«¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción, y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria» (Romanos 9:22-23).
Los vasos de ira sobre los que Dios muestra su furor son aptos para la destrucción, los soporta con mucha paciencia, con todas sus impiedades, iniquidades y rebeliones, no puede ser acusado de crueldad, tiranía o injusticia. Los vasos de misericordia que Dios lleva a la gloria son llevados allí, al Él prepararlos previamente (los elige, justifica, regenera, renueva y santifica), por medio de Cristo y Su Santo Espíritu, tampoco puede ser acusado de injusticia o de actuar en contra de las perfecciones de su naturaleza. Su conducta está libre de culpa y censura. Y ningún mortal debe contender con el Creador y cuestionar sus designios, porque todo lo que Dios hace es justo.
1. Dios es justo.
Todo lo que hace el Dios soberano es justo, y nadie debe cuestionarlo. No somos nada.
Dios escogió soberanamente a la simiente de Abraham, y como con Jacob y Esaú, ama a unos, y deja a otros (Rom 9:6-13). Su soberanía es el ejercicio de Su Supremacía. “Significa que Dios es Dios, Él hace lo que quiere, cuando quiere, donde quiere, como quiere y con quien quiere”. (A.W. Pink). Es absolutamente independiente; no está sujeto ni es influido por nadie. Hace lo que quiere y agrada. Todos nacimos para justa condenación, pero Dios en su soberanía escogió a unos para darles misericordia especial, otorgándoles la justicia de Cristo, y a otros para dejarlos y enjuiciarlos en su justo juicio. A nadie trata injustamente.
Dios es justo. Pablo responde a las objeciones contra la soberanía de Dios al ejercer misericordia y justicia (Rom 9:14-24). Su Justicia es la expresión de Su santidad (puro), opuesta al pecado y se manifiesta en el trato con Sus criaturas. Dios siempre actúa en forma recta basado en su propio estándar (Su Ley, muestra Su carácter). Sus actos sobre el hombre y su creación son consecuentes con esto. No es medido por el estándar de rectitud humana. Debemos someternos al estándar Divino, no somos quien para definirlo ni juzgarlo. Dios es justo condenando a nuestros seres queridos, y elegirnos a nosotros sobre ellos, de todos modos merecen la Ira, y el castigo en el infierno. Todo lo que Dios hace es justo (Sal 119:137).
Los vasos de ira merecen y son aptos para la destrucción. Los vasos de misericordia los lleva a la gloria preparándolos de antemano, en justicia. No hay injusticia en Dios. Nadie lo puede culpar o censurar.
2. Vasos de ira.
Dios da tiempo a los pecadores impenitentes, inconversos, impíos, para que se arrepientan, Él les tiene paciencia. Pero al mismo tiempo, están siendo preparados para la destrucción, engordados para el día de la matanza.
Él tiene potestad para hacer lo que quiera, cuando quiera, como quiera, y con quiera. Y nadie debe cuestionar sus designios. ¿Y qué si Dios hace lo que en su santa voluntad quiere? ¿Y qué si Dios manda al infierno a pecadores que siempre lo aborrecieron (Su: evangelio, Hijo, pueblo)? ¿Y qué si Dios condena a aquellos que pecaron toda su vida, desobedeciendo a la luz de sus conciencias? ¿No dio también Su Ley y Creación para testimonio? ¿No dijo de antemano que la paga del pecado es muerte? ¿No envió a Cristo al mundo para que fuéramos salvos por Él, y la humanidad es testigo? ¿No son nuestros seres queridos testigos de todo esto? ¿Y usted, si se condena, no será aun un mayor testigo de esto? ¿No está usted expuesto todos los días a la Biblia, predicaciones y llamados de Dios? ¿Y ustedes niños, no tienen aún más ventaja que todos nosotros, habiendo sido educados en hogares verdaderamente cristianos? ¿Sería injusto si Dios los mandara al infierno? ¿Quiénes somos nosotros para cuestionar sus designios? ¿Quién es usted que contiende con el Alfarero?
Dios manifiesta Su Santa Ira y Su glorioso Poder. Su ira no agrada al mundo, hay un resentimiento secreto en sus corazones (mancha carácter Divino). Otros creen el engaño que no es compatible con su bondad (tratan: desterrarla-mente). Otros imaginan que es demasiado aterradora para meditarla o enseñarla (huyen-ella). Pero Dios no ha ocultado la realidad de su ira, no se avergüenza (“Mía es la venganza, yo pagaré”). Hay más referencias al enojo, el furor y la ira de Dios que a su amor y benevolencia (ver concordancia). Su Poder es la facultad o virtud de cumplir todo lo que le agrada, dicta su sabiduría infinita, y su pureza de voluntad determina. Si no puede hacer todo lo que quiere y no puede llevar a cabo todo lo que se propone, no puede ser Dios. Él tiene no solo la voluntad para hacer lo que le parece bueno, sino el poder para llevarlo a cabo. Es a pecadores endurecidos, como Esaú, Faraón o Judas, que hasta el fin rehúsan responder favorablemente las pacientes exhortaciones de Dios, a quienes Dios muestra su ira y hace notorio su poder. ¿No son como ellos, cualquier pecador (familiar, amigo) que rechaza la luz de Cristo y Su Palabra, y sigue desobediente? ¿No es justo que Dios muestre su Ira y haga notorio su poder con ellos? ¿No son como vasos de deshonra que Dios ha soportado por largo tiempo en sus maldades, mentiras, engaños, idolatrías, blasfemias, rechazo, libertinaje, inmundicia, inmoralidad y depravación?
La paciencia de Dios es su excelencia que le hace soportar graves ofensas sin vengarlas de inmediato (“Lento para la ira”). Se menciona con relación a su bondad y misericordia. La lentitud y paciencia de Dios para ejercer su ira, es una consecuencia y manifestación de su misericordia. Muestra Su poder, el control que Él ejerce sobre sí mismo para detener el castigo. Es el único atributo que tiene límite. Dios soporta con paciencia a muchos (Rm 2:4). Antes del Diluvio con la humanidad malvada, con los designios de su corazón de continuo al mal (Gn 6:3). Con Sodoma y Gomorra, llena de inmoralidad y depravación al extremo (Gn 18:26-32). Con los israelitas renovando el Pacto (Ex 34:6-8). Con el malvado Acab (1 R 21:29). Con Israel en días de Esdras (Neh 9:17). Así describe a la casa de Israel en la parábola de la viña (Is 5:1b-4). Con los que no dan fruto, como en la parábola de la higuera estéril (Lc 13:7-9). Con los de Tiatira que toleraba a Jezabel, induciéndolos a fornicar y comer lo sacrificado a los ídolos (Ap 2:20-21). David exaltó su paciencia (Sal 86:15; 145:8). Dios tiene paciencia aun con aquellos que finalmente se pierden. Con usted también la está teniendo.
Dios no quiere la muerte del impío (Ez 18:23, 32; 33:11). Dios no quiere su condenación, Él quiere que se convierta, que se vuelva de sus malos caminos. “Diles” dice Él, arrepiéntase de sus pecados y maldad, pida perdón, y clame a Dios por la justicia de Cristo. No colme más la medida de sus pecados, como los judíos (1 Ts 2:15-16). Dios sigue dándole tiempo, no juegue con su paciencia, tarde o temprano terminará su misericordia, le mostrará toda su ira y hará notorio su poder. ¿Por qué moriréis?
No siga engordando para el día de la matanza, no siga llenando la copa, no siga preparándose como vaso de deshonra y de ira para su propia destrucción.
3. Vasos de misericordia.
La gran paciencia de Dios con Faraón y su pueblo, su demora en derramar el castigo que merecían, permitió conocer las riquezas de Su gloria derramadas sobre Israel.
Si Faraón hubiese sido destruido inmediatamente, ¿quién se hubiera dado cuenta de la misericordia de Dios con Israel? A medida que las 10 plagas sucedían, esa misericordia se hacía cada vez más evidente. Dios hizo distinción entre los Egipcios y su pueblo. Lo vemos claramente en la 5ª, 7ª, 9ª y 10ª plaga, la del ganado, el granizo, las tinieblas y los primogénitos respectivamente (Ex 9:4, 6; 26; 10:23; 11:6-7; 12:13). Así será el contraste entre el mundo y la iglesia. Hará notoria la diferencia en las plagas de la 5ª Trompeta (Ap 9:4). Hará notoria la diferencia en el Día del Juicio (Jn 5:29).
¿Y qué si Dios hace distinción entre su pueblo y enemigos? ¿Y qué si Dios castiga a unos y salva a otros? ¿Y qué si Dios, sin merecerlo, decide otorgarles las riquezas de Su gloria a Su pueblo? ¿Y qué si Dios escoge a unos por Gracia y Misericordia, les otorga Su justicia, y les da uno corazón nuevo, para que le obedezcan? ¿Y qué si Dios así los prepara para el cielo? ¿Estará siendo injusto? De ninguna manera ¿Es usted más bueno que Dios? ¿Son mejores sus métodos? Dios siempre usa el mismo principio, siempre soporta con gran paciencia los vasos de ira para hacer notorias las riquezas de su gloria que se derraman sobre los vasos de misericordia.
La Gloria de Dios es la belleza de Su espíritu. No es estética o material, emana de Su carácter, de todo lo que Él es. Si hay algo maravilloso, sorprendente, de admiración, fama, aplauso, es la gloria de Dios. La creación muestra Su Gloria (Sal 19:1). “El fin principal y más noble del hombre es el de glorificar a Dios y gozar de él para siempre” (C. Westminster). Va más allá de nuestro entendimiento, todo es para Su gloria (Rm 11:33-36). Honremos sus abundantes riquezas de Gloria (Ef 1:6-8). Nos dio, en Cristo, las riquezas de su Gloria, de su gracia (Ef 2:4-7). A usted y a mí, los más insignificantes de todos, nos encargó anunciar las riquezas de su Gloria, las inescrutables riquezas de Cristo (Ef 3:8).
Nos preparó de antemano, nos predestinó para ser conformes a la imagen de Cristo, seremos glorificados (Rm 8:29-30). Nos preparó de antemano para buenas obras en Cristo (Ef 2:10). Para siempre será su misericordia, alabémoslo (Sal 118:1-4). Esto debe humillarnos, quitar toda jactancia, Él es quien nos distingue, de Él hemos recibido todo (1 Cor 4:7). Todo proviene de Dios (Stg 1:17). Dios ha sido lento para castigar a los vasos de ira, y clemente y misericordioso con nosotros (Sal 145:8-9). ¿De cuál es usted? ¿vaso de deshonra, de ira, para uso vil o ¿vaso de honra, de misericordia para uso honroso? ¿Está siendo preparado para destrucción? o ¿fue preparado de antemano para gloria?
Dios es justo, tanto para mostrar su ira y hacer notorio su poder, sobres los vasos de ira, como para hacer notorias las riquezas de gloria a nosotros, los vasos de misericordia. No cuestionemos, callemos. “¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción, y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria”.
X SU GRACIA: Comunidad Cristiana.
Escucha el sermón del domingo (24 de Octubre de 2021): «¡VASOS DE IRA Y VASOS DE MISERICORDIA!».
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