: Comunidad Cristiana.
Escucha el sermón del domingo (31 de Julio de 2022): «¡TÚ TAMBIÉN SERÁS CORTADO!»
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