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VIERON Y NO ENTENDIERON

“Y los que estaban conmigo vieron a la verdad la luz, y se espantaron; pero no entendieron la voz del que hablaba conmigo” (Hechos 22:9)

Iglesia, los compañeros de viaje de Pablo, vieron la Luz de Cristo, se espantaron, quedaron estupefactos del miedo. Hoy sigue pasando, el mundo ve la luz del Evangelio de Cristo, y se espantan. Muchos conocen el evangelio, los terrores del infierno, sus advertencias, sus implicaciones, pero lo rechazan, acallan sus conciencias como Félix. Muchos ven la luz por medio de cristianos genuinos transformados, entregados al Señor, pero buscan cualquier excusa para rechazar la Luz. Sus vidas nuevas los confrontan, se atemorizan, y como los gadarenos, prefieren a Cristo lejos, “vieron a la verdad la luz, y se espantaron”. ¿Es usted de estos? o ¿es de aquellos que produce espanto en los demás? ¡Arrepientáse, clame para que vea la luz y entienda!

Amigo, no siga corriendo como Saulo de Tarso el fariseo y sus compañeros de viaje, aborreciendo a los cristianos, blasfemando su nombre, en las cosas del mundo y desobediente al Evangelio. Clame a Dios para ser como Pablo el apóstol, que consideró basura todo su pasado, abolengos y sometido a Cristo decía “Señor, ¿qué quieres que yo haga?”. No siga como Leví el recaudador de impuestos y sus amigos, corriendo tras el dinero y el sistema. Pida ser como Mateo el evangelista que oyendo el llamado del Señor, dejó todo, se levantó y lo siguió, para trabajar en el Reino de Dios. ¡Arrepientáse, clame para entender la voz del que habla!

Hermanos, muchos verán la luz pero no entenderán la voz del que habla. Sólo Pablo entendió la voz del que hablaba, sus compañeros, no. Como Daniel, pocos verán la visión. A muchos tristemente les pasará como los que estaban con él: no podrán ver, tendrán gran temor, huirán y se esconderán. Aunque escuchen de Cristo, les prediquen, los exhorten, los llamen al arrepentimiento, no entenderán. Serán sorprendidos, el juicio de Dios vendrá sobre ellos, cuando menos lo esperen. Como sus ídolos de oro y plata, son los que ven y no entienden. No entienden porque no quieren, cumplen los deseos de su Padre el Diablo, no son de Dios. No entienden porque no son del rebaño-Señor. No entienden aún la voz de Cristo: “no entendieron la voz del que hablaba conmigo”. ¡Clamemos para que entiendan de corazón, se conviertan, y Cristo los sane!

Hermanos, por Gracia entendimos la voz de Cristo y lo seguimos. Como a Pablo la luz nos dejó ciegos pero después cayeron las escamas de nuestros ojos. Se nos dio a conocer los misterios del Reino, a muchos no, “y los q estaban conmigo vieron a la verdad la luz, y se espantaron; pero no entendieron la voz del q hablaba conmigo”

X SU GRACIA: Comunidad Cristiana

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