«Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos» (Mateo 5:20).
“El pueblo tenía en gran estima y admiración a los escribas y fariseos por su aparente rectitud y santidad… Cristo les dice que su justicia debe exceder la de ellos… Los escribas eran la parte más erudita del pueblo (escribían/exponían la Ley). Los fariseos eran la secta más estricta entre los judíos (religión, justicia externa). Sin embargo, su justicia era muy defectuosa; consistía en una observancia externa a la ley; no surgía de un corazón purificado, ni de los principios de la gracia; no era sincera y con miras a la gloria de Dios; era para su propio aplauso, y ganarse la vida eterna. Descuidaban los asuntos más importantes de la ley, y se contentaban con los menos importantes. Eran deficientes en su práctica, y también laxos en sus doctrinas… Cristo dice (al pueblo) que deben tener una justicia mayor que la de ellos, si esperan entrar en el reino de los cielos. No habrá admisión en el cielo sin justicia… Una justicia "farisaica" nunca llevará a una persona allí… Debe ser una justicia que exceda la de los escribas y fariseos; tal es la justicia de los santos. Su justicia inherente (santificación del Espíritu), es preferible a cualquier justicia del hombre natural; la excede en su autor, naturaleza, efectos, utilidad; las obras de justicia hechas por los santos son grandemente preferibles a cualquiera hecha por hombres como ellos (escribas, fariseos). Tienen la justicia de Cristo imputada, y recibida por la fe, infinitamente más excelente; sin la cual nadie será admitido a ese glorioso estado”. (John Gill).
1. “PORQUE OS DIGO”.
“Jesús está por hacer una afirmación muy importante acerca de la reprensible justicia de los escribas y fariseos, en contraste con otra justicia (en la que Dios se complace)” (Hendriksen & Kistemaker).
Cristo está predicando el sermón del Monte. Acaba de terminar las bienaventuranzas, y de instar a sus discípulos a ser sal de la tierra, y luz del mundo. Ahora procede a hablar de obedecer o quebrantar la Ley de Dios. “cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos”… Está hablando de obediencia. “Porque os digo”. Por tanto, cuando dice “vuestra justicia”, habla de obedecer sus mandamientos; y esta, la justicia de su pueblo, su obediencia, debe ser mayor que la de los escribas/fariseos (V17-20).
“Continúa haciendo un contraste entre la interpretación falsa de la ley que tenían los rabinos, y la cual ellos habían adoptado, y la interpretación verdadera que da Cristo (resto del capítulo 5, y los capítulos 6 y 7). La afirmación del verso 20 es básica para lo que sigue. La justicia exigida por Cristo es de completa conformidad con la santa ley de Dios. Significa que el corazón, no sólo la acción exterior, está en lo recto (ante Dios). Esta justicia es dada por Dios. Pero los escribas y fariseos aceptaban una justicia (cumplimiento exterior), y creían o pretendían creer que por un esfuerzo enérgico alcanzarían su meta”. (Hendriksen & Kistemaker).
2. LA JUSTICIA DE LOS ESCRIBAS Y FARISEOS.
“Los escribas eran los más notables maestros de la ley; los fariseos los más célebres profesantes de ella. Ambos se sentaban en la cátedra de Moisés (23:2), y tenían tal reputación entre el pueblo, que eran mirados como el punto más alto de la religión... Los escribas y fariseos eran enemigos de Cristo y su doctrina, también grandes opresores. Sin embargo, hay que reconocer que había cosas loables en ellos. Eran dados al ayuno, la oración y la limosna; observaban puntualmente los ritos ceremoniales y se ocupaban de enseñar a otros. Debían pensar (el pueblo), que si sólo 2 hombres fueran al cielo, uno sería fariseo”. (Matthew Henry).
EN CUANTO A SU VIDA Y PRACTICA. No tenían pecados escándalos (Lc 18:11). Ayunaban dos veces por semana (Lc 18:12). Lo hacían públicamente (Mt 6:16). Diezmaban de todo lo que ganaban (Lc 18:12). Eran estrictos diezmadores (Mt 23:23-24). Ayudaban al necesitado (Mt 6:2). Oraban en la iglesia (Mt 6:5). Hacían largas oraciones (Mt 23:14). Hacían discípulos en todo lado (Mt 23:15). Celosos guardadores de la ley (externa, ceremonial), y en ello confiaban (Fil 3:5-6). Grande era su justicia propia, por eso confiaban en sí mismos (Lc 18:9). Sus obras eran alabadas por los hombres, y era su razón de hacerlas (Mt 23:5-7). Hermosos por fuera, pero por dentro podridos, Cristo los reprendió (Mt 23:25-28). Solo tenían apariencia de piedad, negaban su eficacia (2 Ti 3:5).
EN CUANTO A SU ENSEÑANZA. Eran maestros reconocidos (Mt 23:2). Enseñaban contra el asesinato(Mt 5:21). Enseñaban contra el adulterio físico (Mt 5:27; Ro 2:22). Enseñaban sobre el matrimonio (Mt 5:31). Cumplían sus votos a Dios(Mt 5:33). Enseñaban contra el robo (Ro 2:21). Abominaban los ídolos (Ro 2:22). Se jactaban en la Ley (Ro 2:23). Enseñaban la Ley al pueblo, pero no a sí mismos (Ro 2:217-21). Enseñaban lo correcto, aunque no lo aplicaban (Mt 23:3). Parecían enseñar el camino angosto, pero eran cargas pesadas carnales (Mt 23:4). Sin poder contra los apetitos carnales (Col 2:21-23). Enseñaban las tradiciones de sus padres como doctrinas, invalidando la Ley de Dios (Mt 15:5-9). Tenían todas esta cosas por sublime (exaltaban lo que no), pero abominables para Dios (Lc 16:13-15). Seguían a los profetas, pero si vivieran los matarían (Mt 23:29-31). Eran avaros, y se burlaban de las enseñanzas de Cristo (Lc 16:14). Intentaron muchas veces ponerle trampas a Cristo (Mc 10:2; Jn 8:5-6; Lc 11:16).
Erraban al ignorar las Escrituras y el poder de Dios (Mt 22:29). Con sus enseñanzas llevaron a muchos, y a ellos mismos, al infierno (Mt 15:14). Blasfemaron contra el Espíritu Santo (Mt 12:24, 31). No se conformaron a las palabras de Cristo, como los que describe Pablo (1 Ti 6:3-5).
3. ¡UNA JUSTICIA MAYOR!
“La religión que vino a establecer Cristo no sólo excluía la maldad, sino que superaba la bondad de los escribas y fariseos. Debemos hacer más/mejor que ellos, o no llegaremos al cielo. Debemos ser íntegros. No basta dar el diezmo/ofrenda; debemos darle a Dios nuestro corazón. Solo se preocupaban por lo exterior; debemos hacer conciencia de la piedad interior. Apuntaban a la alabanza/aplauso del hombre; debemos apuntar a la aceptación de Dios. Estaban orgullosos de lo que hacían (religión), confiaban en ello como su justicia; nosotros, cuando hayamos hecho todo, debemos negarnos a nosotros mismos y decir: Siervos inútiles somos, y confiar únicamente en la justicia de Cristo. Así podemos ir más allá de los escribas y fariseos”. (Matthew Henry).
UNA JUSTICIA MAYOR. La justicia de los escribas y fariseos no satisface el corazón. Es formal, externa, superficial, imperfecta, incompleta. La justicia que viene de Cristo satisface el corazón (Mt 5:8). Es genuina, interna, arraigada, completa. La justicia de los escribas y fariseos no satisface la mente. Se basa en un juicio engañoso, ilusorio, ingenioso, proviene de una mente sin reposo. La justicia que viene de Cristo satisface la mente, y procede de una mente que ha hallado reposo (Mt 11:28). La justicia de los escribas y fariseos es propia, hecha por ellos mismos. La justicia que viene de Cristo es dada por Dios (Mt 5:6). La justicia de los escribas y fariseos glorifica el yo. Es ostentosa y orgullosa, hacían su justicia para los hombres. La justicia que viene de Cristo glorifica a Dios. No tiene pretensiones, es humilde (Mt 5:16). Nuestra humillación supera el orgullo de ellos. Somos justificados y exaltados por Dios (Lc 18:13-14). Nuestra circuncisión es del corazón, no en la carne; tenemos la alabanza de Dios, no del hombre (Ro 2:28-29). Nuestros frutos son buenos, no malos; se ven, y ellos serán cortados (Mt 7:17-20). Hacemos más que ellos; ellos hacen lo básico, externo, no hay mérito/gloria (Lc 17:9-10). Somos prudentes, ellos insensatos; estamos en la Roca, ellos en arena, no veremos la ruina (Mt 7:24-27). Hallar la justicia de Cristo, supera todo logro terrenal, resucitaremos de los muertos, ellos para condenación (Fil 7-11).
“OISTES QUE FUE DICHO, PERO YO OS DIGO”. 6 veces Jesús contrasta la justicia de los escribas y fariseos, con la justicia que deben tener el pueblo de Dios. El asesinato no es solo físico, si odiamos somos asesinos (Mt 5:21-24). El adulterio no es solo acostarse con otra persona, con los ojos también podemos adulterar (Mt 5:27-30). Daban cartas de divorcio por cualquier razón, nosotros luchamos hasta el fin, porque Dios aborrece el divorcio (Mt 5:31-32). Ellos cumplían sus juramentos, solo si habían jurado por Dios; nuestro si en cambio, debe ser si, nuestro no, no, debemos ser confiables (Mt 5:33-37). No debemos buscar venganza propia, mal por mal, ojo por ojo, debemos perdonar, pasar por alto la ofensa, poner la otra mejilla, buscar la paz y reconciliación (Mt 5:38-42). Debemos amor a nuestros enemigos, ellos solo amaban a los de su nación (Mt 5:43-47). ¿Nuestra justicia es así? Si no, no entraremos al reino de los cielos.
NO HAGAMOS COMO ELLOS. Al ayudar, no hagamos sonar trompeta (Mt 6:1-4). Al orar, no lo hagamos para ser vistos por los hombres, hagámoslo en secreto a Dios (Mt 6:5-6). Al ayunar, no mostremos como si fuera un gran sacrificio, hagámoslo en secreto para Dios (Mt 6:16-18). No busquemos como ellos, títulos ni el aplauso del hombre; Cristo es el Pastor y Maestro, a Él honramos (Mt 23:8-12). ¿Hacemos así? Si no, no entraremos al reino de los cielos. Nuestra justicia es mayor que la del moralista, conservador, humanista, las religiones de oriente, el Islam, el Judaísmo, o el romanismo.
¡Tenemos una justicia mayor! “Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos”.
X SU GRACIA: Comunidad Cristiana.
Escucha el sermón del domingo (2 de Julio de 2023): «¡UNA JUSTICIA MAYOR!».
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