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¡VELDAD Y NO PEQUÉIS!

«Velad debidamente, y no pequéis; porque algunos no conocen a Dios; para vergüenza vuestra lo digo» (1 Corintios 15:34).

 

“El apóstol representa a los corintios como ebrios (no pensaban con claridad), de malos principios y nociones, como dormidos, negligentes y declinados en el ejercicio de la gracia y el cumplimiento del deber. Por tanto les pide que despierten del sueño, que vigilen, que estén sobrios y se ocupen de la justicia… Las personas justas, los hombres buenos, las vírgenes prudentes, a veces se quedan dormidas y necesitan despertarse… No deben vivir una vida pecaminosa, y entregarse a una vida viciosa, a lo que condujo la negación de la resurrección… Algunos de ellos no conocían a Dios, eran como los gentiles que están sin Dios, y no lo conocen (Verdad de Dios, Su Palabra, en especial la doctrina de la Resurrección); yerran en ese punto, desconociendo las Escrituras, el sentido de ellas y esta verdad contenida allí (el poder de Dios para resucitar a los muertos). Esto era vergonzoso, pues había personas tan ignorantes en su comunidad, con principios tan malos como para negar la resurrección de los muertos, y vidas tan disolutas como para entregarse a las concupiscencias y placeres sensuales. Tales personas continuaban en la iglesia (se les toleraba)” (John Gill).

 

1. LA RESURRECCIÓN DE LOS MUERTOS.

 

Pablo viene exponiendo la gloriosa doctrina de la resurrección de los muertos. La de Cristo, y la de su pueblo.

 

En los versos 12 al 19, se muestra como ALGUNOS dentro de la iglesia de Corinto negaban la resurrección de los muertos. Si esto es así, dice el Apóstol, los cristianos somos los más miserables de todos los hombres. Los saduceos no creían en la doctrina de la resurrección de los muertos (Hc 23:8). Eran liberales, opuestos a los fariseos, no creían en los espiritual, los milagros, y tampoco en la vida eterna. Himeneo y Fileto negaron la resurrección de los muertos futura (2 Ti 2:17-18). Se enredan en palabras, usan términos raros, elevados, van más allá de lo escrito, todo esto lleva a la impiedad. En los versos 20 al 29, Pablo explica la doctrina La Resurrección de los muertos, primero Cristo, luego, en su venida, su pueblo. Justos e injustos resucitarán (Jn 5:29). Cristo resucitó, y nos resucitará (1 Ts 4:14-18). Pero, aunque los muertos si resucitan, lamentablemente muchos son incrédulos a esta gloriosa verdad, como vemos en los versos 30 al 34. Pero Cristo nos resucitará en el día postrero (Jn 6:39-40). Los que son de Cristo, creen esta doctrina, y resucitarán un día (Jn 11:23-25).

 

2. ¡ALGUNOS NO CONOCEN A DIOS!

 

“Es una vergüenza para los cristianos no tener conocimiento de Dios (por pereza o menosprecio)… ¿no es una vergüenza horrible para un cristiano menospreciar a Dios y ser ignorante en asuntos que le conciernen tanto y de manera tan cercana? Es la ignorancia de Dios lo que lleva a los hombres a la incredulidad. Había entre ellos personas ateas (no creían en un Dios que se preocupara u ocupara del hombre). Estos fueron en verdad un escándalo y vergüenza para la iglesia cristiana. El ateísmo nace de la incredulidad en un estado futuro” (Matthew Henry).

 

NO CONOCEN A DIOS. Negar la resurrección de los muertos, muestra el desconocimiento de Dios. Algunos de los corintios negaban que hubiera una resurrección de los muertos (V12). Los saduceos divagaban en la doctrina de la resurrección de los muertos, por ignorar las Escrituras y el poder de Dios (Mt 22:29-32). Himeneo y Fileto negaron la resurrección de los muertos, y se desviaron de la verdad (2 Ti 2:17-18). La incredulidad a las promesas eternas, lleva a la condenación eterna, miremos el ejemplo de Israel en el desierto (Heb 3:16-19). Los malos siervos de Cristo, se cansan de esperarlo, y se van al mundo (Mt 24:48-51). Habrá muchos que harán burla de las promesas eternas (2 P 3:3-5).

 

La iglesia de está llena de ignorantes, incrédulos, incluso ateos, no tienen comunión real con Dios (oración), son mundanos, tibios. No creen a las promesas de Dios, no confían en sus consejos, confían en lo que dice el mundo (psicología, secularismo). No conocen su Palabra (analfabetas: antinomianos, ecuménicos, laxos con Roma). No esperan la venida de Cristo (aman el mundo, burladores). Tienen los ojos en la tierra. Hoy seguro en muchas iglesias habrá noche de decretos, pactos, y todo tipo de supersticiones. Son jactanciosos, avaros, codiciosos, amantes del dinero, el placer, la buena vida. Buscan el reino aquí y ahora. Hemos perdido la perspectiva del cielo y la tierra, del reino de Cristo y el reino de las tinieblas, de la verdad y la mentira. La iglesia de hoy, está perdida, son como el mundo, como los muertos, pues no conocen a Dios. Debemos vivir en santidad y pureza, no como los gentiles que no conocen a Dios (1 Ts 4:3-5). No podemos vivir como si no tuviéramos un Dios (Ef 2:12).

 

ES UNA VERGÜENZA. Muchos hay que volverles a explicar lo básico del cristianismo, como a los bebés (Heb 5:11-13). Hay que volverles a decir que solo Cristo salva, que en ninguna otra creencia hay salvación, que los cristianos procuran vivir en santidad, que se apartan del mundo,  del pecado. El “dios” de muchos es su propio vientre, son una vergüenza (Fil 3:18-19). Muchos confían más en el juicio de los impíos que en el de la iglesia, ¡qué vergüenza! (1 Co 6:4-6). Estos, que no conocen a Dios, dan los dictámenes al mundo (psicólogo, psiquiatra, trabajadora social, profesor, filósofo, científico, médico, y hasta el brujo). ¿no hay sabio entre vosotros? ¿no son más sabias las Escrituras y el Señor?

 

Los que no tienen en cuenta a Dios en su vida, serán entregados a una mente reprobada para hacer todo tipo de perversiones y pecados (Ro 1:28). Muchos conocen a Dios, saben quién es Él, se jactan de ello, pero no se quieren entregar a Cristo; su estado es el más lamentable de todos (Jn 9:40-41).

 

3. ¡VELAD Y NO PEQUÉIS!

 

“Despierta a la justicia, despierta con rectitud, y no peques, o no peques más… La incredulidad en un estado futuro destruye toda virtud y piedad... Si habrá una resurrección y vida futura, debemos vivir y actuar como aquellos que creen en ella, y no ceder ante nociones insensatas y tontas que corromperán nuestra moral, y volvernos relajados y sensuales en nuestras vidas” (Matthew Henry).

 

¡VELAD DEBIDAMENTE! Joel exhortó a los judíos a despertarse, pues habían sido invadidos por los caldeos (Joel 1:5). Hoy estamos invadidos por la Gran Babilonia (Papado, la ramera, Estatismo, secularismo, progresismo, inmoralidad, idolatría). ¡Despertemos! El capitán del barco en el que Jonás huía, lo llamó a despertarse del sueño, en medio de la tormenta (Jon 1:5-6). Estamos en medio de una tormenta de herejías, falsas doctrinas, falso maestros, engaños, mentiras, peligros, tribulaciones, persecuciones, etc. ¡No durmamos más! Pablo exhorta a los cristianos en Roma a levantarse del sueño y no andar en las tinieblas (Ro 13:11-12). Es hora de levantarnos del sueño, debemos ser sal, luz, columna y baluarte de la verdad. Debemos andar como de día, no en las obras de la carne, vestidos de Cristo (Ro 13:13-14). ¡No más carnalidad! (mundo, lujurias, contiendas). Pablo llama a los de Éfeso a despertarse de entre los muertos, y ser diligentes (Ef 5:15-16). ¡No andemos como si fuéramos cadáveres! (tibios, dormidos, callados, mudos, temerosos, cobardes, pusilánimes). Todo lo que vemos, será quemado, andemos en santidad, esperando la venida de Cristo (2 P 3:11-12). Que seamos hallados diligentes, esperando cielo y tierra nueva (2 P 3:13-14). No sabemos el día ni la hora de su retorno; la gente estará en sus asuntos, dormidos, sin entender; pero nosotros debemos estar preparados, velando, para no ser sorprendidos como ellos (Mt 24:42-44). Las vírgenes insensatas y prudentes, en espera del Esposo, cabecearon y durmieron; de repente Él volvió, y las que tenían aceite en sus lámparas, preparadas, se levantaron y recibieron al Esposo, las otras, quedaron fuera (Mt 25:10-12).

 

¡NO PEQUÉIS! Temblemos para no pecar (Sal 4:4). Guardemos sus palabras para no desviarnos ni pecar (Sal 119:11). Hemos sido sanados, no pequemos para que no nos venga algo peor (Jn 5:14). Somos justificados, salgamos y no pequemos más (Jn 8:10-11). Pongamos la mira en las cosas de arriba (Col 2:1-4). Muchos venían corriendo bien, y hoy los vemos en el mundo, vanaglorias, divorciados, otros celebrando fiestas idolátricas, siguiendo tradiciones de hombres, arrastrados por la cultura del mundo, laxos con Roma, coqueteando con ella, seducidos por Babilonia, en los designios de la tierra, rendidos, ecuménicos, sincretistas. Porque desconocen la Palabra, yerran ignorando las Escrituras y el poder de Dios, son incrédulos, y no terminarán entrando en el reposo de Dios. Tengamos cuidado, pues podríamos terminar como Demas (2 Ti 4:10). O como la mujer de Lot (Gn 19:26). Que no seamos arrastrados por todo esto. Miremos la gran obra de Cristo, sus promesas eternas, el cielo, la resurrección de nuestros cuerpos.

 

Hoy es el Dia del Señor, hoy estamos esperando su promesa (1 Co 11:26). Meditemos más en la profundidad de la resurrección de los muertos, pasar de un cuerpo mortal, a uno inmortal (V42-49). Meditemos más en que la muerte ya fue vencida por Cristo, que ya tenemos esa victoria (V54-57).

 

Hermanos ¡Velad y no pequéis! “Velad debidamente, y no pequéis; porque algunos no conocen a Dios; para vergüenza vuestra lo digo”.


X SU GRACIA: Comunidad Cristiana.


Escucha el sermón del domingo 31 de Diciembre de 2023: «¡VELAD Y NO PEQUÉIS!».



 

 

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