«Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca» (Apocalipsis 3:16).
Cristo no tiene ningún interés en un cristianismo tibio, porque no vale nada. Prefiere personas que, o arden de fervor por Él, o que nunca han oído hablar del mensaje de salvación y están dispuestas a escuchar. El agua tibia, nauseabunda, que llegaba a Laodicea, hacía vomitar. De igual modo, los cristianos nominales, vacíos de obras espirituales, son totalmente desagradables para el Señor, y está a punto de vomitarlos de su boca. Ellos habían excluido a Cristo (V20), se habían afirmado en su prosperidad externa (se había enriquecido), y pensaban que podían prescindir de él. No servían para nada. Sin Cristo la iglesia está muerta.
John Gill nos dice: «Un tibio es uno que sirve a Dios y a las riquezas (mundo); que se detiene entre dos opiniones, y no sabe qué es mejor, se preocupa poco por ninguna, pero se mantiene en una ronda de deberes, aunque indiferente a ella, y se contenta así. No se preocupa por la vida y el poder de la piedad, y se ocupa de la forma externa de la misma; no piensa en la gloria de Dios, en el interés de Cristo y la verdad; este era el caso de esta iglesia (muchos de sus miembros). Era muy repugnante para Cristo, por eso la amenaza. “te vomitaré de mi boca”.»
1. Laodicea.
La ciudad de Laodicea era una importante ciudad comercial y centro bancario; famosa por sus textiles de alta calidad (lana, algodón), y una conocida pomada de ojos. Sus habitantes tenían gusto por el arte griego, la ciencia y literatura, y contaban con una gran escuela médica.
Dos (2) acueductos llegaban a Laodicea. De Hierápolis (aguas calientes, termales, medicinal), y el de Colosas (agua fría, refrescante, pura). Cuando el agua llegaba al valle donde estaba ubicada Laodicea, ya estaba tibia, putrefacta y nauseabunda. No servía ni para refrescarse como la de Colosas, ni para darse un buen baño como la de Hierópolis. Así eran los cristianos de Laodicea, no servían para nada.
Laodicea en griego significa “Derecho del pueblo, pueblo gobernando, opinión o juicio del pueblo-laicado”, como los profetas y sacerdotes que dirigían por mano del pueblo (Jer 5:31). Algunos la relacionan con la última era de la iglesia al final de los tiempos (degradada, apóstata, falsa, light). Es el mismo Señor Jesucristo quien se dirige a Laodicea (V14). Cristo, el Amén (Hebreo): Firme, estable, confiable, Verdad (2 Cor 1:20). Laodicea carece de esto. Cristo, el testigo fiel y verdadero, hasta la muerte (Is 53:3-7). Vino a dar testimonio de la verdad (Jn 18:37). Laodicea no es fiel ni verdadera. Cristo, el principio de la creación de Dios, la fuente, originador (Jn 1:1-3; Col 1:16). Cristo ya no era la fuente de Laodicea. Era tibia, ni fría (impío, muerto), ni caliente (ardiente, vivo). El Señor sabía lo que era esta iglesia, el conocía su tibieza y le producía nauseas (V15-16). No estaban entregados de lleno al Señor, con un pie en Cristo y otro en el mundo, con apariencia de piedad pero negando su eficacia (2 Tim 3:5). No quieren compromiso, ni puerta estrecha. Son asistentes nominales, light, se dicen cristianos, pero aman el mundo, no tienen fruto, son hipócritas. O somos 100% hijos de Dios, o 100% hijos del Diablo, no hay término medio. No podemos servir a dos señores, el que no es con Cristo, contra Cristo está (Mt 6:24; Mt 12:30).
Iban a ser vomitados por Cristo, eran rechazados, detestables, estaban en bancarrota espiritual. Está autoengañada, se creía rica, se había enriquecido, de ninguna cosa tenía necesidad (V17). Eran autosuficientes, sin necesidad de Cristo, lo habían dejado fuera (NO era su Roca), y habían traído el mundo a la iglesia (Riquezas era su sostén). Prosperidad, humanismo, sabiduría mundo abundan en la iglesia moderna (psicología, humanismo, templos suntuosos), con estrategias traídas de Egipto (Is 30:1-2). Creen que saben, se creen salvos, pero no practican, están engañados, indiferentes, difíciles de alcanzar. “los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios” (Mt 21:31). Eran desventurados, lisiados, dan lástima, su conocimiento era vano. Miserables, desdichados, desgraciados, incapaz de compartir sus bienes, no estaban dispuestos a hacer nada por Cristo. Pobres, aunque esta iglesia es prospera, sin Cristo no tiene nada. Ciegos, no veía las cosas espirituales, sin discernimiento, creía ver, sabia en su propia opinión. Desnudas, no puede cubrirse con lo externo (riqueza, prosperidad). Dios ve su pecado, no tiene quien la cubra (lana negra fina, obras inmundas).
2. Los tibios.
Esta iglesia era tibia, despreciable para el Señor, le producía nauseas, era el vómito de Dios. El Señor sabía que eran tibios, el conocía sus obras (V15-16). No era fría (impíos declarados, sin iluminación espiritual). No era caliente (creyente genuino, nacido de nuevo, fruto, fiel, celoso, arde por Cristo). Siempre están entre 2 caminos, buscan conciliar las cosas de Dios con las del Diablo.
Están entre 2 pensamientos, entre seguir a Dios o a Baal (1 Ry 18:20-22). No tienen una entrega total a Dios, no dejan todo por Él, aman lo que ofrece el mundo. Siempre está claudicando entre estos dos pensamientos, entre el Señor y Baal. Están entre Dios y los ídolos (2 Ry 17:40-41). Temen al Señor, sirviendo a los ídolos, buscan congraciarse con los dos (Cristo y el César; Cristo y el Anticristo; Cristo y María; Iglesia y mundo, hermanos y familia-amigos; agradar-Dios y agradar-hombres). Están entre sufrir por Dios y su paz (Mal 3:13-14). No quieren sufrir, problemas, esperan beneficios terrenales por servir a Dios, están entre la obediencia y sufrir, entre su tranquilidad y agradar a Dios, entre el provecho terrenal y el espiritual, entre su Yo y el Gran Yo Soy, entre su reino y el Reino de Cristo, viven tristes, afligidos, pero no por sus pecados. Son como los sembrados en pedregales, que la aflicción o persecución por causa de la Palabra los hace tropezar (Mt 13:21). Están entre Dios y las riquezas, como los fariseos avaros (Lc 16:13-14). Están en la iglesia con sus ojos en el dinero, no lo sacrifican por el Señor, son avaros, tacaños, y corren por el éxito material. Son como los sembrados entre espinos, que el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra (Mt 13:22). No se puede servir a Dios y a las riquezas. Están entre lo santo y lo profano, comparte la mesa del Señor y la mesa de los demonios, busca conciliarlas (1 Cor 10:20-22). No tiene problema con lo sacrificado a los ídolos (navidad, Halloween, misas, bautismos católicos, fiestas, música, tv del mundo). Están entre la Iglesia y el Mundo, entre la santidad y la inmundicia; entre Cristo y el Diablo. Para ellos la obediencia es legalismo. No tiene problema con provocar a celo al Señor. Busca agradar al mundo, se sienta en la mesa de los demonios y pretende sentarse en la mesa del Señor (toman la Cena, bautizados).
Están entre la luz y las tinieblas, se unen con los incrédulos (2 Cor 6:14-16). Es laxo con las falsas religiones (judaísmo, islam, Catolicismo, Papado, Nueva Era). Se unen a ellos (marchas, causas sociales, cultos unidos), son ecuménicos, manejan un discurso doble (laxos, no denuncian claro, toleran ecuménicos). ¿Qué comunión hay entre la justicia y la injusticia, la luz y las tinieblas, Cristo y Belial, el creyente y el incrédulo, el templo de Dios y los ídolos? ¿Andarán dos juntos si no estuvieren de acuerdo? (Am 3:3). Entre los siervos fieles y los falsos maestros (2 Cor 11:3-4). Toleran a los falsos maestros cristianos (herejías, mundano, intelectual, pastoras), sus herejías (otro Jesús, otro espíritu, otro evangelio). Los toleran fácil, cuando la Biblia los anatemiza, pero al siervo fiel no lo toleran, no le pasan ni una, cuelan el mosquito, se tragan el camello. Están entre Dios y el mundo (Stg 4:4-5). Es liviano con el mundo, el pecado, el impío, el mundano; no los estorba ni confronta, no les predica fielmente, es amado por ellos, se ha hecho enemigo de Dios, no tiene celo por Cristo, lo comparte con el mundo.
3. Vomitados.
Cristo está a la puerta de los tibios, no mora en sus corazones, no está en sus congregaciones así, no cena con ellos, no tiene comunión con los tales. El tibio será vomitado por el Señor, será condenado eternamente, si muere así.
El tibio está en el camino ancho, está en dos lados, quiere abarcar ambos, pero terminará condenado (Mt 7:14). El tibio da fruto malo, será cortado y echado al fuego (Mt 7:19). El tibio tiene una profesión de labios, nunca fueron conocidos por Cristo, serán apartados eternamente (Mt 7:21-23). El tibio no obedece los mandamientos de Dios, está en arena, grande será su ruina (Mt 7:26-27). El tibio se le confió mucho y no se preparó, se cansa de esperar al Señor, aborrece al pueblo fiel, se une al mundo, mayor juicio y azotes recibirá (Lc 12:45-48). El tibio no está preparado para encontrarse con el Señor, Cristo no lo conoce, le cerrará la puerta (Mt 25:11-12). El tibio malgastó los talentos que Dios le dio para usar en Su Reino, será echado a las tinieblas de afuera (Mt 25:29-30).
Cristo le aconsejo, que debe dejar la tibieza, ser celosa, arrepentirse, pagar el precio, no debe ser cómoda (V18-19). Compra oro refinado en fuego para ser realmente rico, vende todo, y compra el campo donde está el tesoro escondido, la perla de gran precio (Mt 13:44, 46). Compra vestiduras blancas para vestirte de tu desnudez, vístete con el manto de la justicia de Cristo. Unge tus ojos con colirio para ver, abre tus ojos, tu ceguera debe ser quitada por Dios (Is 29:18). Se celoso a las cosas de Dios, a Cristo, Su Evangelio, la Verdad, la Santidad, a Su iglesia. El Señor sacó a los mercaderes del Templo, hagamos lo mismo con aquellos que blasfeman su iglesia, que el celo por su casa nos consuma (Jn 2:17). Dios es celoso con nosotros, no nos comparte, nos anhela celosamente (Stg 4:4), hagamos lo mismo. No nos unamos con los enemigos de Cristo, no nos contaminemos (2 Cor 6:16-18). Arrepiéntase de su tibieza. Si usted es de Él, entenderá; tendrá que disciplinarlo y azotarlo hasta que entienda, no desmaye (Hb 12:5-6).
Hay promesas y recompensas para los celosos (V20-22). Debemos oír Su voz, solo sus ovejas oirán (Jn 10:27). Los otros no oirán, seguirán en su tibieza. Arrepiéntase para que Cristo entre y cene con usted, y tenga comunión plena y eterna con Dios. Debe vencer la tibieza, el orgullo, la autosuficiencia, y pagar el precio. Él promete sentarlo con Él en su trono. Reinaremos con Cristo (Ap 20:4). No encubra su estado, es inútil, Él lo conoce. Mas bien reconozca su condición, compre de Cristo, vístase de Cristo, que Cristo le abra los ojos. Él vino a abrir los ojos de los ciegos. Clame a Dios, anhele hacer más para Él, sea celoso por su casa, arrepiéntase. Esta es la iglesia y el pueblo que Dios bendecirá.
La promesa es solo para los celosos, no para los tibios, solo para los que arden por Cristo. Si sigue en su tibieza, será vomitado por el Señor: “Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca”.
X SU GRACIA: Comunidad Cristiana.
Escucha el sermón del domingo (26 de Septiembre de 2021): «¡VOMITADOS POR EL SEÑOR!».
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